miércoles, 12 de septiembre de 2018

Los ciclos humanos.


Todas las cosas del universo están sujetas a ciclos. Lo están los planetas, la naturaleza y todo lo que en ella habita. Los ciclos están ahí y tienen una función, amén de que estos siempre nos anuncian y enuncian el fin de una etapa y el inicio de otra.

Algunos de ellos son tan cotidianos que hemos dejado de verlos como lo que son, algo maravilloso: el diario amanecer, las estaciones del año, los ciclones, el periodo menstrual y una suma de etcéteras más. Otros son tan largos y ajenos a nuestra cotidianidad que no solo nos son indebidamente extraños, sino que además ni siquiera tenemos conciencia de su existencia: el ciclo solar por mencionar uno solo de ellos.

No obstante y sin demeritar la importancia de estos, en este artículo nos vamos a centrar en un ciclo que tiene que ver con el acontecer de cada uno de nosotros. Un ciclo que se repite cada determinado número de años y que no reconocemos debido a que los actores y escenarios de otrora tiempo no se parecen en nada a los de este tiempo.

Ciclo biográfico.
Una cosa es el Ciclo de Vida y otra muy distinta el Ciclo Biográfico. El primero tiene que ver con la especie, el segundo, con el individuo.

Casi todos, en ese tránsito que se da entre el útero y el sepulcro, nacemos, crecemos, nos reproducimos, envejecemos y morimos. Etapas del ciclo de la vida que tienen, en cuanto a función, un solo objetivo: asegurar la mejora y perpetuación de la especie. Las diferencias individuales en el ciclo de vida son nimias, importantes pero nimias, sin embargo, el ciclo biográfico, ese que está más allá del tránsito mencionado, es indiviso e irrepetible. No se manifiesta en nadie más, ni siquiera en las personas próximas a nosotros.

El ciclo biográfico es único y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de identificarlo y dirigirlo, no obstante para poder hacer esto nos es menester tomar conciencia de su existencia y de aceptarlo como lo que es: una oportunidad para no repetir los yerros del ayer.

Puede, si usted quiere, relativizarlo y hacer de esto algo esotérico, pero si lo hace va a encontrar que poco o nada es lo que podrá incidir en él, ya que se perderá en la búsqueda de significados subyacentes, cuando la realidad es que nada tiene significados subyacentes, todo está ahí, solo hay que saberlo ver y entender.

Ya una vez que aceptamos la posibilidad de que nuestro quehacer biográfico obedece a un ciclo, nos será normal poner atención en él para capitalizar ese nudo georgiano que se da entre el fin de un ciclo y el inicio de otro, conscientes de que este tránsito es un intervalo aciago en el que debemos hacer un alto en el camino para diseccionar, con el fino bisturí de la mente, las variables que inciden en él.  

A todos nos queda claro que las decisiones siempre deben ser buenas a priori, no obstante la realidad es que no es así. Es tan poco el tiempo que le dedicamos a la introspección que lo normal, aunque no correcto, es que la gran mayoría de estas las analicemos a posteriori.

Lo mismo acaece con el ciclo biográfico. Identificar el fin e inicio de este nos permitirá hacer un análisis a posteriori de todas las decisiones, hechos y oblicuidades que incidieron él, en especial de aquellas a las que nos les dimos la importancia que tenían, debido a que en su momento nos parecieron no trascendentales.

El problema más difícil es el que no conocemos.
Siempre el problema más difícil es el que no conocemos. Reconocer el problema equivale a resolver el 50% del mismo. El otro 50% demanda inteligencia y voluntad. Inteligencia para identificar y reconocer el problema más allá de nuestros egos, miedos y emociones, e inteligencia para llegar a la causa raíz o causa – causa del problema. De lo contrario estaremos resolviendo los síntomas pero no el problema.

La inteligencia, ya una vez detectada la causa raíz o causa – causa del problema, se deberá abocar al diseño de la o las alternativas de solución del problema, consciente de que diseñar no es solucionar. La solución requiere de disciplina y voluntad. Disciplina para ejecutar y voluntad para no claudicar.

Entender esto es nuclear, ya que la vida no es biología, es biografía. Me queda claro que los puristas me van a denostar, pero una cosa es la biología y otra la biografía. La biología está en todo lo vivo, la biografía en los actos. Y son estos, los actos, los que le dan sentido a la vida de un ser humano. Usted no estudia la biología de una persona. Estudia su biografía, y esta está conformada por la suma de actos, decisiones, hechos y oblicuidades que enfrento.

Recién sostuve un encuentro de contrarios con dos amigos de larga data. Amigos con los que he tenido, gracias a lo antiguo de la relación, la oportunidad de ser testigo de varios aconteceres de su vida. Uno de ellos es un colega cercano a mi segmento etario. La otra es una entrañable amiga que también oficia en el combes de las finanzas. Empezaré, con la anuencia de ambos, exponiendo las variables del ciclo de cada uno de ellos con el fin de que esto nos permita darnos una idea de los hechos y variables que anuncia y enuncian el fin e inicio de ciclo.

Nelda está en sus primeros cincuentas. Es una mujer inteligente como pocas. Poseedora de una lógica tan concluyente que poco espacio deja para el debate y para la estéril argumentación de suposiciones y querencias ajena a la razón.

Estábamos en una Junta de Dirección en la empresa papelera más importante del país. El director de la misma estaba presentando los resultados del trimestre, cuando mi compañera observo que el desperdicio había sido una constante en aumento. Cuando hizo la observación del dato, el director y los accionistas contestaron que no era preocupante ya que todo el desperdicio se reciclaba, lo que en estricto sentido hacía que no se perdiera nada. Ante esto contestó lo siguiente: genial, pongamos un negocio de desperdicio y así ya no nos tenemos que preocupar por el papel.

El silencio fue sepulcral, no porque no tuvieran respuesta, sino porque les sorprendió su enfoque. Cuando uno de los accionista le preguntó a que se refería con esa respuesta, ella contesto que entendía el reciclaje, pero que si la  Junta era para hacerse tontos, que entonces esta no tenía razón de ser, ya que el constante aumento del reciclaje hacia evidente la conformidad de los accionistas y directivos con una cultura perniciosa a los objetivos del negocio. Este tipo de respuestas han hecho de ella una leyenda en el sector financiero.

Pues bien, esta exitosa y brillante mujer está viviendo en este momento el fin e inicio de un nuevo ciclo y, obviamente, no había tomado nota del mismo, no hasta que platicando sobre el tema le traje a la palestra los hechos que así lo indicaban.

Su reacción fue una mezcla de azoro y escepticismo, no obstante el análisis de los hechos y oblicuidades que expuse de su quehacer biográfico, hicieron que su prodigiosa mente analizara a detalle cada uno de los eventos, concluyendo que efectivamente está en el cierre e inicio de un ciclo, por lo que era menester reparar en ello para refrenar su tendencia y no repetir los mismos errores, ya que estos están en su algoritmo (instinto, impulso y tendencia).

Hace veintisiete años vivió una serie de eventos similares a los que está viviendo en este momento. Eventos similares en sustancia pero diferentes en cuanto escenario y actores, por lo cual es normal que le pasen desapercibidos.

Hace veintisiete años:
Murió un ser muy allegado a ella.
Su pareja termino inesperadamente la relación.
Le ofrecen un puesto de gran relevancia en una carrera / oficio totalmente ajeno al suyo.
El puesto en cuestión demanda mudarse a una ciudad donde no conoce a nadie.
Al cambiarse de ciudad y oficio conoce a una persona que le altera el instinto pero con la que tiene diferencias abisales de cuna y cultura.

Hoy, veintisiete años después:
Murió un ser muy allegado a ella.
Termino inesperadamente una relación de larga data.
Le ofrecen un puesto directivo y un paquete accionario inmejorable en un escenario laboral diametralmente opuesto al de su experiencia.
El puesto en cuestión es un país donde no conoce a nadie.
En el proceso conoce a una persona que atrapa su interés y deseo, pero ajena a su cuna y cultura.

Por supuesto que al leer esto podemos pensar que esta persona no aprende, sin embargo la realidad es son muy pocas las personas que tienen clara la forma en que su algoritmo (instinto, impulso, tendencia) los lleva a repetirse en los mismos yerros y aciertos.

Cuando una persona logra identificar aquello que acciona su instinto, el impulso que este genera y la tendencia que de esto resulta, identifica el momento justo en que su algoritmo (instinto, impulso, tendencia) lo impele a repetirse, lo que le permitirá, en un extraordinario trabajo de la voluntad, frenar la decisión para replantear la misma y no repetirse en los mismos errores.

Por favor revise su quehacer biográfico. Encontrará, más allá de su ciclo biográfico, que por lo general usted se repite en los mismos aciertos y en los mismos errores. Esto se debe a que uno y otro están en su algoritmo interno y si usted no aprende a identificarlo, no podrá incidir en él y por lo tanto no lo podrá mejorar.

Regresemos con Nelda. Hoy, cierta del nudo georgiano en el que se encuentra y consciente de que la oblicuidad le presento situaciones similares a las del ciclo anterior, está revisando con acucioso detalle el tenor de sus decisiones y la forma en que su algoritmo interno la impulsa hacia un mismo tipo de decisiones, para lo cual está trabajando con la intención de ser ella la que dirija su impulso y no esté a ella.

Francisco es un financiero oriundo de Venezuela que hizo varias especializaciones en Costa Rica y Nicaragua. Al terminar estas viajo a Estados Unidos para hacer una última especialización en Finanzas Internacionales.

Estando próximo a terminar viaja a México para asistir a la boda de un compañero de maestría. En la boda conoce a varias amigas de este. Una de ellas se interesa en él y viaja a Estados Unidos para reunirse con él. Francisco no le da la importancia y lo deja pasar. Ella, no obstante, lo visita varias veces, llegando a coincidir con él en algunos de los viajes que este hizo a Venezuela para ver a sus padres.

Francisco termina su especialización y entra a trabajar a un conglomerado internacional con fuerte presencia en Europa y Asía, no obstante antes de iniciar sus labores en el viejo continente, la empresa le pide que haga un recorrido por todas las oficinas que tiene en Estados Unidos.

La visita a las oficinas le lleva a recorrer las carreteras de costa a costa y de norte a sur. Un viaje que le permitió entender la cultura del país y con ello la forma de pensar del americano promedio. Justo al terminar el recorrido, la empresa sufre un descalabro y se ve en la necesidad de recortar personal, por lo que de la noche a la mañana se queda sin empleo.

Ella lo visita justo en ese momento y lo invita a México. Le ofrece conectarlo con las empresas más importantes del país. Al paso de los meses, gracias a la relaciones de la familia de ella y a la calidad de su currículum, se coloca en una posición privilegiada en un corporativo financiero. Cinco años después se casa con la dama en cuestión con la que concibe dos hijos varones. El matrimonio no marcha bien, por lo que siete años después se divorcian terminando la relación en muy buenos términos.

Dos años después de su divorcio, se independiza para incursionar como Consultor en el Mercado Secundario, para tal efecto firma una alianza de negocios con una empresa americana que tiene sus oficinas centrales en New York, con sucursales en varias partes del mundo.

La empresa con la que firma la alianza le pide que visite a los clientes que tiene en Estados Unidos, para lo cual emprende un viaje por carretera de costa a costa y de norte a sur. Termina el recorrido e inician operaciones, sin embargo la relación se fractura debido a que la empresa en cuestión sufre un revés legal que termina afectando la relación con sus clientes.

En el transito viaja a Costa Rica a la boda de un sobrino suyo y ahí le presentan a una carioca amiga de la mama de la novia. Esta viaja a México varias veces para conocer más de él y en una de esas lo invita a que la visite en Brasil. Por una razón u otra decide no ir, sin embargo ella viaja a México, se entrevista con él y le pide que considere la factibilidad de mudarse a Rio de Janeiro, donde ella y su familia tienen las relaciones y contactos que él necesita para incursionar con éxito en el Mercado Secundario.

Así, muchos años después, la oblicuidad le presenta situaciones similares a las del ciclo anterior. La diferencia estriba en que consciente de esto y de su algoritmo interno, opto por no precipitar las decisiones, dándose el tiempo para analizar a detalle todas las variables, así como los cambios que debiera hacer para evitar que el ciclo que está por comenzar se asemeje al anterior.

Tal vez usted no identifique con total claridad su ciclo biográfico, no obstante y más allá de este, lo importante aquí es que usted este consciente de la forma en que su algoritmo interno (instinto, impulso, tendencia) lo impele a decidir de manera muy parecida a la forma que decidió en el pasado, sobre todo en aquellos eventos que son similares a los acontecieron años ha y que usted no reconoce debido a que son otros los actores y escenarios.

Así, pues, los ciclos son importantes, pero lo es más, mucho más, identificar la forma en que opera nuestra toma de decisiones, ya que esta está subordinada a nuestro algoritmo interno, el cual tiene una parte genética que si bien no puede cambiar, si puede administrar.

La otra parte demanda inteligencia y voluntad. Inteligencia para darse cuenta de adonde nos lleva este y voluntad para atemperar nuestro querer / querer.

Nada más difícil de cambiar que nuestro querer / querer. Este, sin importar el escenario o los actores, nos hace dominar el Qué; el Cómo; el Por qué; el Para quien y el Cuándo de las cosas, por lo que lo natural es repetirnos en aquellas decisiones en la que hemos desarrollado habilidades de supervivencia.

Cambiar el Qué; el Cómo; el Por qué; el Para quien y el Cuándo de las cosas que hacemos, demanda no solo tener que inventarnos día a día, sino que además nos va a ser menester luchar contra nuestra muy natural tendencia al confort. No obstante si usted hace un esfuerzo continuado por noventa días, descubrirá que su algoritmo (instinto, impulso, tendencia) empezara a modificarse lenta y gradualmente, logrando poco a poco construir un algoritmo que lo lleve a tomar mejores decisiones.

Nos leemos en el siguiente artículo.