miércoles, 29 de julio de 2015

Mitos y realidades de la educación.

A finales del siglo XIX se le empezó a dar un énfasis generalizado a la educación. Esto no quiere decir que antes no tuviera importancia, sino que esta estaba circunscrita a una determinada clase social. Las clases populares tenían acceso hasta cierto nivel de educación. Su realidad los obligaba a dejar la escuela para participar en el sostén de la familia y pocos eran los que continuaban sus estudios.

El siglo XX la educación se democratizo, extendiendo sus beneficios a todas las clases sociales, al grado de que en la actualidad el número de graduados excede año a año a la capacidad de las empresas para darles cabida en el mercado laboral, lo que poco a poco va a ir incidiendo en nuevas y mejores formas de empleo y auto empleo.

Mitos y realidades de la educación.
Hoy, cien años después de que se inició la revolución educativa, nos es menester hacer un alto en el camino para cuestionarnos qué tanto sabemos de la educación.

La familia, educación y medio ambiente son instrumentos que atemperan o magnifican la genética. Lo que manda es la genética y esta no se puede modificar. Lo que sí se puede es administrar la genética, y esto se logra a través de los medios arriba mencionados: familia, educación y medio ambiente.

Don Miguel de Unamuno (1864 / 1936), quien fuera rector de la Universidad de Salamanca, posee varias anécdotas sobre la educación que vale la pena comentar. Nos centraremos en dos de ellas.

Un día le preguntan, en su calidad de experto en educación, que a qué edad es conveniente empezar la educación de los niños, a lo que de inmediato responde: cien años antes de nacer

Lo que el Dr. Unamuno quería enfatizar con su respuesta es que los limites y potencias de un individuo, se empiezan a gestar tres generaciones antes de su concepción. Las combinaciones genéticas de sus bisabuelos, abuelos y padres, son las que determinarán los límites y potencias del individuo. La educación ayudará a potencializar o minimizar lo que ya está ahí: su genética.

La segunda anécdota es similar a la anterior… Año tras año Don Miguel de Unamuno recibía a los estudiantes de carrera, maestría y doctorado para darles la bienvenida a la Universidad de Salamanca, y conminarlos a desarrollar al máximo sus capacidades académicas e intelectuales. Al término de su arenga se despedía de ellos con el siguiente recordatorio: por último les quiero recordar que lo que Madre Natura no da, Salamanca no otorga.

Con esto lo que les quería decir es que el que entra bruto, sale Honoris Bruto. Con un título profesional o de grado, pero bruto al fin. 

Los títulos por si solos no son garantía de que los educandos van a triunfar en la vida. Lo que determina el grado de éxito o fracaso del individuo es su genética (madre natura) y lo que con ella haya hecho.

Los títulos sirven para llenar vanidades y panteones.
Los panteones por eso llaman así; pan-theum: lugar de muchos dioses, porque ahí es donde van a parar todas nuestras vanidades, incluidos nuestros títulos universitarios.

La burguesía previa al siglo XX, aspiraba a lograr que uno de sus hijos llegara a ser Conde, Duque o Barón, ya sea vía méritos propios, comprando el título o casándose con un noble. Aspiración que se vio truncada de raíz en el silgo XX, por lo que mutamos nuestras aspiraciones a otros tipos de títulos.

Como nuestros hijos ya no podían aspirar al título de Conde, Duque o Barón, nos volcamos a que lograran el de Ingeniero, Médico o Abogado. Lo cual no estaba del todo errado, ya que hace algunas décadas el título universitario era promesa de un futuro mejor. No obstante en la actualidad el título se ha vuelto un producto genérico, si lo tienes no pasa nada, pero si no lo tienes te afecta.

La realidad es que la familia, la escuela, el medio ambiente, los viajes, la atención personal y toda esa suma de etcéteras que están sobre valoradas, son importantes, pero solo hasta cierto punto. Ya que todas estas cosas para lo único que sirven es para ayudarle a la persona a lograr una mejor administración de su genética, ya sea refrenado sus lados grises o magnificando sus luces, no obstante será su carga genética la que determine que tanto podrá refrenar o magnificar lo que ya está ahí.

La inteligencia es la falsa medida del hombre.
Hay tantas inteligencias como hombres hay. Los Test de inteligencia miden unas cosas y marginan otras. No obstante nos es menester tomar el Cociente intelectual como medida para poder explicar lo enunciado: la inteligencia es la falsa medida del hombre.

Si el CI (Cociente Intelectual) de una persona es de 80… Su familia, escuela, medio ambiente, viajes y la suma de etcéteras ya mencionadas, le servirán para expresar al máximo su CI de 80, marcando una clara diferencia con ese otro congénere que también tiene un CI de 80, pero que no contó con las herramientas adecuadas para llevar su 80 a una máxima expresión.

Así pues, los dos tienen un CI de 80, solo que uno de ellos contó con los medios adecuados para llevar al máximo su CI y el otro no, no obstante ambos poseen el mismo nivel de CI (80%). Lo que marca la diferencia entre uno y otro no es la inteligencia, sino la expresión de la misma y es justo en esto, en la expresión de la inteligencia, donde influyen la familia, educación y medio ambiente.

La crianza, educación, medio ambiente, viajes y toda esa suma de etcéteras, no modifican la inteligencia. Lo que hacen es brindarle herramientas para que esta se exprese mejor.

Por otro lado en el ámbito empresarial nos es común ver a muchas personas que no poseen un título universitario, pero que tienen en su nómina una gran cantidad de profesionistas, masters y doctores. Son personas con una carga y combinación genética que les permite sobreponerse a su entorno más allá de la crianza, educación e instrucción, y construir para sí, el medio ambiente que su genética necesita para expresarse a su máxima potencia.

Hemos confundido el término inteligencia.
Le llamamos inteligente a ese que en apariencia sabe mucho, pero se nos ha olvidado que saber mucho de algo, no nos convierte en ese algo. De hecho es común que en la academia, empresas y negocios, nos topemos con gente que está plenamente consciente de la superioridad de su saber y frustrada de la inferioridad de su poder… De nuevo, saber mucho de algo, no nos convierte en ese algo. 

La inteligencia no tiene que ver con los estudios, tiene que ver con la genética y con los medios que la amplían o restringen. Por ello es que la familia, escuela, viajes, medio ambiente y demás etcéteras son importantes, ya que la calidad, presencia o carencia de estos, posibilitan o imposibilitan el acceso a herramientas que magnifican la expresión del ser.

Educación versus Natura. 
Es importante entender que la educación siempre va contra natura.
Pretender que el discente se deje educar, es tan ingenuo como pretender que el fugitivo se deje atrapar. La resistencia es natural. El docente empujara y el discente frenara.

La educación es endógena y la instrucción, exógena. La educación pretende modificar al individuo (de ahí su resistencia) y la instrucción pretende brindarle conocimientos que no son necesariamente los que él desea (de ahí su resistencia).

Por supuesto que los seres humanos nos queremos formar y adquirir conocimientos, pero lo queremos hacer a nuestro ritmo e interés, no al ritmo e interés de otros.

Tan pronto nuestra educación e instrucción obedece a lo que dicta un tercero y no a lo que nosotros queremos, nuestra naturaleza pone frenos, barreras y obstáculos. De ahí la estulta necesidad del premio - castigo en el que incurren padres, tutores, formadores y maestros.

Así pues, la primera área de oportunidad a considerar es entender que la educación siempre va contra natura. Por lo que el diseño educativo de padres, formadores y maestros debiera de ser mayéutico (hacia adentro) y no exógeno (hacia afuera).

Método mayéutico.
El método mayéutico parte de una premisa antropológica: la gente solo aprende lo que descubre, no lo que le enseñan. 

Lo que debiéramos hacer es llevar a la gente a descubrir las cosas. El descubrimiento implica lo que la palabra enuncia: des - cubrir (quitar aquello que oculta) para poder ver lo que siempre estuvo ahí.

La realidad es que las cosas siempre han estado ahí. Algunas cosas tienen velos que las ocultan o disfrazan, pero al quitarles el velo, des-cubres que siempre estuvo ahí, y lo que es peor es que ya una vez que son visibles, tomas conciencia de que siempre estuvieron ahí. Eras tú, el que por una razón u otra, te negabas a verlas y reconocerlas.

Uno de los obstáculos del método mayéutico es que estamos acostumbrados a generar respuestas, no preguntas. Cuando alguien nos pregunta algo, de inmediato generamos una respuesta, cuando lo que debiéramos hacer es generar las preguntas que hagan que el otro encuentre las respuestas.

El método mayéutico se basa en las preguntas, no en las respuestas.
El objetivo a lograr es hacer una serie de preguntas que hagan que el otro encuentre las respuestas. En otras palabras, el objetivo es lograr que el otro piense con su cerebro y no con el nuestro.

Cuando el otro des-cubre la respuesta, se apropia de ella. Se da un enamoramiento que le lleva a hacer propio aquello que estaba afuera, y eso que ha hecho propio permanecerá en él el resto de su vida. 

En el método tradicional entregas respuestas, en el mayéutico entregas preguntas… Preguntas inteligentes que lleven al otro a encontrar respuestas.

En el método tradicional generas conocimiento, pero no se da la adquisición. Lo que se da es una repetición. La gente repite las cosas, pero no las sabe.

En el método mayéutico generas sabiduría. La gente sabe las cosas. Las ha saboreado, introyectado. Las tiene en su sistema. Le son, le pertenecen y por lo tanto las puede aplicar. 

El método mayéutico demanda de que el padre, tutor, maestro o formador tenga la capacidad de enamorar, de generar asombro, ganas de descubrir. Solo así estaremos logrando que el otro no se resista, que no sienta que lo que hacemos atenta contra su natura, sino que al contrario, obedece a ella.


El método mayéutico demanda mucho de los padres, tutores y formadores. Es un método mucho más lento que el tradicional, pero es el único que sirve. El único que a la postre deja una huella en el acontecer biográfico del individuo. 

viernes, 24 de julio de 2015

Carta a un joven inversionista. El ser y deber ser de los negocios.

Recién recibí un correo de un joven que se inicia como inversionista. En él me menciono algunas cosas sobre el ser y deber ser de los negocios. Ideas y conceptos que creen y comparten la gran mayoría de la gente que no ha tenido contacto con la realidad de los negocios. Razón por la cual muchos de ellos fracasan en el intento, ya que sus creencias sobre el ser y deber ser de los negocios, obedecen a la academia universitaria y empresarial, más no a la realidad de estos. 

Sirva como ejemplo el nombre del correo que recibí: “el ser y deber ser de los negocios”. El nombre por sí mismo, muestra un claro desconocimiento de la realidad.

La realidad Es, y a esta le tiene sin cuidado ese cúmulo de ideas o conceptos que hemos rubricado bajo el nombre del “ser y el deber ser de los negocios”. La realidad simplemente es. Y si alguien sabe esto, es el hombre de negocios.

En la academia universitaria y empresarial nos hablan mucho del ser y deber ser de la vida, de los negocios, de la sociedad y de una gran cantidad de etcéteras que no viene al caso enumerar. No obstante la pregunta es: Lo que nos enseñan en la academia universitaria y empresarial, ¿obedece al ideal o a la realidad?

La vida es un sobre cerrado.
La vida es un sobre cerrado que contiene en su interior una gran cantidad de sobres. Algunos de ellos abiertos y otros cerrados. No obstante, los cerrados, son la gran mayoría.

En los sobres abiertos vienen las cosas primarias de la vida. Esas, que por el breve espacio - tiempo que tienen, rozan muy levemente la oblicuidad (lo incierto, lo no predecible). Por otro lado están los sobres cerrados, esos que se distinguen por tener un contenido ignoto e impredecible. Esos que constantemente rozan la oblicuidad. Y son estos, los sobres cerrados, los que le dan color a nuestra vida. 

Una cosa es lo que nosotros planeamos y otra la que sucede.
La vida es oblicua, no lineal. ¿Por qué entonces pretender que las cosas tengan un ser y deber ser si la vida misma, hasta donde alcanzamos a ver y entender, no lo tiene?

El universo, en continente y contenido, tiene un orden. Y en ese orden el caos es fundamental. Somos nosotros los que nos negamos a reconocer que el caos forma parte esencial de la vida. Esta negación que hemos hecho del caos, nos ha llevado a imaginar y conceptualizar un ser y deber ser, en donde el caos no existe.

El ser y el deber ser de las cosas obedece al ideal, no a la realidad.
Las causas de esta negación son ancestrales. Son creencias que hemos heredado de nuestros ancestros y que encuentran su origen en el principio de los tiempos. La razón de esto es que los seres humanos estamos parados en dos pilares que nos sostienen y que nos hacen más llevadera la realidad: la ficción y el relato.

Nos une la ficción y nos amalgama el relato. La ficción nos hace imaginar ideas y conceptos que nos hacen más llevadera la realidad. Ideas y conceptos que convertimos en creencias y que nos permiten identificarnos y comunicarnos con aquellos que comparten nuestras mismas creencias, brindándonos unos a otros, consuelo y esperanza.   

Las creencias se transmiten a través del relato (de la palabra). Usamos el relato (las palabras) para amalgamarnos con el otro, lo cual es muy importante, ya que nos identifica como miembros de una tribu.

Cada tribu tiene un lenguaje específico, que les brinda identidad y sentido de cohesión. 
Escuche usted la conversación informal de un grupo de empresarios, o de futbolistas, o de financieros, gimnastas, abogados, banqueros, comerciantes, etcétera, y descubrirá que cada grupo posee un lenguaje común. Lenguaje que los une entre si y que los separa de los demás.

El lenguaje desarrollado por cada grupo genera una actitud y una forma de ver e interpretar el mundo que los hace diferentes a los demás. Al grado que un grupo no puede ver ni entender las oportunidades y amenazas que el otro ve y entiende.

El lenguaje de cada grupo nos habla del nivel de ficción que poseen los miembros de ese grupo o tribu. Conceptos como el “ser y deber ser de las cosas” se escucharan en las tribus académicas, independientemente de que estas sean universitarias o empresariales, No obstante estos conceptos los escuchara por excepción, en las tribus de inversionistas, empresarios y comerciantes. En estas tribus escuchara otras ficciones, pero no esas.   

Vendedores y Compradores.
La estructura social que hemos construido, está conformada por dos actores claves: el vendedor de creencias y el comprador de creencias.

El vendedor de creencias está convencido de que su misión en la vida es vender. No cree una sola palabra de lo que enuncia. No obstante cree en la enorme necesidad que tienen los compradores de creer lo que se les vende.

La gente cree lo que cree, no porque sea cierto, sino porque tienen una enorme necesidad de que lo sea. Y esto es algo que el vendedor de creencias sabe y usa a su favor.

Sirva como ejemplo para ilustrar lo anterior, los productos milagrosos que se venden en todos los medios de comunicación. Esta necesidad de creer lo increíble, hace que los productos milagrosos tengan tanta demanda, aun cuando en el fondo sepamos que son un fraude.

No obstante preferimos instalarnos en la ficción y el relato, aun cuando estamos ciertos de que dichos productos son un engaño. La ficción y el relato no solo nos ayudan a distorsionar la realidad, sino que además nos convierte en personas light: personas que buscan resultado sin esfuerzo.

El vendedor de creencias vende porque así lo han hecho sus ancestros y porque lo que vende obedece a la necesidad de la Masa (comprador de creencias).

El comprador de creencias lo compra porque así lo han hecho sus ancestros y porque ello le da un lugar en la sociedad. Un comprador de creencias que no compre los conceptos o ideas que le venden sus dirigentes, no tendrá cupo en la sociedad. Y nada le aterra más al comprador de creencias que ser marginado por los demás.

El ser de los negocios.
Este vender y comprar lo que no es, nos ha llevado a construir teorías y modelos que no tienen cupo en la vida real. La realidad Es y en nada es más tangible que en el mundo de los negocios.

Para dedicarse al mundo de los negocios es menester estar conectado con la realidad. Y si algo tiene claro el hombre de negocios es que la realidad no se mueve en el deber ser de los humanos.

Uno puede hacer un trato de negocios, guardar todas las formas, cumplir todas las leyes, arreglos y acuerdos, y no funcionar como esperábamos o simplemente no funcionar. Y lo único que le queda al hombre de negocios es la posibilidad de volver a empezar.

El hombre de negocios debe tener una alta capacidad de riesgo y una alta tolerancia a la frustración. En los negocios nada obedece al deber ser. Todo es ambiguo, incierto e impredecible.

Puedes hacer un trato de negocios con las personas más serias y formales del mundo, y no obstante habrá un grado de incertidumbre ajeno a ti, ya sea un nuevo competidor, una nueva ley, un cambio de última hora en el producto, diseño, empaque, logística y una suma de etcéteras más, que harán que el negocio no fluya como pensabas.

Podrás realizar un acuerdo de negocios en el que las fechas de pago queden debidamente establecidas, y aun así..., no cumplirse. Ya sea por algo ajeno a ti o a la otra parte, pero en el ínter tanto te verás en la necesidad de hacerle frente a todos los compromisos que tienes, amén de hacer que el negocio siga adelante.

La gran mayoría de los inversionistas y empresarios noveles, entran al mundo de los negocios pensando que este es lineal. Que los acuerdos establecidos entre las partes van a obedecer a un “deber ser” que hará que las cosas fluyan como originalmente se pensaron. De tal suerte que cuando la realidad se muestra contraria al deber ser por ellos imaginado, la frustración y el desencanto es tal, que claudican ante el primer obstáculo que tienen.

El mundo necesita más gente dedicada a los negocios, no obstante lo recomendable es que si las personas no tienen genética y formacionalmente la capacidad de riesgo y la tolerancia a la frustración que demanda el ejercicio empresarial, se den el permiso de experimentar este de la mano de un tutor. Es decir, de un empresario que los lleve de la mano en este impredecible, incierto e interesante mundo de los negocios.

Un tutor que no les resuelva los problemas en sí, sino que sea alguien que les ayude a desarrollar la capacidad de riesgo y tolerancia a la frustración propia del quehacer empresarial.

Capacidad de riesgo para decidir y tolerancia a la frustración para empezar cuantas veces sea necesario.

Habrá negocios fallidos y otros exitosos, no obstante el hombre de negocios es aquel que ante el fracaso se da el permiso de volver a empezar. Ese que no claudica. Ese que esta cierto que si ya lo hizo una vez, lo puede volver a hacer.

Ese que separa la academia de la realidad Ese que emprende una y otra vez hasta que poco a poco va desarrollando el instinto que requiere el oficio empresarial.

Para ello va a ser menester que el inversionista o empresario en potencia busque las tribus de empresarios. Entre más conviva con ellos, más fácil le será entender sus ficciones y relatos.

Descubrirá, al paso del tiempo, que su lenguaje ira cambiando y con él su cerebro. Y que entre más cambie su cerebro, más fácil le será detectar las oportunidades y hacerle frente a la adversidades.

Aun cuando no hay nada más práctico que una buena teoría, la realidad es que se aprende a andar andando. Ser inversionista es un oficio, y este, como todos los oficios, se aprende en el campo.


El aula nos va a ayudar, nos obstante la práctica del oficio es lo que hará de nosotros unos maestros en él.   

miércoles, 15 de julio de 2015

Para mujeres... Carta a una amiga!

Recién recibí un correo de una amiga muy querida, en el que me planteaba una serie de preguntas sobre la relación hombre mujer. Leí con detenimiento sus interrogantes, lo que estas planteaban y lo que estaba atrás de cada una de ellas para poder dar respuesta a las misas. 

Para tal efecto me volqué sobre el teclado, escribiendo un correo que termino, con la venia de ella, en un artículo.

El nombre del artículo es anacrónico, no obstante me serví del nombre debido a que me pareció más íntimo, más propio. Mi objetivo al mandarle el correo es que ella lo leyera como algo personal. Como si estuviese recibiendo la carta de un tutor, lo cual no está muy lejos de la realidad, ya que le llevo casi tres décadas.

Mi amiga, una ejecutiva financiera que radica en la Ciudad de México, me mando el correo arriba mencionado, debido a que meses atrás había terminado una relación que le dejo más interrogantes que respuestas.

Las preguntas que amablemente me planteo, giraban en torno a lo que ellos buscan en una relación y lo que ellas necesitan de la misma. Así como el papel de la mujer ante la infidelidad del hombre. Preguntando si esta debe tolerarla, hacer como que no pasa nada y esperar a que la normal disminución de la testosterona le mengue la fuerza y el impulso, o enfrentar el tema con el posible riesgo de terminar la relación.

Me preguntó, por ejemplo, que cual debiera ser la postura de la mujer ante la clara insatisfacción sentimental que le genera la infidelidad del hombre, sobre todo si estas es consustancial al hombre.

En el artículo intitulado: "La evolución del matrimonio", comento algunas cosas que darían respuesta a sus preguntas, no obstante reconozco que el tema da para más, por lo que me circunscribiré a copiar las preguntas que me hizo y a separar estas para poder responder con propiedad a todas sus interrogantes.

Como comenté líneas arriba, publico este artículo no con la venia de la interesada, sino a petición expresa de ella, ya que piensa que mis respuestas le pueden ser de utilidad a más de una mujer en el mundo.

Las respuestas a las preguntas son de carácter son antropológico. No tienen que ver con la cultura, estrato social, época, idioma, religión o color. Tienen que ver con el hombre y la mujer.

Aclaro esto debido a que mi amiga se ve en la necesidad de estar constantemente fuera del país, por lo que ha tenido la oportunidad de conocer hombres de diferentes culturas y latitudes, no obstante, dice ella y dice bien, todos, en cierta forma, son iguales...

Transcribo las preguntas que me hizo:
En una conferencia que nos dio en la Asociación, nos habló de la forma en que los hombres y las mujeres ven y operan el mundo, nos dijo que son mundos muy diferentes, pero nada nos dijo de la relación hombre mujer.

Sería bueno que nos dé una conferencia sobre la relación hombre mujer, porque estoy segura que las preguntas que le voy a hacer se las van a hacer muchas mujeres.

¿Existe el amor de pareja? ¿Existe esa otra persona que es única en el mundo? 
Yo no me he casado, recibí dos propuestas de matrimonio, la del francés que usted conoció y la de un compañero del Banco, pero a los dos les descubrí una infidelidad y rompí el compromiso.

Tengo muchas preguntas y creo que usted me puede ayudar.
El hombre busca una mujer por sexo, por placer, pero que pasa con la mujer si no se siente satisfecha sentimental y sexualmente, porque su pareja reparte su tiempo y su elixir sexual y sentimental entre varias mujeres.

¿Debe la mujer aceptar eso solo porque la genética del hombre así lo dicta? ¿Debe la mujer terminar esa relación y buscar un hombre que la satisfaga al cien por ciento? ¿Puede una mujer querer mucho a un hombre y aceptar que él tenga encuentros sexuales con otras mujeres con tal de no perderlo? ¿Cómo sentirse satisfecha con esto?

¿Qué pasa con esos hombres que aparentan no buscar el sexo, sino satisfacer su afán de conquista? Estos hombres nos confunden porque invierten mucho tiempo en llamadas, mensajes, flores, regalos, comidas, viajes, etc., sabiendo que al final van a lograr lo que quieren además de otro trofeo para su colección. ¿Estos hombres buscar reafirmar su hombría?

Es obvio que todos los hombres quieren sexo, pero cómo diferenciar a un hombre que solo quiere placer a un hombre que realidad quiere tener una pareja. ¿Cuáles son las señales para detectar hombres que solo buscan un trofeo más, una conquista más? ¿La edad es un factor? ¿La educación, la cultura?

Hasta aquí las preguntas que me hizo, por lo que procederé a responder las interrogantes desde la antropología, desde lo que es, más allá de la edad, educación, cultura, época, idioma, religión o color.

Respuestas y temas para reflexionar.
¿El hombre busca una mujer solo por sexo, por placer?
Efectivamente, el motor primario es el sexo. En los ignorantes la fantasía. En los cultos el erotismo, y en todos, aunque ninguno lo tenga consciente, la necesidad de ser curado por una mujer.

El hombre, aunque no lo aparente, aunque lo esconda, es mucho más frágil que la mujer. Necesita de la mujer mucho más que la mujer al hombre. Si no fuera así, no las buscaría, no en la forma en que lo hace. Sirva la realidad para ejemplificar lo anterior...


Cuando una mujer ve a un hombre que le gusta, le manda una señal para ver si este la capta. Si no responde lo deja y sigue su camino. Cuando el hombre ve una mujer que le gusta, se precipita, se vuelca, y en ocasiones haciendo un ridículo que pocas veces se verá en una mujer.

Así pues, el hombre necesita a la mujer mucho más que la mujer al hombre. Necesita, aun cuando no lo reconozca, de una mujer que lo acoja, que lo salve, que le brinde la ternura que necesita el alma, para salir de nuevo a luchar como si no necesitara de mujer alguna.

¿Qué pasa con la mujer si no se siente satisfecha sentimental?
Cuando una mujer no se siente satisfecha sentimentalmente, es porque tiene un grave problema con su pareja. Para la mujer es mucho más importante sentirse sentimentalmente satisfecha, que sexualmente satisfecha.

Lo sexual lo puede satisfacer con cualquiera, incluso consigo misma o con otra mujer. El problema no es lo sexual, es lo sentimental. Cuando una mujer no se siente satisfecha sexualmente, es porque tiene un problema emocional con su pareja.

No hay hombre sobre el planeta que físicamente le pueda hacer sentir placer a una mujer. Ningún hombre la puede llevar al orgasmo. Es la mujer, la que con su mente y su cuerpo, logra sentir placer y alcanzar el orgasmo. El hombre no es el actor o causante de dicho placer o de dicho orgasmo.... El actor o causante es la mente de la mujer.

Cuando la mujer tiene una insatisfacción sentimental o sexual, es porque el hombre le está generando un sentido de malestar en su mente que hace que ella, sin darse cuenta del todo, empiece lenta y gradualmente a sacar ese hombre de su interior.

La plenitud sexual de la mujer no está en el cuerpo o en las habilidades del otro. Cierto es que la capacidad del seductor está íntimamente ligada a la necedad del seducido, no obstante la plenitud y éxtasis sexual, visto desde la parte fisiológica (cuerpo), está en el cuerpo y la mente de la mujer, no en el hombre.

La plenitud y éxtasis sexual, visto desde la parte psíquica, está en la mente de la mujer, y sin lugar a dudas, en la capacidad que el hombre tenga para detectar las necesidades de la mujer. Necesidades que son mucho más amplias que una simple seducción. Un hombre que en hechos logre hacerle sentir a su mujer que ella es el centro del universo de él, lograra que esta se sienta plena en todos los sentidos.

¿Debe la mujer aceptar la infidelidad de su pareja solo porque la genética así lo dicta?
Por supuesto que no. La mujer acepta eso, solo en aquellos casos en los que está buscando sexo ocasional. Sexo que no la comprometa y que no le demande.
Entre más buscan este tipo de relaciones las mujeres, más se masculinizan, al grado de que llegara un momento en que no habrá hombres que quieran estar con ellas.


La razón de este no querer estar con ellas, es que los hombres, sin importar si solo están buscando sexo; perversión; erotismo; conquista o sentir que aún son atractivos a los ojos de una mujer, necesitan ser curados por la mujer. Y la mujer que solo busca sexo, no puede curar a ningún hombre. Estos se acostaran con ella un par de veces y después la olvidaran.

No te olvides que la mujer es el hospital donde curamos nuestras heridas. Es nuestro puerto de abrigo. Llegamos a ellas para salvarnos, para curarnos del mundo y principalmente de nosotros mismos. Para que una mujer pueda curarnos, debe estar conectada con su interior, con su feminidad.

La mujer no puede entregar el cuerpo sin entregar el alma y entregar el alma sin entregar el cuerpo. Una mujer que solo busca sexo ocasional, le es menester desconectar el cuerpo del alma para no sentirse mal consigo mismo. Entre más se desconecta, más se masculina se hace. A esta mujer se le olvida fácil, se le evade. Nada nos puede dar, nada nos puede curar.

La mujer, en cuanto mujer, demandará exclusividad. No por la exclusividad en sí, sino porque esta le dice que ella es el universo de él.

¿Puede una mujer querer mucho a un hombre y aceptar que él tenga encuentros sexuales con otras mujeres con tal de no perderlo? ¿Cómo sentirse satisfecha con esto?

La única razón por la cual una mujer tolera que su pareja tenga encuentros con otras mujeres, es que por su pareja dejo de ser pareja... Es su acompañante, esposo, compañero, socio, amigo y todos los etcéteras que se te ocurran, pero PAREJA, ya no es.

Cuando ambos son una pareja, en toda la extensión de la palabra, no pueden estar con nadie más. Para poder estar con alguien más, les es menester sacar del interior al otro, y ya una vez que al otro lo sacas de tu interior, se convierte en cualquier cosa, pero no en pareja.

¿Qué pasa con esos hombres que aparentan no buscar el sexo en sí, sino la sensación de conquista?
El afán de conquista obedece a varios factores, no obstante el más importante de todos es la inmadurez psíquica. Entre más necesita el hombre demostrarse así mismo que puede conquistar a una mujer, más inseguro es. Un hombre seguro de sí mismo, no necesita demostrar nada. Él sabe que ya Es. No hay necesidad de demostrar.

Otro factor que influye en el afán de conquista, es la necesidad de coronar en lo mental lo que no se logra en lo material.

Los hombres que no se sienten lo suficientemente competitivos en lo material, buscan subsanar su incapacidad de logro en lo espiritual. Algunos a través de la conquista de la mujer, otros refugiándose en la religión, la familia, los amigos o en alguna otra cosa de carácter subjetivo. Tan pronto empiezan a coronar lo material, dejan las conquistas subjetivas para centrarse en la objetivas.

¿Cómo diferenciar a un hombre que solo quiere placer a alguien que quiere tener una pareja?
El hombre que está buscando mujer, en el sentido amplio de la palabra, de inmediato toma posesión de ella, de su cuerpo, de su mente, de su espacio y de su tiempo.

Desde el día que la ve, la ve como si tuviera mucho viviendo con ella. La cuida, la atiende, la cela, la procura. Le exige que vea por él, que lo atienda, física y psíquicamente. Quiere saber dónde está ella, con quien, porque. A que hombres ve, ya sea como amigos, por negocios, trabajo u otros menesteres.

Su toma de posesión es tal, que a todo el mundo le hace saber que ella es de él. Lo hace con la intención de que todos sepan que ni por accidente se pueden acercar a ella con alguna intención que no sea la del respeto a él y a ella.

El hombre que busca una mujer en el sentido más amplio, hace de ella su propiedad y se entrega a ella en propiedad.

viernes, 10 de julio de 2015

Educar los perfiles.

En artículos anteriores hemos hablado del Hombre Masa, el Periférico y el Anómalo. Hoy hablaremos de las variables que nos definen como tal, ya que además de la genética, es la educación y lo que hacemos con nosotros lo que nos define como Masa, Periférico o Anómalo.

La gran mayoría nacemos Masa. Hay algunas excepciones que nacen con una carga genética que los posiciona como Anómalos (el 2% de la población), no obstante es la educación que nos dan y que nos brindamos a nosotros mismos, lo que, junto con nuestros actos, nos posiciona en uno u otro perfil.

Hay, no cabe duda, un determinismo genético. No obstante este no nos asegura o nos exime del éxito. La genética se tiene que trabajar, magnificar. Si la persona confía todo su devenir a la genética, encontrara que esta, por si sola, no le asegura nada. 

Otro factor a tomar en cuenta es la oblicuidad. El mundo no es lineal, es oblicuo. Una cosa es lo que vemos, planeamos y esperamos que acontezca y otra, muy parecida o diametralmente opuesta, lo que en realidad sucede. La oblicuidad no es otra cosa más que la incertidumbre, y esta no la podemos prever, no del todo. Siempre está en ella el azar, con algo agradable o desagradable, pero no previsto. No solo debemos entender que la oblicuidad es omnipresente, sino que además debemos adaptarnos a ella y responder en tiempo y oportunidad para maximizar o minimizar sus coyunturas.

Lo que queremos decir con lo anterior, es que no todo es preparación, también hay que tomar en cuenta la incertidumbre y lo que hacemos con ella. Sirva para ilustrar lo anterior el siguiente ejemplo: recién platicaba con varios amigos sobre la preparación y formación de los líderes. Entre otras cosas se comentó que cuando los padres cifran todas sus esperanzas en los títulos universitarios de sus hijos, descubrirán, demasiado tarde, que el titulo era solo una parte del camino, pero no el camino. 

Pedro, un cofrade de nuestros círculos intelectuales, nos decía que los títulos son una suerte de commodity, si lo tienes no pasa nada y si no lo tienes te afecta. 

En otras palabras, si apostamos todo solo a la preparación académica, descubriremos que esta es una parte importante, pero no determinante. Esta tiene que ir acompañada de inteligencia, voluntad y carácter. Variables que poseen una determinada carga genética, pero que es el trabajo que se haga con ellas lo que determinara el quehacer de la persona y con ella el perfil en el que se ubique.

Educación y formación. 
Antes de hablar de la educación y formación que demanda cada perfil, es menester entender que toda educación es contra natura. El objetivo de la educación es domar nuestra naturaleza, para que seamos nosotros los que dirijamos a nuestra natura, y no esta la que nos dirija a nosotros.  

De ahí el enorme grado de dificultad del docente para enseñar y del discente para aprender. Pretender que el discente se deje educar es tan iluso como pretender que el fugitivo se deje atrapar. La educación y la formación siempre van en sentido contrario a la naturaleza del otro, y por natura, el otro, se va a resistir.

A nada tiende más el ser humano que al confort. Nuestra naturaleza nos hace buscar lo cómodo, el menor esfuerzo. Observe usted a sus parientes y amigos. Lo común es que estos, en sus días de descanso, se echen frente al televisor con una cantidad de comida y bebidas que no necesitan y que nos les hacen nada bien. Contados son los que aprovechan sus días de descanso para trabajar en algo alterno, educarse, formarse o ejercitarse. Lo natural en el ser humano es el confort, no la lucha. 

Es importante entender esto debido a que lo que nos define como Masa, Periférico o Anómalo, tiene que ver más con la educación y nuestros actos que con la genética. La genética tiene un peso importante, mas no determinante, salvo en aquellos casos en los que la anomalía es tal, que no hay forma de ocultarla, pero estos casos son contados y exclusivos de esos a los que llamamos genios...

Características de la formación de los perfiles.
Mi editor, quien afirma que mi forma de escribir es un cuanto más tanto hostil, vive demandando modificaciones en la estructura de mis artículos con el fin de que estos sean cortos, amables y de fácil lectura. Esto me ha llevado a realizar cambios en la forma y fondo de los mismos, ya que lo que mi editor pretende no obedece a mi natura, no obstante haré el intento de explicar las características de formación de los tres perfiles, cuidando en todo momento que estos no resulten incómodos al lector.

La sociedad es un yo, indeterminado y anónimo, que cuando se gobierna, gobierna. 
Cuando una persona (indeterminada y anónima) define sus reglas de vida, estas se convierten en reglas de vida para todos aquellos que deseen ínter actuar con él. No obstante las reglas de los otros también se convierten en reglas de vida que él deberá respetar para poder ínter actuar con los demás.

Este ser y suprimir que demanda la convivencia social es lo que hace que la "sociedad te premie cuando te castiga". Te premia aceptándote como uno de los suyos, siempre y cuando suprimas algunas partes de tu yo (castigo) para poder convivir con los demás.

La sociedad en su conjunto, siempre ha estado definida por dos fuerzas antagónicas: una minoría que piensa y una mayoría que opera. La mayoría que opera está conformada por el Hombre Masa. Este, en cuanto tal, no se diferencia ni busca diferenciarse de los demás. Se repite en sus iguales, frecuenta los mismos lugares, hace las mismas cosas, se expresa y siente igual que los demás, y, aunque en el decir trata de ser diferente a los demás, en el hacer es igual que los demás. Ser igual a los demás le da sentido de pertenencia, le hace sentir que es miembro de una tribu (muy grande por cierto), que es parte de algo basto de lago mayor a él mismo. 

El Hombre Masa es aquel que fue educado en un conjunto de fantasías y quimeras que rigen su vida más allá de lo que él mismo piensa... 

Fue educado en la tradición, que no es otra cosa más que la democracia de los muertos; en la igualdad, que no existe, es contra natura; en la humildad, que básicamente consiste en aprender a no valorarse; en los  mitos, que son creencias sin hechos que las respalden; y en el ideal, es decir, lo que no es, lo que no existe.  

El Hombre Masa, en cuanto tal, no solo no se diferencia de los demás, sino que se repite en los otros para ser igual que los demás. No es protagonista, es comparsa. No es tripulación, es pasaje.

El Hombre Masa cree lo que siente, no lo que es. 
Es alguien que ignora y renuncia al deber y derecho de dirigir su propia existencia. Ese idéntico a los demás. Le es más importante lo espiritual (ser una buena persona -lo que signifique eso) que lo material (construir un patrimonio). 

El Hombre Masa le da un alto valor a los respetos sociales (la opinión de los demás) y a los convencionalismos sociales. Es alguien que olvida que aquel que vive de los respetos sociales, termina siendo esclavo de la opinión púbica. Y esta se gana y se pierde con cualquier minucia. 

El Masa está lleno de fantasías, de irrealidades. No se detiene a pensar nada. Para él todo es normal. 

Es normal estudiar una carrera y subordinar su futuro y el de su familia al libre albedrío de las decisiones de un tercero. Es normal casarse y tener hijos que subordinen su futuro a las decisiones de un tercero. Es normal casarse con una persona para la cual sea más importante la convivencia con la familia (parientes, primos, etc.) que el desarrollo del individuo (del ego) y la construcción de una plataforma cultural y económica que proyecte a los hijos a nuevos y mejores horizontes. 

El Masa no piensa, el Masa siente y cuando siente, siente que piensa…

No obstante lo anterior, es menester reconocer que hay Hombres Masa que se separan de la Masa. Son los que la redimen. Esos que nos demuestran que se puede dejar de ser Masa. Esos que muy probablemente van a aportarle a la sociedad, los hijos Periféricos y Anómalos que esta necesita.  

El hombre que se separa de la Masa es ese que se siente mal con su medianía. 
Es ese que consiente de que no posee un talento o distingo que lo separe de los demás, se aísla, se separa, se escucha, se piensa, se construye y así, sin estar del todo consciente de la magnitud de lo que está haciendo, empieza a crear y trabajar un distingo que hará que sobresalga de los demás: su mente, su conciencia.

El Masa que se separa de los demás no es, como muchos pudieran pensar, un presuntuoso que se cree superior a los demás... Es alguien que quiere ser superior a los demás. 
Es alguien que se exige, que acumula sobre sí retos intelectuales, espirituales y materiales. Retos que demandan disciplina, dedicación y constancia.

Casi todos nacemos Masa (98%). Lo que nos va separando o uniendo a los demás, es el si optamos por una vida de máximas exigencias o una de mínimas exigencias. Una de retos e incertidumbres o una de estabilidad, confort y seguridad.

El término Masa, Periférico o Anómalo no habla de una clase social, habla de una clase de ser humano.

Lo que distingue al Hombre Masa del Periférico y Anómalo, es que el Masa tiene una enorme capacidad para minimizar retos y dificultades, tanto propias como ajenas. 

Para el Hombre Masa todo, por ignorancia, les es fácil. Crítica, con la autoridad moral del que no sabe. Critica a todos por igual, al Presidente, al emprendedor, al exitoso, al genio, artista o creador. En su crítica hay una sensación de que él lo podría hacer mejor. 

El Masa no conoce su lugar en la sociedad. Las Redes Sociales le han vendido la ilusión del protagonismo. La transitoria, fatua y estéril ilusión de sentir que ocupa un primer plano en la sociedad. De ser, a través de sus comentarios y publicaciones, uno de los que dicta y norma opinión. Las Redes sociales le hacen sentir que es parte de esa minoría que rige el destino de los demás.

La diferencia entre el Hombre Masa, el Periférico y Anómalo, es que estos, como él, se reúnen con aquellos con los que comulgan en ideas, deseos y modos de ser, salvo que las ideas y propósitos del Periférico y del Anómalo son tan diferentes a los del Hombre Masa, que éste, por natura, queda excluido de la convivencia con estos dos. 

El Anómalo, por ejemplo, se separa de los demás por una alta necesidad de estar consigo mismo. Su coincidencia con los otros Anómalos es secundaria. Se da ya una vez que éste ha formado su singularidad, no antes.

El Masa que se separa de los demás Masa, es alguien que edificara en su interior una mente y una conciencia que le permitirá convivir y aprender de los otros dos perfiles...

Tal vez nunca llegue a ser un Periférico o un Anómalo, pero cierto es que si podrá brindarle a los suyos una educación que los posicione como Periféricos o Anómalos.

Todo, no obstante, inicia con una separación: aislarse de la Masa, para encontrarse como individuo y construirse como tal.

En el siguiente artículo hablaremos de las características de educación que reciben los tres perfiles y la forma en que se puede incidir en el propio y en el de los nuestros…


jueves, 2 de julio de 2015

La evolución del matrimonio. Pareja o matrimonio.

Es importante entender que una cosa es la pareja y otra el matrimonio. La pareja, en cuanto tal, va a devenir en matrimonio, pero un matrimonio es muy difícil que devenga en pareja. La realidad es que matrimonios hay muchos, parejas, muy pocas. 

El matrimonio es un invento del hombre, no de la mujer.
El matrimonio, contra lo que se cree, no lo invento la mujer. Lo invento el hombre y lo creo como instrumento de control. El hombre necesitaba estar cierto de que la prole que iba a alimentar y mantener era de él y no de otro (pobre ingenuo). Por supuesto que estamos hablando del matrimonio entre la clase alta, que es donde se inventa la figura que al paso del tiempo iba a devenir en la idea distorsionada que hoy tenemos del matrimonio. 

El matrimonio en la clase alta era una alianza de negocios, de poder. El amor, el romance y todos esos etcéteras, no figuraban en la unión. Lo importante era minimizar las posibilidades de conflicto, para tal efecto se casaban con alguien prominente del bando contrario.

La realidad es que no funciono. No en ese aspecto. Todas las guerras que se hicieron en el mundo hasta antes de la segunda guerra mundial, fueron guerras entre primos y parientes. La más emblemática de ellas fue la Primera Guerra Mundial, la cual fue una guerra entre primos.

El matrimonio, en la clase gobernante, era una asociación o sociedad conyugal destinada a asegurar la continuidad del linaje, lo que permitía que el poder y las tierras permanecieran en las mismas manos. La mujer en estas uniones era una pieza de cambio. Un alfil que se negociaba en aras del imperio o de la paz.  

La infidelidad era el pan de todos los días, principalmente la masculina. Cuando se intimaba con la esposa no era por el placer de estar con ella, por erotismo o por amor. Era única y exclusivamente para engendrar.

La mujer era vaso de recibir, no de dar. Era mal visto tener placer con la esposa y peor aún el que una mujer quisiera dar o recibir placer. El placer era con las concubinas, con las Barraganas, pero nunca con la esposa. El placer era impropio en una mujer decente. Lo decente era que la esposa mandará al esposo con sus Barraganas. La esposa era una dama y las damas no tenían placer, tenían hijos.

Esta creencia estaba tan arraigada que la misma Iglesia fomento la figura de la Barragana. Las Barraganas eran mujeres con los que los nobles tenían placer y por supuesto una gran cantidad de hijo, de esos mal llamados ilegítimos, pues hombre nacido de mujer no puede ser ilegitimo. 

Cuando un hombre y una mujer de la clase alta se casaban, tenían la obligación de hacer una procesión al día siguiente exponiendo las sabanas manchadas para demostrar la pureza y virginidad de la esposa. Había quienes para no hacer la procesión colgaban las sabanas en el balcón a la vista de todo el público. No exponer las sabanas equivalía a incurrir en el descrédito y repudio de la mujer, y, en el menor de los casos, en la impotencia del hombre.

Muchos matrimonios se disolvían debido a que la mujer no podía tener hijos. Está claro que no siempre eran ellas las que no podían concebir, sin embargo la responsabilidad de la no concepción recaía siempre en el cónyuge que viniera de la familia con menor peso político, económico o eclesiástico.

La figura del matrimonio en el pueblo.
El matrimonio en el pueblo, tenía otra significación e intención. El matrimonio en la plebe era una alianza de vida. Era una unión donde el instinto y la atracción jugaban un papel de primer orden en lo referente a la unión. Como ya lo hemos comentado en otros artículos, el instinto hacia una persona tiene una curva de dos años, que es lo que se tarda un ser humano en introyectar al otro, pasada esta curva lo importante para ambos ya no era el sexo por el sexo mismo, sino la procreación y la vida en común. 

Cuando se daba el caso de que la pareja no concebía, ya sea porque alguno de los dos no podía, lo común era que ambos siguieran juntos. La concepción no era como en la nobleza uno de los temas de unión. Entre la plebe el tema era la vida. Esta era tan dura y difícil que ambos trabajaban codo a codo para salir adelante. 

La tasa de mortalidad infantil era muy alta. Esta se empezó controlar a principios del siglo XX, pero hasta el siglo XIX, lo común era que ocho de cada diez niños fallecieran en los primeros diez años de vida. 

La gente se casaba a muy temprana edad (12-14 años), y morían a mediana edad (30-40 años). La vida era corta y la necesidad mucha. No había tiempo para andar haciendo otras cosas, por lo menos no en la plebe. La iglesia y la nobleza que no tenían necesidad de trabajar, eran los únicos que se podían dar el lujo de hacer otras cosas.

Así pues, el matrimonio en la plebe era una alianza de vida, en la nobleza una alianza de poder. A ambos les funciono. Todo se desvirtuó con la llegada del romanticismo. 

El concepto fallido del matrimonio.
El romanticismo nace a finales del siglo XVIII como una clara reacción al racionalismo de los siglos anteriores. En el romanticismo se le dio más importancia a los sentimientos que la razón. La gente quería escapar de la fría objetividad de la razón y encontrar en los sentimientos una nueva expresión del yo. 

El romanticismo se consolido en la segunda mitad del siglo XIX, llegando a su culmen en el primer cuartil del siglo XX (1901 -1925).

 Con el romanticismo se tergiversa el concepto del matrimonio. Lo importante ya no era el amor, sino el ideal del amor. Lo importante no era el matrimonio, los hijos o la familia. Lo importante era lograr el matrimonio ideal, tener hijos ideales y con ellos todo lo demás.

En el romanticismo es más importante el ideal que la realidad. Lo importante era encontrar al hombre o mujer ideal, no al real. El romanticismo influye tanto en el imaginario social, que tanto hombres como mujeres pierden el sentido de la realidad, adoptando un modelo de vida en donde lo importante no es lo que el otro es, sino lo que el otro debiera ser. 

El concepto del matrimonio emanado del romanticismo, es un concepto que se diseñó en el siglo XIX, para que funcione en el XX, y que a finales del milenio quedo claro que no estaba funcionando. 

Las tasas de divorcio crecieron en el mundo occidental a proporciones inimaginables, generando lenta y gradualmente una nueva forma de relación, al grado de que a finales del siglo XX, se empezó a gestar una nueva tendencia que es la que impera hoy. Tendencia en la cada vez es más común que hombres y mujeres decidan vivir juntos sin necesidad de que medie entre ellos una hoja de papel que oficialice lo que ellos ya hicieron oficial. 

La pareja.
Para contestar lo que es la pareja, nos es menester que usted conteste la siguiente pregunta: ¿Qué es para usted el amor?

Es importante anotar que estamos hablando del Amor, no del instinto, sexo, erotismo o fantasía… Cierto que todos estos factores tienen un papel importante en el amor, no obstante, ya pasada la curva del instinto, sexo y erotismo, la relación migra hacia una relación funcional o a una relación de amor.

Así pues, para usted qué es el amor:
Una amistad con algunos momento eróticos…, o;
Una atracción univoca hacia una sola persona, con una entrega total  del binomio cuerpo – alma.
¿Cuál de estos dos escenarios es el que vive usted?

Funcionalidad o Amor.
La gran mayoría de las parejas terminan siendo, ya pasada la curva del instinto, una relación de amistad con algunos momentos eróticos.

Son relaciones funcionales en las que se establece un vínculo afectivo emocional con el otro, y más si hay hijos de por medio. No obstante es menester reconocer que en estas parejas, el otro es importante pero no esencial. Lo esencial es lo que tienen que hacer juntos: criar hijos, educarlos, formarlos, proyectarlos y una suma de etcéteras más.

Está claro que estas parejas se quieren, se duelen, se extrañan, etc. No obstante, si las circunstancias así lo ameritan, pueden, con mayor o menor problema, vivir separados el uno del otro.

Algunos matrimonios terminan bien, otros duran toda la vida.
Las parejas funcionales en donde lo esencial son los hijos y no la pareja, padecen, cuando los hijos se van, el síndrome del nido vacío. Síndrome que se subsana un poco con la llegada de los nietos.

Las parejas funcionales son solidarias y subsidiarias entre ellos. Tienen sus proyectos individuales y sus fronteras comunes. Son parejas operativas que pueden vivir juntos toda o casi toda la vida y sentirse muy bien. Muchas de ellas pueden llegar a creer que son pareja, debido a que ambos comparten por igual el hacer de la vida. No obstante la pregunta es: ¿realmente son el uno en el otro?

Hombre y mujer son autárquicos y opuestos, pero por difícil que parezca, complementarios.

La mujer necesita un hombre que le brinde protección física, psíquica y económica.
El hombre una mujer que le de proyección física, psíquica y económica.
Ambos, cuando son pareja, se completan y complementan.

La pareja es un yo extenso.
El otro es un yo mismo pero mejorado. Estar sin el otro es como estar sin uno mismo.
En la pareja se le da una alta atención a las emociones y al desarrollo psíquico del otro. En el matrimonio funcional, muchas de ellas pasan desapercibidas.

En la pareja el otro no es un deber. Es un estar. Emerge. No demanda esfuerzo, es.
La pareja no solo se sostiene en el tiempo, sino que es progresiva e imposible de terminar.

En la pareja el otro es una conexión con la vida. Es alguien que con el paso del tiempo te revitaliza más y más. Lo que el otro es no disminuye con el tiempo, aumenta, llega a ser consustancial a uno.

El otro, ya sea presente o ausente, siempre está introyectado. Es por ello que en la pareja no cabe un tercero. La infidelidad en la pareja es anómala. Tendría que expulsar de su yo al otro para poder estar con otro…

El tema es amplio y pocas las líneas para agotarlo, no obstante deseo terminar estas líneas con la reflexión que inicie…

Matrimonios hay muchos, parejas muy pocas... ¿Usted, cuantas conoce?

Nos vemos en el siguiente artículo con tema de naturaleza distinta…