martes, 31 de octubre de 2023

La destrucción creativa.

 El mundo entra, cada determinado tiempo, a un proceso de reacomodo estructural. La intención de estos procesos es erradicar la desigualdad, equiparar oportunidades y generar mejores condiciones de estabilidad y desarrollo.

El proceso, aunque necesario, no dejar de ser errático, pues si bien es cierto que hay un reacomodo cupular y una mejora en la estructura social, también lo es que al paso del tiempo se imponen los mismos males que deseaban erradicar.

Esto no quiere decir que los cambios no sean positivos, lo son, pero nunca en la medida que se pretendía de origen. La pobreza es el mejor ejemplo de ello. Previo al siglo XX, el 90% de la humanidad vivía en estado de pobreza. En la actualidad solo el 18% vive en ella, amén de que la de hoy, en nada se equipara a la pobreza de subsistencia que imperaba en los siglos previos al XX.

Otra variable que ha mejorado gracias a estos reacomodos estructurales es el de la desigualdad. Los jóvenes de hoy tienen muchas más oportunidades de mejorar su calidad de vida que la que tuvieron sus padres. A finales del siglo XIX y principios del XX, el 80% de la población trabajaba en el empleo doméstico, en las minas o en el campo.

Cuando el proceso de reacomodo estructural termina bien, el siguiente proceso se dará al paso de muchas décadas. Cuando termina mal, a los pocos años del primero. Un ejemplo de ellos son las dos grandes guerras. La Segunda Guerra Mundial fue para corregir los errores de la Primera.

Los cambios estructurales se gestan a través de cuatro fenómenos. Huelga decir que entre más fenómenos incidan en el cambio, más dramático y doloroso es el proceso.

Fenómenos que inciden en cambio estructural:
Guerras masivas; Transformaciones tecnológicas; Estados Fallidos; Pandemias.

Guerras masivas.
Estas obedecen a las cúpulas y se gestan para cambiar al grupo que está en el poder. Es una lucha entre elites que se extiende en geografía y tiempo en función del poder y recursos de los contendientes.

Huelga decir que el pueblo no crea guerras, crea revoluciones, no obstante, el principio que rige ambos movimientos es el mismo: a mayor derramamiento de sangre, mayor cambio.

La Revolución francesa, aunque violenta, tuvo un menor derramamiento de sangre que la rusa, lo que permitió que la casa reinante regresara al poder. No paso lo mismo en Rusia. En esta no solo eliminaron a toda la casa reinante, sino que además acabaron con todos los grupos de poder que rodeaban al Zar (a mayor derramamiento de sangre, mayor cambio).

La Primera Guerra Mundial fue una guerra entre primos, y si bien es cierto que fue extraordinariamente violenta (diez millones de muertos), también lo es que el cambio radical se dio hasta la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando murieron los imperios y nacieron los estados. El costo, 60 millones de muertos.  

Lo paradójico de las guerras masivas no es solo el costo (derramamiento de sangre), sino que estas terminan siendo el caldo de cultivo de las siguientes. Los objetivos de estas guerras son: cambiar al grupo que está en el poder; equiparar oportunidades, combatir la desigualdad y crear mejores condiciones de estabilidad y desarrollo.

Al crear mejores condiciones para la estabilidad, crean las bases para que mejore la economía y con ella las oportunidades de la población (lo que en principio disminuye la desigualdad). El problema de la economía es que ya una vez que está crece sostenidamente, crece con ella la desigualdad, lo que ineluctablemente crea la lenta simiente de la siguiente guerra masiva.

El mundo entro desde hace algunos años en un reacomodo estructural que se ha ido recrudeciendo. Tan es así que la guerra que estamos viviendo es mundial, solo que las armas son más financieras, tecnológicas y de mercado que de misiles y balas.

¿Vamos a enfrentar un problema balístico?
La respuesta es sí. Esperemos que sea menor, ya que los misiles que realmente dañan a la contraparte son financieros y de mercado.
  

Transformaciones tecnológicas.
Las transformaciones tecnológicas cambian la forma de trabajar y con ella el concepto de la relación laboral. Entre más radical sea la transformación más miedo genera en la masa laboral. Un ejemplo de ello fue el Ludismo. Movimiento que se gestó a principios del XIX y que consistía en destruir los telares industriales y las máquinas de hilar en aras de conservar el empleo.

Nuestra transformación tecnológica está en la Inteligencia Artificial (IA). Un cambio que excede todo lo visto. A está se le han añadido atributos que no posé, ya que una cucaracha siempre tendrá más inteligencia que el robot más avanzado. Esta sabrá en qué momento esconderse, huir o atacar. Un robot, por lo menos hasta lo que conocemos en este momento, no tiene esa capacidad.

Se estima que la IA reduzca sensiblemente el trabajo iterativo que hacemos los humanos, reduciendo en un 60% la plantilla laboral de las empresas. Esto va a generar cambios dramáticos en la relación laboral y fuertes presiones sociales en lo gubernamental.

Estados Fallidos.
Un estado fallido es aquel que no solo no brinda bienestar a su población, sino que además representa un riesgo para la seguridad internacional, tanto por la inestabilidad que genera en el entorno como por la enorme ola de refugiados que buscan asilo o trabajo en otros paises.

Condiciones de un Estado Fallido:
Altos niveles de criminalidad, delincuencia organizada e inseguridad ciudadana;
Altos niveles de terrorismo y/o narcotráfico;
Incapacidad de las fuerzas de seguridad para responder al terrorismo o al narcotráfico, así como la participación de estas en dichas actividades.
Altos niveles de informalidad y pobreza;
Crisis económicas, inflación y desempleo;
Incapacidad para suministrar servicios básicos y/o de salud a su población;
Sobrepoblación y contaminación;
Bajo porcentaje de personas con nivel de educación superior;
Alta cantidad de asentamientos irregulares;
Alta emigración cualificada (perdida de talento);
Mayoría de la población con primaria o secundaria incompleta;
Pérdida de control gubernamental en algunos territorios o perdida de territorio;
Uso e imposición de las fuerza de seguridad en los ámbitos civiles;
Incapacidad para responder económica e institucionalmente ante emergencias naturales y nacionales;
Incapacidad para interactuar con otros paises como miembro pleno de la comunidad internacional.

Haga usted su análisis e identifique cuantos de los estados que conoce pueden considerase fallidos o en tránsito de estarlo.

Pandemias.
Las pandemias se miden bajo el mismo principio de las Guerras Masivas, a mayor mortandad, mayor cambio. Lo cierto es que más allá del dolor que estas generan, el cambio que suscitan en la estructura y en la relación laboral es positiva: mejoran los salarios y las condiciones de trabajo.

Recién salimos de una pandemia y no está del todo claro lo que va a resultar, pero lo que ya es un hecho es que han mejorado los salarios y que el trabajo remoto va a ser cada vez más común.

Conclusiones:
Estamos viviendo un reacomodo estructural en el que se conjugan, en mayor o menor grado los cuatro elementos. En algunas naciones más que en otras, pero la afectación va a ser mundial.

Uno de los cambios inmediatos es que vamos a tener que aprender a vivir con una inflación de uno a dos puntos arriba de lo acostumbrado y con unas tasas de interés acorde a ellas. La globalización va a tomar nuevas formas (bloques y regiones) y los nacionalismos y populismos se van a exacerbar.

Ante este marasmo de incertidumbre que vamos a vivir, mi recomendación es que consideren que hoy, el uso que hagan de su tiempo y de su dinero, va a tomar más relevancia que nunca…

Los hechos están ahí. Nos corresponde a nosotros decidir.

Nos leemos en el siguiente artículo.

jueves, 26 de octubre de 2023

La búsqueda del estatus.

La búsqueda del estatus es una necesidad y una trampa. Necesidad en el inter de que defines tu personalidad; trampa cuando a falta de definición, vives inmerso en la búsqueda de un estatus que no te va a brindar lo que no tienes: identidad.

El orgullo está basado en lo que en hechos sustento de mí; la vanidad en la idea que quiero que los demás tengan de mí.

La persona que ya definió su identidad, que ya sabe lo que es, jamás habla de sí, de sus propiedades, bienes o saberes. Es un conversador que se dedica más a escuchar que hablar. No necesita demostrar nada, ya es. El estatus y símbolos de poder que acompañan a este, le son insustanciales. Estos no pueden sustituir lo que él es ni hacer lo que él hace. Su hacer es útil y silencioso. Trata, en la medida de lo posible, de pasar desapercibido. Se dedica a escuchar, observar, aprender y a mantenerse lejos del aparador.  

El que está en proceso de definir su identidad, se mostrara orgulloso y vanidoso. Orgulloso por lo que en hechos va logrando; vanidoso por lo que aún no es y desea que los demás piensen que es. La vanidad ira despareciendo en la medida en que vaya definiendo lo que es, ya que a partir de ese momento dejara de invertir tiempo y energía en lo que no le compete y a hacer alianzas con aquellos otros que saben y pueden lo que él no. Esos otros que le ayudan a ser mejor en lo que es, al tiempo que él les ayuda a ser mejores en lo que son.

Definirse es excluirse.
El problema de la definición es que ya una vez que te defines, te excluyes. Te haces dueño de tu definición y ajeno a todo lo demás, lo cual hace que tu mundo se circunscriba a una parcela muy pequeña respecto al mundo y gigante respecto a ti. Lo que tienes que decidir es si quieres estar en todo o en ti.  

El que llega a la edad adulta sin definir lo que es, se mostrara centrípeto, vanidoso y presuntuoso. La falta de identidad lo impulsara, como mecanismo inconsciente de compensación, a buscar el estatus y símbolos de poder que acompañan este. Constantemente hablará de sí y de sus aparentes logros, bienes, haceres y teneres. Vivirá tan de cara al aparador que le dará más valor al parecer que al ser. No olvidemos que el que no tiene identidad se vive imaginando que es ese otro yo que imagina que imaginan los demás.  

Su necesidad de reconocimiento lo hará rodearse de personas a las que apreciará más por sus halagos que por sus aportes. El problema de las personas que carecen de identidad es que, cuando la realidad los acota o la incapacidad por edad o enfermedad los alcanza, descubren que están más solos que nadie, ya que ni siquiera se tienen a sí mismos.

La búsqueda del estatus o necesidad de sobresalir es un proceso por lo que transita todo lo vivo. Es un impulso que nos impele a buscar y ganar un espacio en nuestro entorno, sobre todo en la infancia y adolescencia. Es una etapa en la que nos es menester diferenciarnos de los demás, ya sea por una cualidad, una capacidad o por nuestro ser, hacer o tener.

En el intervalo de la adolescencia a la edad adulta el impulso va perdiendo fuerza. No porque deje de ser importante, sino porque vas tomando conciencia que no puedes estar ni competir en todo. Es en un periodo de tiempo en el que defines esa parcela del mundo (identidad) en la que tienes todas las de ganar…, no a los demás, sí a ti mismo.

Avanzas en la vida y te vas dando cuenta que entre menos es la persona, más necesidad tiene de demostrarle a los demás lo que cree que es. Los que ya son, no dicen nada. Son los demás los que los buscan a ellos y no ellos a los demás.

Lo paradójico del estatus es que este siempre obedece más a lo que los otros piensan de ti que a lo que haces para buscarlo. Entre más lo buscas, más lo pierdes; entre más te defines, más lo logras.

Cierto que no todos apreciarán los que eres, pero los que lo hagan te darán un lugar que esta más allá de tu hacer y tener, ya que lo que realmente apreciaran de ti es tu ser…

Nos leemos en el siguiente artículo.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Caminando en círculos.

 Los seres humanos nos movemos en círculos. No nos damos cuenta debido a que nuestro horizonte de visión y acción es lineal y limitado. Lo cual no está mal. Obedece a nuestra natura. Esta en ella el que nos movamos en círculos. Permítame explicarlo…

Si usted abandona a una persona en la selva sin ningún aparato de geolocalización y sin conocimiento alguno de la posición de las estrellas, esta caminara las distancias que sean necesarias en aras de encontrar una salida que le permita llegar a la civilización. No obstante, lo que en realidad hará es caminar en círculos, regresando al mismo lugar una y otra vez. Tal vez no se dé cuenta debido a que no regresa a ese árbol, lado de la montaña, risco o arroyo que le sirvió de referencia, pero será, metros más, metros menos, el mismo lugar.

Este caminar en círculos es algo que nos acaece en todos los ámbitos de la vida. Lo que cambia, y es lo que hace que no nos demos cuenta, es el tamaño del recorrido, pero no su forma (círculo). A mayor capacidad de observación y análisis de nuestros patrones y modelos, mayor posibilidad de ampliar el círculo. A menor capacidad, menor posibilidad.

Por razones personales y de negocio he tenido la oportunidad de colaborar con una ingente cantidad de personas de diferentes ámbitos y oficios, observando no solo el tamaño de sus círculos, sino el recorrido de estos. La cercanía me ha permitido anticipar los obstáculos o piedras con las que es posible que se vuelvan a tropezar, ya que así lo han hecho en recorridos anteriores.

Nos han dicho que debemos levantarnos ante todo tropiezo. En lo personal pienso que esta sentencia está de más, ya que es un hecho que nos tenemos que levantar. Lo verdaderamente importante en este proceso es que el tropiezo sea en la dirección correcta, ya que para eso nos detiene la vida, para que podamos hacer un alto en el camino y analizar si estamos repitiendo, reduciendo o ampliando el círculo.

A nada tiende más el ser humano que al confort.
Debemos tomar en cuenta que el óbice que nos impele a no cambiar o ampliar nuestro círculo es el confort. Nos negamos a salir de éste o a ampliarlo debido a la seguridad. Buscar nuevos caminos implica arriesgarse o equivocarse.

Nuestros mayores nos decían que mas vale malo conocido que bueno por conocer. Esta frase que puede ser válida en ciertos momento, pierde validez cuando estas en esa edad en la que la ignorancia te permite explorar y cambiar todo (la ignorancia nos hace audaces).

Con el tiempo vas aprendiendo que el circulo se conforma por esos patrones de repetición que tenemos en todos los ámbitos del quehacer humano. Patrones que, al no identificarlos, nos llevan a repetirnos con el mismo tipo de personas en lo sentimental, social o empresarial.

Un cofrade al que tengo en alta estima intelectual y afectiva me comentó la siguiente sentencia, en un análisis crítico irónico que hizo de sí mismo: “repito patrones”. Esta notación es muy importante, ya que la mente que cuestiona es la única que se percibe a sí misma en el tiempo, y, por ende, la única que puede buscar respuestas para el futuro.

Otro que se distingue por su raciocinio y objetividad, se azoro de sobre manera cuando le mostraron una fotografía de su pareja con peluca, ya que en esta vio lo que no había visto antes o lo que no había querido ver: que su actual pareja es una copia fiel de la anterior.   

Todos, pues, repetimos patrones. Y si bien es cierto que obedecen a nuestra natura, también lo es el que podemos hacer un alto en el camino y analizar cuáles son los que debemos cambiar y cómo y con quien ampliarlos.

En este proceso de cambio es menester tomar en cuenta el ego y la realidad. El ego es un intento de la mente errada para que te percibas a ti mismo tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. El ego nos vive creando ilusiones respecto a nosotros mismos y los demás, por lo que no debemos olvidar que el primer paso para deshacer la ilusión es cuestionar su realidad. Es por eso por lo que se dice que en la vida nada es caro cuando sabes su precio, porque entonces ya decides si lo pagas o no.  

Es importante entender que, si decides no cuestionar la realidad de tus ilusiones, la probabilidad de que caigas en una espiral de círculos reducidos es muy alta, amén de que esto propiciará que te repitas una y otra vez en aras de demostrar (te) que no estás equivocado, lo cual ineluctablemente te llevará a reducir aún más tu círculo (opciones), e incluso a asociarte con personas que reducirán más tus posibilidades, ya que, por lo general, tendemos a ver el circulo de los demás más como esperanzador que como errático.

La mejor forma de romper nuestros patrones y por ende de ampliar nuestros círculos, es asociarnos con personas que tengan círculos más amplios, enriquecedores e interesantes que los nuestros. Círculos que nos hagan ver que hay mejores formas de hacer el recorrido, es decir, de lograr las cosas e incluso de lograr cosas diferentes.

No obstante, es menester estar alerta a los patrones en los que más nos repetimos, ya sea porque son los que más adrenalina nos generan (nos encanta el riesgo), los que más disfrutamos (por el placer que nos generan) o los que más esperanza nos crean (ilusiones). De los tres, este último es el peor de todos.

Les comparto, ya para terminar, una reflexión de uno de los cofrades de la Abstracción: tal vez lo que mas nos ayudaría a ampliar o mejorar nuestro círculo es entender que en la vida es más importante el para quien haces las cosas que el para qué.

El para quien te brinda un por qué, que no te brinda ningún otro quehacer.   

Nos leemos en el siguiente artículo.