Nuestra especie vive un constante ir y venir entre la ficción y la
realidad. Pareciera ser que no queremos o no podemos estar en una sola de
ellas. La realidad es tan cruda y cruenta que nos es menester tener breves e
intermitentes escapes a la ficción, no obstante nos es obligado reconocer que la
gran mayoría de nosotros pasamos más tiempo en la ficción que en la realidad.
En artículos anteriores hemos explicado que una de las características que
distingue a nuestra especie -la séptima que puebla este planeta-, es el hecho
de que la nuestra esta parada sobre dos pilares fundamentales: la ficción
(realidad imaginada) y el relato (chisme, historia, rumor).
Nuestra especie (Homo Sapiens Sapiens) se distingue de las que nos
precedieron en que esta tiene la capacidad de creer lo increíble y hacer de
todo lo que no existe un relato creíble, aun cuando este carezca de lógica y
sentido común, y un ejemplo de ello es lo que recién me aconteció en mi
reciente viaje a Monterrey
En estos días de asueto viaje a Monterrey para pasarme unos días con mis
hijos. Estos, ya con novias y amigos, tenían compromisos preestablecidos por lo
que me fue dable disponer de algo de tiempo para estar con mis libros y mis letras.
En uno de esos intervalos recibí una llamada de una amiga muy querida y me fui
a tomar un café con ella.
Ella es una empresaria de éxito. Centrada en los negocios y madre de tres
hijos. Es una mujer que además de ser muy bella y tener una egregia figura,
posee una elegancia y una cultura que hace que sea un deleite el estar con
ella. La plática verso sobre sus andares empresariales y personales. No
obstante hubo un tema en el combés de lo personal que fue lo que me llevo a
escribir este artículo.
Me comento que recién se había ido de viaje con su hermana, la cual es
empresaria por herencia y no por mérito propio, y si bien es cierto que ha
hecho un buen papel con lo que heredo, también lo es el que está lejos de
logrado por mi amiga.
Expreso esta distinción no por resaltar que una sea mejor que la otra, sino
para hacer patente que ambas han tenido que usar el cerebro desde diferente
plataforma.
El incidente.
Mi amiga me comentó que su hermana fue a que le leyeran las cartas (lo cual
de si ya dice mucho de ella), y que en ese devenir tuvo la ocurrencia de
preguntar por la pareja de mi amiga. La señora que le estaba leyendo o
interpretando el resultado de las cartas, le hizo saber a la hermana de mi
amiga, que esta corría un gran peligro con ese hombre.
La hermana le pidió más información a la médium y esta le dio, desde la
óptica de la hermana, elementos sólidos que fundamentaban su decir. La hermana
de mi amiga busco de inmediato a esta y le hizo saber todo lo que le dijeron.
Tanto que la plática entre ellas se llevó varias horas.
Mi amiga, huelga decirlo, se distingue en el combes de lo personal por sus
perennes e ingentes dudas, tantas que no es necesario la intervención de una
médium o pitonisa para que esta se cuestione sus cosas personales. Lo hace por
definición. Es su personalidad.
Este constante dudar de sí misma más las dudas que tiene sobre el futuro de
su relación, hizo que el decir de la pitonisa encontrar eco en ella. Me queda
claro que si mi amiga no tuviese dudas de su relación, jamás le hubiese dado cabida
al irracional e ilógico decir de una persona que no la conoce a ella, ni al hombre
en cuestión. No obstante las tenía, y gracias a ellas es que decidió buscarme
para ver si estaba en la ciudad e invitarme a degustar un café para platicar de
sus cuitas y canguelos.
Cuando una persona busca a otra para escuchar otra opinión, es porque no
está cierta de sí misma, ya que cuando uno está cierto de sí mismo, lo único
que no pide son segundas opiniones.
Acudí al café consciente de lo anterior, amén de que lo hice encantado
–ella es un bombón-. Al arribar al lugar tuve la oportunidad de leer su rostro antes
de llegar a su mesa, lo que me permitió ver que tenía el cerebro poblado de una
ingente cantidad de fantasmas y contadas realidades. Me tocaba a mí ver identificar
las etéreas y las reales. No le dije nada al respecto, me limite a llegar,
saludar y sentarme a platicar como si no me hubiese dado cuenta de nada.
La plática social duro unos 15 - 20 minutos, y ya una vez que me puso al
tanto de su acontecer biográfico, entramos al tema que le inquietaba.
Me dijo que me había invitado un café porque necesitaba un consejo por una
serie de dudas y temores que la estaban abrumando. Primero me comentó lo que había
acontecido con su hermana y lo que la supuesta pitonisa le había dicho, lo
cual, sumado a las dudas que ya tenía, hizo que su problema tomase una
dimensión especial.
Su hermana le hizo un gran énfasis en lo comentado por la pitonisa,
recomendándole que tuviera mucho cuidado con ese hombre, ya que la médium le
había dicho que este lo único que quería era su fortuna (siempre y cuando a su
capital se le pueda llamar fortuna).
Obviamente que no hice ningún comentario. Me limite a escuchar. No obstante
me es menester reconocer que lo que más llamó mi atención es el que le haya
dado oídos a su hermana, y más cuando ella misma reconoce que su hermana es el
epitome de la nonada.
Yo he tenido oportunidad de platicar un par de veces con su hermana. Es una
persona agradable, simpática y ocurrente, pero con una credulidad ciega en la
numerología, cartas, horóscopos y demás estulticias del ramo, por lo que me
extraño en demasía que mi amiga se centrara en lo dicho por su hermana cuando
el problema era otro.
Mi amiga conoce mi postura ante esas estulticias. Sabe que me llama
poderosamente la atención el hecho de que la Masa pueda creer que unos pedazos
de cartón impresos pueden tener la capacidad de poseer atributos más allá de lo
que en esencia son: celulosa y tinta… Y mucho menos que a estos pedazos inanimados
de cartón y tinta se les atribuya el poder de predecir situaciones y devenires
de la persona que barajo las cartas.
El tarot.
El tarot, como todas las cartas,
fue creado como un divertimento social. Poco a poco fue cambiando su uso al
grado de que hoy solo se usa como medio de adivinación. Fue en plena revolución
francesa cuando un vividor que se dedicaba a predecir el futuro de la gente,
detecto la oportunidad que le brindaba el momento para capitalizar la
incertidumbre de la gente con la salida al mercado de una baraja que era
diferente a las otras.
Todas las cartas guardaban el
mismo patrón: 52 cartas - 52 semanas; cuatro palos - cuatro estaciones; dos
comodines - uno por el bisiesto de cada cuatro años y el otro por el ajuste que
se hace cada cien años.
El tarot, por el contrario, tenía
78 cartas en donde todos los dibujos obedecían a los arquetipos de nuestra
especie (el loco, el diablo, el ahorcado y muchos más) y del momento en que
salieron al mercado. Hoy, por ejemplo, ya no hay ahorcados, por lo que si el
tarot hubiese salido en este tiempo sus arquetipos serian similares en algunos
casos (el loco, el diablo, el enamorado…) y diferentes en otros (el Hacker, el
Trader y algunos más propios de la época).
Así, el tarot, con sus 78 cartas
y con la arbitraria interpretación que sus aparentes expertos hacían de ellas,
fueron abriéndose un espacio en la amojonada mente de aquellos que ingenuamente
buscaban en unos pedazos de cartón impresos, respuestas que solo ellos podían
tener.
Las personas que se dedican a
echar las cartas desarrollan una extraordinaria habilidad para leer en el
rostro de sus clientes las respuestas que estos desean escuchar. Están ciertos
de que la gente acude a ellos no para encontrar respuestas, sino para
confirmarlas. No tienen el más mínimo interés en la gente ni tampoco en la
sarta de estulticias que les van a decir para engatusarlos… Lo que les importa
es el dinero que van a cobrar.
Por otro lado están los que
acuden a estos artificios. Estos lo hacen porque están convencidos que esos
pedazos de cartón poseen un poder que ellos no tienen: el de predecir el futuro
en función de la supuesta energía que ellos les transmiten al barajar las
cartas.
Las personas que solicitan esos
servicios salen de ahí con la confirmación de sus dudas, lo que hace que
experimenten un sentimiento de certeza sin igual.
No se detienen a pensar en lo
ilógico e irracional que es todo eso, ya que si los adivinos fueran lo que dicen
ser, ninguno de ellos estaría pobre. Todos hubiesen comprado los boletos
ganadores de mil y un sorteos, amén de participar en cuanto programa de
concurso exista en los medios.
En este rubro hay charlatanes y
crédulos. Los primeros son unos farsantes. Saben que están engañando al otro y
lo hacen con señorío. Los segundos creen en lo que hacen y lo hacen tan
convencidos que para ellos lo importante no es lo que van a cobrar, sino lo que
ellos creen que leen en las cartas. No obstante la realidad es que ambos están
equivocados.
Regresemos a la charla con mi
amiga. Observe al poco tiempo de estarla escuchando (y de hacer que se
escuchará), que en su rostro se estaban generando cambios importantes. Se
estaba deshaciendo de la basura que su hermana le había entregado y de los fantasmas
que había creado en su mente.
Por supuesto que ella ya había
tomado una decisión y lo había hecho antes de verme, el problema es que aún no se
daba cuenta de que ya la había tomado, por lo que me era menester ayudarle a tomar
conciencia de la misma.
La razón por la cual no sabía que
ya había tomado una decisión, es debido a que el cerebro siempre decide antes
de que nosotros estemos conscientes de la decisión que este tomo. Luego, al
paso de las horas, de los días o de las semanas, nos manda las señales que nos
hacen creer que nosotros la tomamos, cuando la realidad es que las señales lo
único que hacen es hacernos conscientes de la decisión.
Ya una vez que ella entendió que
la razón por la cual no había hecho consciente la decisión, es porque sus creencias
y miedos (normal en toda relación) le estaban entorpeciendo el proceso de
clarificación. Ya una vez que entendió esto, dejo atrás el tema del tarot para
centrarse en su estructura antropológica y en lo que tenía que hacer para
consolidar su relación.
Aun cuando el tema de mi amiga
termina aquí, aprovecharé para extenderme un poco más en el tema, ya que aun
cuando usted no lo crea, mucha gente que se dice racional y pensante cree en
ese tipo de estulticias.
Magia, hechicería y brujería.
La magia, la hechicería y la brujería
son primas hermanas y todas están subordinadas a las creencias religiosas y a
la cultura que emana de estas. No obstante es menester reconocer que más allá
de la religión y de la cultura…, la magia, la hechicería y la brujería encuentran
su caldo de cultivo y medio de expansión y propagación, en la intrínseca necesidad
que tienen los seres humanos de superar sus frustraciones y de cumplir sus sueños,
sin importar si estos son de índole económico, amoroso, vindicativo o de poder.
Es imposible separar la magia de
la religión. Las religiones se apropiaron de las creencias mitológicas, de sus
ritos y artes y las hicieron religión, no obstante hoy por hoy hay diferencias
entre una y otra: la religión se ocupa de lo trascendente, la magia, de lo
inmediato.
Así pues, la religión, que no es
otra cosa más que la magia institucionalizada, trata de dar solución a dos
enigmas: el de la vida y de la muerte; mientras que la magia no
institucionalizada, intenta solucionar problemas concretos que no tienen nada
que ver con lo trascendente, sino con lo inmediato.
La hechicería, en cambio, se
limita a la utilización de conjuros, brebajes y pócimas. Todo esto sin tener
que hacer un pacto con aquello que ingenuamente llamamos “el mal”. Este nace
después.
La brujería es posterior al
nacimiento del mal. Entendiendo por “mal”, todo aquello que las religiones han
calificado como tal. No en balde son estas las que crearon el concepto del
Diablo y todo lo que tiene que ver con él. Gracias al concepto Diablo, es que
las brujas y la brujería fueron vistas como satánicas, persiguiéndolas hasta la
extinción.
La magia, la hechicería y la
brujería son productos de la mitificación, la ignorancia y el fanatismo. Las
tres tienen un especial arraigo en las religiones monoteístas y con el
polarizado concepto que estas tienen del bien y del mal. Tanto que en la historia
de las tres podemos encontrar el hecho de que se han centrado más en combatir a
las personas (magos, brujas y hechiceras) que a las ideas que estas sustentan.
A nada teme más el hombre que a
la mujer.
La mujer, lo sabemos bien ha sido
sobre la que han recaído todas nuestras inseguridades y temores. La realidad es
que en la vida solo atacas aquello que admiras y necesitas y que sabes no
puedes tener. Y a nadie admira y teme más el hombre que a la mujer, razón por
la cual la ha atacado y la ataca de todas las formas posibles.
Tanto que en la biblia dice que
perdimos el Paraíso por culpa de Eva. No obstante la pregunta es: Quién es más
bruto. Eva que fue engañada por el maestro del engaño o Adán que fue engañado
por una aficionada, ya que era la primera vez de Eva.
A partir de ahí la hemos culpado
de todo, y, como no, de brujería también. La mujer desempeñó un papel muy importante
en el desarrollo económico, social, político y religioso de las primeras
civilizaciones.
Ella era quien se relacionaba con
la naturaleza. Quien observaba, desentrañaba y manejaba (por así decirlo) sus
misterios. No en balde la agricultura es un invento de la mujer. Así, lo
normal, es que ella fuera la maga, sacerdotisa, sanadora y canal de
comunicación con las fuerzas de la naturaleza.
La magia y las sacerdotisas
surgieron antes de que las religiones institucionalizadas salieran al mercado con
sus conceptos del alma, de dios y del diablo. Ya una vez que la magia se
institucionalizo vía la religión, persiguió con denuedo a las sacerdotisas y magas
primigenias, las cuales dejaron de ser lo que eran para convertirse en aquello
que las religiones llamaron hechiceras, brujas o hijas de Satanás, terminando así
con el imperio de la mujer.
A partir de la
institucionalización de la magia, se dictamino que lo que esas personas hacían
era establecer un pacto con un ser superior en aras de obtener un beneficio
personal. No obstante es menester reconocer que lo que nunca dijeron es que la
oración religiosa es lo mismo: un pacto con un ser superior en aras de obtener
un beneficio personal.
La oración religiosa tiene su
origen en el conjuro mágico, no obstante la diferencia entre una y otra es abisal.
En el conjuro solo hay una solicitación, mientras que en la oración hay, además
de la solicitación, el requisito indispensable de la sumisión.
El conjuro es una súplica a una fuerza
superior sin someterse a ella. Lo único que hay que hacer es pagarle vía un sacrificio
que iguale la deuda, ya sea a través de una ofrenda material o la vida de un
animal, mientras que en la oración el pago es total. No acepta ofrendas
menores. Exige la entrega del alma, de la identidad y de la vida toda. Exige un
vasallaje que está más allá de toda dignidad.
La magia no es un sistema de
creencias, ni un sistema filosófico, moral o social. Es más bien un oficio, una
dedicación o una especie de arte… Y como tal ha tenido diferentes formas de
expresión en función de la época y de las circunstancias religiosas, políticas
y económicas de cada época.
En la Edad Media la religión era
la que determinaba la política y la economía El mundo era teocéntrico (dios,
los demás, yo). Todo giraba en torno a dios y sus burócratas. La magia tenía
que ver con lo espiritual (amor, hijos, dioses y demás etcéteras), no con lo
material.
En el Renacimiento (renacer del
hombre) las cosas cambiaron. No fue un cambio abrupto. Fue gradual, pero poco a
poco la religión se vio en la necesidad de tener que compartir el poder.
Los reyes necesitaban al papa
para ser coronados, pero ya una vez en el trono desconocían al papa, llegando
incluso a nombrar dos papas al mismo tiempo, así como la creación de nuevas
interpretaciones de la palabra de dios: Lutero, Calvino, Enrique VIII y otros
más.
El poder de los reyes era lo que determinaba
la economía y los alcances y límites de la religión, por lo que la magia se
centró en el poder. La gente acudía a esta buscado un medio que les permitirá
entrar a la corte o ascender en ella.
En el modernismo las cosas dan un
giro de 180 grados. La economía es la que determina a la política y
circunscribe a la religión al ámbito de lo personal, de lo individual, sin
capacidad alguna para incidir en el comportamiento de la economía. Esta
mutación hizo que la magia se centrara en el dinero, en el afán de riqueza, en
el estatus y en los símbolos de poder (las apariencias).
Con la globalización se están
dando cambios en la estructura…
En Occidente la economía sigue
siendo la que determina a la política y a la religión, no obstante en los países
regidos por el Corán, la economía determina la política, pero ambas quedan
subordinadas a la religión. Esta es el árbitro moral que dicta el hasta donde
de la economía y de la política, lo cual explica su retroceso en el ámbito del
saber y del hacer humano.
La magia en Occidente está
centrada en el dinero y en el poder. Cierto que la Masa acude por cosas subjetivas
como el amor, el romance, el matrimonio, la infidelidad, la venganza y demás
etcéteras de las emociones humanas, pero lo hacen como un ejercicio de poder.
La hermana de mi amiga no fue con
esta a aconsejarla, fue a decirle que tenía información clave e incuestionable.
Acudió a ella como si tuviera la verdad absoluta. Fue un desplante de poder, no
de amor.
Lo que la Masa busca al acudir a
esos lugares es una confirmación objetiva de su subjetividad. Si el motor fuera
espiritual, pedirían cosas que tienen que ver con la psique humana (amor,
familia, hijos, salud…)
Las personas que acuden a esos
servicios lo hacen buscando la intervención de un demiurgo mayor o menor que
los solace y les de paz. Lo hacen sin estar conscientes de que los médiums que
se dedican a eso son dignos representantes de las artes escénicas… Nigromantes que
nos les pueden ofrecer nada más que la breve catarsis del momento.
Si esas personas fueran dignas de
confianza por su saber y hacer, se dedicarían otras cosas y no a lo que se
dedican.
Así que quien está más loco, el
loco o el que sigue al loco.
Nos leemos en el siguiente
artículo.