El siglo XXI enfrenta tres retos que darán forma a naciones e individuos. Algunos de orden global y otros de carácter individual. La forma en que naciones e individuos resuelvan estos retos es lo que determinara su rol en el nuevo orden mundial.
El
primer reto es de orden global: la demografía.
El índice de
fecundidad de reemplazo es 2.1 hijos por mujer, índice que esta muy por arriba
del que tiene Corea del Sur (0.81); Hong Kong (0.87); España (1.19); Italia
(1.24); Japón (1.34); Alemania (1.53); Reino Unido (1.56); Estados Unidos
(1.64); China (1.70) y Francia (1.83). En Francia y Alemania se fabrican el
doble de ataúdes que de cunas. En Japón el mercado de pañales de adultos rebasa
por mucho al de pañales de niños y China y Corea del Sur van por el mismo camino.
El problema no es menor. En algunos de esos países la mayoría de la población está próxima al retiro o en el retiro, generando un menor nivel de consumo, de emprendimiento y una mayor proclividad a votar por lideres autoritarios (populistas) de derecha o de izquierda que les aseguren su pensión y bienestar. Cosa que estos lideres no podrán hacer sin aumentar el impuesto sobre la renta de los jóvenes que incursionan al mercado laboral o sin llevar a sus países a situaciones de déficits e insolvencia.
Algunos de
estos países crearan leyes que favorezcan la migración (países occidentales),
lo que cambiara el rostro de su país. Otros intentarán ocupar tierras ricas en
población y materias primas (países asiáticos). Otros instalaran sus empresas
en países próximos a ellos al tiempo que otros emprenden un acelerado camino a
la robotización.
El
segundo problema es la Desglobalización.
La pandemia
y el conflicto de Ucrania hicieron evidentes las fisuras de la globalización. La
desglobalización es obligada tanto por cuestiones políticas (nacionalismos y
populismos en países de fecundidad negativa), como por cuestiones geopolíticas
(conflictos bélicos por materias primas y población) y comerciales (garantizar
la cadena de suministro).
Las naciones industrializadas buscarán instalar su cadena de suministro en países próximos al suyo, lo que abre enormes oportunidades para estos, pero estos deberán garantizar el acceso a energías limpias y certidumbre legal. El siglo XX fue el siglo del petróleo, el XXI será el de la electricidad. Las empresas se van a instalar en aquellos países que les garanticen un abasto de electricidad libre de hidrocarburos. Los países que no logren capitalizar esta coyuntura sufrirán un retroceso de años en el progreso mundial.
El
tercer problema es el de la educación.
En un
mundo en el que la carencia de mano de obra se recrudece, la robotización se convertirá
en la norma. Los países que centren sus planes de estudio en las nuevas tecnologías
serán los que más puedan influir en el concierto de las naciones. Por el
contrario, los países que centran su educación en el pasado, serán los que
ofrezcan mano de obra operaria, de baja instrucción y de bajo valor.
China.
Me han cuestionado
mucho el tema de China. Este país enfrenta problemas que limitan en mucho sus
posibilidades como líder mundial. Su tasa de fecundidad es negativa. Año a año
tendrán más muertes que nacimientos. En cuatro décadas habrán reducido su
población a la mitad, lo que debilitara su posición geopolítica con India (su
eterno enemigo) y su papel en la economía mundial. Este año encerró a 350
millones de habitantes por problema del Ómicron, lo que hará que su economía no
crezca más allá del 2%. Otra variable es el tema de su deuda interna la que equivale
a tres veces su Producto Interno Bruto. A esto hay que sumarle el hecho de que tienen
tres mil millones de metros cuadrados de propiedades vacantes que no tienen
mercado ni colocación. Todo esto hace que no se vea un futuro prometedor para
China.
Cierto que Estados Unidos tiene problemas parecidos en lo referente a la demografía y una muestra de ello es que el mercado laboral femenino ha bajado sensiblemente, debido a que limitaron la entrada de migrantes, lo que hizo que la carencia de nanas obligara a las mujeres a quedarse en casa. No obstante, Estados Unidos está abierto a legislar y regular la entrada de migrantes para subsanar sus necesidades demográficas y de mano de obra, amén de que su sistema educativo esta cien por cien orientado a la generación y producción de nuevas tecnologías de automatización y robotización.
En síntesis, las naciones y personas que estén constantemente actualizándose en el uso y generación de sistemas de automatización, serán las que se conviertan en generadoras de riqueza. Los que no lo hagan serán usuarios y pagaran el precio de usuario.
Nos leemos en el siguiente artículo.