jueves, 19 de marzo de 2015

Libertad de expresión.

Con mucha frecuencia hablamos de la libertad de expresión, y si bien es cierto que se ha avanzado mucho en este tema, también lo es que aún falta mucho por hacer. No obstante hay una óptica que poco atendemos en este rubro, que es la responsabilidad que tiene la audiencia ante los medios.

El público tiene la responsabilidad de analizar lo que lee, oye y ve desde el combes de la verdad, de la lógica, del sentido común y de los intereses que están atrás de los medios y sus presentadores. Todos los medios, hasta los independientes, están sujetos a un interés o conjunto de intereses que inciden en lo que presentan a la audiencia. Esto quiere decir que no todo lo que leemos, oímos o vemos en los medios obedece a la verdad. Obedece a sus intereses pero no a la verdad. No obstante los medios para tener credibilidad, necesitan presentar información verosímil aunque no verdadera. Entre más se parezca la noticia a la verdad, más creíble será para la audiencia.

La verdad -lo idéntico a la realidad, a lo que las cosas son- no la suelen presentar como algo frío, lógico, carente de pasión, de sensibilidad emotiva. La verdad, porque no estamos acostumbrados a ella, nos parece ajena, distante, inhumana. Por el contrario, lo verosímil es novelesco, emotivo, incendiario, humano. Un medio o presentador que no le inyecte pasión a la noticia, por muy verdadera que esta sea, perderá audiencia debido a que su público preferirá al medio y presentador verosímil que tenga la capacidad de hacer de la noticia una novela. No importa que la noticia este tergiversada, manipulada, lo que importa es que sea coherente con la forma de presentarla y que satisfaga las frustraciones y necesidades de la audiencia.

Tomemos como ejemplo el Twitter de Jorge Ramos: “Lógica mexicana: Descubren conflicto de EPN, su esposa y Videgaray en compra de casas. ¿A quién despiden? A los periodistas que lo descubren”.

El Twitter es verosímil. No verdadero, pero si verosímil. Jorge Ramos no investigo. No se entrevistó con Joaquín Vargas y Carmen Aristegui. No analizo si el despido es justificado ni las causas del mismo. No tomo en cuenta el hecho de que Carmen Aristegui dispuso de los activos de la empresa sin la anuencia del dueño. Y si investigo, entonces falseo la información, lo que es peor. Y no creo que Jorge Ramos, en aras de un Rating que le dé un mejor posicionamiento comercial y político, llegue a eso. Más bien pienso que lo que hizo fue capitalizar un evento y escribir 140 caracteres que tuvieran la capacidad de satisfacer las frustraciones y necesidades de su audiencia.

Esta forma de escribir le ha brindado a Jorge Ramos una gran audiencia en la comunidad hispana de Estados Unidos. Cuando entrevistaron a un taxista de Miami sobre el porque le gusta y sigue a Jorge Ramos, éste contestó: “Es que es uno de los nuestros, pone nervioso al poder”. Esto, claro está, es lo que a él y a muchos les encantaría poder hacer: poner nervioso al poder. Los débiles buscan acceder al poder no para ejercerlo, sino para minarlo.

La prensa explica, la radio informa y la televisión muestra.
Otro de los temas que son responsabilidad de la audiencia es entender que la prensa explica lo que quiere explicar, la radio informa lo que quiere informar y la televisión muestra lo que quiere mostrar, amén de que la prensa gana más por lo que no explica, la radio por lo que no informa y la televisión por lo que no muestra. Nada de lo que leemos, oímos o vemos en los medios esta ajeno a un interés político o comercial, ni por parte del medio ni de su presentador. Ambos, medio y presentador, tienen como objetivo detectar como piensa y siente su audiencia, y en función de ello y de sus objetivos como empresa y presentador, incidir en el comportamiento de la audiencia a través de una frase que dispare el botón de una emoción irracional.

Así, pues, nuestra responsabilidad como audiencia es leer, escuchar y mirar lo que los medios nos presentan desde los ojos de la razón, de la lógica. Preguntarnos quien gana y quien pierde con la forma en que se presenta la noticia. Preguntarnos si la noticia es verosímil o verdadera.

La diferencia entre una y otra es tan simple y tan obvia que la pasamos por alto. La verdad presenta hechos, dejando la responsabilidad del análisis a la audiencia. La verdad no busca imponer un criterio ni normar opinión. Busca informar y que sea el otro -el que lee, escucha y mira-, el que norme un criterio y tome una posición. Por el contrario, lo verosímil siempre trata de normar opinión. Presenta las noticias pre digeridas para que el otro no las tenga que masticar. Es como si le dijera: no pienses, nosotros pensamos por ti y lo hacemos tomando en cuenta tus frustraciones y necesidades.

Hemos avanzado mucho en lo referente a la libertad de expresión, pero muy poco en la responsabilidad que tenemos ante nosotros mismos y los demás de analizar lo que los medios y sus presentadores nos brindan como información.

 

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