miércoles, 26 de abril de 2017

Magia, hechicería y brujería.

Nuestra especie vive un constante ir y venir entre la ficción y la realidad. Pareciera ser que no queremos o no podemos estar en una sola de ellas. La realidad es tan cruda y cruenta que nos es menester tener breves e intermitentes escapes a la ficción, no obstante nos es obligado reconocer que la gran mayoría de nosotros pasamos más tiempo en la ficción que en la realidad.   

En artículos anteriores hemos explicado que una de las características que distingue a nuestra especie -la séptima que puebla este planeta-, es el hecho de que la nuestra esta parada sobre dos pilares fundamentales: la ficción (realidad imaginada) y el relato (chisme, historia, rumor).

Nuestra especie (Homo Sapiens Sapiens) se distingue de las que nos precedieron en que esta tiene la capacidad de creer lo increíble y hacer de todo lo que no existe un relato creíble, aun cuando este carezca de lógica y sentido común, y un ejemplo de ello es lo que recién me aconteció en mi reciente viaje a Monterrey

En estos días de asueto viaje a Monterrey para pasarme unos días con mis hijos. Estos, ya con novias y amigos, tenían compromisos preestablecidos por lo que me fue dable disponer de algo de tiempo para estar con mis libros y mis letras. En uno de esos intervalos recibí una llamada de una amiga muy querida y me fui a tomar un café con ella.

Ella es una empresaria de éxito. Centrada en los negocios y madre de tres hijos. Es una mujer que además de ser muy bella y tener una egregia figura, posee una elegancia y una cultura que hace que sea un deleite el estar con ella. La plática verso sobre sus andares empresariales y personales. No obstante hubo un tema en el combés de lo personal que fue lo que me llevo a escribir este artículo.

Me comento que recién se había ido de viaje con su hermana, la cual es empresaria por herencia y no por mérito propio, y si bien es cierto que ha hecho un buen papel con lo que heredo, también lo es el que está lejos de logrado por mi amiga.

Expreso esta distinción no por resaltar que una sea mejor que la otra, sino para hacer patente que ambas han tenido que usar el cerebro desde diferente plataforma.

El incidente.
Mi amiga me comentó que su hermana fue a que le leyeran las cartas (lo cual de si ya dice mucho de ella), y que en ese devenir tuvo la ocurrencia de preguntar por la pareja de mi amiga. La señora que le estaba leyendo o interpretando el resultado de las cartas, le hizo saber a la hermana de mi amiga, que esta corría un gran peligro con ese hombre.

La hermana le pidió más información a la médium y esta le dio, desde la óptica de la hermana, elementos sólidos que fundamentaban su decir. La hermana de mi amiga busco de inmediato a esta y le hizo saber todo lo que le dijeron. Tanto que la plática entre ellas se llevó varias horas.

Mi amiga, huelga decirlo, se distingue en el combes de lo personal por sus perennes e ingentes dudas, tantas que no es necesario la intervención de una médium o pitonisa para que esta se cuestione sus cosas personales. Lo hace por definición. Es su personalidad.

Este constante dudar de sí misma más las dudas que tiene sobre el futuro de su relación, hizo que el decir de la pitonisa encontrar eco en ella. Me queda claro que si mi amiga no tuviese dudas de su relación, jamás le hubiese dado cabida al irracional e ilógico decir de una persona que no la conoce a ella, ni al hombre en cuestión. No obstante las tenía, y gracias a ellas es que decidió buscarme para ver si estaba en la ciudad e invitarme a degustar un café para platicar de sus cuitas y canguelos.

Cuando una persona busca a otra para escuchar otra opinión, es porque no está cierta de sí misma, ya que cuando uno está cierto de sí mismo, lo único que no pide son segundas opiniones.

Acudí al café consciente de lo anterior, amén de que lo hice encantado –ella es un bombón-. Al arribar al lugar tuve la oportunidad de leer su rostro antes de llegar a su mesa, lo que me permitió ver que tenía el cerebro poblado de una ingente cantidad de fantasmas y contadas realidades. Me tocaba a mí ver identificar las etéreas y las reales. No le dije nada al respecto, me limite a llegar, saludar y sentarme a platicar como si no me hubiese dado cuenta de nada.

La plática social duro unos 15 - 20 minutos, y ya una vez que me puso al tanto de su acontecer biográfico, entramos al tema que le inquietaba.

Me dijo que me había invitado un café porque necesitaba un consejo por una serie de dudas y temores que la estaban abrumando. Primero me comentó lo que había acontecido con su hermana y lo que la supuesta pitonisa le había dicho, lo cual, sumado a las dudas que ya tenía, hizo que su problema tomase una dimensión especial.

Su hermana le hizo un gran énfasis en lo comentado por la pitonisa, recomendándole que tuviera mucho cuidado con ese hombre, ya que la médium le había dicho que este lo único que quería era su fortuna (siempre y cuando a su capital se le pueda llamar fortuna).

Obviamente que no hice ningún comentario. Me limite a escuchar. No obstante me es menester reconocer que lo que más llamó mi atención es el que le haya dado oídos a su hermana, y más cuando ella misma reconoce que su hermana es el epitome de la nonada.

Yo he tenido oportunidad de platicar un par de veces con su hermana. Es una persona agradable, simpática y ocurrente, pero con una credulidad ciega en la numerología, cartas, horóscopos y demás estulticias del ramo, por lo que me extraño en demasía que mi amiga se centrara en lo dicho por su hermana cuando el problema era otro.

Mi amiga conoce mi postura ante esas estulticias. Sabe que me llama poderosamente la atención el hecho de que la Masa pueda creer que unos pedazos de cartón impresos pueden tener la capacidad de poseer atributos más allá de lo que en esencia son: celulosa y tinta… Y mucho menos que a estos pedazos inanimados de cartón y tinta se les atribuya el poder de predecir situaciones y devenires de la persona que barajo las cartas.

El tarot.
El tarot, como todas las cartas, fue creado como un divertimento social. Poco a poco fue cambiando su uso al grado de que hoy solo se usa como medio de adivinación. Fue en plena revolución francesa cuando un vividor que se dedicaba a predecir el futuro de la gente, detecto la oportunidad que le brindaba el momento para capitalizar la incertidumbre de la gente con la salida al mercado de una baraja que era diferente a las otras.

Todas las cartas guardaban el mismo patrón: 52 cartas - 52 semanas; cuatro palos - cuatro estaciones; dos comodines - uno por el bisiesto de cada cuatro años y el otro por el ajuste que se hace cada cien años.

El tarot, por el contrario, tenía 78 cartas en donde todos los dibujos obedecían a los arquetipos de nuestra especie (el loco, el diablo, el ahorcado y muchos más) y del momento en que salieron al mercado. Hoy, por ejemplo, ya no hay ahorcados, por lo que si el tarot hubiese salido en este tiempo sus arquetipos serian similares en algunos casos (el loco, el diablo, el enamorado…) y diferentes en otros (el Hacker, el Trader y algunos más propios de la época).

Así, el tarot, con sus 78 cartas y con la arbitraria interpretación que sus aparentes expertos hacían de ellas, fueron abriéndose un espacio en la amojonada mente de aquellos que ingenuamente buscaban en unos pedazos de cartón impresos, respuestas que solo ellos podían tener.

Las personas que se dedican a echar las cartas desarrollan una extraordinaria habilidad para leer en el rostro de sus clientes las respuestas que estos desean escuchar. Están ciertos de que la gente acude a ellos no para encontrar respuestas, sino para confirmarlas. No tienen el más mínimo interés en la gente ni tampoco en la sarta de estulticias que les van a decir para engatusarlos… Lo que les importa es el dinero que van a cobrar.

Por otro lado están los que acuden a estos artificios. Estos lo hacen porque están convencidos que esos pedazos de cartón poseen un poder que ellos no tienen: el de predecir el futuro en función de la supuesta energía que ellos les transmiten al barajar las cartas.

Las personas que solicitan esos servicios salen de ahí con la confirmación de sus dudas, lo que hace que experimenten un sentimiento de certeza sin igual.

No se detienen a pensar en lo ilógico e irracional que es todo eso, ya que si los adivinos fueran lo que dicen ser, ninguno de ellos estaría pobre. Todos hubiesen comprado los boletos ganadores de mil y un sorteos, amén de participar en cuanto programa de concurso exista en los medios.

En este rubro hay charlatanes y crédulos. Los primeros son unos farsantes. Saben que están engañando al otro y lo hacen con señorío. Los segundos creen en lo que hacen y lo hacen tan convencidos que para ellos lo importante no es lo que van a cobrar, sino lo que ellos creen que leen en las cartas. No obstante la realidad es que ambos están equivocados.

Regresemos a la charla con mi amiga. Observe al poco tiempo de estarla escuchando (y de hacer que se escuchará), que en su rostro se estaban generando cambios importantes. Se estaba deshaciendo de la basura que su hermana le había entregado y de los fantasmas que había creado en su mente.

Por supuesto que ella ya había tomado una decisión y lo había hecho antes de verme, el problema es que aún no se daba cuenta de que ya la había tomado, por lo que me era menester ayudarle a tomar conciencia de la misma.

La razón por la cual no sabía que ya había tomado una decisión, es debido a que el cerebro siempre decide antes de que nosotros estemos conscientes de la decisión que este tomo. Luego, al paso de las horas, de los días o de las semanas, nos manda las señales que nos hacen creer que nosotros la tomamos, cuando la realidad es que las señales lo único que hacen es hacernos conscientes de la decisión.

Ya una vez que ella entendió que la razón por la cual no había hecho consciente la decisión, es porque sus creencias y miedos (normal en toda relación) le estaban entorpeciendo el proceso de clarificación. Ya una vez que entendió esto, dejo atrás el tema del tarot para centrarse en su estructura antropológica y en lo que tenía que hacer para consolidar su relación.

Aun cuando el tema de mi amiga termina aquí, aprovecharé para extenderme un poco más en el tema, ya que aun cuando usted no lo crea, mucha gente que se dice racional y pensante cree en ese tipo de estulticias.

Magia, hechicería y brujería.
La magia, la hechicería y la brujería son primas hermanas y todas están subordinadas a las creencias religiosas y a la cultura que emana de estas. No obstante es menester reconocer que más allá de la religión y de la cultura…, la magia, la hechicería y la brujería encuentran su caldo de cultivo y medio de expansión y propagación, en la intrínseca necesidad que tienen los seres humanos de superar sus frustraciones y de cumplir sus sueños, sin importar si estos son de índole económico, amoroso, vindicativo o de poder.

Es imposible separar la magia de la religión. Las religiones se apropiaron de las creencias mitológicas, de sus ritos y artes y las hicieron religión, no obstante hoy por hoy hay diferencias entre una y otra: la religión se ocupa de lo trascendente, la magia, de lo inmediato. 

Así pues, la religión, que no es otra cosa más que la magia institucionalizada, trata de dar solución a dos enigmas: el de la vida y de la muerte; mientras que la magia no institucionalizada, intenta solucionar problemas concretos que no tienen nada que ver con lo trascendente, sino con lo inmediato.

La hechicería, en cambio, se limita a la utilización de conjuros, brebajes y pócimas. Todo esto sin tener que hacer un pacto con aquello que ingenuamente llamamos “el mal”. Este nace después.

La brujería es posterior al nacimiento del mal. Entendiendo por “mal”, todo aquello que las religiones han calificado como tal. No en balde son estas las que crearon el concepto del Diablo y todo lo que tiene que ver con él. Gracias al concepto Diablo, es que las brujas y la brujería fueron vistas como satánicas, persiguiéndolas hasta la extinción.  

La magia, la hechicería y la brujería son productos de la mitificación, la ignorancia y el fanatismo. Las tres tienen un especial arraigo en las religiones monoteístas y con el polarizado concepto que estas tienen del bien y del mal. Tanto que en la historia de las tres podemos encontrar el hecho de que se han centrado más en combatir a las personas (magos, brujas y hechiceras) que a las ideas que estas sustentan.

A nada teme más el hombre que a la mujer.
La mujer, lo sabemos bien ha sido sobre la que han recaído todas nuestras inseguridades y temores. La realidad es que en la vida solo atacas aquello que admiras y necesitas y que sabes no puedes tener. Y a nadie admira y teme más el hombre que a la mujer, razón por la cual la ha atacado y la ataca de todas las formas posibles.

Tanto que en la biblia dice que perdimos el Paraíso por culpa de Eva. No obstante la pregunta es: Quién es más bruto. Eva que fue engañada por el maestro del engaño o Adán que fue engañado por una aficionada, ya que era la primera vez de Eva.

A partir de ahí la hemos culpado de todo, y, como no, de brujería también. La mujer desempeñó un papel muy importante en el desarrollo económico, social, político y religioso de las primeras civilizaciones.

Ella era quien se relacionaba con la naturaleza. Quien observaba, desentrañaba y manejaba (por así decirlo) sus misterios. No en balde la agricultura es un invento de la mujer. Así, lo normal, es que ella fuera la maga, sacerdotisa, sanadora y canal de comunicación con las fuerzas de la naturaleza.

La magia y las sacerdotisas surgieron antes de que las religiones institucionalizadas salieran al mercado con sus conceptos del alma, de dios y del diablo. Ya una vez que la magia se institucionalizo vía la religión, persiguió con denuedo a las sacerdotisas y magas primigenias, las cuales dejaron de ser lo que eran para convertirse en aquello que las religiones llamaron hechiceras, brujas o hijas de Satanás, terminando así con el imperio de la mujer.

A partir de la institucionalización de la magia, se dictamino que lo que esas personas hacían era establecer un pacto con un ser superior en aras de obtener un beneficio personal. No obstante es menester reconocer que lo que nunca dijeron es que la oración religiosa es lo mismo: un pacto con un ser superior en aras de obtener un beneficio personal.

La oración religiosa tiene su origen en el conjuro mágico, no obstante la diferencia entre una y otra es abisal. En el conjuro solo hay una solicitación, mientras que en la oración hay, además de la solicitación, el requisito indispensable de la sumisión.

El conjuro es una súplica a una fuerza superior sin someterse a ella. Lo único que hay que hacer es pagarle vía un sacrificio que iguale la deuda, ya sea a través de una ofrenda material o la vida de un animal, mientras que en la oración el pago es total. No acepta ofrendas menores. Exige la entrega del alma, de la identidad y de la vida toda. Exige un vasallaje que está más allá de toda dignidad.

La magia no es un sistema de creencias, ni un sistema filosófico, moral o social. Es más bien un oficio, una dedicación o una especie de arte… Y como tal ha tenido diferentes formas de expresión en función de la época y de las circunstancias religiosas, políticas y económicas de cada época.

En la Edad Media la religión era la que determinaba la política y la economía El mundo era teocéntrico (dios, los demás, yo). Todo giraba en torno a dios y sus burócratas. La magia tenía que ver con lo espiritual (amor, hijos, dioses y demás etcéteras), no con lo material.

En el Renacimiento (renacer del hombre) las cosas cambiaron. No fue un cambio abrupto. Fue gradual, pero poco a poco la religión se vio en la necesidad de tener que compartir el poder.

Los reyes necesitaban al papa para ser coronados, pero ya una vez en el trono desconocían al papa, llegando incluso a nombrar dos papas al mismo tiempo, así como la creación de nuevas interpretaciones de la palabra de dios: Lutero, Calvino, Enrique VIII y otros más.

El poder de los reyes era lo que determinaba la economía y los alcances y límites de la religión, por lo que la magia se centró en el poder. La gente acudía a esta buscado un medio que les permitirá entrar a la corte o ascender en ella.

En el modernismo las cosas dan un giro de 180 grados. La economía es la que determina a la política y circunscribe a la religión al ámbito de lo personal, de lo individual, sin capacidad alguna para incidir en el comportamiento de la economía. Esta mutación hizo que la magia se centrara en el dinero, en el afán de riqueza, en el estatus y en los símbolos de poder (las apariencias).

Con la globalización se están dando cambios en la estructura…
En Occidente la economía sigue siendo la que determina a la política y a la religión, no obstante en los países regidos por el Corán, la economía determina la política, pero ambas quedan subordinadas a la religión. Esta es el árbitro moral que dicta el hasta donde de la economía y de la política, lo cual explica su retroceso en el ámbito del saber y del hacer humano.

La magia en Occidente está centrada en el dinero y en el poder. Cierto que la Masa acude por cosas subjetivas como el amor, el romance, el matrimonio, la infidelidad, la venganza y demás etcéteras de las emociones humanas, pero lo hacen como un ejercicio de poder.

La hermana de mi amiga no fue con esta a aconsejarla, fue a decirle que tenía información clave e incuestionable. Acudió a ella como si tuviera la verdad absoluta. Fue un desplante de poder, no de amor.   

Lo que la Masa busca al acudir a esos lugares es una confirmación objetiva de su subjetividad. Si el motor fuera espiritual, pedirían cosas que tienen que ver con la psique humana (amor, familia, hijos, salud…)

Las personas que acuden a esos servicios lo hacen buscando la intervención de un demiurgo mayor o menor que los solace y les de paz. Lo hacen sin estar conscientes de que los médiums que se dedican a eso son dignos representantes de las artes escénicas… Nigromantes que nos les pueden ofrecer nada más que la breve catarsis del momento.

Si esas personas fueran dignas de confianza por su saber y hacer, se dedicarían otras cosas y no a lo que se dedican.

Así que quien está más loco, el loco o el que sigue al loco.

Nos leemos en el siguiente artículo.    

jueves, 13 de abril de 2017

La frustración como motor de la creación.

El título de este artículo no es del todo cierto. La frustración te puede llevar al éxito o al fracaso. Depende de la estructura antropológica de cada quien y de la forma en que el individuo digiere y dirige su frustración. Cuando a la persona la educaron desde niño a dirigir la frustración o cuando se educó a sí mismo para dirigirla, canalizará la energía de la frustración hacia la creación.   

Lo ideal sería que los padres les desarrolláramos a nuestros hijos la tolerancia a la frustración. Es nuestra responsabilidad, no obstante es un concepto que no tiene cupo en nuestra mente. De hecho la gran mayoría hacemos todo lo contrario. Les evitamos todo tipo de frustración y lo hacemos en grado sumo.

Esto debido a que muchos de nosotros creemos que jamás vamos a envejecer y que nuestros hijos no van a crecer. No obstante si por casualidad esta creencia no estuviera fundamentada, ya sea porque si vamos a envejecer o porque nuestros hijos si van a crecer, entonces este no frustrarlos y enseñarles a digerir y dirigir la frustración, es un error.

A los padres se nos olvida que si queremos que nuestros hijos logren lo mismo o más de lo que logramos nosotros, nos es menester darles lo mismo o menos de lo que a nosotros nos dieron. Y si por casualidad tenemos la posibilidad de darles lo mismo o más de lo que nos dieron a nosotros, es menester que no seamos egoístas y que les demos a cargar lo mismo o más de lo que cargamos nosotros.

El motor de la creación es la frustración, no la satisfacción.
Una persona a la que se la da todo, a la que todo se le resuelve, poca necesidad tendrá de agudizar el ingenio para resolver por sí mismo las cosas. Estas personas aprenden a pedir, no a resolver.

Cierto es que los padres tenemos todo el derecho de educar a nuestros hijos como mejor nos plazca, no obstante el único derecho que no tenemos es el de privarlos del derecho de conquista. La vida nos enseña día a día que nada hay hecho. Que todo lo tenemos que conquistar. Cómo entonces aspiramos a que nuestros hijos desarrollen el espíritu de conquista si nunca se los desarrollamos.

Los padres tendemos a resolverles todo a los hijos. Les damos todo lo que nuestra posibilidad económica nos permite y cuando no se los podemos dar, nos sentimos mal. Lo que claramente indica que tenemos bien perdida nuestra misión o razón de ser como padres. Nuestra tarea no es caerles bien, es fórmalos bien. Formarlos para cuando ya no estemos, lo cual, aunque usted no lo crea, va a pasar.

Un conocido que es director de una escuela privada en México. Me dice que constantemente llegan los padres a quejarse de los maestros, dado que los reportes académicos y de conducta que la escuela les manda, no corresponde a lo que sus hijos son, por lo cual, desde la óptica de ellos, el problema real es el maestro y no sus vástagos.

El director les dice que sin duda alguna el maestro tiene áreas de oportunidad que debe mejorar y que se compromete con ellos a que así sea, no obstante cuando les pregunta a que se comprometen ellos, se ofenden o se quedan en pausa momentánea sin saber que contestar.

El director les pregunta que qué tan buena es la relación y comunicación que tienen con sus hijos. Les pregunta si les ayudan cargando la mochila de libros, si les ayudan con la tarea, si les llevan de comer cuando salen sin tiempo para preparar las viandas, si les llevan la libreta o libro cuando lo olvidan en casa, o el uniforme de deportes cuando lo olvidan y cosas así…

Estos suelen responder afirmativamente a todo o a casi todo, y justo en ese momento es cuando el director les dice que él se va a comprometer a que el maestro mejore su clase y su actitud, pero que les pide de favor que ellos se comprometan con él a no cargarles la mochila a sus hijos, a no hacerles la tarea, a no llevarles las viandas, la libreta y demás etcéteras que olviden, ya que esa es responsabilidad de sus hijos y no de ellos. Que si ellos le ayudan con eso, él se compromete que en un par de meses sus hijos mejoraran sustancialmente sus reportes y su carácter.

Ante esto le pregunté qué cuantos padres cumplían con el acuerdo. Me respondió que en veinte años de director ha visto que uno de cada diez cumple sus acuerdos, obteniendo los hijos en dos o tres meses mejoras en sus reportes. Cuando le pregunté qué que pasaba con los que no cumplían, me contesto que en la gran mayoría de los casos los padres se cambiaban de colegio o dejan de quejarse, pero que si de algo esta cierto, es que el problema son los padres, no los hijos.

Estos muchachos, a los que sus padres les privaron el derecho de conquista, descubrirán al paso al paso del tiempo, que no tienen las habilidades y las herramientas que se requieren para arrebatarle a la vida todo lo que desean, generándoles el continuo fracaso, una frustración que los llevará a destruir todo aquello que no pueden construir.

La responsabilidad de frustrar a nuestros hijos es nuestra. Con esto no quiero decir que hagamos de ellos unos frustrados, sino que les dosifiquemos la frustración y para tal efecto nos será menester negarles buena parte de lo que nos piden. Invitándolos, sin importar la edad que tengan, a poner parte del capital que se requiere para lograr lo que desean.  

Para esto es menester preguntarles que cosas pueden hacer para ganar el dinero que necesitan para comprar lo que desean y animarlos a hacerlo. Por ejemplo, si nuestro vástago desea cursar la preparatoria o carrera en determinada universidad, conminarlo a buscar una beca académica o deportiva.

En caso de que no hayan logrado el nivel académico requerido, los debemos conminar a trabajar medio tiempo para reunir el dinero que necesitan para la escuela, amén de adquirir un crédito educativo que les permita pagar sus estudios.

Más que darles cosas materiales, lo que les debemos dar es una formación que les permita desarrollar su capacidad de riesgo, su tolerancia a la frustración y su capacidad de ejecución.

La inteligencia presupone malicia, la bondad, estupidez.
Un joven ingeniero que está en sus primeros cuarenta a quien llamaremos Saúl, es, como todo anómalo, sarcástico y agudo a más no poder. Posee un sentido del humor que pocos toleran. El humor, recuerde usted, es propio de los inteligentes. Entre más alto es el IQ de una persona, más alto y agudo será su sentido del humor. Es por eso que los chistes los crea la clase pensante. Jamás va a ver usted a un Masa creando chistes. Estos los repiten, pero no los crean.

Este joven viene de una cuna en donde la lucha y la carencia eran la constante. Fue un infante inquieto, un adolescente rebelde, y un adultecente y adulto irreverente. Sus hermanos fueron hijos ejemplares. Obedientes, callados y respetuosos de las reglas y límites paternos, lo que hizo que sus progenitores se decantaran más hacía ellos que hacia él.

Esta falta de atención, por decirlo de una manera, hizo que dicho joven se viera en la necesidad de resolver desde muy temprana edad, todos o casi todos sus problemas.

La experiencia le había enseñado que llevar los problemas a casa era contraproducente, no solo obtenía el escarnio de su padre y el regaño de su madre, sino que en ocasiones hasta sus hermanos le recriminaban su proceder, por las preocupaciones y molestias que estas le generaban a sus padres.

Sus hermanos crecieron con el constante cuidado y protección de su madre, mientras que él se mantuvo lejos de los cuidados de su madre y de la atención de su padre. Salía a la calle a jugar como todos los infantes, haciendo del juego una competencia y un reto. Siempre queriendo ganar, haciendo bromas que no eran del agrado de los demás y aprovechando cualquier oportunidad para ganarse un peso o dos.

Así fue creciendo hasta que llego a la facultad. Ya en la facultad el padre se lo llevaba a trabajar por periodos vacacionales o asueto a la mina. No es que no se lo llevara antes, sino que ahora lo hacía con un muy alto nivel de exigencia, debido a que como este estaba estudiando ingeniería, debía aportar más que los demás.  

Termina sus estudios y decide poner distancia de sus padres. Entra a trabajar en un par de empresas. Asciende rápidamente, llegando a lograr en muy poco tiempo la dirección comercial de una de las empresas. Su nivel de sueldo y prestaciones eran de las más altas del mercado y justo en esa posición es cuando decide renunciar.

Sus papas, hermanos, jefe y compañeros de trabajo lo recomendaron no dejar su trabajo. La paga era buena y las prestaciones también. Le hacen ver que las cosas afuera están muy difíciles, que el mercado está contraído y que lo más seguro es que tenga que regresar y pedir que lo admitan de nuevo, ya que no es un buen momento para ese tipo de aventuras.

Saúl les decía que no se preocuparan. Que el problema no es quedarse sin trabajo. El problema es no saber crear trabajo, y que si algo sabe hacer, es crear trabajo. Emprende algunas cosas, unas con más éxito que otras y otras que resultan ser un rotundo fracaso.

Avanza, como todo emprendedor, con yerros y aciertos. Consciente de que el camino al éxito está plagado de derrotas y que a fuerza de errar acotamos el acierto. Este andar entre el yerro y el acierto le hace depurar su enfoque de negocios concentrándose en aquellas oportunidades que generan más rentabilidad por hora hombre, al grado que al paso del tiempo logra tener una considerable cantidad de bienes de capital, más no la liquidez que deseaba.

Su devenir empresarial fue mejorando sensiblemente hasta que nos ofrecieron un negocio asaz rentable, en que el que teníamos que tomar la decisión de invertir todo o casi todo el capital de los involucrados.

Analizamos el entorno, la situación económica y la capacidad crediticia que teníamos como grupo para invertir en el proyecto. Tomamos la decisión de invertir y apalancarnos más allá de nuestra capacidad. Para ello nos fue menester diseñar una serie de instrumentos financieros que nos permitieran acceder a capital de riesgo, lo cual nos sujetaba a unos intereses bastante onerosos, pero el proyecto pagaba eso y más.

La constante oblicuidad.
El resultado fue atroz. La oblicuidad –presente e impredecible- nos afectó en demasía. El Brexit fue una sorpresa para propios y extraños. Cuando íbamos a pensar que la clase pensante subordinara la decisión a los no pensantes. No obstante la realidad es que gano la Masa. Ganaron los que no piensan. Los que no saben de negocios. Los que no saben de economía, de política y comercio internacional.

El Brexit congelo el proyecto y tiempo después una suma de causas de orden político y económico, hizo que el proyecto se cancelara, perdiendo con ello casi todo nuestro capital, dejándonos con un pasivo enorme y unos intereses difíciles de pagar.

Viví, amén de mi propia debacle, la debacle de mis socios. El desánimo y el estrés eran mayúsculos. Amén del sentimiento de imposibilidad que genera toda debacle. Los reclamos y presiones no se hicieron esperar, llegando, en ocasiones, al distanciamiento de la relación. Lo cual es normal. El golpe fue contundente.

Tolerancia a la frustración.
La experiencia me permitió vivir de primera mano el proceso de recuperación o hundimiento de cada uno de nosotros. No obstante me es menester reconocer que si bien es cierto que la frustración fue mayúscula, también lo fue nuestra capacidad para volver empezar. Y entre todas ellas, la que más llamó mi atención fue la este joven.

Vivió su frustración como todos los demás, sintiendo la impotencia y el coraje que emanan de ella, no obstante esto le duró poco. De inmediato se aboco a crear alternativas de salida que le permitieran resarcirse y emprender nuevos retos.

Empezó de cero, pero con una carga financiera mayúscula. Liquidó activos para pagar intereses y una pequeña parte de sus pasivos. Y con una mano adelante y otra atrás, exploro varias vetas de negocio hasta que poco a poco fue decantándose por dos de ellas. En el tránsito de esto, los intereses y presiones no disminuían, amén, claro está, que las responsabilidades del día a de su casa lo abrumaban a mas no poder.

Canalizo su ira en el ejercicio y la intelectual en la creación. Se puso como meta mejorar su apariencia física –certificado en fisicoculturismo-, mejoró su alimentación, su agudeza intelectual -leyó más libros que nunca- y su capacidad de creación y ejecución.

Al paso de los meses había logrado una apariencia de éxito, tanto en lo físico como en lo psíquico, lo que le permitió sentarse de igual a igual con inversionistas que no sabían que en ese momento carecía de recursos, pero no de talento.

Era tal la seguridad que proyectaba que poco a poco le fueron presentando opciones de inversión millonarias, amén de las que él mismo diseño. Algunos de los socios le preguntaron qué conque iba a llevar a cabo esos proyectos, si lo único que teníamos en ese momento era una carga financiera mayúscula.

El contesto que los negocios se hacen con la cabeza, no con dinero. Y que si bien es cierto que el dinero es indispensable, también lo es el que la posesión del mismo no hace que una persona que no piensa, haga negocio.

El dinero es una herramienta y esta, como cualquier otra herramienta, depende de las manos del que la usa. El dinero por sí solo no hace nada. No nos hace más inteligentes ni más visionarios. La alternativa de negocios que diseño Saúl, la diseño sin un centavo en la bolsa. El dinero no piensa, es un instrumento de valor en el que se entrega valor a cambio de valor.

El dinero no sirve para hacer negocios. Cierto que estos operan con él, pero el negocio está en el diseño, no en el dinero.

Sentido de urgencia.
Otra característica que lo distinguió de los demás, fue su sentido de urgencia. Cierto que es el socio más joven del grupo, pero la urgencia no tiene que ver con la edad, sino con el sentido de realización de la persona.

Entre más alta es la necesidad de realización de la persona, más alta es la urgencia de lograrlo, y la de él es muy alta.

La razón por la cual Saúl salió a flote más rápido que los demás, es gracias al manejo que tiene de la frustración. Su frustración fue igual o mayor que la de los demás. En él recayó casi todo el trabajo de diseño y contratación de despachos y empresas. Fuel el que tuvo dar la cara para decir que se cancelaba el proyecto y el que asumió la mayor responsabilidad operativa y social. 

Fue el centro de las críticas y reclamos, tanto con los proveedores como de las autoridades involucradas, por no hablar de las que tenía en casa, amén del famoso “te lo dije” de sus padres y hermanos. Hizo oídos sordos, dejando el pasado en el pasado para resolver el presente y construir el futuro.

Hoy, gracias a su empuje, a su sentido de urgencia y a que canalizo toda su frustración en crear soluciones en lugar de dolerse de sus fracasos, va camino al éxito empujando un proyecto que seguramente tendrá sus altas y bajas, pero que a la postre le generará muchos más beneficios que el proyecto original.

Hizo de la frustración, el motor de su creación.


Nos leemos en el siguiente artículo.   

sábado, 8 de abril de 2017

De la inmovilidad al vértigo.

El secreto del bar, restaurante, café o librerías de los siglos precedentes (XIX y XX) es que se habían diseñado para albergar y retener a la gente que asistía a ellos. La gente se pasaba horas en esos espacios. Eran lugares a los que se acudía para ver gente, para interactuar socialmente con los demás y ponerse al día de las noticias del momento.

Las noticias eran locales, a lo sumo nacionales. Las internacionales eran extraordinarias y atípicas. Lo que les circundaba en ese entonces era el día a día de la comunidad y de la nación. Huelga decir que tal como pasa hoy en las redes sociales y en los mass media, había quien sin conocimiento de causa vertía su docta opinión sobre tal o cual tema, lo cual hacia que la falsa noticia fuera más rica e interesante que la original.

Las cosas no han cambiado mucho. La diferencia es que hoy el mundo se ha interconectado a tal grado, que hasta lo local se hecho global, no obstante en lo demás seguimos igual. Los opinantes sentencian la noticia como si fueran expertos en el tema, lo cual no nos debe sorprender. Lo que si sorprende es que el hombre Masa haga de la opinión una verdad, cuando la verdad del hecho solo la conocen los actores primarios.

En los pasillos del Vaticano se dice que la verdad no la conoce nadie, ni siquiera el mismo dios. No obstante estoy cierto de que más de un hombre Masa dirá en primera persona, que la verdad no la conoce nadie, solo dios y él.

La desinformación ha sido y es la constante del ser humano, amén de que por natura tendemos a ignorar lo bueno para centrarnos en lo malo. No por perversión sino por instinto, ya que de lo bueno no nos tenemos que cuidar, de lo malo, sí.

Así, en esas catedrales de la desinformación del decimonónico y veinte, se reunía la gente para platicar e intercambiar las noticias del día, donde como ya lo comentamos, lo importante no era la noticia en sí, sino la opinión de ese que decía saber de muy buena fuente la causa primera de la acción.

Otras de las razones por las que asistían a dichos lugares, es el hecho de que la especie necesita ver especie. Esto le explicamos a detalle en el artículo intitulado: Anómalos, Periféricos y Masa.

En el artículo en cuestión explico que una de las razones por la cual los centros comerciales están siempre hasta el cien de gente, es por la enorme necesidad que tiene el hombre Masa de poblar su soledad con la soledad del otro. La Masa, necesita Masa.

Retomemos la ruta. Decíamos que las catedrales de la información del decimonónico y veinte estaban diseñadas para retener a la gente, para cobijarla. Permitían la visualización e interacción social. Se tomaba una café, se conversaba sin prisa. Al otro se le veía a los ojos para detectar su calidez, apatía o indiferencia. Uno y otro se alimentaba del contacto. El roce era humano, no virtual.

En esos lugares podías encontrar todas las variedades de la especie: desde los cultos, finos y refinados, hasta los atorrantes, belitres y adocenados.

Las clases sociales no se mezclaban. Estaban muy determinadas, pero el proceso era el mismo. En ellas se veía uno que otro Anómalo, varios Periféricos y muchos Masa, pero en todos los casos, el roce era humano, no virtual.

Lo mismo pasa hoy en las nuevas catedrales de la (des) información, no obstante en esta la norma no es la quietud, es el vértigo. En estos sitios o lugares se puede encontrar  uno que otro Anómalo, muchos Periféricos y una ingente cantidad de hombres Masa, pero en estas el roce es virtual, poco humano.

Hoy le vamos a dedicar el artículo a esa fracción de los Anómalos que padecen el síndrome del Capitán Nemo y que son, a ojos del hombre Masa, los más difíciles de relacionar.

Los Nemo son personas que poseen una visión del mundo y una superioridad intelectual que ineluctablemente les aísla de los demás. Por supuesto que su aislamiento es parcial, ya que entran y salen del mundo, pero no se quedan en él. Esto debido a que se les dificulta mucho lo trivial, el acto sin sentido y la palabra inútil, elementos indispensables en la interacción social.

Socializan, pero lo hacen electivamente y poco. Son inteligentes, cultos y poseen una óptica del mundo que no encaja en los demás. Suelen ser percibidos como misántropos, cuando la realidad es que no lo son. Gustan del contacto con el otro, pero de ese otro que los rete e invite a pensar. No obstante interaccionan con pensantes y no pensantes. De los primeros se enriquecen con el debate (el conocimiento se da hablando), de los segundos, con su natura.

Quienes más atacan a los anómalos que padecen el síndrome del Capitán Nemo, son los hombres Masa, y si bien es cierto que ya hemos hablado mucho de ellos, en este artículo haré una breve síntesis para que se entienda el por qué los hombres Masa perciben a los Nemo como misántropos y soberbios.

El Hombre Masa
El hombre Masa es esa persona hecha de prisa, no porque su proceso de gestación sea menor al de sus congéneres, sino porque la formación que recibe de sus padres hace de él un hombre light (resultado sin esfuerzo).

Un ejemplo de esto es la anécdota de ese hombre Masa que al llegar al confesionario le dice al Padre que se quiere confesar, porque cree que ha cometido uno que otro pecadillo.
-         Al sacerdote le llama la atención su desparpajo, no obstante se presta a atenderlo, no sin antes preguntarle si se sabía los diez mandamientos.
-         A lo que el hombre Masa contesta que no.
-         El Padre le pregunta que cómo se quiere confesar si ni siquiera se sabe los diez mandamientos.
-         A lo que el hombre Masa contesta muy seguro de sí, que si se los iba a aprender, pero que había oído de muy buena fuente que los iban a quitar, por lo que ya no había razón para aprenderlos.

Los hombres Masa son así. Están instalados en la cultura del menor esfuerzo. Son personas light que sustentan sus vidas en dos o tres abstracciones que poseen una alta carga de emoción y poco o nada de razón. Sus abstracciones tienen cupo en el mundo de lo plausible, no de lo probable, no obstante estas son el motor y fundamento de su vida.

Es muy fácil identificarlos ya que todos se parecen entre sí. Lo que cambia entre ellos es la geografía, la época, el idioma y el color, sin embargo, más allá de las diferencias exógenas, son, en lo endógeno, iguales, mucha emoción, poca razón.  

Una de las características de los hombres Masa, es su ingente necesidad de gravitar hacia los excesos, lo cual usan como mecanismo de escape de esa asfixiante homogeneidad y monotonía que llena de tedio su vida. Viven al pendiente de lo nuevo. Gastando un dinero que no tienen en todo aquello que les permita estar en lo del momento, aun cuando lo anterior tenga escasos días o meses de haber salido al mercado.

Sola la superficie se conoce a sí misma.
Los hombres Masa viven una interminable caída del vacío en el vacío. Hacen del fanatismo una virtud. Son como un panal: muchas abejas, un solo vuelo. Carecen de un dentro. De una intimidad e identidad que los separe y distinga de los demás. Hacen del constante cambio de máscaras (fingir que son lo que no son), una segunda naturaleza.

Este estar vacíos por dentro les impide concebir destino alguno. Son incapaces de romper con su pasado. El futuro que construyen es una extensión de su pasado, lo que de ninguna manera nos debe extrañar, ya que solo puede prescindir del futuro aquel que no tiene un auténtico quehacer.

En lo único que los hombres Masa se ponen de acuerdo es en restarse valor a sí mismos en aras de lograr una prestigio social que solo existe en su mente. Para tal efecto les será menester hipotecar el ser, para ir hacer algo que no les gusta con tal de cobrar los beneficios del tener. Cosas que los Nemo jamás se atreverían a hacer. Estos aspiran a tener, aquello que les permite hacer lo que es su ser.

El síndrome del Capitán Nemo.
El síndrome del Capitán Nemo es exclusivo de un cierto grupo de anómalos. No todos los anómalos lo poseen, pero se requiere ser anómalo para poseerlo. Los anómalos que lo poseen gravitan hacia las letras, la intelectualidad, la filosofía y la ciencia.

La cosmovisión de estos les hace parir un conjunto de ideas, conceptos y formas de ser que no tienen cupo en el mundo de los demás, razón por la cual la sociedad los margina y tipifica de raros, acudiendo a ellos solo cuando es menester.

Los Nemo son centrípetos y centrífugos. Centrípetos porque están centrados en sí mismos y centrífugos porque se extienden a los demás. Los demás son para ellos un laboratorio. Son esa muchedumbre anónima de hombres Masa que con su natural y primario accionar, le brindan a los Nemo la materia prima de lo que es la especie.

Los Nemo, como todos los anómalos, viven cosas espectrales y espectaculares, pero la gran mayoría de ellas en su mente. Su mente trabaja constantemente en el análisis de lo observado, de lo leído, de lo escuchado y de lo comentado. Por supuesto que la mente de todos trabaja igual. La diferencia estriba en que ellos dirigen su mente en lugar de que su mente los dirija a ellos.

La soledad es la sala de audiencias del yo.
A los Nemo se les da muy bien el silencio y la soledad. Nunca les alcanza el tiempo para estar consigo mismos, mucho menos para estar con los demás. Obviamente que este exacerbado gusto que tienen por el silencio y la soledad, les causa problemas en varios ámbitos del quehacer humano, sobre todo en aquellos que tienen que ver con el tiempo, dedicación y comunicación que demandan los seres queridos: pareja, hijos, padres, amigos y colaboradores cercanos.

Y si bien es cierto que el silencio nunca ha traicionado a nadie, también lo es el que el aislamiento total es prejudicial. Necesitan de la interacción para no perder la cordura y aprender de los demás. Entre más se aísla una persona de las otras, más se priva del saber ajeno y del reto que este le demanda. No obstante los Nemo corren el riesgo, más que cualquier otro anómalo, de aislarse total o casi totalmente de los demás, lo que a la postre les lleva a abismos de los que les es muy difícil salir.

A los Nemo se les dificulta vivir en la superficie, lo que hace que tienden a aislarse y a abismarse en la profundidad de su mente, lo que sin lugar a dudas va a generar avances magnánimos en lo suyo, hasta que poco a poco el aislamiento los lleva a perder contacto con la realidad, construyendo ideas y preceptos que solo aplican en ese pequeño mundo en el que ineluctablemente terminan viviendo.

Esto es lo que al paso del tiempo hace que surjan monstruos que cambian la configuración de la literatura, del arte, de la filosofía, religión y demás etcéteras del espíritu humano. No olvidemos que los Nemo son animales a los que se les da muy bien la abstracción, no la operación. Jamás los veremos en la política, en el gobierno, en el ejército, empresas o liderazgo de masas. La anomalía de los monstruos que vemos en estos rubros, tiene que ver con el combes de la sociedad, no de la soledad.  

Se requiere un cerebro muy particular para vivir como viven los que padecen el síndrome del capitán Nemo. En 20,000 leguas de viaje submarino de Jules Gabriel Verne, el protagonista de la novela es el Capitán Nemo. Un científico brillante y misántropo que poseía una biblioteca envidiable, la cual enriquecía con sus letras y anotaciones científicas, tanto por los descubrimientos que hacía en las profundidades del mar como por los inventos que se gestaban poco a poco en su prodigiosa mente.

Nemo era un diletante de la gastronomía, de las artes, de los libros y de la música clásica. Su camarote era su estudio y su museo. Se hacía acompañar, como todos los Nemos del mundo, de un grupo muy reducido de fieles, que como él, gustaban del silencio y de la soledad. Ellos, a diferencia de los Nemo del mundo real, tenían todo el mar para extasiarse en el silencio que el insondable abismo marino nos regala, mientras que los Nemo del mundo real se refugian en su mente y en ese sacro santo lugar o refugio del que les cuesta mucho salir para ir al mundo.  

Los Nemos de ayer y de hoy se comportan igual. Los de ayer asistían a esas catedrales de la información que enunciábamos al principio de este artículo. Acudían a ellas para observar, escuchar, analizar y acopiar datos que les permitieran elaborar esas hipótesis del comportamiento humano que al paso del tiempo desechaban o se convertían en teoría.

Los Nemo de hoy se nutren de las redes sociales, de los mass media y de esos lugares de paso donde la gente se ve, ya que si en algún lugar es más clara la estulticia es en ellos. Por supuesto que están los estadios y todos esos lugares donde la aglomeración es la base, sin embargo los Nemo no van a esos lugares. Acuden al café, al restaurante o a ese lugar en el que pueden tomar una dosis de especie, sin tener que sufrir el hartazgo de la aglomeración.

Al inicio del artículo decíamos que en los siglos precedentes, el objetivo del diseño de las catedrales de la información era la inmovilidad. En la actualidad el objetivo es la movilidad. Que entren y salgan más personas, lo que a la postre se reflejara en la caja registradora.

Esta movilidad es la que le permite a los Nemo de hoy, estudiar, en un solo lugar, a un mayor número de personas y por ende de caracteres y expresiones. La movilidad les da acceso a una diversidad que no tenían los Nemo de ayer y con ello la oportunidad de acceder a los dos mejores libros del mundo: el otro y lo otro. El otro es su par, que no su semejante, y lo otro es el mundo.

Los Nemo no son fáciles, pero tampoco son personas difíciles de llevar. Son emocionalmente frágiles. No nos damos cuenta de ello debido a que han desarrollado una coraza que les protege de sí mismos y de los demás. La fragilidad emocional de estos está en el combés de la aceptación. No encajan en todos lados. Su pensamiento, ideas, palabras y conceptos están muy por arriba de la media.

El otro, cuando los escucha, se queda en ascuas. No por la profundidad de su decir (que lo es), sino porque no entienden ni lo heterodoxo de sus conceptos, ni su léxico.

No obstante los Nemo, más que ningún otro anómalo, requieren de una persona a su lado. Un alguien que los quiera más que a nadie en el mundo, lo cual no quiere decir que ellos le van a querer igual. Esta asimetría amorosa hace que la relación se torne difícil, ya que el otro, para poder mantenerse junto al él, deberá cambiar su visión del mundo para poder entender la no ortodoxa forma de ser del Nemo.

Los Nemo son, por su alto nivel de inteligencia y abstracción, personas abisales a las que es muy difícil retener. Pocas personas entran a su círculo y más pocas son las que permanecen en él. Ya sea porque la persona opta por salir corriendo de ahí o por que el Nemo ya migro a otras latitudes del ser, dejando al margen, sin problemas del corazón, a esa o ese que le acompaño ayer.

No pasa igual cuando son abandonados. Cuando esto sucede se desmoronan, no obstante es menester reconocer que este desmoronamiento es por un breve intervalo, ya que en tres o cuatro meses lo superarán para migrar a otros espacios del ser… Entendiendo que esta migración no es hacia una nueva geografía corporal, sino a uno de los tantos estadios intelectuales y espirituales que ocupan su mente.  

Los Nemo son por natura exigentes. Demandan de los otros realidad, razonamiento y lenguaje. Entienden, por ejemplo, que el hombre Masa se refugie intermitentemente en lo que no es. Lo que no entienden es que hagan de lo que no es, una realidad.

Cierto que toleran la idealización de estos, pero es tal tu soberbia intelectual, que no pierden oportunidad de asestarle a ese no pensante, una o dos verdades contundentes que el otro no solo no puede replicar, sino que muchas veces ni siquiera las entiende a cabalidad.

Por otro lado es menester comprender que Los Nemo no necesariamente son los mejores tomando decisiones. Esto debido a que las decisiones las toman pensando desde la óptica de ellos, no de los otros, por lo que no alcanza a visualizar el impacto que estas tendrán en el quehacer biográfico de los involucrados.

Los Nemo no son empáticos con las creencias, sentimientos, culpas y/o remordimientos de las personas con las que viven, no obstante trabajan más que ningún otro para hacer que la vida en común funcione.

Un Nemo cercano a mí y socio de negocios, me comentó que en su relación anterior hacia todo lo posible por evitarle a su pareja todo aquello que no le gustaba hacer, desde las cosas nimias, como ir a hacer la despensa, hasta las trascendentes, como llevar al padre de ella a comer todos los martes.

Este querer hacerle la vida más fácil hizo que ella perdiera el sentido de la imposibilidad, de la lucha. Poco a poco se dio cuenta que ya no tenía por qué luchar. Le habían resuelto todo. Tenía todo lo que quería y lo tenía sin esfuerzo alguno. Él le daba todo. Se lo daba sin tomar en cuenta que ella necesitaba de la lucha para ser.

El resultado era inevitable. Termino abandonándolo. Por supuesto que él se desmorono. Estuvo dos meses en los más oscuros abismos, hasta que poco a poco salió a la luz.

La muerte de los muertos es la vida.
Mi socio no tardo en sacarla de su mente y darle vuelta a la hoja. Él, como todo buen Nemo, se reestructuro y ya está cerrando unas operaciones en Bagdad y con la mira puesta en otras latitudes. Es como si ella jamás hubiese existido.

Esta enorme capacidad que tienen para darle vuelta a la hoja y no detenerse en lo que no es, hace que los demás los perciban fríos e insensibles. Cuando la realidad es que lo único que hacen es canalizar su energía y su mente en lo que sí.

Otra característica de los Nemo son sus bromas. Son bromas inteligentes, que demandan del otro un sentido del humor igual de agudo que el del Nemo.

¿Qué dijeron los cinco judíos más celebres de la historia?
El primer judío, Moisés, dijo: todo es Ley.
El segundo, Jesús, dijo: todo es Amor.
El tercero, Marx, dijo: todo es Dinero.
El cuarto, Freud, dijo: todo es sexo.
El quinto, Einstein, dijo: todo es relativo.

La broma nos la comento mi socio cuando nos movíamos de Kerbala a Bagdad. Íbamos en un avión donde la mayoría eran árabes, si bien es cierto que eran árabes con formación internacional, también lo es que no todos la iban a aceptar bien.

En lo personal la broma me pareció inteligente, no obstante los demás se quedaron callados, ya sea porque no la entendieron o porque el humor de algunos de ellos no estaba a tono. De hecho algunos comentaron que era una persona sarcástica e hiriente, lo cual en sí mismo es un pleonasmo.

Los Nemo nunca están solos.
Siempre están acompañados de sí mismos, de sus ideas, pensamientos y gusto por el debate, ya sea consigo mismo o con los demás. Gustan de la interacción intelectual y de la gente pensante. Los pocos o mucho amigos que tienen los construyen lenta e inteligentemente. Saben que el peor enemigo de alguien que busca la lealtad es la prisa, por lo que no apresuran ni fuerzan a nadie. 

No son personas a las que las norme la sociedad. No están en contra de ella, pero tampoco se subordinan a ella. Entienden a la perfección que las normas no son otra cosa más que la expresión de un deseo regulado, y no están dispuestos a que sus deseos sean regulados por otros. 

No siguen ninguna religión, parten de la premisa de que todo credo es una religión de apariencias. Las respetan pero no las siguen. Gustan de la verdad, pero saben que esta no es para todos. Saben que la verdad no nos hará libres más que por excepción, lo que nos hará libres es la justicia y esta la buscan a toda costa.

Están ciertos de que no hay mayor indulgencia que la acción y que las cosas se dicen haciéndolas, por lo que poco se explican, poco se justifican. No creen en esos que dicen perseguir la verdad, ya que por regla general los que persiguen la verdad son los que más la ocultan. 

Así, pues Los Nemo son, a pesar de sus rarezas y extrañezas, personas a las que hay que tener cerca. Mucho es lo que se aprende de ellos. Mucho es lo que aportan y mucho lo que piden. Pero a diferencia de los demás, ellos solo piden atención, inteligencia y razón.

Nos leemos en el siguiente artículo.