jueves, 16 de marzo de 2017

El Síndrome de Tarzan.

En este dinámico y cambiante mundo en el que vivimos, hay una constante antropológica que se repite frecuentemente a nivel mundial y que poco tomamos en cuenta, ya sea porque esta es asaz frecuente y ya no atrapa nuestra atención, o porque los círculos empresariales en los que nos movemos no nos la hacen tan evidente.

Antes de continuar con mi dislate intelectual, me es menester confesar que por un momento me sentí como mis ancestros (amén de que ya tengo la edad de ellos), los cuales frecuentemente se quejaban del dinámico y cambiante mundo que les tocó vivir, lo cual era cierto comparado con esa época de luto y gris en que vivieron sus padres, pero no comparada con la actual. No obstante la realidad es que cada generación enfrenta lo suyo y esta no es la excepción.

Dejemos atrás esta inútil y anti diluviana reflexión para centrarnos en el presente, en el cual la dinámica del tiempo cambia tan vertiginosamente que en menos de dos años el mundo da una vuelta de 180 grados, desaprobando, ante los innegables avances de hoy, mucho de lo que se defendía ayer.

No obstante hay cosas que no cambian ni cambiaran nunca, y una de ellas es la estructura antropológica de ese bípedo implumedo al que amablemente llamamos hombre. Cambia su forma de vestir, su lenguaje, sus modos y formas de expresión, pero no lo que es.

Un ejemplo palpable de los cambios que la vertiginosa dinámica del mundo nos demanda a todos, está de manera muy palpable en el combés de lo empresarial, donde los antiguos capitanes de la industria de hace 20 o 30 años (entre los que me encuentro yo, por antiguo, no por capitán), se descubren obsoletos y sin el poder de adaptación y mutación que demanda el curso de los tiempos, donde jóvenes imberbes que aún no llegan a la mayoría de edad, desarrollan en el mundo cibernético imperios económicos que jamás hubiesen alcanzado a imaginar y mucho menos visualizar los industriales de ayer.

Hoy vivimos en el mundo de los negocios el fenómeno de las supra personalidades, donde jóvenes con secundaria o preparatoria inconclusa construyen imperios económicos sin mayor preparación que la fortuita posesión de un cerebro privilegiado, que les brinda un entendimiento del mundo de hogaño que no tienen los de antaño.

No obstante la realidad es que sin importar la época o el giro de negocios, se da en cada una de ellas la manifestación de dos sintomatologías muy comunes en el ser humano: el síndrome de Tarzan y el síndrome de Mowgli. En este artículo explicaremos ambos, no obstante el de Mowgli es el que nos es más familiar, ya que es el que se espera que acontezca en todo ser humano.

Una junta de negocios con Tarzan.
Recién asistí a una junta de negocios en la que el objetivo era ver si podíamos establecer una alianza de negocios con una petrolera. Es la segunda vez que me siento con ellos a negociar. La anterior fue aproximadamente hace cinco años. En aquel entonces decidimos no proseguir con el negocio, dado que las condiciones del mercado aconsejaban extrema prudencia.

En el tránsito de este lustro la vida nos llevó a ambos (la petrolera y a un servidor) por derroteros diferentes, por lo que no supe más de la petrolera hasta que un accidente me llevo a ellos. Un cliente de mi financiera se acercó a nosotros para asesorarse sobre los mejores instrumentos financieros para una operación petrolera que contemplaba varios países de Europa del este, de Asia y de América.

Ya una vez que revisamos la transacción, así como a las partes involucradas, me di a la tarea de contactar a la compañía en cuestión, ya que esta era la empresa con la cual se iba a realizar la transacción.

Me atendió el presidente de la misma, el cual para este efecto llamaré Fidel. Fidel es hijo de inmigrantes mexicanos. Creció en Estados Unidos. Hizo sus estudios profesionales en una de las mejores universidades del país, amén de hacer una especialización de negocios en la más prestigiosa escuela de negocios que existe.  

Su éxito fue tal que se llevó a su hermano mayor a trabajar con él. Contrató a un director de finanzas y operaciones de amplia experiencia en el ramo. Su empresa se ha especializado en la construcción de plataformas marinas, amén de tener los talleres más grandes de reparación de plataformas de Texas.

Formo una alianza de latinos, de tal suerte que a excepción de Mike, su director de finanzas, todos los demás colaboradores y socios son hijos de inmigrantes mexicanos de primera o segunda generación. Esto hizo de él algo así como el líder moral de un sindicato de negocios conformado por personas de origen hispano.

Fidel, como muchos hombres de negocio que recién empiezan en el mundo de las altas finanzas, suele dejarse llevar por la ambición, la cual le priva del raciocinio lógico que demanda toda operación, cayendo inexorablemente en trampas y fantasías de piratas financieros.

Los piratas financieros son expertos en finanzas que optaron por la ilegalidad, lo cual a la fecha no deja de sorprenderme, aun cuando me es dable entender antropológicamente sus motores, de los cuales hablamos ampliamente en el artículo intitulado: Una familia de criminales.

Dada que la operación que íbamos a realizar con Fidel ascendía a varios miles de millones, procedí a pedirle lo normal en este tipo de operaciones: una prueba de fondos (POF). En este tipo de transacciones es menester que las partes involucradas presenten una POF actualizada, así como la caratula de los instrumentos que se van a utilizar, ya sea una SLBC (Carta de Crédito) o una BG (Garantía Bancaria).

Esto se hace con la intención de que las partes validen y constaten la viabilidad financiera de su contraparte, razón por la cual mi azoro fue mayúsculo, cuando este se negó a proporcionarme la POF. Lo que más me consterno es el hecho de que me consta que la empresa en el pasado hacia operaciones similares o mayores. Por supuesto que en cinco años pueden pasar muchas cosas, entre ellas una sensible disminución de ingresos ante la seria contracción del mercado, pero eso no justifica de modo alguno el proceder de Fidel.

La causa, obviamente, debería estar en otro lado. Pase por alto su negativa y sin mover un musculo facial le conteste que no se preocupara, que ese era un escollo menor y que estaba cierto de que lo íbamos a sortear, no obstante era menester revisar el instrumento financiero que iba a utilizar.

Me mando la SBLC, la revise y cual va siendo mi estupor al darme cuenta de que esta era falsa. Era una falsificación magistral y sin lugar a dudas iba a pasar muchos filtros, sin embargo al final no se iba a poder ejecutar.

Decidí no decirle nada. Deje pasar dos semanas, en las que me aboque a darle seguimiento emocional pero no procesal.

El seguimiento emocional le dio confianza por lo que poco a poco distendió el proceso, migrando de un trato empresarial a uno social. En esa migración me invito a varias reuniones de su círculo social y si bien es cierto que no me fue dable asistir a todas ellas, también lo es que las pocas que asistí fueron más que suficientes para darme una idea de su psique.  

Al poco tiempo hizo una reunión en su casa, por lo que hice un ajuste en la agenda para poder asistir y no perderme esa oportunidad, ya que nada nos dice más del otro que su hábitat.

Imagen y semejanza.
En la vida todo está hecho a imagen y semejanza, y nada nos semeja y refleja más que lo que nos es intimó: la pareja (cultura, lenguaje, estrato y forma –geografía corporal), la casa (arquitectura y forma), el suburbio, colonia o lugar en la que esta está, los muebles de la casa (estilo y color), la decoración iconográfica de la misma (cuadros, esculturas), las habitaciones, baños y demás etcéteras que conforman el yo íntimo.

Por la pareja de una persona conoces a la persona.
La pareja de Fidel es obsecuente a su nivel (estrato). Su cultura, lenguaje, arquitectura del rostro y geografía corporal corresponden a la de él, lo cual es obvio si la pareja viene de antaño, no obstante se lee en ella lo mismo que se lee en él… La resistencia a dejar el pasado atrás.

Por otro lado está el tema del hogar. Este habla de nuestro yo interno. De ese yo que poco mostramos a los demás pero que hacemos evidente al invitar a alguien a nuestra hábitat. Entrar a la casa de una persona es entrar a su estructura interna. A lo que es. A la cuna en la que nació y al entorno socio cultural en el que creció. A sus valores y motores, así como a sus criterios de decisión.  

Entrar al hábitat de una persona es acceder a dos de sus tres máscaras: la íntima y la motivacional Máscaras que poco muestra el ser humano, pero que dicen más de lo que nos dice su máscara social.

Para acceder a la máscara social nos es menester acceder al círculo de amigos o asociados de la persona que queremos conocer, ya que esta, como cualquier otra, tenderá a rodearse de sus pares. Me queda claro que esto puede ser visto como una aberración, sin embargo es lo que normalmente hacemos. Por ello es que los pares del otro son tan importantes, ya que estos nos dicen mucho de lo que la persona fue, de lo que es y de lo que puede llegar a ser.

La gente con la que asiduamente nos reunimos, dice más de nosotros de lo que nosotros mismo quisiéramos decir.

La gente que asiste consuetudinariamente a la casa de Fidel, lo tratan con una deferencia especial. Es su líder, su héroe, su modelo a seguir. Y si bien es cierto que Fidel ha hecho mucho por ellos, también lo es el que se ha beneficiado de ellos.

El síndrome de Tarzan.
Un tránsfuga es aquella persona que no conforme con su origen, trabaja con denuedo para construir un destino diferente.

Este no aceptar su origen le hace luchar contra todas las profecías de su núcleo familiar y social. El objetivo intrínseco del tránsfuga es demostrarles a las figuras de autoridad de su historia (padres, hermanos, familiares, maestros y ex jefes), que él es capaz de lograr todo aquello que le dijeron que no iba a poder lograr.

Los tránsfugas representan el síndrome de Mowgli, cuando su fuga es total, y el de Tarzan, cuando su fuga es parcial.

Fidel padece el síndrome de Tarzan, lo que a la postre terminara afectándolo más de lo que se imagina. Se siente orgulloso de todo lo que ha logrado y no le sobra razón, no obstante necesita reestructurarse, ya que de no hacerlo se va a quedar lenta y progresivamente fuera de lugar… Cosa que le sucede a todos los que padecen el síndrome de Tarzan.

El síndrome de Tarzan habla de ese tránsfuga que lidia con su historia para construir una mejor, pero “sin salirse de su historia”.

Emprenden, arriesgan, innovan y logran todo lo que la gente de su medio considera imposible lograr, no obstante esto lo hacen sin salir jamás de su entorno. Se convierten en los ricos del barrio. Construyen la mejor casa. Adquieren los mejores carros. Emplean a sus vecinos. Hacen fiestas suntuosas a las que asisten sus compañeros de infancia. Se convierten en las personas más admiradas de su entorno socio cultural, lo cual sin duda alguna les nutre y satisface.

Son personas que buscan el reconocimiento y admiración de sus pares, de gente que los ve hacia arriba, que les brinda su admiración. Son personas que necesitan un alto nivel de apoyo moral. Un apoyo que no piden directamente pero que buscan a través de la confirmación de sus actos, de sus éxitos. Para tal efecto les es menester no cambiar nada.

Viven en el mismo lugar, se juntan con la misma gente. Hablan de la misma forma en que lo hacían antes, pero ahora lo hacen con desenfado, lo que les hace verse más grotescos, sobre todo en el mundo de los negocios y de las altas finanzas.

Sus cuentas bancarias las tienen en algunos de los diez bancos más importantes del país, pero en las sucursales de su colonia. Ahí son alguien. Fuera de ella no son más que un pobre con dinero. Por favor no me mal interprete. Todos venimos del mismo origen. Lo que nos hace diferentes son las formas. Estas nos condenan a unos escenarios o nos llevan a nuevos y mejores escenarios.

Escenarios que nos abren nuevos horizontes, donde las formas son de vital importancia para la formación de la dinastía, el crecimiento como persona y el desarrollo de oportunidades.

Los que padecen el síndrome de Tarzan se niegan a cambiar sus formas. Se sienten orgullosos de sus raíces, lo cual es encomiable, pero una cosa es sentirse orgulloso de ellas y otra muy distinta el que no querer crear nuevas y mejores raíces para los que nos van a suceder.

A nada temen más que al rechazo de la mal llamada clase alta. Se aíslan de ella, la critican (síntoma de que admiran y temen) y cuando por alguna razón les es menester inter actuar con ellos, mandan a un propio, es decir, a un ejecutivo o un directivo contratado en ese nivel para que los represente e introduzca.

Los que padecen el síndrome de Tarzan se sienten muy bien en su estrato social. Se niegan a salir de él, ya que este no les demanda nada. Los acepta como son. No solo los aceptan sino que además los idolatran, cosa que jamás van a lograr en otro estrato social. No mientras no cambian sus formas, su vocabulario y formas de expresión social (risa y bromas), cosa que les cuesta en demasía, razón por la cual luchan contra su historia para construir un destino mejor, pero sin salir jamás del entorno en el que crecieron.

En todo engaño hay siempre algo de ingenuidad.
A Fidel lo buscaron unos piratas financieros. Estos se distinguen por la elegancia de sus formas. Visten con una elegancia propia de su oficio y su objetivo es hacer sentir al otro que es uno de ellos, aun cuando no lo sea.

Lo trataron con admiración, le brindaron reconocimiento. Le llevaron a los mejores lugares, tratándolo con una deferencia inusual, lo que inevitablemente hacia que los dependientes de dichos lugares se preguntarán quiera era Fidel.

Me es menester hacer una pequeña disgregación para se entienda lo arriba escrito. Fidel es una persona asaz inteligente. Es, sin ánimo de ofender pero si de enunciar, un pobre con dinero que tiene una ingente y estulta necesidad de hablar de lo que tiene, lo cual lo hace verse mal en todos los estratos sociales. Creció en una familia de empresarios, con un padre sumamente exigente que nunca le dio a sus hijos lo que no se ganaran ellos. Esto hizo que Fidel desarrollara una amabilidad y capacidad camaleonica para comunicarse y empatar con las bases operativas de los negocios, cosa poco común en personas que han nacido en esferas donde el dinero es basto. 

No obstante ni él, ni su padre ni sus hermanos le dieron la espalda a sus raíces y aun cuando ha estado en las mejores universidades, se muestra como una persona operativa, brusca y falta de tacto al hablar. Esta impropia forma de hablar y de posicionarse en las juntas de negocios, restaurantes y eventos empresariales, hace que la gente se sorprende al descubrir que él es el creador y director del negocio.  
Retomemos el curso. Ya una vez que los piratas financieros tendieron la red, le pidieron que les monetizara un instrumento (SBLC) en el cual entrarían como socios. Fidel pago los millones que le pedían. Pusieron el instrumento a su nombre y me lo dio para la operación… el cual, obviamente, era falso.

Ya una vez que entendí su entorno y la forma en que lo habían engañado, le hice saber que el instrumento era falso. Su estupor fue mayúsculo y le costo mucho entender que no solo habían engañado sino que en todo engaño siempre hay algo de ingenuidad y en este caso el ingenuo fue él.

La operación fructifico gracias a que le ayudamos a tramitar un SBLC que si bien es cierto que la obtuvo a un costo mayor, también lo es que el negocio dio para eso y más. No obstante fue menester que Fidel se mantuviera en la sombra en lo referente al proceso financiero y que la cara del negocio la diera el despacho de gestores que se contrató para tal efecto. Ya una vez terminada la instrumentación, se hizo cargo con maestría de la operación, logrando resultados muy por arriba de lo esperado.

Dejemos atrás a Tarzan y centrémonos en Mowgli.
El síndrome de Mowgli es el que se espera que acontezca en todos los seres humanos. Mowgli es ese que lucha por salir de su entorno para crear uno mejor. Renunciando, en esa lucha, a muchas cosas que le eran queridas para migrar a otras que aprecia en más.

Estos buscan cambiar sus formas. Conocer gente que los rete, que los motive a aprender nuevas formas de expresión, de conducta, de lenguaje, de interacción social y empresarial. Son personas que nunca dejan de aprender, de explorar nuevas latitudes geográficas, nuevas culturas, alimentos, modas e idiomas.

Viajan y se rodean de gente que es mejor que ellos. Que tienen más experiencia y conocimientos. Que poseen una visión del mundo y de las cosas del mundo que les ayuda a ver y hacer más y mejores cosas.

Esta gente nunca busca regresar a su origen. Ven y reconocen a sus antiguos compañeros. Los saludan con gusto y en la medida de lo posible les ayudan con un consejo, con una recomendación y en casos extraordinarios con trabajo. Pero jamás hacen de ellos sus consejeros.

Al contrario, buscan que sus consejeros, socios y amigos les ayuden a construir con sus conocimientos, visión y experiencia, nuevos y mejores horizontes de posibilidad y acción.

Tarzan tiene el mérito de sobreponerse a su entorno. De ser el mejor de su medio. Y ya una vez que lo logra, luchara con denuedo para no salir jamás de ahí. Su identidad se la da su pasado. El futuro es para él una línea continuada donde siempre va a ser el modelo a seguir de su entorno. Tarzan no renuncia a nada.

Mowgli se sobrepone a su entorno. Quiere ser el mejor de su medio y de cada uno de los medios a los que va escalando. Nunca ve para atrás ni se solaza con el pasado. Su identidad está en el futuro. En aquello en lo que se tiene que convertir para logar lo que quiere lograr. Mowgli renuncia a casi todo en aras de un futuro mejor.

A Tarzan se le dificulta la relación con Mowgli. Considera que es soberbio, pedante y que considera a los demás como inferiores.

A Mowgli se le dificulta la relación con Tarzan. Lo considera vulgar, corriente y sin un ápice de educación. Piensa que es un operador con dinero, pero no un hombre de dinero. Más claro, considera que es una persona que ha hecho dinero pero que no sabe para qué es el dinero, razón por la cual no viaja, no se instruye, no explora nuevas y mejores formas de ser y hacer la vida.

Mowgli se asociara con Tarzan en cosas operativas. Tarzan jamás podrá asociarse con Mowgli en las trascendentales.

Tarzan y Mowgli en el amor.   
Uno de mis socios, hombre culto e inteligente, termino una relación de cinco años con una mujer instinto. Inteligente, divertida, pero instinto. Ni él era el hombre de su vida ni ella era la mujer de su vida.

Ella es una mujer con la que se puede hablar de cualquier tema, y si bien es cierto que no posee la preparación adecuada para muchos de los temas, también lo es que es una persona que escucha, razona y discierne bien, lo que hace de ella una compañera ideal para el debate, amén de divertida y ocurrente.

El encuentro entre ellos obedeció a la razón y al instinto. No había erotismo, no había amor, solo razón e instinto, amén de que cada uno tenía sus hijos y no deseaban ni querían más. No estaban buscando hacer una familia. Lo que querían era acompañarse en el camino y hacerlo bien, lo cual no está mal, salvo que te equivoques en el proceso y creas que el acompañamiento es amor.

Experimento antropológico.
Invito a los dos lectores que tengo a que lleven a cabo un experimento antropológico:
Escojan dos o tres parejas de su entorno.
Busquen interaccionar socialmente con ellas, ya sea a través del intercambio dialógico, de un café o de una cena.
Observen la forma en que cada uno de ellos gravita hacia el otro y la forma en que lo hacen, ya sea a través de la mirada, del lenguaje, del tacto o del cuerpo en sí.

Una pareja donde solo hay instinto, gravita poco hacia el otro, debido a que el instinto se satisface al consumarlo y es menester dejar que la biología haga su trabajo para que este se vuelva a manifestar.

Una pareja en donde hay instinto y erotismo, la gravitación va a estar más en el lenguaje y en la mirada que en el cuerpo. El erotismo tiene que ver con el deseo y este con la imaginación. Pero el deseo necesita del lenguaje para ser. El lenguaje lo nutre y lo imagina. Los amantes empiezan a saborear al otro con los oídos. Lo demás, llega después.

Una pareja donde hay instinto, erotismo y amor, gravitan con la mirada y el cuerpo. No pueden dejar de verse, de tocarse. Necesitan estar haciendo tierra con el otro. Ya sea a través de miradas intermitentes y roces constantes.

Estas parejas se dicen pocas cosas. Lo que se tienen que decir se lo dicen con los ojos, no obstante están constantemente tocándose… Ya sea tomándose de la mano, acariciándose el pelo, la mejilla…, rozándose el brazo o las piernas, pero tocándose.

En lo personal tuve oportunidad de interactuar con mi socio y su expareja en varias ocasiones. Algunas en cenas y las más en el intercambio dialógico intelectual. Observarlos era enriquecedor. En ellos solo había instinto y razón. Poco se veían, poco se tocaban, poco se decían.

La razón por la cual duraron cinco años fue por el encuentro de la razón, no obstante él era Mowgli y ella Tarzan. Ella siempre regresando a su origen, él siempre llevándola al mundo. La relación estaba condenada a perecer. Tarzan no quería dejar de ser Tarzan y Mowgli no quería dejar ser Mowgli.

¿Cómo es entonces que se dio el encuentro entre Tarzan y Mowgli?
Se dio por el encuentro de la razón y por una muy fuerte atracción del instinto. Pero fuera de eso no había nada más. Ella, forzosamente, iba a buscar que la relación terminara. No se hallaba bien en el mundo de Mowgli. Le gustaba, pero al mismo tiempo que le atraía, se cohibía y aislaba.

Él nunca la iba a terminar. Estaba en una posición muy cómoda. Tenía resueltas dos cosas importantes para él: el instinto y el divertimento intelectual. En ese orden.

La relación de Tarzan y Mowgli en el amor, siempre está condenada a perecer. Tarzan está en las raíces y Mowgli en el mundo. No existe entre ellos punto de unión.

Nos leemos en el siguiente artículo.

lunes, 6 de marzo de 2017

El amor de mi vida.

Recién platique con una amiga muy querida, la cual se divorció hace poco del amor de su vida para casarse con el nuevo amor de su vida. Me recuerda aquel compañero que tuve que era tan romántico y sentimental que lloraba en todas las bodas..., especialmente en las suyas.

El caso de mi amiga tiene connotaciones especiales, las cuales ahondaremos más adelante, no obstante el intercambio dialógico que sostuve con ella me hizo plantearme las siguientes interrogantes: ¿existe realmente el amor de la vida? ¿Pueden los seres humanos dar con el amor de su vida? ¿Es el amor de la vida una idealización que solo existe en el mundo de lo plausible?

Lo paradójico del amor es que siendo este uno de los factores más determinantes en el quehacer humano, sea realmente poco lo que lo pensamos, diseccionamos y estudiamos. Las razones de este no pensar, diseccionar y estudiar el amor son múltiples y diversas. Sería menester escribir toda una enciclopedia para ahondar y explicar a detalle cada una de ellas, por lo que en este artículo nos tendremos que circunscribir a las más importantes.

La primera, y no necesariamente la más importante, es que todos creemos que somos expertos en el amor, no porque lo seamos, sino porque el hecho haberlo experimentado y sentido en las entrañas, nos hace sentir e imaginar que sabemos lo que éste es, no obstante la realidad es que sentir no es saber. Son cosas diametralmente diferentes. El saber demanda disección, análisis, des-estructurar y estructurar una y otra vez hasta que lo diseccionado toma forma y razón.  

El sentir, como contraparte, no demanda nada más que la experimentación de las sensaciones, sin que esto implique el que tengamos que perder contacto con la razón, ya que si no gobernamos nuestras sensaciones serán ellas las que nos gobiernen a nosotros, causándonos más de un descalabro en el amor.

La amiga de la que hablo líneas arriba y que es la que me llevo a escribir este artículo, me decía en la plática que sostuve con ella lo siguiente: “me acaba de caer el veinte de que me estoy entregando de más. Me estoy entregando más de lo que mi pareja se está entregando a mí, lo cual me está causando un desequilibrio en la relación, por lo que le voy a bajar dos grados al proceso”.

Semanas después que regrese a Monterrey para ver a mis hijos, nos tomamos un café y me comentó que la relación iba mejorando. Que su pareja ya no se sentía tan segura como antes, lo que le hizo estar más al pendiente de las necesidades de ella y por ende trabajar más en la siempre inacabable tarea de consolidar el amor.  

No obstante el hecho de que mi amiga le haya bajado dos grados al proceso hizo que esta, sin darse cuenta, llevara la relación a la razón, lo cual es algo que no se debe hacer. Por lo menos no en la forma en que ella lo hizo, ya que todo lo que llevas a la razón, muere.

El amor no puede ni debe ser solo razón, pero tampoco solo emoción. Debe contemplar y conjugar ambos elementos, de lo contrario va a fracasar, ya sea por exceso o por defecto de una de las partes (emoción / razón) pero va a fracasar.

El amor necesita de ambos elementos, por lo que nos es menester no solo no excluirlos, sino que además debemos identificarlos y separarlos para poder trabajar la parte que se requiere… Así, cuando una persona dice: me gusta su cerebro pero nos es guapo, sabrá que lo habrá que trabajar es la parte física del otro, preguntándose primero si eso que no le gusta es determinante, tolerable o subsanable.

Lo mismo pasa al revés, cuando dice: es muy guapa y me atrae a más no poder, pero batallo con su criterio, debido a que es cerrada y obtusa a más no poder. Lo primero que se deberá preguntar es si esa cerrazón es subsanable o determinante. Si es subsanable podrá trabajar en ello, ya que el criterio está subordinado a la cultura y al código de creencias, por lo que deberá ayudarle a ampliar su cultura (forma de hacer las cosas), que la cultura por si misma modifica las creencias y las creencias el criterio.

Solo cuando tenemos claro lo que nos gusta y atrae, así como lo que nos inquieta y preocupa, podremos saber si la relación tiene futuro. No podemos llegar al amor creyendo que el otro va cambiar. El otro ya es. Modificará su conducta, pero jamás cambiara, amén de que la personalidad es progresiva y mortal, lo cual quiere decir que lo que nos gusta se va a acrecentar tanto como lo que no nos gusta. En la personalidad, las cosas nunca van a menos, van a más.

Por otro lado tenemos que tomar en cuenta que no podemos excluir la razón o la emoción en la relación. Lo primero sería una idealización, lo segundo, teoría, pero ninguna de los dos casos es amor, por lo que la relación estaría condenada al fracaso.

Otra de las razones por las cuales poco se ha estudiado el amor es que hemos hecho de él algo erótico y religioso, lo cual no está del todo errado. El amor y el erotismo son una religión. No hay religión sin amor, como tampoco hay religión sin erotismo. Basta con leer a Santa teresa para darse cuenta del erotismo que encierran sus escritos y así como ella muchos santos han hecho del amor algo erótico, sin embargo el erotismo es solo una parte del amor, pero no el amor en sí.

El amor es una abstracción y no estamos conscientes de que lo es, razón por la cual nos es muy fácil confundir la atracción natural del instinto con el amor, cuando solo es instinto, y la seducción del erotismo con el amor, cuando solo es erotismo.  

La realidad es que el amor, abstracción intima, personal y con manifestaciones únicas en cada individuo, es algo que está en nosotros. No amamos al otro. Amamos lo que sentimos cuando estamos con el otro. Por favor medítelo detenidamente. Usted no ama al otro. Ama lo que siente cuando esta con el otro y a eso que siente es a lo que le llama amor.

El amor, pues, es una construcción interna, no externa. Cuando hacemos del amor algo exógeno, no amamos, idealizamos. En otras palabras, hacemos del ideal, amor. Amamos el concepto, la idea en sí y lo que esta nos evoca, pero no al otro. En estos casos es más importante la boda que el novio, el bautizo que el infante, el funeral que el muerto y muchas cosas más.

En estos casos lo importante no es el amor, sino la idea que tenemos del amor. Lo que amamos no es lo que el otro nos hace sentir, sino lo que la idea o concepto nos hace sentir.

En una ocasión escuche a un adultecente que tenía el cerebro en la planta de los pies, decirle a su pareja: pienso que lo que sigue es que nos casemos. Esto se lo dijo no porque ella fuera la persona que lo completara y complementara o porque él fuera el hombre idóneo para ella… Se lo dijo solo porque todos sus conocidos se estaban casando, amén de que ellos llevaban casi un lustro como pareja, así que, desde la lógica de él, lo que seguía era casarse.

Como bien pueden suponer el comentario saco a la palestra eso que habían estado soterrando y que no querían reconocer: que ahí no había nada. Que todo había sido instinto y que habían querido hacer del instinto algo que no era, ya que el instinto se satisface al consumarlo. Ya una vez consumado, no hay razón para seguir con la persona, por lo menos no hasta que vuelva a sentirse el impulso del instinto. Porque en ellos, ni siquiera había erotismo. Todo era instinto.

La relación termino. Cada quien tomo su rumbo y a los pocos meses ella se casó y vive feliz con su otredad. Él, claro está, sigue célibe y sin pareja en puerta.

La curva del amor.
Todos hemos sentido y disfrutado ese cumulo de sensaciones que nos genera la presencia del ser amado o su simple evocación. Por supuesto que esto tiene una curva, la cual varía de persona a persona en función de su edad, circunstancias y características culturales, no obstante la curva se mantiene, meses más meses menos, en una constante que oscila en los dos años.

Pasada esa constante es cuando empezamos a ver al otro tal como es, ya que la familiaridad sorprende o reafirma pero desmitifica. Dejamos de ponerle a la persona amada atributos que no posee, al tiempo de dejamos de minusvalorar los defectos que si tiene. En otras palabras, lo empezamos a ver como lo veían los demás… Por eso dicen que el amor es ciego pero los vecinos no.

Ya una vez que desmitificamos al otro es que vemos sus alcances y potencias, así como sus límites y barreras. En donde el problema del amor no son los más o los menos de los amantes, sino la progresión de los mismos.

Cuando la progresión se da asimétricamente, el vacío que se va creando entre ellos hace que poco a poco se vayan sintiendo desacoplados, ya que uno posee un ritmo que le hace avanzar más que el otro, dejando poco a poco a la pareja en otro lugar.

Por lo mismo que llegas a una persona, por lo mismo la dejas.
Eso que termino enamorándote del otro, es, precisamente, lo que te aleja de él. En otros artículos hemos explicado que el problema humano es más de ritmos que de creencias.

Las creencias no siempre se pueden subsanar, pero estas tienen mucho más posibilidad de llegar a acuerdos y puntos de encuentro, cosa que jamás sucede con los ritmos. Estos no se pueden soslayar.  

Cuando el problema es el ritmo (capacidad de respuesta de uno y otro) es difícil que la pareja logre construir una relación edificante, aun cuando la tranquilidad de uno haya enamorado al ímpetu del otro y viceversa.

En otras palabras, eso que nos enamoro de la persona amada, ya sea su tranquilidad o su enorme capacidad de reacción y respuesta, es lo mismo que al paso de la curva de dos años nos empezara a incordiar y a alejar del otro, ya que uno va a demandar que el otro reaccione más rápido y el otro se va a incordiar porque no lo dejan hacer las cosas a su tiempo. El primero acusará al otro de atorrante y el segundo acusará al primero de neurótico.

El amor de mi vida.
Líneas arriba decíamos que poco o nada pensamos el amor y cuando lo pensamos lo idealizamos, alejándonos por antonomasia de lo que es el amor en sí. El amor es una construcción racional, compleja y asaz difícil, pero racional al fin. Cierto que esta debe tener una buena carga de emoción, pero al final el amor es una decisión.

En otras palabras, si el amor es una decisión, luego entonces el amor de mi vida también lo es. No obstante no es tan fácil como aparenta, ya que este tiene que estar sustentado en varias variables.

Atracción física. En el amor el instinto es determinante, por lo menos al principio de la relación. El instinto (inteligencia de la especie) es el que nos hace voltear a ver a ese otro que en un instante atrapa nuestra atención.

Es menester tomar en cuenta que el instinto nos lo puede disparar más de una persona y esto no quiere decir que nos vamos a involucrar con todos los que sentimos el impulso del instinto. Cierto que la relación demanda de una muy buena dosis de instinto, sin embargo la relación se sustenta en mucho más que una simple o mayúscula reacción del instinto.

También es importante considerar que si en la relación no hay instinto, no hay nada. El otro será todo: padre/madre de nuestros hijos, nuestro compañero de avatares y faenas, pero no el objeto de nuestro deseo, lo que a la postre derivara en una relación donde la infidelidad por instinto estará siempre latente.

Erotismo. El amor demanda de una muy buena dosis de erotismo… De darse permiso de explorar y sentir la geografía corporal del otro, no obstante el erotismo necesita del instinto para ser, de lo contrario es imposible que el erotismo se de en la pareja. El erotismo es diferente al instinto Esta habla de sexo, de reproducción. Se consuma cuando se satisface, cosa que no sucede con el erotismo.

El erotismo tiene que ver con la piel, con el lenguaje de los cuerpos, con el intercambio dialógico que se da entre ellos. El erotismo esta íntimamente ligado a la cultura de la persona. Entre más culta es una persona, más erótica e interesante es. Mas permiso se da explorar nuevas y mejores formas de entendimiento y comunión de la piel.

El erotismo se alimenta de la imaginación, la cual nutre al deseo para que este a su vea exacerbe la imaginación y así sucesivamente, no obstante cuando la pareja deja de imaginar y crear nuevas formas de encuentro, exploración y seducción, descubrirán, al paso del tiempo, que están inmersos en la rutina, en ese acto repetido en donde lo único que van a encontrar es una burda e insípida automatización.  

En alguna ocasión escuche a una señora decirle a una amiga: sabes lo difícil y aburrido que es hacer siempre el amor con la misma persona y de la misma forma. Obviamente que si su pareja fuese una persona culta y ella también, siempre habría entre ellos un algo que imaginar, crear y explorar.

Las formas son muchas, no obstante requieren imaginación y creación, sin embargo, como hemos hecho del erotismo un pecado, y como hay un enorme problema coprofiloneuronal disfrazado de moral, poco permiso se da la pareja de completarse y complementarse en el acto  erótico del amor, lo que ineluctablemente les acarreara frustraciones emocionales que difícilmente reconocerán que emanan de su irrealización erótica.

Recién he visto a un buen número de coetáneos en estado de viudez, divorcio o separación con parejas culturalmente diferentes. Y no hablo de culturas geográficas, sino sociales, que son las que marcan las diferencias. Cuando veo a una pareja sí, lo primero que pienso es que él o ella no son lo aparentaban o que ellas o ellos (las parejas con que les veo) no son lo que a simple vista se ve.

No obstante la realidad es que la gran mayoría de esas parejas terminan mal y siempre por la cultura de las partes. Y aquellos que terminan bien es debido al nivel de cultura de ambos es el mismo, aun cuando las máscaras y apariencias económicas nos hagan creer lo contrario.

Estas parejas en donde el nivel socio cultural es el mismo más allá de las diferencias económicas suelen durar mucho, no obstante la relación entre ellos se va a circunscribir a lo sexual si el nivel cultural de ambos es limitado o a lo erótico si es amplio.

Imposibilidad. El amor se nutre de un cierto grado de imposibilidad, lo cual es lo más difícil de lograr y mantener. Ya que como decíamos líneas arriba, la familiaridad sorprende o reafirma pero desmitifica, y al desmitificar desparece o se minimiza la imposibilidad. Es como si ya no hubiera nada nuevo. Nada que descubrir. Lo cual a todas luces es falso, ya que la personalidad es como un pueblo.

En un pueblo hay una infinidad de casas y cada casa tiene sus cuartos y cada cuarto sus muebles y cada mueble sus cajones y cada cajón sus recovecos. Esto es tan así, que normalmente nos enteramos de todo lo que el otro hacia y era cuando muere. Lo cual quiere decir que siempre, aun en la desmitificación, habrá algo que explorar, conocer y saber.

La imposibilidad es indispensable en el amor. Cuando uno mismo o la pareja siente que todo está bien, que la relación es segura, que no está en riesgo porque se tiene una gran ascendencia sobre el otro, nos confiamos y dejamos de atender a la pareja como lo hacíamos antes.

Es importante entender que a nada tiende más el ser humano que al confort. Es por ello que se dice que lo peor que te puede pasar en la vida es que te vaya bien, porque cuando te va bien te sientas y al sentarte dejas de luchar. Siempre debe haber un grado de imposibilidad en todo, creando un poco de crisis en la paz y un poco de paz en la crisis.

Así, pues, el amor necesita un grado de incertidumbre, de crisis, de estar constantemente enamorando y conquistando al otro, de lo contrario nos ganará el confort y con ello el riesgo de desatender nuestra otredad.

Recién comenté con una amiga, en base a una pregunta me hizo, que la relación con su pareja se podía apuntalar si ella tenía la capacidad de crearle un cierto grado de imposibilidad. De estar siempre asequible pero no necesariamente disponible. D tener la capacidad de responder de inmediato al reclamo del otro, pero sin volcarse en él. Guardando un espacio para sí, para su intimidad.

¿Cómo lograr esto después de años de convivencia? Guardando siempre algo. Dosificándose pero sin dejar de entregarse. Que no se mal entienda. Uno debe ir por todo en la relación y darlo todo, es solo que lo que vas a dar lo que tienes que dosificar. El día que dejas de sorprender al otro, dejas de incentivar en la pareja el ánimo por descubrir, explorar.

Esto no quiere decir que tienes que hacer cosas sorprendentes, sino que tienes que tener una alta atención a sus necesidades y a los detalles. Hay detalles tan simples y tan significativos, que hacen que el otro siempre quiera estar con uno.

La imposibilidad puede ayudar a sortear todo lo demás, sin importar si ese demás tiene que ver con el instinto o con el erotismo, no obstante si la imposibilidad va de la mano con un fuerte impulso de instinto y con un alto nivel de erotismo, la relación se fortalecerá más y más.

Amor. El amor en cuanto tal necesita del instinto, del erotismo y de la imposibilidad, sin embargo la connotación más fuerte del amor es que este se manifiesta siempre hacia una sola persona.

Cuando usted ve a una persona que ha tenido varias parejas, puede, si así lo quiere y si así se siente usted bien, etiquetarla de inestable, no obstante lo cierto es que no es así, por lo menos no como usted lo cree.

La naturaleza se mueve violentamente hacia su lugar y lentamente en su lugar.
Cuando una persona encuentra su es, su otredad, entrara en un estado de sosiego e inamovilidad mayúscula, dejando de ver o considerar a nadie más… La persona ya está en su lugar. Ya no necesita buscar ni estar con nadie más que con su pareja, con su es, con su otredad.  

El amor es una entrega univoca del cuerpo y el alma en una sola dirección, es decir, en una sola persona. No cabe en la persona nadie más ni contempla la posibilidad de la infidelidad. Uno y otro están en su lugar, no obstante el amor lo tienen que trabajar todos los días.

El amor, como ya mencionamos, necesita del instinto, del erotismo y de la imposibilidad, pero necesita también del día a día. El amor de mi vida será aquel me dispare un fuerte impulso del instinto, aquel con el que pueda mantener un constante y enriquecedor intercambio dialógico del cuerpo y alma (erotismo), aquel que día a día deba conquistar y ganar, y de aquel que día a día me conquiste y me gane.

¿Por qué entonces mi amiga se divorció del amor de su vida para casarse con el nuevo amor de su vida? Porque obviamente el ex esposo no lo era, como tampoco lo es el otro. Ella está moviéndose violentamente hacia la búsqueda de su lugar, pero sin saber cuál es su lugar.

Uno no puede confundirse así. Nadie puede migrar del amor de su vida al nuevo amor de su vida. Esto por si solo habla de confusión mental. Lo que ella tendría que hacer es darse un descanso. Cerrar sus heridas y darse tiempo para encontrar la paz en ella misma antes de encontrarla en otra persona.

Lo que mi amiga está haciendo es crear un nuevo amor de la vida para poder salir del actual. El fracaso va a ser total, no obstante este va a acontecer en un par de años, a lo mucho tres, ya que su nueva pareja está muy lejos de ser el amor de su vida. ¿Qué cómo lo sé? Simple. Su nueva pareja es una construcción de su mente. Ella creo y está creando a ese otro que no existe más que en su mente.

Las diferencias sociales y culturales entre ambos son abisales. En este momento no se han dado cuenta de ello porque tienen obnubilada la vista y la mente, pero es un hecho que el abismo que hay entre ellos va a ir poco a poco tomando forma en la mente de los dos. No hay entre ellos, un punto de encuentro…, lo que la llevara más adelante a divorciarse de su nuevo amor de la vida para casarse con el siguiente.

¿Existe pues el amor de la vida?
Sí. Si existe, no obstante este es una decisión, pero esta debe estar fundamentada en el instinto, en el erotismo, en la imposibilidad y en ese fuerte e irrefrenable impulso de ser y estar con una sola persona…

Esa persona que sin importar el tiempo nos es inabarcable, inagotable, Con esa persona que necesitamos toda una vida para abarcar su ser, aun a sabiendas de que es algo nunca alcanzaremos hacer del todo.

Nos leemos en el siguiente artículo.