martes, 29 de diciembre de 2020

Verdad, realidad e intepretación.

Verdad y realidad son conceptos que con frecuencia nos llevan al error, aun cuando en nada se semejan uno y otro. La realidad es objetiva, extrínseca y ajena al individuo; la verdad es intrínseca, subjetiva y propia a al individuo.

La realidad obedece a lo que las cosas son; la verdad, a lo que la persona es.

Huelga decir que lo que la persona es, está más allá de la interpretación que esta haga de la realidad. Las tres: realidad, verdad e interpretación; son cosas disímbolas y ajenas entre sí.

La realidad es exógena, la verdad, endógena.
La verdad obedece al sujeto, a lo que la persona es. A eso que intrínsecamente ha buscado, busca y buscará aun cuando no esté consciente de ello. Razón que explica el por qué toma y ejecuta una serie de decisiones y acciones que son, inexplicables al principio, entendibles al final.

Por ejemplo, ese individuo, hombre o mujer que intrínsecamente se siente mejor solo que acompañado, se saboteara a sí mismo cuando esa relación que nació como transitoria, toma visos de formalidad. Así, sin estar consciente de porque hace lo que hace, realizará una serie de acciones que provocaran incomodidad y/o alejamiento de su pareja, de tal suerte que cuando la pareja se vaya, se dirá a sí mismo: fue mi pareja y no yo el que termino la relación… Inexplicable al principio, entendible al final.

La verdad púes, no tiene que ver con la interpretación que la persona hace de su mundo, sino con lo que la persona es. Si usted desea acceder a la verdad, a ese árbol de la sabiduría que mora en su interior, pregúntese a sí mismo que es lo que quiere y cuanto quiere lo que quiere. Ojo, lo que quiere, siempre le ayuda a crecer, lo que desea, a contraer.

Es importante anotar que eso que intrínsecamente quiere, lo quiere desde siempre. El problema es que poco o nada se observa y poco o nada se piensa, no obstante, si analiza la razón primera y última de sus actos descubrirá que hay cosas, que más allá del sacrificio que ha tenido que hacer por ellas, no le han dolido pagar, mientras que otras, aun sin sacrifico, le han costado mucho.

Esas que no le han dolido pagar son las que intrínsecamente quiere.

Recién me decía un amigo que le costaba mucho trabajo tener que ir a la oficina. Yo, que le conozco de años sé que lo que en realidad detesta es el tener que rendir cuentas de sus actos. Este no rendir cuentas de sus actos es lo que lo llevo al divorcio y a mantener su soltería e independencia de criterio.

El dueño de la empresa (que también es amigo mío y que me consulto sobre la mejor forma de dirigir a Fernando), lo acota con tiempos y fechas compromiso, lo cual es lo único que Fernando ni ningún otro creativo pueden tolerar. Lo paradójico de todo esto es que la única forma de dirigir a un creativo es acotándolo con tiempos y fechas compromiso.

Si Fernando se pensará un poco más, se tomaría un tiempo para aislarse y crear una serie de productos y/o servicios que, colocándolos en el mercado correcto, le darían la libertad que busca sin demerito de su responsabilidad pecuniaria.

Así pues, la verdad no tiene que ver con lo que nos dice la pareja, los padres, hijos, hermanos, socios o amigos. La verdad tiene que ver con lo que somos, queremos y necesitamos. No con lo que deseamos, si con lo que queremos. Confundir lo que deseamos con lo que queremos nos lleva al error y a la equivocación.

En la vida son más los deseos que las necesidades… Deseos hay muchos, necesidades, muy pocas. El deseo habla de sus vacíos, las querencias, de sus necesidades. Los primeros nos destruyen los segundos, nos construyen.

Permítame darle un ejemplo masculino. El hombre, ser que gravita más hacia el hacer que hacia el ser, fantasea con un carro deportivo, sobre todo cuando entra a esa edad en que hasta los señores le dicen señor.  

Lo que tiene que hacer antes de comprar un carro deportivo que no lo va a hacer más atractivo para nadie, es construir una personalidad que lo haga interesante por su psique y por su saber. Y si después quiere darse el lujo de comprar el carro, que lo haga. Este será un gusto que se está dando, pero no más.

Realidad de los objetos; realidad de los sujetos.
La realidad de los objetos es escueta. Los objetos, nada más son, y si bien es cierto que construimos interpretaciones que justifiquen nuestro querer y hacer respecto a estos, también lo es que, satisfecha la justificación, pierden su valor… Razón por la que al paso del tiempo podemos regalar sin afectación alguna, lo que ayer atesorábamos.

Los objetos son lo que son, independientemente de los valores o atributos que nosotros les brindemos. La dimensión que nosotros le damos a los objetos está subordinada a la edad, experiencia y sabiduría de la persona. Entre más sabia es la persona, más objetiva el objeto (lo ve como lo que la cosa es: un objeto). Por el contrario, entre menos sabia es, más subjetiva al objeto (le da valores y atributos que el objeto no posee).

No acontece lo mismo con los sujetos. La realidad de estos es más compleja. No porque los sujetos lo sean. Estos son simples, llanos y transparentes. La relación es compleja debido a la subjetividad con la que leemos, tergiversamos y modificamos al otro en nuestro interior.

No nos damos cuenta de lo que el otro es y quiere debido a que nuestras ganas de que la persona en cuestión quiera lo que nosotros queremos en la forma en que queremos, nos obnubila la mente al grado que modificamos lo que el sujeto es y quiere en aras de una fantasía que nada tiene ver con su realidad.

Si algo nos ha enseñado la vida es que la gente hace las cosas por sus razones, no por las nuestras. Nos es menester aprender a poner distancia emocional del sujeto en cuestión, sin importar si este es nuestro padre, hermano, pareja, hijo, socio o amigo. Esto nos permitirá observar lo que la proximidad afectiva no nos deja ver, en la inteligencia de que lo importante no es juzgar, sino entender.

Observe a sus hijos, descubrirá que estos están muy lejos de usted, tanto por la brecha generacional, como por lo que persiguen y desean. Por supuesto que sus hijos le quieren, pero el hecho de que lo quieran no significa que van a dejar de ser lo que son para darle gusto a usted, amén de que entre más crecen, más extraños serán para usted, no porque lo sean, sino porque construimos en nuestra mente unos hijos que no tenemos.

Todo cambia cuando observas y entiendes lo que el otro es, justo en ese momento es cuando empiezas a crear una relación fructífera y sana. Por ejemplo, cuando observas a tus hijos entiendes que lo normal es que vean por su pareja e hijos y no por ti. La vida nunca ve hacia atrás y, los padres, nos guste o no, representamos el atrás.

¿Está mal? No, por supuesto que no. El instinto ve hacia adelante, el ideal, hacia atrás. Lo que está mal es que creamos y esperemos lo contrario.

Uno de mis socios sufrió recientemente un accidente que casi le cuesta la vida. El accidente le ayudo a refrendar lo que ya hacía, darle más importancia a la forma de Ser que a la forma de Hacer. La frase que le distingue es: si el negocio lo haces con la persona correcta, es negocio… Y esto aplica en todo, en el matrimonio, en la amistad, en los negocios y en esa suma de etcéteras del convivir humano.  

Es menester entender que el sujeto es y que en su es no hay maldad, negligencia o falta de interés. Todo lo que hace es obsecuente a su esencia, aun cuando no esté consciente de ello.

En síntesis, una es la realidad de los objetos y otra la de los sujetos. El objeto es una cosa y como tal tiene un valor funcional, no más. El sujeto posee un es y es precisamente su es lo que le hace ser relevante en nuestro transitorio coincidir. Podrá cambiar la coincidencia, pero no su valor, ya que siempre habrá coincidencias en las que sume al es de otro. Todos somos una suma coincidente en él es de otra persona.

Interpretar es para el ser humano lo que para el ave volar.
La interpretación es la herramienta que usamos para contar historias que nos expliquen a nosotros y al mundo. El problema es que hemos hecho de la interpretación una verdad, cuando esta nada tiene que ver con la verdad. La interpretación está subordinada a nuestro devenir y entorno. Cambia tu entorno, cambia tu interpretación.

Nadie nace judío, católico, alemán, protestante, francés o musulmán. Todos al nacer somos humanos, después nos inculcan historias que nos hacen tomar nacionalidades y religiones que nada tienen que ver con el acto de ser humano. Todas esas historias son interpretaciones obsecuentes a una geografía, raza y cultura. Interpretaciones que nos alejan de nosotros mismos y de la realidad.

Si lo que usted desea es mejorar su accionar, es menester que coteje su verdad (lo que usted es y quiere) con lo que le exige la realidad. Esto le permitirá hacer las adecuaciones correctas, tal como se explicó en el ejemplo que mencione líneas arriba.

También es de suma importancia cotejar sus historias o interpretaciones con la realidad de los objetos y de los sujetos. Esto le hará ser más asertivo y efectivo.

Recuerde que se decide desde la realidad, se dirige desde el poder y se vende y opera desde la fantasía.

Nos leemos en el siguiente artículo.

martes, 15 de diciembre de 2020

Obedecerse a sí mismo.

Solo obedece a los demás, el que no puede obedecerse a sí mismo. 

Todo lo vivo es obediente.
El león se obedece a sí mismo para poder ser león. La planta se obedece a si misma para poder ser planta, lo mismo acece con todas las cosas vivas, se obedecen a sí mismas para poder ser lo que son. Con los seres humanos no sucede así. Se nos educa desde la cuna para obedecer a los demás, pero no a nosotros mismos.

Los padres necesitan hacer que sus hijos los obedezcan para poder protegerlos de sí mismos, ya que es muy difícil que en la puericia puedan dimensionar los riesgos a los que se enfrentan. Así, pues, no está mal que los hijos obedezcan a sus padres, lo que está mal es que los padres no les enseñen a sus hijos a distinguir cuando deben obedecerse a sí mismo y cuando a los demás.

El problema de raíz es el hecho de que los padres no les pueden enseñar a sus hijos lo que no saben, ya que estos no solo no saben obedecerse a sí mismos, sino que además se han pasado toda la vida obedeciendo a los demás, lo cual, por si fuera poco, les ha brindado reconocimiento y aceptación social… Así, pues, ¿Por qué tendrían que obedecerse a sí mismos si todo está diseñado para obedecer a los demás?

Este no obedecerse a sí mismo es algo que en el círculo de las generaciones se transmite de padres a hijos. De hecho, hay padres que hasta se sienten orgullosos de lo bien portados que son sus hijos, lo cual les debiera preocupar en demasía, ya que estarían criando hijos subordinadamente subordinables, es decir, gente que esta convencida que tiene que hacer lo que se le comanda, aun cuando su yo interno este en contra de ello, lo que a la postre genera una frustración e irrealización mayúsculas.

Solo se puede obedecer a si mismo aquel que sabe cuándo y cómo hacerlo.
Para poder obedecerse a sí mismo es menester aprender a pensar. Piensa aquel que sabe porque piensa lo que piensa, siente lo que siente y hace lo que hace. Sabe pensar aquel que gobierna su mente en lugar de que esta le gobierne a él. Si usted no dirige su pensar, sentir y hacer, es porque usted esta robotizado, es decir, hace las cosas sin saber la razón primera y última de porque las hace.  

Al cerebro es menester enseñarle a pensar, lo cual se dificulta si la persona nunca le ha puesto orden a ese errático y disperso imaginar que tiene el cerebro y que hace que nos desgastemos en cosas inútiles y fatuas. Recuerde que pensar que se piensa no es pensar, es imaginar, cosa que el cerebro hace muy bien, ya que está hecho para eso, es decir, para la fantasía, el chisme y el rumor. El cerebro cuando no se le educa, toma las cosas tal como se las dicen, sin analizar nada, sin descartar nada.

¿Por dónde empezar?
Lo primero que debemos hacer es educarnos a nosotros mismos.
Por razones de trabajo me es fácil llevar al otro a un análisis de su pensar, con la intención de que sea él el que descubra que tanto está pensando lo que piensa. 

Es tan contundente la lógica que uso para llevarlos a que descubran su no pensar, que no les queda otra que aceptar que no lo están haciendo, lo que los lleva a prender las alarmas que les permitan regir su cerebro. No obstante, la realidad es que el hábito pesa mucho, por lo que en cuestión de minutos regresan a hacer lo mismo.

Uno de ellos me confesaba: Qué difícil es esto. Es frustrante darse cuenta de que no sabemos pensar. Cuando me doy cuenta de que divago, hago un alto, corrijo mi pensamiento y retomo lo que debo pensar, para darme cuenta en momentos que estoy divagando otra vez. Pensar es un hábito que no hemos desarrollado y que nadie nos enseña a desarrollar.

Los padres se deben educar a sí mismos para poder educar a sus hijos.
Mi recomendación es que tomen un tema en conjunto con alguien más y que hagan un esfuerzo de no abandonar la sala o lugar de reunión hasta que el tema lo hayan agotado. Se recomienda que el tema sea ajeno a ustedes. Ya sea el análisis de una película, de las elecciones de un pais, de la vacuna del COVID o de lo que ustedes gusten, pero ajeno su quehacer biográfico.

El objetivo de este ejercicio no es ver quien tiene la razón o quien gana el debate, sino que cada una de las partes fundamente sus argumentos, basándose en la lógica, en los hechos y no en las opiniones o decires de reporteros o terceras personas. Por ejemplo, nadie en su sano juicio cree que Donald Trump esta interponiendo demandas de fraude para boicotear las elecciones. Lo que esta haciendo es negociar su posición dentro del partido Republicano, al tiempo que negocia inmunidad para él y los suyos.

Aprender a pensar es aprender a analizar y a ver más allá de lo obvio, no solo en lo concerniente al entorno, sino a nosotros mismos.

Un directivo de una empresa que se vio afectada por la contracción económica, fue promovido a otra plaza. El Directivo (padre soltero) en cuestión tiene un hijo que cursa sus estudios primarios. La pandemia obliga al hijo a estudiar vía remota, lo cual puede hacer en cualquier parte, sin embargo, lo lógico es pensar que un cambio de ciudad, con una cultura ajena a la de él y sin poder conocer amigos, le cobrará la factura tanto a él como al padre. La probabilidad de que el directivo en cuestión eche raíces en su nueva locación es minúscula, lo cual no esta mal, lo que está mal es que él y la empresa crean lo contrario.

Pensar siempre nos hace evidentes aquellas cosas que por obvias minimizamos o pasamos de largo. Lo paradójico de esto es que son las que siempre nos causan más estupor, rabia o frustración en el momento en que acaecen. Pensar nos ayuda a no engañarnos y a no caer en los túneles o engaños de nuestra mente.

Entre más repita el ejercicio arriba mencionado, más fácil le será desarrollar el hábito del pensamiento, lo cual le brindará más y mejores herramientas para obedecerse a sí mismo, amén de que también le ayudará a mejorar su capacidad de análisis y a identificar los argumentos lógicos (no rebatibles) que le permitirán que el otro, aunque sea a regañadientes, acepte que usted se obedezca a sí mismo y no a él.

Recuerde que entre más contundente sea la lógica de su argumento, menos posibilidad tendrá el otro de rebatir.

Este es un ejercicio que se tiene que hacer diario. Empiece por temas ajenos a su biografía. Cuando ya haya desarrollado la habilidad de pensar lo que piensa, migre a temas que competan a su quehacer biográfico, pero siempre en compañía de su par, para que éste le ayude a discernir cuando este usted dándole razones a su razón.

Cuando este estadio este dominado, repita el ejercicio, pero ya sin la compañía de su par. Dese el tiempo para analizar, en silencio y soledad, casos ajenos a usted y casos propios a su biografía. Tome un tema, el que usted desee, y agótelo. No se permita desviaciones ni autoengaños de la conciencia. Llegue a una conclusión y después repita el caso con su par y coteje el proceso y el resultado...

Esto le hará ver que tan apto esta para hacer el análisis usted solo, que es a la meta a la que usted debe llegar.

Entre más haga usted esto, más fácil le será llegar a la esencia de las cosas y a esgrimir argumentos que no solo le harán más fácil obedecerse a sí mismo, sino que además le va a ayudar a que el otro u otra entienda que lo que está haciendo está bien. Algo que probablemente no sea del agrado del otro, pero que no quiere decir que este mal.

Recuerde que a nadie le va a gustar el que usted se obedezca a si mismo, ya que estamos acostumbrados a obedecer y a que se nos obedezca, ya sea a través de la compensación monetaria, la persuasión emotiva, el enojo, el chantaje o el miedo. 

Sin duda al principio va a ver en sus relaciones más desencuentros que encuentros, sin embargo, la realidad es que al final van a ganar todos, ya que el otro o la otra siempre sabrá que esperar de usted.

Contra lo que usted puede creer, siempre es mejor obedecerse a sí mismo que a los demás.
Las personas que se ven obligadas a obedecer a los demás (esposo, esposa, familiares, jefes, amigos y demás etcéteras), cargan un nivel de frustración mayúsculo, ya que se ven en la necesidad de hacer todo aquello que intrínsecamente no quieren hacer.

La frustración los instala en el rol de víctimas, lo que a la postre los terminará convirtiendo en victimarios, ya que es la única forma en que le pueden cobrar a los demás lo que estos les obligan a hacer. La agresión de estas personas es psíquica. Agreden a través de ensalzar su sacrificio, del chantaje emocional. Lo que buscan es que el otro se sienta mal, ya sea inspirando lástima o haciendo que el otro se sienta culpable por no satisfacer las necesidades de su victimario (a esto le llaman solidaridad).

Es importante anotar que como la gran mayoría se han instalado en el rol de víctima, la sociedad ha enaltecido hasta el absurdo el concepto de la solidaridad, no obstante, la realidad es que si a la gente se le hubiese enseñado a obedecerse a sí misma y a entender cuándo debe obedecerse a sí y cuando a los demás, la solidaridad perdería su razón de ser ya que lo que la gente buscaría de manera natural es la subsidiaridad.

A los hijos es menester guiarlos, entendiendo que guiar no solo es dirigir. Es enseñarles a pensar, a que entiendan porque piensan lo que piensan y sienten lo que sienten. Enseñarles que los seres humanos gravitamos de manera natural hacia la fantasía y que a nada teme más el ser humano que a la realidad, por lo que es de suma importancia que identifiquen, procesen y dirijan la realidad, pero sin que tengan que hacérsela patente a los demás.

Enseñarles lo que el ser humano es y que no está mal ser como uno es, lo que está mal es dejar que lo que uno es sea lo que nos gobierne, cuando somos nosotros los que tenemos gobernar lo que somos.

Cuando a los hijos se les enseña a obedecer sin enseñarles el porqué de esa obediencia y sin darles oportunidad de refutar con razones lógicas y sustentables el porqué de sus objeciones, lograremos crear individuos que además de ser subordinadamente subordinables, crecerán con una frustración e irrealización que los llevara a ser grandes consumidores.

Los mercados viven gracias a todos esos que aprendieron a obedecer a terceros y no a sí mismos. Estos necesitan consumir y lo hacen pensando que tener lo que tiene el otro, los va a semejar al otro. Nada más lejos de la realidad, lo suyo es una interminable caída del vacío en el vació, ya que nada sustituye la capacidad de obedecerse a sí mismo.

El pretexto siempre oculta la causa.
Le dejo, a manera de despedida, un truco muy sencillo...
Escúchese hablar y escuche a los otros. Descubrirá que tanto usted como ellos se escudan en mil y un pretextos para no hacer las cosas, cuando la realidad es que el pretexto solo sirve para ocultar la causa…

La causa real es que no quiere hacer las cosas, pero como no sabe obedecerse a sí mismo, se ve en la necesidad de decir que sí va a hacer lo que no quiere hacer…, y como lo más probable es que termine no haciendo las cosas tal como se las pidieron, usara un pretexto que le servirá para ocultar la causa.

Entre más se obedece la persona a sí mismo, menos pretextos usa.    

 Nos leemos en el siguiente artículo.

jueves, 3 de diciembre de 2020

El mito del coaching.

Saber mucho de algo, no me convierte en ese algo.

Las empresas, fiel reflejo de la sociedad, son amantes de las modas (modus = manera, medida; lo de hoy). Hoy lo que está de moda es el coaching, y si bien es cierto que cada una de las nuevas modalidades que salen al mercado se ve en la necesidad de superar a las precedentes, también lo es que esta (el coaching) adolece lo mismo que las anteriores, están centradas en lo exógeno (en el hacer), no en lo endógeno (en el yo). 

Forma de Ser versus Forma de Hacer. 
Es más importante la forma de ser que la forma de hacer. La forma de hacer se aprende, la de ser se es. No obstante, él es se puede modificar, pero no con el coaching ni con ninguna otra herramienta que este orientada a mejorar el hacer del individuo. Esta es una mejora cosmética, pero no real. 

El coaching ha ayudado a mejorar la eficiencia de las empresas, sin embargo, esto no asegura su permanencia. Las empresas que no innovan fenecen, ya sea por el ciclo de su producto, madurez de su mercado o por la creación de productos sustitutos que cambian de la noche a la mañana la estructura del mercado. 

Una empresa está compuesta de mil y un negocios: el de operaciones, el de tesorería, inventarios, calidad, atención a clientes, nómina y toda esa suma de etcéteras que conforman el hacer de una empresa. Todos esos son negocios operativos, indispensables para la diaria ejecución, pero insuficientes para lograr la trascendencia de la empresa. 

Como todos sabemos una cosa es operar negocios, otra dirigir negocios y otra más, crear negocios. El negocio del negocio de toda empresa esta en la creación. Una empresa que se centra en la operación y no en la creación, está condenada a desaparecer. Lo único que tiene que hacer es darle tiempo al tiempo y un día, cuando cambie el mercado, la competencia, la tecnología o la moda, quedará fuera de él.  

La operación de negocios incide en el 80% de los costos y en el 15% - 20% de las utilidades; 
La dirección de negocios incide en el 15% de los costos y en el 30% de las utilidades;
La creación de negocios en el 5% de los costos y en el 50% de las utilidades.
 

La operación de negocios se circunscribe a administrar inercias;
La dirección de negocios a reorientar inercias;
La creación de negocios a crear inercias, y son estas, las nuevas inercias, en donde esta el negocio del negocio de una empresa.
 

Perfil Antropológico del Operador de negocios.
El operador de negocios le da una alta importancia a la preparación técnica, a los grados académicos y a los idiomas. Son especialistas con habilidades de especialistas, de tal suerte que se les dificulta mucho ver más allá de la frontera de su especialización.
 

Son personas que están centradas en los Cómo´s procesales, ignorando de lleno los Qué´s trascendentales (objetivos de negocio).

Los Que´s trascendentales están en el extrarradio de la mente del Operador de Negocios. No están en su mente, lo cual es preocupante ya que el negocio está en los Qué´s, no en los Cómo´s.
 

Para el Operador de Negocios no hay nada más salvífico que la rutina. Necesita repetirse un día sí y otro también. El coaching le ayuda a mejorar su rutina, no a cambiarla. Y lo que la empresa necesita es crear, cambiar y eficientar rutinas.

Para el Operador de Negocios el coaching es muy importante. Este, amén de hacerle sentir que la empresa lo considera, le ayuda a mejorar la eficiencia de su trabajo, pero si lo que el empresario esta buscando es crear una cultura de negocios, el coaching no es la solución.
 

Perfil Antropológico del Director de negocios. 
El director de negocios es un recreador. Observa, analiza, estudia el negocio, sus productos, estructuras, procesos y formas. Cuestiona todo el hacer no con el ánimo de criticar sino de buscar nuevas y mejores formas. Su motor no es la creación, es la recreación. Reorienta inercias con un solo objetivo en mente: lograr una mayor rentabilidad de los activos. 

El Director de Negocios tiene sentido de negocios y del dinero. Todo lo analiza desde la óptica costo – beneficio. Es un especialista con habilidades de generalista. No pretende saber más que el financiero, el de recursos humanos, materiales y demás áreas de la empresa. Lo que le preocupa y ocupa es rodearse de gente que en su área sepa más que él. 

El Director de Negocios ve el coaching como un soporte. No para él, si para su gente. No espera que el coaching incida en el posicionamiento futuro de la empresa, pero si en la rentabilidad del ejercicio. 

Consciente de que todo se da por contagio, se rodea en su ámbito social de gente que sepa de negocios. Gente que lo lleve a ver más allá de lo que él ve. Es un acopiador de información. Para él lo más importante no es ser el gestor de las ideas sino el capitalizador de las mismas. 

Perfil Antropológico del Creador de negocios. El creador de negocios es una persona que siempre está analizando las oportunidades de negocio que existen en su empresa, mercado y entorno. Para él lo importante no es lo hostil o favorable del entorno, sino las oportunidades que en ello hay. 

Tiene la capacidad de ver y pensar lo que nadie ve y piensa, lo que le hace llevar sus activos más allá de su concepción original.

 La personalidad del creador es atípica. Suele ser taciturno, retraído, centrado en si mismo. Le tiene sin cuidado la opinión y el sentir de los demás, salvo cuando estas le ayuden a ver y a capitalizar una oportunidad.

 El creador, a diferencia de los otros perfiles, vive en crisis consigo mismo. Su ejercicio de dirección está orientado hacia el ocio. Atiende lo trascendental del negocio con la intención de delegar la dirección y la operación a aquellos que, en ello, están más capacitados que él. Esto le permite crear espacios de reflexión y creación, consciente de que día que no cambia, día que retrocede. 

Información, formación, transformación. Todos estamos expuestos a una ingente cantidad de datos inútiles. Datos que solo sirven para hacernos sentir que tenemos la información del momento, aun cuando ese tener los datos, no tenga utilidad alguna. 

A esto hay que agregarle la forma en que cada uno de los perfiles valora los datos:
Para el Operador de negocios lo importante es estar al tanto de cuanto dato sea posible, sin importar si este obedece o no a lo que le compete. Necesita sentir que está en todo;

El Director de negocios es más selectivo. De todos los datos del entorno, toma solo los que le competen a él y a su negocio;

El Creador de negocios vive ajeno a la gran mayoría de datos que arroja el entorno. Se enfoca única y exclusivamente en aquellos que indican una tendencia de negocio o una oportunidad. 

El uso ordenado de los datos genera información para la decisión y para la correcta ejecución o aplicación de estas, lo cual es de suma importancia, ya que la ejecución reiterada de algo genera un proceso de transformación (trans - formación = algo que va más allá de su forma) del yo.

La trans – formación del yo puede ser virtuosa o viciosa. El trabajo y esfuerzo que se requiere para una y otra es el mismo. Es el individuo el que decide su propia transformación, ya sea tolerando su forma de ser o exigiéndose a si mismo una nueva forma de ser.
 

En las empresas se gasta mucho dinero en adiestramiento, capacitación, coaching y toda esa suma de terapias ocupacionales que además de ayudar, sirven como catarsis para la gente, no obstante, son terapias que no inciden en el yo del otro. 

En lo que se enfocan las empresas más exitosas es en el yo del otro y esto solo se logra a través de la formación. Formar es llevar al otro más allá de su forma), para para ello, es menester que esta quiera querer.

Para lograr el querer – querer del otro, es menester crear los marcos de referencia que lo lleven a descubrir en él la necesidad de trans - formarse; el entorno que lo incite a ello y los indicadores de medición y negocio que lo conminen a hacer las cosas. 

Todo aquello que no incida en el yo del otro es terapia. Útil como catarsis, inútil como negocio, tanto para el individuo en sí como para la empresa. 

Escriba usted su nombre completo y al final de este agréguele las siglas S.A. de C.V. En otras palabras, usted trabaja para sí mismo en las instalaciones de una empresa, pero al final, para sí mismo…

Me despido con una pregunta:
¿Qué está haciendo para lograr su propia trans - formación y con ello la generación de valor de su S.A. de C.V., personal?

Nos leemos en el siguiente artículo.