Si
de algo podemos estar ciertos es de que estamos condenados a las palabras… No a
las de los demás, pero si a las nuestras. El lenguaje, aunque extenso, se
reduce a un universo muy pequeño de palabras. Palabras que no solo usamos
frecuentemente, sino que además son muy difíciles de dejar de usar, ya que
estas obedecen a nuestra historia, entorno y forma de ser.
Nuestro
vocabulario forma parte de nuestra identidad. Tanto que podemos identificar la
cuna de una persona por las palabras que usa, ya que estas, sin importar si son
comunes o atípicas, son obsecuentes a su historia, entorno y cultura.
Cierto
es que podemos ampliar nuestro vocabulario y con él las palabras que usamos
para expresarnos en el diario quehacer, pero para ello será menester cambiar nuestro
carácter y nuestro entorno… Y nuestro carácter, huelga decirlo, lleva años
acompañándonos.
Nuestro
vocabulario define y determina los entornos a los que podemos acceder. Cada
entorno demanda un léxico y un carácter propio a él. Para entrar a nuevos
entornos nos será menester desarrollar un nuevo léxico, nuevas formas de
expresión corporal y un carácter propio al del entorno al que nos queremos integrar.
Letra
y carácter.
Una
herramienta que ayuda a cambiar el carácter es la letra. Letra y carácter son
uno solo. Cambia tu letra, cambia tu carácter... Cambia tu carácter, cambia tu
letra. Ambos están indisolublemente unidos. Revise por un momento su letra, la
de su doctor, la de la gente con la que vive, la de sus amigos… Descubrirá que
la letra de cada uno de ellos (y la suya propia) describe muy bien lo que usted y ellos
son.
La
letra escrita habla mucho de quien la escribe. Esta nos dice si la persona es
comunicativa o hermética. Transparente u opaca. Extrovertida o introvertida. Amigable
o solitaria. Generosa o avara. Abierta o cerrada. Paranoide o crédula. Todo lo
que la persona es nos lo dejara ver a través de su letra.
Letra
e identidad van de la mano, y si bien es cierto que la identidad cambia con el
tiempo, también lo es el que la letra cambia en función de las mutaciones de la
identidad. Esta es la razón por la cual los bancos nos piden que estemos
actualizando nuestra firma, porque esta, como la letra, cambia con el tiempo.
Una
es la visión del mundo a los 20 años de edad, otra a los 40, a los 60, 80 y más
años. La letra va cambiando, sí por el pulso de la mano, pero más por el pulso
de los acontecimientos y circunstancias que nos tocan vivir.
Una
persona que está en sus primeros veinte, escribirá y firmará con un mayor nivel
de desenfado que a los cuarenta. Su letra será clara, grande, legible, abierta,
generosa. Cosa que no sucederá si sus circunstancias de vida son difíciles, ya
que su letra será como su vida: difícil, oscura e ilegible. Sera una letra que
le sirva para ocultar, no para comunicar.
En
sus segundos veintes (21 – 40 años), la vida lo llevará a enfrentarse a retos
personales, familiares y patrimoniales que le harán cambiar la idea que tiene
de sí mismo (identidad), y junto con ella su letra. Su letra y firma serán más
agresivas, tendrán más aristas y los picos se harán más agudos y violentos, no obstante mantendrán un cierto grado de legibilidad..
En
sus terceros veintes (41 – 60 años) la letra y la firma se harán mucho más agudas, más fuertes, violentas, rápidas y escasas. Se escribe para recordar, no
para describir. Letra y firma son trazos sólidos en los que se denota firmeza y
fuerza de carácter, No hay en ellos duda alguna, pero tampoco hay una
descripción extensa de lo que se quiere decir. En este intervalo lo
que se quiere es recordar lo que uno quiere decir, la idea que uno tiene que
trabajar, pero también lo que uno debe decir y lo que uno debe callar.
La letra en este intervalo depende de lo que se haya logrado y del oficio en sí. Una persona que ya logro sus metas o que ya está próxima al retiro parcial o total, tenderá a suavizar su letra, a hacerla más clara, más legible. Lo mismo acontece con aquellos que no han logrado lo que querían, pero que ya aceptaron que no lo van a lograr. En la letra de estas personas se lee la resignación. La persona lo único que tiene es tiempo para escribir. Ya no hay prisas ni trazos mal hechos, todo lo contrario.
La letra en este intervalo depende de lo que se haya logrado y del oficio en sí. Una persona que ya logro sus metas o que ya está próxima al retiro parcial o total, tenderá a suavizar su letra, a hacerla más clara, más legible. Lo mismo acontece con aquellos que no han logrado lo que querían, pero que ya aceptaron que no lo van a lograr. En la letra de estas personas se lee la resignación. La persona lo único que tiene es tiempo para escribir. Ya no hay prisas ni trazos mal hechos, todo lo contrario.
Como
contraparte están los oficios de encubrimiento: los financieros, gobernantes, cirujanos
cardio vasculares, psiquiatras, líderes empresariales y políticos.
Estos
tenderán a desarrollar un grado de ilegibilidad mayúsculo. La letra y la firma de
estos serán extremadamente agudas, violentas y llenas de aristas, ya que les es
menester desconectar la emoción de la razón para poder decir y hacer lo que
tienen que hacer sin remordimiento y pena alguna (cosa que no conocen). Son personas que
por oficio tienen que mentir para mostrar solo una parte de la verdad, en
función del objetivo a lograr y de las circunstancias y necesidades.
En contraposición están los idealistas, soñadores y religiosos (esquizoides) los cuales tienden a tener una letra y una firma clara, legible y transparente. Una letra que denota ingenuidad, inocencia, bondad, carencia de malicia y de sentido de realidad. La letra será tan clara que es imposible esconder en ella las emociones, amén de que no sienten la necesidad de hacerlo.
Los
fanáticos de la religión, del dogma, del control, del orden y del deber ser tienden
a desarrollar una letra pequeña, ilegible, no por su diseño, sino por lo
apretado de la misma. Su moral es tan obtusa, tan cerrada, tan contrita que su
letra y firma son un nudo en sí. Son personas paranoides que desconfían de todo
y de todos, y en ningún lugar se ve tan claro esto como en su letra.
No
nos interesa aquí definir o encajonar a las personas por su letra… estas son
solo aproximaciones generales que encontramos en el diario vivir.
Las definiciones ayudan pero limitan. Las personas y las cosas somos más, mucho
más de lo que dice una simple definición. Por ello es menester atender lo que
la definición dice y validar lo que esta dice en la observación.
Quiere conocer alguien, obsérvelo, estúdielo... Pídale que le escriba, ya sea vía redes
sociales o correo, pero que le escriba. Recuerda que el que escribe se
describe. Escribir es desnudarse… Es mostrase al otro, a ese otro que sabe leer
en las letras y las palabras eso que está más allá lo que la persona quiere
decir con la letra y la palabra.
Por
otro lado es importante entender que la gente creció creyéndose el cuento del libre albedrío, cuando la realidad es que es nuestra biología y con ella el
pensamiento inconsciente que esta nos genera, lo que rige y controla más del 90% de nuestras acciones… Por lo que la
persona al escribir está más preocupada de lo que cree que debe decir, y nada o
casi nada de lo mucho que dice y nos deja ver de sí misma a través de la letra
escrita y la palabra hablada.
Es ahí, en la escritura, donde podemos atravesar esa
delgada línea entre lo que la persona es, lo que cree que es y lo que los
demás piensan que es, ya que en la letra y en el cuerpo del mensaje (palabras que usa, orden en
que las usa y forma en que las usas) se nos deja ver la cuna en la que creció (lo
que es), el entorno en el que se desenvuelve (lo que desea proyectar), lo que
quiere (sus intenciones) y lo que teme (inseguridades y frustraciones).
Ver
la letra y la sintaxis de una persona equivale a bucear en la mente del otro.
Explorar sus cumbres y sus abismos. Los túneles de su mente. Es entrar a su yo íntimo sin
invadir su ser... Son sus letras las que nos invitan
y permiten hacerlo..., para descubrir, al final del mensaje, que no solo lo
encontramos a él, sino que en cierta forma nos encontramos en él.
Así,
lo que hay que hacer es darse el permiso de perderse en la letra, en la
sintaxis, en el mapa de los gestos, en los decibelios, en el orden de las
palabras, en la oblicuidad o verticalidad de la mirada, en las huellas y formas
de las manos, en la geografía corporal, en la arquitectura del rostro y en el
andar de los pies….
Que
es ahí, en ese conjunto de cosas que conforman el ser, donde está el verdadero
ser del otro…, recordando siempre que son la letra y la sintaxis las llaves del
ábrete sésamo que nos llevará al interior del otro.
Somos
lo que escribimos.
En
el decurso de la vida aprendes a observar y a absorber. Absorbes el mundo y al
otro por la mirada. Lo lees, lo descodificas y luego lo codificas en función de tu propia estructura, no obstante, después de la mirada, lo expresas, ya sea a través de la palabra hablada o de la letra escrita.
Estas te llevarán a pasados que ya no existen y futuros que aún no llegan. Te hablarán de otras personas y de otras geografías... Te transportarán y enseñarán su mundo para que poco a poco vayas tomando conciencia de lo que el otro es y de lo que su mundo es.
Estas te llevarán a pasados que ya no existen y futuros que aún no llegan. Te hablarán de otras personas y de otras geografías... Te transportarán y enseñarán su mundo para que poco a poco vayas tomando conciencia de lo que el otro es y de lo que su mundo es.
Conforme
vas avanzando en edad descubres que la letra la debes confirmar y que cuando la
confirmas te confirma. El otro, el que te lee, vera en cada letra y en cada
trazo un rasgo de ti… De tu mirar, de tu ser, de tu andar. De tus miedos y
fantasías. De tus sueños y ambiciones. Todo está ahí, encerrado crípticamente en
cada uno de los trazos que dibujas y en cada una de las palabras que eliges
para expresar y comunicar el ser... Así pues, somos lo que escribimos.. Las palabras que usamos... Lo que decimos.
¿Cómo eres?
Toma
una hoja en blanco pon tu nombre, tu firma y contesta lo siguiente:
Son preguntas que dirán mucho de ti y también de quien tienes a tu lado.
¿Con qué prefieres escribir?
Plumón: Te gusta ser el centro de las miradas. Llamar la atención. Eres, y quieres que así te perciba tu sexo complementario, como una persona erotómana y sensual.
Un plumón grueso pretende anunciar a los cuatro vientos tu sensualidad; uno mediano, hacerle ver al otro tu erotomanía; uno fino pretende elegancia, selección, discreción, es un erotismo dirigido hacia una sola dirección.
Plumón: Te gusta ser el centro de las miradas. Llamar la atención. Eres, y quieres que así te perciba tu sexo complementario, como una persona erotómana y sensual.
Un plumón grueso pretende anunciar a los cuatro vientos tu sensualidad; uno mediano, hacerle ver al otro tu erotomanía; uno fino pretende elegancia, selección, discreción, es un erotismo dirigido hacia una sola dirección.
Pluma: Tienes
capacidad de adaptación. Eres eficiente y eficaz. Práctico y funcional. La gente
te percibe como una persona directa que siempre va a al meollo del asunto.
Lápiz: Eres
observador, perfeccionista y detallista. Nunca te sientes satisfecho del todo.
Siempre falta algo más, ya que para ti todo es perfectible, lo cual te lleva a ralentizar
el proceso de decisión en tu afán de buscar la mejor decisión.
¿De qué tamaño escribes?
Grande: Te
gusta el contacto con la gente, te relacionas con habilidad. Te preocupa la
imagen que proyectas y lo que la gente piensa de ti. Gustas de los papeles
protagónicos sin importar si estos son en lo social, laboral o en la simple
convivencia individual. Te costará soltar el micrófono y cuando te ves obligado a hacerlo, buscarás la forma de recuperarlo de inmediato.
Mediana: Tienes
capacidad de adaptación y puedes trabajar solo o en equipo. Te relacionas con
los otros de manera práctica y funcional. Eres asertivo, objetivo y directo.
Pequeña: Eres
un acusado observador de tu entorno. Analizas las cosas constantemente. Prefieres trabajar
solo que en equipo y necesitas forzosamente de un espacio de soledad. Te cuesta
mucho desprenderte de lo que tienes. Eres sumamente cuidadoso con el dinero, al
grado de que muchos te pueden tachar de avaro.
¿Cómo
escribes?
Ancho - extenso: Escribes
de tal forma que por lo general te caben pocas palabras en la hoja, lo que denota
tu amplitud de criterio, generosidad y proclividad a gastar más de lo que tienes.
Orden y forma: Si al escribir ordenas simétricamente el texto, cuidando
forma y texto, información y organización, es debido a que en lo general eres administrado en lo económico y en todo lo que haces.
Optimización extrema: Si al escribir abarcas todos los espacios,
aprovechando al máximo cualquier parte de la hoja para escribir o hacer
anotaciones sin desperdiciar ningún espacio de la misma, es
porque en lo general tiendes a ser codo y fijado en grado sumo con el dinero,
las cosas y la gente. Eres una persona desconfiada y quisquillosa, razón por la
cual siempre buscar sacar partido de todo y de todos.
Punto final: Cuando al escribir usas el punto final es porque en
lo general gustas de terminar todo lo que empiezas. Las personas que no ponen puntos
finales, tienden a dejar todo inconcluso, dejando sus proyectos y tareas a
medias.
¿Qué tan rápido escribes?
Rápido: Escribes
tan rápido que tus letras son trazos más que letras. Signo de que piensas más rápido de lo que escribes y dices. Te costará hacer que los otros entiendan lo que deseas trasmitir, lo cual en ocasiones te desespera un poco. Eres una
persona dinámica a la cual no le alcanza el día para hacer todo lo que quieres
Velocidad regular / media: Signo
de que eres una persona sensata. Te distingues por la claridad en tu toma de decisiones. Piensas
antes de actuar. Valoras el tiempo y la prudencia en la acción. Eres una
persona que se mueve sin prisa pero sin pausa.
Lento: Parálisis
por análisis. Analizas las cosas de forma exagerada. Analizas tanto los pros y
contras de una situación que por lo general das con la mejor decisión fuera de
tiempo, es decir, cuando ya paso el momento y la oportunidad.
¿En qué parte de la hoja firmas?
Izquierda:
Anclado al pasado. Resistencia al cambio. Dificultad para adaptarse a la
dinámica del cambio. Amas la tradición. Lo establecido. La rutina. La
inmovilidad. No gustas del liderazgo, prefieres que alguien tome la decisión y
se responsabilice de ella.
Centro: Practico.
Las cosas se hacen al momento. No te anclas al pasado ni te obsesionas con el
futuro. Vives un intenso presente, propio de las personas que son egocéntricas
y por ende triunfadoras.
Derecha: Piensas
constantemente en el futuro. Todo lo ves a largo plazo. Lo que hace que seas y
te muestres más ansioso que los demás. Poco tolerante con los demás, sobre todo
cuando a estos se les dificulta entender lo que visualizas y enuncias. Posees una alta dosis
de iniciativa, la cual por lo general te lleva a precipitar los
acontecimientos.
Tome
esas pequeñas y significantes señales y haga el análisis de su letra y firma.
Encontrará que en su letra esta su carácter y en su carácter su letra….
El inicio del cambio está en la ampliación de su vocabulario, esforzándose en encontrar la palabra correcta para lo que desea transmitir y hacer de esta un uso común. Haga ejercicios de escritura obligándose a modificar la letra hasta que esta diga de usted lo que usted desea.
Esto lo llevará a cambiar su entorno, su carácter, su letra y sus posibilidades.
Nos leemos en el siguiente artículo.
El inicio del cambio está en la ampliación de su vocabulario, esforzándose en encontrar la palabra correcta para lo que desea transmitir y hacer de esta un uso común. Haga ejercicios de escritura obligándose a modificar la letra hasta que esta diga de usted lo que usted desea.
Esto lo llevará a cambiar su entorno, su carácter, su letra y sus posibilidades.
Nos leemos en el siguiente artículo.