En el artículo anterior (La nueva dinámica familiar), decíamos que somos actores y testigos de acontecimientos que anticipan no una época de cambio, sino un “cambio de época”.
Cambio
de época.
La
diferencia entre una época de cambio y un cambio de época es que esta última
demanda de nosotros una nueva y radical forma de ver, entender y hacer la vida.
Usemos, para ilustrar lo anterior, el caso México. País con 130 millones de habitantes
y 66 millones de video jugadores (Gamers). Los cuales tienen hábitos, intereses
e interacciones diametralmente opuestas a las de sus padres. En ningún lugar es
más notorio esto que en el entretenimiento.
Los padres de estos video jugadores son fanáticos de los deportes de expectación, es decir, de esos en que se es más espectador que actor (futbol americano, baloncesto, balompié, beisbol, tenis y demás deportes televisados). En donde la masa crítica de estos consumidores está en el segmento etario de 35 y más. Segmento que cada lustro va a ver reducido su tamaño, mientras que el de los video jugadores ira en aumento.
Los video jugadores abarcan un amplio espectro etario. Iniciando a la temprana edad de ocho años, con una masa crítica de interacción, consumo y juego entre los 20 y 35, con pequeñas interacciones en los 40 y más. La dinámica de estos video jugadores posee una interactividad que no poseen los fanáticos de los deportes de expectación. Los video jugadores se comunican con sus amigos, al tiempo que juegan, consumen y aprenden.
Este segmento mantiene poco contacto con los deportes de expectación, con las plataformas de transmisión en directo (Netflix, Amazon, Disney y demás etcéteras) y con cualquier tipo de educación y entretenimiento pasivo. Lo que obligadamente nos debe llevar a replantear la forma en que diseñamos y comercializamos los productos y servicios con los que competimos o salimos a mercado.
Cambio
súbito.
Otro
cambio de época es lo que está aconteciendo en el entorno. En este están
convergiendo variables críticas que rara vez confluyen a un mismo tiempo: cambio
climático, escasez alimentaria, crisis energética, inflación, problemas de
suministro y envejecimiento de la población. Variables que, en conjunto, anuncian
una pronta colisión bélica, geopolítica, económica y social. Colisión que
generará, en los siguientes diez años, fuertes cambios estructurales y sociales.
Cierto que
la humanidad ha enfrentado y resuelto crisis de todo tipo, y esta no será la
excepción, sin embargo, esta va a demandar de nosotros un viaje a las antípodas
de nuestra existencia. Invirtiendo más en valor que en crecimiento (las bolsas
de valores sufrirán un fuerte ajuste a la baja). Los jóvenes estudiaran carreas
que tengan que ver más con los videojuegos y con las cadenas de bloques y
barras (blockchain) que, con los negocios tradicionales.
En este nuevo entorno será más importante saber lo que no debemos hacer que hacer
lo que hacíamos antes. Migraremos de una época de abundancia a una de restricción
de recursos. Las empresas, universidades y escuelas tendrán serias dificultades
para encontrar los insumos y el personal que necesitan para producir y colocar
en el mercado lo que ofrecen.
Veremos
empresas de rápida explosión e implosión, así como fenómenos sociales y
políticos impensables en las primeras dos décadas de este siglo. El mundo va a necesitar
exploradores expertos de caminos inexplorados, por lo que la pregunta que todos
nos debemos hacer es: qué tanto nos estamos preparando para el mundo que no
solo ya viene, sino que ya empezó.
Nos leemos en el siguiente artículo.