Uno de
los problemas con los que más topo en el ejercicio empresarial, es el hecho de
que la gente no tiene clara la diferencia que existe entre trabajar y ganar
dinero.
Una cosa
es trabajar y otra ganar dinero. Se da por sentado que el que trabaja gana
dinero, no obstante la realidad es que el que trabaja subsiste, pero rara vez
gana dinero. Unos subsisten con un poco más, otros con un poco menos, pero casi
todos viven al día y en algunos casos con la posibilidad de crear un fondo de
renta inmobiliaria o financiera que les permite vivir la vejez con ajustes,
pero sin problemas.
No
obstante la realidad es que ninguno gana más allá del nivel de vida que posee.
Una persona de la clase alta logra, en el mejor de los casos, crear un fondo de
retiro que le permita seguir en la clase alta, no obstante se va a ver en la
necesidad de ajustar sus gastos, ya que sus ingresos no tendrán la misma
dinámica de crecimiento que tenían cuando estaba activo.
Lo mismo
pasa en los demás niveles sociales. El fondo de retiro que logran crear después
de muchos años de trabajo, corresponde al nivel de vida que tienen. En ningún
caso los lleva a un nivel mejor.
Así, la
pregunta obligada es: ¿Por qué después de muchos años de trabajo, la gente no vive
mejor cuando se retira que cuando está en activo?
A la
gente se le enseña a trabajar, no a ganar dinero.
Uno de
las razones por las cuales la gente no vive mejor cuando se retira, es debido a
que tenemos una cultura de trabajo que esta sobre valorada. A la gente se le
enseña a trabajar, no a ganar dinero. Desde infantes les dicen que se deben
ganar el sustento con el sudor de su frente, cuando se lo pueden ganar con el
sudor del de enfrente.
Una de
las preguntas que le debiéramos a hacer a los infantes, adolescentes y adultos
es: ¿qué quieres, trabajar o ganar dinero?
Para
trabajar es menester tener un oficio, una carrera técnica o profesional y
conseguir un empleo. Ya una vez que se tiene el empleo, se debe respetar la
dinámica del puesto, de la compañía y, en el mejor de los casos, generar un
valor agregado distinto al de los demás. No obstante la realidad es que el
sistema termina por absorber al individuo convirtiéndolo en un burócrata más. Y
en la burocracia, pública o privada, es más importante la eficacia aparente que
la real, haciendo de esto un segunda naturaleza.
Con esto
lo que queremos decir es que la persona, al paso del tiempo, termina
confundiendo lo que hace con lo que logra. Hace muchas cosas, pero la realidad
es que logra muy pocas. Los cambios en su nivel de vida son mínimos y, en la
gran mayoría de los casos, topados por un escalafón.
Las
encuestas que hacen las empresas sobre clima laboral o las que hacen los países
sobre felicidad, muestra que la gente es feliz con lo que hace. Está por demás
explicar que las encuestas obedecen a la cultura. Cultura es la forma en que
hacemos las cosas. Y la forma en que hacemos las cosas está centrada en el
trabajo, no en la ganancia. Razón por la cual las encuestas se centran en el
hacer, no en el ganar.
Socialmente
hablando está muy mal visto que una persona se centre en el dinero. Lo correcto
es que se centre en el trabajo. Que sea trabajadora y entre más trabajadora
mejor.
Este cuidar
las formas le brinda al ocupante del puesto, una estabilidad y seguridad irreal.
Estabilidad y seguridad que moran en la mente de la persona pero que no tienen
cabida en la vida real, ya que las condiciones y circunstancias de la empresa
cambian en cuestión de días o semanas.
La
realidad es que la salud financiera de una empresa, así como su subsistencia,
está subordinada a los productos complementarios y sustitutos que inciden en la
dinámica del producto o servicio que esta ofrece. A las condiciones macro y micro económicas del mercado en el que compite. Al quehacer comercial de los competidores y a todos los demás etcéteras que inciden en el mercado.
El empleo
que la persona ocupa, es un engrane más de muchos engranes internos y externos
que conforman e inciden en la salud de la empresa. Los engranes internos los
conforman todos los puestos de trabajo que existen en la empresa, mientras que
los externos son todos los que están en el extrarradio de la misma: el entorno
económico, el mercado y los competidores.
De estos
dos, ¿usted cuál cree que es el que más incide en los resultados de la empresa:
los engranes internos o los externos?
La verdad
es lo que es, aunque la gente lo piense al revés.
Una persona
puede estar haciendo todo lo que debe y hacerlo bien, pero si alguno de los
engranes externos generan una falla mayor, el funcionamiento de la maquinaria
empresarial se puede ver afectada al grado de que el empleo de la persona se
pierda en automático, aun cuando esta haya hecho todo lo que debía hacer.
La estabilidad
y seguridad que la persona persigue es una fantasía que esta sostenida de hilos
que no dependen de ella y que por ende no puede controlar.
Todos
tenemos que trabajar. Unos ganando dinero y otros subsistiendo. Lo que
debiéramos hacer es detenernos a pensar que es lo que queremos: trabajar para
subsistir o trabajar para ganar. Capitalismo viene de capitalis (mando), caput
(cabeza).
La cabeza
es la que manda, pero a esta hay que enseñarle a pensar. El cerebro no está
hecho para pensar, está hecho para adaptarse y sobrevivir, pero no para pensar.
Es menester enseñarle a pensar, de lo contrario va a pensar puras estupideces.
El cerebro
usa la información que tiene almacenada para conformar ideas acordes a su base
de datos. Lo hace de tal forma que estas le pueden parecer lógicas, aun cuando
no tengan sustento en la realidad. Sirva como ejemplo una pregunta que constantemente
se hace un cerebro al que se le ha enseñado a pensar: ¿dónde es más rentable el
único recurso que tengo, mis ocho o diez horas de decisiones y aplicaciones?
Esta
pregunta no se la hace un cerebro al que no le se ha enseñado a pensar. Al
contrario, este lo que haría es crear un pensamiento que lleve a la persona a buscar
un trabajo que le ayude a cumplir con los gastos y obligaciones que tiene, pero
no un trabajo que le genere un mayor nivel de rentabilidad en su jornada laboral.
El que
hace dinero también trabaja, pero trabaja en aquello que le permite maximizar
la rentabilidad del único recurso que tiene: el tiempo.
Una
persona puede trabajar ocho horas limpiando zapatos, vendiendo zapatos o
fabricando zapatos. El producto es el mismo: zapatos. Lo que cambia es el
trabajo y la rentabilidad.
Cuando el
individuo se centra en el trabajo y no en el dinero, terminará siendo uno más
de los muchos que integran el sistema. Un sistema lleno de falacias fértiles
que lo alejaran de la realidad.
El
sistema que hemos creado, ennoblece el trabajo, la vocación, la entrega y demás
menesteres del ideal romántico de las cosas, pero no a la vida real.
Frecuentemente
vivo invitando a gente a hacer negocios que les generan un alto nivel de
rentabilidad, sobre todo si se compara con la que generan con un mes de trabajo
operacional. Uno de cada cien, toma la oportunidad. Los otros noventa y nueva
la rechazan debido a que esta no encuentra cupo en su dimensión de credibilidad
y en su dimensión de posibilidad.
Su
historia biográfica, la de sus padres, amigos y conocidos, dice que tienen que
trabajar muy duro para ganar unos centavos, de tal suerte que cuando les
ofreces la oportunidad de trabajar inteligentemente, más que operacionalmente,
terminan rechazando la oferta debido a que esta se sale de todos sus esquemas.
La palabra
trabajo viene de tripaliere (tres
palos). Era un yugo de tres palos en los que se amarraba a los esclavos para
azotarlos. Originalmente era una palabra que se usaba para cualquier cosa que
generará dolor en el cuerpo, y lo cierto es que lo sigue generando.
Un buen
amigo, que toda su vida se dedicó a hacer dinero, dice que si el trabajo fuera
bueno, ya lo hubiesen acaparado los ricos (cosa que no ha sucedido).
La
realidad es que el trabajo es muy bueno, siempre y cuando se oriente a ganar
dinero y no a trabajar por trabajar.
Nos vemos
la siguiente semana con un artículo en el que hablaremos de la pasión y el
negocio.