sábado, 28 de marzo de 2020

La dinámica del cambio.


Hemos escuchado hasta la saciedad que el cambio es la única constante del mundo, no obstante, es una frase que poco o nada nos detenemos a pensar. La dinámica del cambio ha sufrido, valga la redundancia, cambios en su dinámica.

Los cambios, antaño, se sucedían a una velocidad que en ese entonces se consideraba vertiginosa, sin embargo, estos, como los que se fueron sucediendo, no son nada si los comparamos con la dinámica del cambio actual.

Hoy, que vivimos en mundo que no solo es global, sino que además esta interconectado en todos los niveles, hace que los cambios que se suscitan en cualquier parte del orbe generen cambios más allá de sus lugares de origen, de tal suerte que hoy más que nunca, aplica eso que llamamos efecto mariposa.

Veamos algunos ejemplos que nos permitan entender el devenir del cambio. Para entender el mundo es menester verlo como una casa, y en una casa, lo sabemos bien, siempre hay alguien que manda. No vamos a entrar aquí a debate sobre quien manda en casa, eso lo sabemos bien…, y el que tenga dudas que por favor le pregunte a su mujer.

En el siglo XIV y XV, para no irnos más atrás, el líder del mundo era España. Esta definía la moda, la cultura, las ambiciones y formas de ser del resto de las naciones y sus habitantes. Lo peor que le pudo pasar a España fue descubrir América, ya que, en ese momento, sin estar conscientes de ello, empezaron a migrar de una cultura creativa y conquistadora, a una pasiva y merecedora.

Los españoles encontraron un filón de recursos en América que poco a poco los llevo a cosechar en lugar de conquistar. Las cosas las dieron por hechas y eternas, tal como nos sucede a todos los seres humanos cuando las cosas nos van bien.

Este filón de recursos generó en Francia e Inglaterra un espíritu de conquista inversamente proporcional al de España. Así, poco a poco, Francia le arrebato el liderazgo a España, de tal suerte que en el siglo XVI y XVII, Francia se corono como líder absoluto del mundo, imponiendo en el resto del mundo la forma de ser francés, tal como hoy lo hace USA.

No entraremos al detalle de lo que aconteció en Francia, pero le paso lo mismo que a España, las cosas las dieron por hechas y eternas, lo que a la postre los llevo a perder el poder en manos de los ingleses, los cuales rigieron el mundo en el siglo XVIII y XIX, esparciendo su cultura por todos sus territorios y con ella la forma de ser del mundo.

Hasta aquí la dinámica del cambio se daba cada doscientos años. El caos se manifestaba de manera violenta y brutal en el transito de la estafeta, lo cual duraba de una a dos décadas, no obstante, pasado este intervalo el mundo regresaba a su dinámica con los ajustes de aprendizaje que demandaban las nuevas formas.

En el siglo XX Inglaterra dominaba el mundo. Inglaterra era dueña del 25% del mundo, no obstante, los cambios se avecinaban en el entorno. Alemania necesitaba acceso a recursos y expandir su comercio, y el único medio para lograrlo era a través de la confrontación bélica, para lo cual le era menester debilitar a sus contendientes, principalmente a Rusia.

Conforme a este objetivo, el Kaiser decide apoyar a Vladimir Ilich Uliánov, quien usaba el seudónimo Lenin debido a que el rio Lena era el más largo de Rusia y corría en sentido contrario a Volgin (rio Volga), que era el seudónimo que usaba Gueorgui Valentinovich Plejánov, anarquista contrario a Lenin.

El Kaiser financia a Lenin con diez millones de marcos, amén de proporcionarle la salvaguarda y el tren que lo lleva a Rusia con la intención de desestabilizar el Imperio Ruso, evitando, así lo creía él, que esta participara en la guerra.

Lo demás es historia. Estalla la Primera Guerra Mundial (la cual fue una guerra entre primos) y con ella el reacomodo de fuerzas en el mundo. La derrota de Alemania se manejó tan mal que gestaron con sus condiciones la Segunda Guerra Mundial.

Esta, como todos sabemos, se concluyó cuando la coalición formada por Estados Unidos, Inglaterra, Rusia y Francia venció a Hitler. Así, al término de la guerra el mundo había experimentado un constante cambio de estafeta en el liderazgo del mundo, preludiando con ello lo que se avecinaba.

De 1946 a 1985, el mundo se debatía entre dos sistemas opositores que se peleaban el liderazgo del mundo, Estados Unidos y la URSS. Para 1980 todo indicaba que la URSS ganaba la batalla. El 75% de las naciones del mundo gravitaban bajo la influencia del socialismo…, hasta que la realidad los alcanzo.

La URSS se había inmerso en una debacle económica financiando a sus países satélites, lo que a la postre la debilito a tal grado que ya no podía ni sostener a su propia nación, quedando, en 1990, Estados Unidos como líder absoluto del mundo. Lo curioso de este intervalo fue que Hollywood, al ya no tener un enemigo claro, se aboco a hacer películas en las que el enemigo era la naturaleza: meteoritos, terremotos, huracanes y demás fenómenos terrestres…, y en ocasiones, espaciales.  

De 1990 al 2000, el liderazgo se lo disputaban en distintas áreas diferentes actores: EUA era el gran policía (liderazgo político); Japón contendía por el liderazgo económico (época en la que Japón salió de compras, tal como hoy lo hace China), al tiempo que Alemania disputaba el liderazgo tecnológico y Rusia el militar.

Como podemos ver, la dinámica de los cambios se trastocó en el siglo XX. En un solo siglo, el mundo vivió el liderazgo de Inglaterra; el de la Alemania de Hitler; el militar e ideológico del URSS, el político y económico de Estados Unidos, el emergente de Japón y el tecnológico energético de Alemania. En los siglos precedentes, los cambios se sucedían cada doscientos años, en el siglo XX se sucedían en décadas.

En el siglo XXI la dinámica del cambio se trastoco de nuevo. La revolución cibernética cambio el mundo, como antaño lo había hecho la Industrial. Así, pues, los cambios en el primer cuartil de este siglo (año 01 – año 25) se han venido gestando, primero cada cinco años, después cada dos años, reduciendo cada vez más el intervalo hasta llegar a este momento en el que se suscitan de un día a otro.

Cierto que Estados Unidos sigue siendo el líder del mundo, sin embargo, Rusia y China están codo a codo peleándole el liderazgo. China, el liderazgo tecnológico y económico; Rusia, el liderazgo militar. Cambios, todos, que se ven fuertemente afectados por la tecnología, los mercados (financieros y comerciales), la migración y la energía (petróleo), sin demeritar, claro está, los que gesta y va a gestar, social, política y económicamente, el coronavirus.

Hoy usted puede llegar a una idea determinada del acontecer mundial y verse en la necesidad modificarla en menos de una semana. Los cambios, sin ánimo de ser repetitivo, se suscitan a una velocidad inconcebible hace una década, amén de que estos están generando, como ya mencionamos líneas arriba, serias alteraciones en la estructura societaria de las naciones, de los mercados y, por ende, en el liderazgo en sí, de tal suerte que lo que era válido hace una semana, no lo es hoy.

Veamos un ejemplo. Antaño los adultos mayores eran venerados en todas las culturas, cosa que hoy ya no acontece, de hecho, son vistos más como una carga que como un oráculo.

Antaño, cuando el mundo cambiaba cada doscientos años, los adultos mayores poseían el saber que necesitaban las nuevas generaciones. Lo más normal era que un joven viviera exactamente lo mismo que habían vivido sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y trastatarabuelos, por lo que lo prudente era acudir a ellos, ya que estos tenían el conocimiento que los jóvenes iban a necesitar para hacer la vida un poco más fácil.

Todo esto fue cambiando en el siglo XX y lo hizo de tal forma que, para la segunda mitad de la centuria, los adultos mayores ya no tenían, en las nuevas generaciones, el peso que ostentaban en el pasado. Ni que decir de este siglo. La dinámica del cambio es tan acelerada, que personas que rondan los cincuentas y sesentas, son, en su gran mayoría, material de desecho en el mundo actual.

Los adultos mayores, es decir, los que están en los sesentas, setentas o más, ya no tienen cupo en el mundo actual, de hecho, ni siquiera son considerados como fuente de opinión, mucho menos en el combes de lo laboral. Su obsolescencia ante los vertiginosos cambios de la tecnología y la cada vez más cambiante forma de hacer negocios, ha hecho que ellos mismos se sienten fuera de lugar, tanto con sus hijos y como con el mundo en general.

El entorno…, o lo formas o te deforma.
Los seres humanos nos movemos en dos entornos: un entorno socio afectivo restrictivo y otro entorno socio racional propositivo.

Lo común es que nos desenvolvamos en uno solo de ellos: el socio afectivo restrictivo. Este es un entorno que nos acoge, nos salva, nos reconforta. Es un entorno conformado por aquellos que nos quieren, que nos aceptan tal como somos, que nos han acompañado en las buenas y en las malas, amén de que muchos de quienes los integran son personas que han estado con nosotros de años ha. Son amigos que hemos ido cultivando desde la primaria y en algunos casos desde el preescolar.

Este entorno está integrado, amén de la familia, por personas que nos quieren y aceptan tal como somos, al grado que nos tienen una tolerancia afectiva que nos permite ser y expresarnos tal como somos, cosa que no podemos hacer en ningún otro entorno.

Este entorno, que debemos cuidar y salvaguardar, tuvo y tiene un gran valor en nuestro acontecer biográfico, sin embargo, quedarnos única y exclusivamente en este entorno, nos va a llevar a no buscar nada más, por lo que, sin darnos cuenta, nos va a pasar lo mismo que le paso a España.

Encontramos en ellos un filón de amor, amistad y tolerancia que, ineluctablemente, nos va a meter de lleno en una zona de confort que nos hará migrar, sin estar conscientes de ello, de una cultura de lucha y conquista a una cultura de confort y cosecha, precipitándonos, sin darnos cuenta, a los brazos de la obsolescencia.

Luego, que no nos extrañe que el mercado laboral y la sociedad en sí, no nos vean como oráculo…. Nos lo ganamos a pulso.

El otro entorno es el socio racional propositivo. Este es un entorno conformado por gente que está en abierta competencia con nosotros. Gente que valora nuestra funcionalidad, más que nuestra persona, por lo menos al principio.

Para estar en él nos es menester cambiar nuestra conducta, nuestra forma de hablar, vestir, comer y socializar con los demás. En este entorno nos es menester aprender cosas nuevas, estar a la vanguardia de los cambios, cambiar nuestra forma de ver las cosas y lo que en el mundo sucede, ya que de ello depende que el entorno nos acepte o nos rechace y con ello el que podamos capitalizar las oportunidades que se gestan en ese entorno.

La inteligencia, lo sabemos bien, es la falsa medida del hombre, ya que son inteligencias diferentes para retos diferentes. Por ejemplo, la inteligencia que se desarrolla al jugar ajedrez es muy útil para jugar ajedrez, pero no necesariamente lo es para los negocios y para lo humano... Y en estos entornos nos es menester desarrollar diferentes tipos de inteligencias: la social, la empresarial y la de negocios (que es diferente a la empresarial). Una empresa esta compuesta de mil y un negocios, y en todos ellos nos va a ser menester hacer empresa.

En estos entornos nos es necesarios mostrarnos, a un mismo tiempo, listos e inteligentes. Listos para captar las oportunidades del entorno (sentido de oportunidad) e inteligentes para identificar la mejor forma de instrumentarlas (pensamiento vertical: causa -raíz).

El entorno socio afectivo restrictivo no nos demanda ninguna de estas capacidades, a excepción de la inteligencia social. En este entorno las otras inteligencias son deseables, pero no indispensables, tan es así que si tenemos amigos que no han desarrollado las otras inteligencias, es tal el afecto que les tenemos que no encontramos óbice alguno para estar con ellos, ya que es un grupo con el que nos reunimos como divertimento, no como ejercicio de construcción.

No obstante, es menester apuntar que podemos lograr, a través de la creación del caos (caos creado, caos controlado), convertir nuestro entorno socio afectivo restrictivo, en un entorno socio racional propositivo.

Para ello, por ejemplo, va a ser menester pedirles a los miembros de nuestro entorno que nos ayuden a crear ideas disruptivas. Ideas que nos permitan a nosotros y a nuestros hijos, irrumpir en el mercado con un producto, aplicación o servicio novedoso, en donde lo importante no es si se cristaliza como proyecto (que lo ideal sería que si lo hicieran), lo importante es que los moviste de su zona de confort…, y tú con ellos.

Otro ejemplo es organizar una visita cultural con los hijos de todos a un museo, a un pueblo pintoresco de la localidad o a una de las empresas de alguno de los miembros de nuestro entorno socio afectivo restrictivo. Al llegar al museo es menester que uno de los miembros del grupo asuma la responsabilidad de ser el guía (para lo cual se debió haber preparado muy bien) y que le explique a todos las obras que hay expuestas y el entorno o situación en la que se hicieron, así como lo que autor quería expresar.

En el pueblo va a suceder lo mismo, sin embargo, el objetivo es que los presentes busquen entender porque el pueblo es como es y qué es lo que les hace ser como son, entonces y solo entonces habrán entendido lo que el pueblo es… No olvidemos que jamás podrás cambiar y mucho menos dirigir, lo que no conoces.

Con la visita empresarial sería lo mismo, el objetivo es que los hijos del grupo, así como los otros miembros del grupo, conozcan lo que en la empresa se hace, a quien se le vende y porque… Todo esto lo que va a generar es una apertura de mente que, sin darse cuenta, estarán aplicando en su diario quehacer, convirtiendo su entorno en grupo cultural demandante y constructivo.

Carlos Slim es famoso en todo el mundo porque una vez al año organizar un congreso en alguna parte del mundo, al que invita a los empresarios más prominentes América Latina, para que estos acudan acompañados de sus hijos, en donde el objetivo es conocer que hacen las empresas de los asistentes, los nuevos negocios en los que han incurrido y los proyectos que están en ciernes, amén de que se conozcan los hijos y trabajen en proyectos conjuntos, lo que les permite establecer alianzas sociales, empresariales y, en algunos caos, matrimoniales. No porque se acuerden matrimonios en dichas reuniones, sino porque al conocerse y tratarse, se han dado algunas relaciones sentimentales que han terminado en matrimonio.

En alguna ocasión, una maestra de secundaria les pidió a sus alumnos su colaboración para hacer una dinámica. Les explico que la dinámica consistía en resolver anagramas. Creo el interés y ya una vez que lo logro, repartió entre sus alumnos dos tipos de anagramas, unos de fácil solución y otros de difícil solución, no obstante, esto lo hizo haciéndoles creer a todos que tenían el mismo anagrama. Al resolverlo debían levantar la mano, pero sin decir cuál era la palabra. A los quince minutos, la mitad que tenía el anagrama fácil levanto la mano y la otra mitad, los que tenían el anagrama difícil, se volteaban a ver con cara de estupefacción.

La maestra les pidió que lo tomaran con calma, que iba a ver dos intentos más. Repitió el ejercicio, repartiendo dos nuevos anagramas, uno de fácil solución al mismo grupo y uno de difícil solución a los que no había resuelto el anterior.

El resultado fue el mismo. Los que habían vuelto a recibir un anagrama fácil levantaron la mano con cara de satisfacción, al tiempo que los que no habían resuelto el primero, se encontraron con la sorpresa de que esta vez tampoco lo habían podido resolver. La maestra insistió en que no pasaba nada. Que tal vez era cosa de suerte. Que estaba segura de que en el tercer intento les iría mejor.

En el tercer intento repartió un anagrama de dificultad media a todo el grupo, de tal suerte que ahora todos tenían la misma oportunidad, ya que en esta ocasión no había segmentado la distribución. A los pocos minutos, casi todos los que había resuelto los dos anagramas anteriores levantaban la mano para indicar que ya lo habían resuelto y junto con ellos dos o tres del grupo que no había podido resolver los anteriores.

La maestra le pregunto a los que no habían podido resolver los anagramas, que qué es lo que ellos pensaban que había pasado, y casi todos dijeron que no eran buenos resolviendo anagramas.

La maestra les explico que es lo que había hecho y les dijo que hay una cosa que se llama “indefensión aprendida” … Cuando crees que no puedes hacer algo, lo mas probable es que termines no pudiendo, de tal suerte que cuando les dio el mismo anagrama a todos los participantes de la dinámica, lo normal es que los que no habían podido resolver, se atrofiaran en este último y tampoco pudieran.

Los mismo nos acaece a nosotros cuando nos quedamos en el mismo entorno, este, sin que nosotros estemos conscientes, al paso del tiempo nos va brindando una “indefensión aprendida”, la cual adquirimos por contagio de los mismos miembros de nuestro entorno. Y no porque haya mala voluntad, sino porque la media de todos marca lo que y lo que no se puede hacer. En síntesis, cambias de entorno y cambian las posibilidades.

Así, pues, los invito a que consideren la posibilidad de crearle a su entorno socio afectico restrictivo las variables de caos que lo lleven a convertirse en un entorno socio racional propositivo, al tiempo que en paralelo construyen para sí, un entorno socio racional propositivo con nuevos elementos que les lleven a exigirse más de ustedes mismos, lo cual no solo ralentizará su (nuestro) proceso de obsolescencia, sino que además les (nos) ayudara a construirse mejor, tanto a ustedes mismos como a los suyos.

Nos leemos en el siguiente artículo.

Jaime Ramos.

martes, 24 de marzo de 2020

El coronavirus de los conspiradores.


Cierto que a la gente le gusta el chisme (está en nuestra naturaleza), sin embargo, es menester reconocer que no solo hay a quienes les gusta el chisme, sino que además hay quienes los mejoran. Y este intervalo de ocio que algunos llaman elegantemente cuarentena, ha propiciado que los amantes de las conspiraciones le den rienda suelta a su imaginación, inventando un cumulo de ideas y argumentos que ya quisiera cualquier escritor.

Comento lo anterior debido a que me han llegado todo tipo de especulaciones y afirmaciones, y en todas ellas el tema de la conspiración es la base. Algunas más alógicas que otras, pero en todas se acusa una ignorancia mayúscula (igual o mayor que la mía), y una carencia sin parangón de sentido común.

En aras de vestirlas de legitimidad, le achacan las mismas a Noam Chomski, quien sin duda alguna es uno de los intelectuales (lingüista, filosofo, antropólogo, psicólogo, político) más respetados del orbe; otras tantas a Bill Gates, quien predijo hace algunos años lo que estamos viviendo hoy, razón por la cual piensan (si es que eso se le puede llamar pensar), que aprovechó la coyuntura junto con su esposa Melinda para capitalizar las ventajas del virus.

La última que recibí es una en donde se me informa que a finales del año pasado, hubo una junta de alto nivel en Nueva York, en la que se reunieron prominentes políticos, banqueros, dueños de la industria farmacéutica y de salud, amén de otras tantas de otros rubros, salidas todas de la fértil imaginación de los conspirologos, en la que se acordó, dicen ellos, liberar el virus para hacer una purga económica, colocando a la gente en el nivel que deben de estar, amén de deshacerse de las personas de la tercera edad, las que en poco tiempo, argumentan ellos, serian carga y no aporte.

Por supuesto que las preguntas obligadas que les podemos hacer son: ¿Cómo saben ellos, simples ciudadanos, lo que esas prominentes personalidades acordaron en dicha reunión? ¿Cómo es posible que hayan logrado obtener información de una junta que, de hacerse hecho, jamás hubiesen sido convocados?

Los seres humanos estamos hechos para la fantasía y el rumor, y más en tiempos donde el ocio es visto como defecto y no como virtud. El Estagirita de Tracia (Aristóteles 384 a. C – 322 a. C) decía que el líder debe dirigir hacia el ocio, ya que es ahí, en el silencio y la soledad, donde se gestan las grandes decisiones y hazañas.

La mente ascendente, esa que es responsable de crear, innovar y acuñar soluciones disruptivas. Esa que se da el permiso de explorar cuanta alternativa sea posible para resolver un problema, se gesta en el silencio y en la soledad. En ese aislamiento social que hoy, gracias al coronavirus, llamamos distancia social.

No obstante, la realidad es pocos son los que saben estar consigo mismos. La gran mayoría se la pasa en las redes sociales, en la televisión de paga y o en cualquier distracto que los salve de escucharse a sí mismos. Estas personas son los que se la pasan inventando cuanta explicación se les ocurre: que si es un castigo divino; que si la naturaleza se quiere deshacer de nosotros; que si determinadas potencias están atrás de todo esto; que si los hombres del poder y del dinero acordaron esparcir el virus… Y así como estas, muchas cosas más.

No pongo en tela de juicio el hecho de que se puedan crear conspiraciones de orden político y empresarial, pero no como las arribas mencionadas. Son los líderes de una nación o de un grupo de naciones los que se unen, transitoriamente, para competir con otra nación o naciones, como es el caso de la competencia entre China y USA; Rusia y Arabia Saudita. Por supuesto que los políticos de dichas naciones están en bloque unidos con su líder para sacar las mayores ventajas para su país, para lo cual crearan cuanta barrera arancelaria puedan, ya que lo buscan es obstaculizar al otro país, no para eliminar sus posibilidades (porque lo necesitan como mercado), pero si para impedir que tome el liderazgo o se lleve la tajada principal de ese pastel.  

De la misma forma, los ejecutivos de una empresa acordaran con su líder una serie de estrategias para ganarle mercado a su competidor, sin embargo, de ahí a que políticos, empresarios, médicos y líderes de la banca y del mundo se pongan de acuerdo para conspirar tal como se dice en las redes sociales, es falso.

Creer y afirmar que este tipo de personas conspiran para crear la pandemia que hoy nos ocupa, es propio de personas que acusan una clara ignorancia de la naturaleza humana. Por favor pregúntese: ¿Usted en realidad ve posible que este tipo de líderes se deje dirigir por otros iguales a ellos para hacer algo así?

Estas personas son lo que son debido a que no encontraron cupo en el mercado de la obediencia. Son personas que siempre tuvieron problemas con las figuras de autoridad de su entorno, y que, en lugar de luchar estérilmente contra ellas, decidieron crear un entorno para sí, donde los demás quisieran estar.

Son personas que nunca subordinaron la redacción de su biografía al lápiz de otro escritor. Jamás, por ninguna razón, aceptarían ser dirigidos por sus iguales. Con ellos mantienen alianzas transitorias o feroces competencias, pero jamás subordinarán sus querencias a las querencias de sus iguales.

La realidad es que el coronavirus no es una entelequia o invento de alguna potencia o grupo político o empresarial, es una realidad que esta muy lejos de esas ideas que se construye la masa para explicar lo que no pueden o no quieren entender.

Cierto estoy de que este será el primero de muchos que vendrán más adelante. El progreso económico y social ha generado un calentamiento global que favorece a algunas naciones y perjudica a otras. De tal suerte que algunas naciones se van a ver beneficiadas al ir retrocediendo el hielo, ya que este va a dejar al descubierto enormes cantidades de tierra fértil que permitirá una mejor siembra y cosecha, pero también saldrán a flote virus y bacterias que tenían millones de años enterradas y de las cuales no sabemos nada. Virus que los amantes de las conspiraciones podrán atribuir al ominoso proceder de esos líderes que, según ellos, conspiran contra la humanidad.

Efectivamente los estragos económicos que las medidas sanitarias están y van a generar, son mayúsculas, no obstante, la realidad es que las consecuencias económicas, políticas y sociales serían mucho mayores si no las hubiésemos tomado.

La debacle económica que estamos viviendo y que vamos a vivir, es lo que hace que los amantes de la conspiración edifiquen cuanta teoría (mencionada así con el debido respeto que merece toda teoría) justifique su falta de prevención. Siempre es bueno tener a quien echarle la culpa de nuestros yerros y desaciertos.

Cierto que hay quienes poseen un ingreso que nos les permite hacer ningún tipo de prevención, dado que en ocasiones el ingreso ni siquiera alcanza para el diario vivir, pero también es cierto que esta gente no piensa en conspiraciones, lo que les apremia es llevar algo de dinero a su casa y no buscar a quien echarle la culpa de las cosas. La realidad no les da espacio para la especulación.

Las conspiraciones encuentran su caldo de cultivo en la mente de esos que, frustrados ante su propia irrealización, construyen escenarios en donde son otros y no ellos los responsables de su pobre proceder.

Cierto que los amantes de la conspiración son individuos con educación media o profesional inconclusa, pero son los menos. La mayoría de los conspiradores, por decirlo así, son personas que tuvieron grandes logros académicos en la universidad. Logros que, en su mente mágica de Winnie Pooh, los llevo a creer que obtendrían el mismo nivel de logros en el combes de lo empresarial.

Así, pues, la creencia de que todo se debe a una conspiración es más fácil que la crean los académicos y estudiosos que se distinguen de los demás por el alto nivel de notas escolares que recibían en la universidad. Personas que están plenamente conscientes de la superioridad de su poder e intensamente frustradas de la inferioridad de su poder.

Estas personas son las que crean, escriben y divulgan la idea de que el coronavirus obedece a una conspiración y lo hacen debido a que ello les permite atribuir, a la malignidad de otros, sus propias incapacidades.

La realidad es que el coronavirus no es una entelequia ni tampoco es algo creado intencionalmente. Nadie en su sano juicio escupe hacia arriba. Por favor pregúntese: ¿Qué potentado de la política o del dinero crearía una cosa que a todas luces va a afectar gravemente su estamento de poder (en el caso de los políticos) o a su patrimonio (en el caso de los hombres del dinero)?

Las repercusiones económicas del coronavirus van a hacer, por lo bajo, de cuatro a cinco veces más grandes que la crisis del 2008, amén de que va a cambiar el mundo en todos sus aconteceres. Va a cambiar el estamento político, ya que los reclamos y exigencias de la gente van a alcanzar cotas nunca vistas, al grado que la primavera árabe o los disturbios de América Latina, se van a ver como juego de infantes contra lo que se viene.

Los políticos se van a tener que reinventar para poder lograr un espacio en la mente de los electores, y esto es algo que se va a ver en todo el mundo, incluso en las democracias imperiales, que son, hay que reconocerlo, las que mejor han manejado la crisis.

Los hombres del dinero no la tienen más fácil. La gente le va a cobrar las facturas a aquellas empresas que dejaron a su gente a la deriva. Un ejemplo de ellos es una cadena de cafés que tiene como símbolo una medusa, la cual opto por despedir a un buen número de personas al tiempo que paraba todas sus inversiones (lo cual es inteligente) y mandaba a otras a su casa sin goce de sueldo (lo cual no es inteligente). Esta empresa ni siquiera se detuvo pensar en las necesidades de su gente o en buscar como mediar sus perdidas y la de su gente. Se centro solo en las de ella y eso se lo van a cobrar.

Por otro lado, está la sociedad en sí, La dinámica de los tiempos es tan acelerada que hoy, para lo único que no tenemos tiempo, es para estar con nosotros mismos. Sin embargo, la distancia social o cuarentena a la que nos obliga como medida sanitaria el virus arriba mencionado, va a hacer que mucha gente se pierda y mucha otra se encuentre.

Habrá parejas que descubran que no tienen nada en común y que van a aprovechar este estadio para crear nuevos y mejores vínculos. Habrá otras que no sepan cómo hacerlo o no quieran hacerlo. Habrá quienes descubran talentos que no sabían que tenían; otros que decidirán cambiar de trabajo y otros de vida. Habrá los que inventen nuevos productos, servicios y formas de hacer negocios y trabajar, no obstante, sin importar lo que hayan descubierto, lo cierto es que la sociedad va a cambiar.

El Renacimiento surgió después de la Peste Negra. Esta fue la que llevo a la humanidad a un nuevo renacer, al descubrir que las formas en que estaban llevando la vida no era la mejor. Lo mismo nos va a pasar con el coronavirus. El estadio de aislamiento al que nos vimos obligados nos va a llevar a gestar nuevas formas en lo individual, en lo familiar y en lo social.

El mundo se va a poder dividir en un antes y en un después del coronavirus. Va a cambiar todo, absolutamente todo, y hoy, más que nunca, necesitamos de exploradores expertos en caminos inexplorados, porque lo que viene es un mundo no explorado.

El reto que nos ofrece este intervalo de aislamiento en el que estamos inmersos, es el de reinventarnos a nosotros mismos, de lo contrario nos vamos a quedar fuera de este nuevo mundo en el que vamos a vivir y que nadie sabe a ciencia cierta como va a ser.

Nos leemos, si los conspiradores nos dejan, en el siguiente artículo.

Jaime Ramos.