viernes, 14 de julio de 2017

Las sociedades secretas.

No existen las sociedades secretas. Si fueran secretas nadie sabría nada de ellas y la verdad es que de estas se sabe y mucho. En internet se pueden encontrar una vasta cantidad de artículos sobre ellas, amén de que en todas las librerías de uso hay una buena variedad de libros y libelos que explican a detalle lo que estas son, por lo que nos es menester reconocer que lo que hay son sociedades discretas. Algunas herméticas, pero ninguna secreta.

La variedad de estas es amplia y para todo tipo de gustos y necesidades. Algunas de ellas vigentes y del dominio público, otras en franco declive y empeñadas en repetir liturgias que obedecen a un pasado que ya no existe.

Otras creadas a mediados del siglo XX tuvieron su momento de gloria, encontrando un nicho de mercado que ya llego a su nivel de madurez, razón por la cual les es menester motivar a su grey para que esta se reproduzca abundantemente, con cinco o más hijos (Opus Dei - Legionarios de Cristo) y a educar a estos y a los amigos de estos en las escuelas de dichas sociedades, lo que les asegura un cierto grado de permanencia.

Otras tienen una existencia limitada al imaginario social del Hombre Masa, como los Templarios, Illuminati, Priorato de Sion y muchas más. Son sociedades que desaparecieron por no cumplir con lo que ofrecían o por no saber escoger sus batallas.

Es importante anotar que el imaginario social es tan fuerte que todas las revistas del mundo, desde las serias hasta lo no tanto, acuden a él para aumentar sus ventas.

Cinco son, en orden de importancia, los temas que aseguran una venta sustanciosa en el mercado editorial: 
1.      Los antiguos egipcios con sus ritos, mitos y enseñanzas secretas;
2.      Adolfo Hitler y toda su parafernalia Nazi;
3.      Los Templarios, ascenso, caída y enseñanzas secretas;
4.      Jesús de Nazaret con sus mitos y leyendas;
5.      Sociedades secretas.

Estos temas, en donde el secreto es el atractivo a desvelar, están tan vivos en la mente del Hombre Masa, que todo lo que usted publique o escriba de ellos va a ser un éxito editorial.

El Hombre Masa ha dado por sentado desde el principio de los tiempos, que hay un conocimiento que solo se le revela a los iniciados, y que ya una vez que estos han accedido a él, podrán hacer y lograr cosas que están más allá de lo que por sí solos pudieran hacer. La realidad es que no existe tal. El conocimiento es abierto y está ahí para aquel que quiere ir por él.

Aunada a las anteriores, hay otro tipo sociedades que ocupan la mente del Hombre Masa. Estas se dedican al análisis del entorno económico, político y social, como son el Club Bilderberg y otras más en Europa y Asia.

Estas son sociedades de análisis y prospectiva son condenadas sin fundamento alguno por el Hombre Masa, ya que este, ignorante a más no poder, da por sentado que las grandes mentes del mundo se reúnen para decidir y actuar en beneficio del grupo y no de su estricta individualidad.

Si algo nos ha enseñado la historia es que si es difícil poner de acuerdo a pocos en lo poco, lo es mucho más el poner de acuerdo a muchos en lo mucho. Y menos a esos muchos que tienen tanto, que lo único que no les interesa es subordinar sus decisiones al parecer de aquellos con los que compiten en dinero e influencia.

Hay sociedades que están a la vista del público y que nadie repara en ellas debido a que estas tienen un orden y un origen natural. Son sociedades del orden común y se conforman por personas que poseen gustos e intereses afines. Las hay de negocios, deportes, artes, letras y una suma de etcéteras más.

Estas sociedades se forman gracias a las asociaciones libres de sus miembros, lo que hace que no se organicen como las arriba mencionadas ni pretendan ocupar un espacio de poder o de opinión en la sociedad, por lo que las dejaremos atrás para circunscribirnos a las que persiguen utopías de poder o salvación, siendo ellas mismas una distopía.

Los cofrades.
Otro tema de sumo interés en el combes de las sociedades secretas son sus miembros: los cofrades. Estos se afilian a ellas buscando un espacio de poder, conocimiento y salvación que jamás van a encontrar ahí.

Este tipo de sociedades se nutren del candor de sus pringados, los cuales no solo son unos idealistas que decidieron ignoran a espuertas la realidad, sino que además ignoran que ignoran, lo cual hace que sea extremadamente difícil hacerles ver el mundo real, ya que para estos la evidencia está en las palabras, no en los hechos.

Otra característica distintiva de estas personas es lo exiguo de su identidad. Esta es tan pobre, que les es menester entregar a su cofradía la poca que tienen para poder tomar de esta una nueva identidad. Lo paradójico de esto es que son ellos, los que si existen, los que hacen que eso que no existe (la cofradía) tenga vida. En otras palabras, lo que es: el individuo, le da identidad a lo que no es: la sociedad.

El éxito de estas sociedades seudo secretas, es que estas les brindan a sus cofrades un ambiente en donde la esquizofrenia de uno se alimenta de la de los otros, lo que les permite validar y confirmar la aparente cordura de su vesania. No olvidemos que este tipo de personas viven una realidad imaginada que solo existe en su mente y en la de sus iguales, razón por la cual necesitan del otro para su constante afirmación.

Son personas que llegan a tal nivel de alienación, que se subordinan sin reparo al decir de sus sacerdotes, ministros, pastores, maestros o gurús, ya que dan por sentado que estos mitómanos y farsantes de la palabra, poseen la verdad revelada.

Otras características de las personas que se afilian a este tipo de sociedades son: la inseguridad, el rencor y el dolor. Por lo general son personas que tuvieron una infancia en la que los dos grandes ausentes fueron: el cariño y el reconocimiento. Esto no quiere decir que sus padres no les hayan querido o brindado reconocimiento, sino que ellos sintieron que lo que se les brindo fue insuficiente, afectando con ello su identidad y seguridad.

Esta aparente ausencia de cariño y reconocimiento les generó un vacío afectivo que hizo de ellos unos seres inseguros y rencorosos, amén de unos jueces impolutos de la verdad, de esa que les vende su cofradía.

Sirva para ilustrar lo anterior el caso de los masones. Estos tuvieron un peso mayúsculo en el acontecer político y económico de las naciones. Su influencia duro varios siglos y fueron los causantes de casi todas las independencias y revoluciones que se dieron en los siglos precedentes, no obstante su influencia decayó a niveles de extinción en las postrimerías del siglo XX.

En la actualidad son una agrupación social sin peso e influencia en el acontecer del mundo. No obstante muchos de los que se afilian a sus líneas lo hacen pensando que ahí van a encontrar conocimiento y poder. Nada más lejos de la verdad. Una mirada a sus cofrades les bastaría para entender que ahí no hay nada.  

Lo mismo pasa con el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y todas las asociaciones cristianas como la Vid y el Olivo. Son asociaciones donde la grey podrá encontrar a otros que confirmen su locura, pero no la salvación. Esta está en ellos, no en la cofradía.  

Las personas que se suman a este tipo de sociedades poseen tal nivel de orfandad psíquica, que les es menester afiliarse a estas cofradías para obtener de ellas una identidad que no poseen -mil locos no pueden estar equivocados. Identidad que solo les sirve mientras estén en la cofradía, ya que lejos de sus cofrades y de sus templos, vuelven a ser el mismo ser gris, anodino y afantasmado que eran antes de entrar ahí. Una persona que tiene bien definida su identidad, jamás podría asociarse a este tipo de falacias.

Las Cofradías del conocimiento.
Las Universidades nacieron como cofradías del conocimiento. No obstante estas se proletarizaron. Esto trajo ganancias y pérdidas. Se ganó en la generalización de la instrucción y se perdió en conocimiento.

El conocimiento ha dejado de tener valor. Hoy es más importante la instrucción que el conocimiento. Tanto que los padres de familia priman el saber de la escuela sobre el saber de la vida, y si bien es cierto que las escuelas son la base de la civilización, también lo es que estas han dejado de hacer lo que hacían: generar conocimiento.

Hasta los dos primeros cuartiles del siglo XX, a los infantes, amén de ir a la escuela, se les enseñaba un oficio. Los hogares eran centros de producción, no de consumo. Lo normal es que en las casas, por pequeñas que fueran, hubiera un huerto o macetas con aquello que se iba a consumir: cilantro, perejil, tomates, papas, y demás etcéteras culinarios, amén de que todos en el hogar aportaban lo mucho o poco que ganaban.

Hoy el único oficio que les enseñamos a nuestros vástagos, es el de ir a la escuela. Los hogares han dejado de ser un centro de producción para ser un centro de consumo. Los hijos desconocen casi todo de la vida. Les protegemos demás, privándoles con ello de las herramientas y del carácter que necesitan para cuando ya no estemos con ellos.

Dejemos la disgregación atrás y retomemos el tema de las sociedades secretas… En la actualidad hay pocas cofradías y escuelas centradas en el conocimiento. Por regla general, a la universidad se va a estudiar todo aquello que hicieron los que no estudiaron. Los docentes y discentes han dejado de crear conocimiento. La creación del conocimiento se ha circunscrito a algunos doctorados y a una que otra cofradía, y la realidad es que son muy pocos los que llegan ahí.

El saber de las escuelas es una instrucción, no un saber. En ellas se roza la academia, lo exógeno, lo funcional. Es un saber bibliográfico, no biográfico. En ellas se estudia el mejor hacer del hombre como humanidad, no al hombre. Se les ha olvidado que la humanidad es un concepto, el hombre, una singularidad.

Cualquier persona que aspire a dirigir mundo, deberá empezar por entender al hombre. No a la humanidad, concepto etéreo, difuso y profuso, sino al hombre. A ese hombre particular y singular que es el que hace el mundo. El mundo es un subproducto del hombre. Entendiendo al hombre, se entiende el mundo.

El Quien explica el Qué.
Jamás podrá conocer y entender el porqué de un acto hasta que no conozca el Quien, y no podrá entender el Quien de los demás si no entiende el suyo propio.

Las cosas siempre dependen de una sola persona: la que decide. Saber quién es él Quien es tener la piedra angular sobre la que se hará palanca. Ya una vez identificado el Quien, deberá identificar sus centros de influencia y sus motores para saber quién, quiénes o que cosas son las que inciden en la voluntad de su quien.

Lo mismo aplica en lo personal. Usted es su propio Quien, pero, ¿sabe usted quien o quienes son esas personas que ha tomado como modelo y que consciente o inconscientemente inciden en usted? ¿Sabe qué cosas son las lo que le impulsan a tomar una decisión?
  
En la vida nada es caro cuando se sabe el precio.
Ya una vez que usted sabe el precio de algo podrá decidir si lo paga o no. Todos los hombres tienen un precio. Un resorte con el que se puede doblegar su voluntad e incidir en su accionar. La responsabilidad de cada uno es dar con ese resorte -el propio y el ajeno, para ello es menester observarse y observar, estudiarse estudiar, descubrirse y descubrir, en usted y en los otros, lo que desea y teme.

Por favor no se exalte, no se indigne… Esto es algo que hacemos todos los días, solo que de manera inconsciente. Observe por favor a sus hijos y a sus seres queridos… Descubrirá que esto es exactamente lo que ellos hacen con usted para lograr algo: le tocan los resortes correctos.

Así pues, regresando a usted: ¿Cuáles son sus resortes?

Los resortes son las palancas que mueven a un ser humano, y si mueves a un ser humano, mueves el mundo. Explorar, estudiar, entender y saber esto, es como tener la llave del querer ajeno. Esto se estudia en las cofradías del conocimiento, no en las universidades.

La lengua y la patria.
La patria más auténtica es la que se hereda a través de la lengua. Con esta se heredan los mitos, creencias y cultura (forma de hacer las cosas), así como los signos y los símbolos de la persona, no obstante esta es una herencia individual, ya que dentro de una misma nación se dan geografías diferentes, y cada una de ellas con una forma muy particular de expresar la lengua.

En las cofradías del conocimiento se estudia la lengua, la forma de hablar, lo que las palabras dicen de la persona… En ellas está todo: su pasado, su presente, su futuro. Sus miedos y anhelos. Sus frustraciones y ambiciones. Todo está ahí.

Al escuchar hablar a una persona o al leer lo que esta escribe, se accede a lo más íntimo de la persona, a lo que la persona fue, es y será. En las palabras habladas y escritas esta todo lo que usted quiere saber del otro, y esto no lo va a aprender e ninguna universidad, ya que solo se enseña en las cofradías del conocimiento.  

Las cofradías del conocimiento son extraordinariamente rigurosas en su proceso de selección, ya que en ellas es de suma importancia que sus miembros posean tal nivel de identidad que no necesiten de la grey para confirmar la suya.

Las cofradías del conocimiento son una mesa de intercambio. El cofrade aporta y recibe conocimiento. En ellas no hay jerarquías. La jerarquía la tiene el conocimiento. De tal suerte que si uno de los cofrades es el que tiene el conocimiento de un tema, él será el que en ese momento tenga la responsabilidad de explicar, aportar y ampliar, con la óptica y el saber de los demás, su propio tema.

Vemos el caso de una de ellas…
Cuatro son los objetivos de esta cofradía:
1)      La abstracción (sacar de, para aplicar a);
2)      Saber para entender.
3)      Poner distancia de la cosa en sí;
4)      Dirigir la cosa en lugar de ser dirigido por la cosa.

La cofradía arriba mencionada parte de unas premisas muy sencillas: 
-          Casi nada de lo que sabes es cierto; 
-          No hay conocimientos ocultos, lo que hay son intenciones ocultas. 
-          O diriges las ideas o las ideas te dirigirán a ti.

Partiendo de estas premisas es que pasan por el tamiz de la verdad todo lo que creen saber, para lo cual les es menester acudir a las fuentes (orígenes), ya que el secreto de todo está en el origen. Ya una vez que el cofrade accede al origen descubre que entre él y su actual saber, hay un cumulo de prejuicios que han ido tergiversando el saber, limitando con ello el potencial del ser.  

Los prejuicios crean nuestros criterios de interpretación al tiempo que nuestros criterios de interpretación nutren a nuestros prejuicios. Es un círculo alienante muy difícil de romper.

Si usted quiere saber cuáles son los prejuicios que norman y limitan la vida de una persona, va a ser menester que observe la forma en que reacciona ante las circunstancias favorables y antagónicas de su diario acontecer, ya que es ahí, en sus reacciones, donde usted podrá descubrir lo que le incordia, agrada, expone y limita.

La mejor forma de romper el círculo alienante es identificar nuestros criterios de interpretación y buscar los orígenes de los mismos. Descubriremos que la gran mayoría de ellos son herencia de gente que ya no está y de un mundo que ya no es (tradición). Otros, los más fáciles de cambiar, son los que se adquieren en la adolescencia y edad adulta.

Identificar sus prejuicios le ayudará a dirigirlos y mutarlos, ampliando su horizonte de posibilidad y acción.

Poner distancia de la cosa en sí.
En el cristianismo y en el islam, se enuncia y defiende con orgullo la siguiente sentencia: “el conocimiento mata el espíritu”. Sentencia que lleva implícita la ignorancia como modelo.

Para aquellos que profesan esto desde la fe y no desde el combes de las apariencias, el conocimiento se circunscribe a lo que dicen sus libros sacros, aun cuando no saben nada de ellos.

Para los cristianos el hecho de que el nuevo testamento fundamente su origen en los Génesis Apócrifos del Viejo Testamento les tiene sin cuidado… Jamás han leído o investigado los orígenes del Libro Primero de Enoc; el Apocalipsis de Moisés; el Libro de los Jubileos; el Testamento de Adán; el Testamento de los doce Patriarcas y la Vida de Adán y Eva entre otros.

El que Pablo de Tarso base todas sus letras en ellos, a veces copiando párrafos completos, otras cambiando letras pero no enunciados, les es insustancial. Para ellos eso es el conocimiento y lo toman como tal, convirtiéndose, sin estar conscientes de ello, en repetidores de repetidores.

Recién me invitaron a un culto cristiano en el que el Pastor coronaba su prédica de la siguiente forma: ¿tiene lógica esto? No. Y no debe tenerla. La Biblia no tiene qué ser lógica. La palabra de dios es para ser creída, no analizada, y mucho menos desde ámbito de la razón, la lógica o la congruencia. Eso está bien para los libros de texto, pero no para la palabra de dios.

Los amen no se hicieron esperar, por doquier se escuchaba el amen, amén. Mi azoro fue mayúsculo, no solo por la sentencia en sí, sino por la ciega aceptación de la audiencia.

Las personas ahí reunidas confirman y reafirman cada semana un conjunto de prejuicios que les obnubilan la razón y les crean los marcos de interpretación desde los que observan y viven el mundo, alejándolos de la realidad objetiva -la que se sustenta en evidencias, en hechos reales,  para meterlos en una realidad imaginada que tiene su sustento en la palabra hablada y escrita de un conjunto de libros que no pasan el filtro de la razón.

La realidad imaginada en la que viven es un placebo que les ayuda a escapar de la realidad objetiva, en la cual, desde la óptica de ellos, todo está mal, mientras que en la realidad imaginada en la que viven, todo está bien. Esta gente no sabe que la suma de infinitos datos erróneos si hacen una media, pero no arrojan algo.

Lo mismo pasa con algunas de las sociedades islámicas. Estas piensan que el conocimiento mata el espíritu. Razón por la cual se ven en la penosa necesidad de tener que buscar infieles que posean el conocimiento que ellos no tienen, para que estos hagan lo que ellos no pueden.

Conocer y saber.
Hay una gran diferencia entre conocer y saber. Se conoce lo que se hace. Se sabe lo que se hace propio, lo que se mete al sistema al grado de que forma parte de lo que uno es.

La instrucción es un conjunto de saberes funcionales que son muy útiles para vivir. La instrucción tiene como fin mejorar la forma de Hacer, el conocimiento, mejorar la forma de Ser. Y siempre será más importante mejorar la forma de ser que la de hacer. El Hacer se aprende, el ser se es. Y este se tiene que trabajar día a día.

Esto no es algo que se enseña en las universidades. Esto se aprende y se trabaja en las cofradías del conocimiento. 

La verdad es lo que es aunque la gente la piense al revés.
La verdad es un conjunto de mentiras repetidas hasta el infinito a un infinito de generaciones, hasta que poco a poco va surgiendo otra verdad que será repetida hasta el infinito a otro infinito de generaciones y así sucesivamente.  

La verdad, en cuanto tal, está muy lejos de eso que llamamos verdad. La verdad, tal como nosotros la conocemos, es subjetiva, cultural y circunstancial. Cambia la época, cambia el concepto de verdad.

No obstante la verdad Es y es más allá de nuestra corta transitoriedad, razón por la cual no nos alcanza la vida para verla en toda su dimensión, es por ello que la debemos buscar, desvelar, estudiar, ya que en ella está la realidad.

El problema de la verdad es que pocos quieren acceder a ella. La verdad es cruda, objetiva y nunca deja lugar a dudas. Razón por la cual le huimos a la verdad. La verdad no es para todos. De nada sirve hablar con la verdad a aquel que no puede hacer nada con ella. Eso sería cinismo, pero no verdad.

La verdad está reservada a muy pocas personas. Para acceder a la verdad es menester poseer madurez y el entendimiento para recibir, digerir y dirigir la verdad. Para ello es necesario entender que las cosas solo son. No necesitan de nuestros atributos o adjetivos. Estas son por sí mismas y se explican solas.

Para un infante es más fácil aceptar la verdad que para un adulto. Cierto es que hay verdades que los infantes no necesitan saber, no obstante la realidad es que ellos digieren y dirigen mejor la verdad que los adultos… Los dramas los hacemos los adultos. Todo lo cualificamos con adjetivos peyorativos o encomiables, en función de nuestros prejuicios y frustraciones.

Identifique sus prejuicios, páselos por el tamiz de la realidad. Deshágase de que aquello que no es. Tal vez lo fue para sus padres y abuelos, pero lo fue en mundo que ya no es.

No necesita afiliarse a ninguna de las sociedades seudo secretas que pululan en el mercado. Tampoco a las abiertas o religiosas. Lo único que tiene que hacer es afiliarse a usted mismo. Dese el permiso de observar y estudiar la realidad. Las cosas se explican solas. No les ponga atributos o defectos. Las cosas solo son.

Ya una vez que usted entienda que las cosas solo son, podrá dirigirse a usted mismo y al mundo sin problema alguno, poniendo distancia de la cosa en sí, para dirigir a la cosa en sí.

Nos leemos en el siguiente artículo.