miércoles, 2 de septiembre de 2015

Liderazgo antropológico.

En el artículo intitulado “Antropología del Poder”, diseccionamos el poder desde un punto de vista antropológico. En el explicamos que la lealtad es un mito, ya que el ser humano es fiel a sí mismo y leal a los otros. La lealtad está subordinada a las circunstancias, cambian las circunstancias, cambian las lealtades.

El tema que nos ocupa hoy es el de Liderazgo Antropológico. Tema que complementa al de “Antropología del Poder” y que seguramente resultará igual de polémico, no obstante el objetivo no es la polémica en sí, sino exponer las características antropológicas que distinguen a los líderes.

Lo que es, Es.
¿El líder, nace o se hace? La discusión entre académicos e intelectuales ha sido amplia y de larga duración. Unos sostienen que el líder nace y otros que se hace. No obstante si nos apegamos a la más estricta realidad, veremos que el líder, en cuanto a amplitud y significación, es cien por cien nato.

Cierto es el que las habilidades de liderazgo se pueden desarrollar, no obstante estas serán habilidades administrativas, gerenciales u operativas, pero no necesariamente de liderazgo. El liderazgo tiene que ver más con la definición del Qué que con la instrumentación del Cómo. Y las habilidades arriba mencionadas pertenecen cien por cien al Cómo. Y el cómo siempre es operativo, no directivo.

Es digno de aplauso el que una persona se aboque a enriquecer lo que es, desarrollando las habilidades de liderazgo, no obstante es menester aclarar que la diferencia con el líder nato será abisal. Una cosa es crear inercias, otra cambiar inercias y una más administrar y continuar inercias. Y el líder, por natura, es un creador de inercias.

Sirva para ilustrar lo anterior, la diferencia entre el pintor nato y el pintor académico. Rembrandt era un pintor nato. Los pintores académicos pueden, con dedicación y empeño, dedicar muchos años de su vida a estudiar la obra de Rembrandt, su técnica, manejo de sombras y colores. Incluso pueden hacer excelentes réplicas de su obra, pero nunca podrán crear obras que marquen un hito en la historia de la pintura.

Lo mismo pasa con el líder nato. Cuando en una obra baja el telón, el público se va a su casa con un más o un menos de emoción, pero en esencia su vida sigue igual. No pasa lo mismo cuando cae el telón en la vida de un líder. La gente ya no es igual. Su vida es un antes y un después del hacer del líder.

Características antropológicas del líder.
Sobre el líder se ha dicho mucho y casi todo lo que se ha dicho obedece al mito, es decir, a la ficción y al relato que los académicos, intelectuales y románticos han definido como el deber ser del líder y del liderazgo.

Por ejemplo el mito nos dice que el líder debe ser carismático, cuando la realidad es que poco los son…
Que debe ser amable… Y lo son, pero solo en aquello que no tiene que ver con la esencia del liderazgo…
Que debe ser ético, lo cual está muy lejos de la realidad, pues como ya vimos en el artículo de Antropología del Poder, el líder debe tener la capacidad de manejar una doble ética y un doble discurso, teniendo la capacidad de reprobar en público lo que profesa en privado. De tal suerte que una cosa es lo que le dirá a la Masa y otra la que fomentará y exigirá a sus colaboradores inmediatos...

Nos han dicho que el líder debe ser humilde, lo cual de suyo es una contradicción. El humilde sirve para servir, no para mandar…
Que debe tener clara su Misión y Visión… Y la realidad es que si la tienen, pero jamás la comparten.

La misión y visión que se ve colgada en las paredes o en los escritorios de los ejecutivos y empleados de la empresa, tiene que ver más con la ficción y el relato que la Masa necesita que con la misión y visión del líder. Esta intrínseca, personal… Y lo íntimo, por definición, jamás se comparte, jamás se hace público.

La lista de atributos que supuestamente debe tener un líder está conformada por muchos etcéteras. La gran mayoría de ellos irreales e inoperantes. El líder es el resultado de una combinación genética que inevitablemente hará que la persona se manifieste desde temprana edad como líder.

Sirva como ejemplo para ilustrar lo anterior, el caso de Alejandro Magno. Este tenía seis años de edad cuando Aristóteles se hace responsable de su formación. Lo primero que encontró Aristóteles es que Alejandro Magno tenía en su habitación un altar en el que oficiaba como Dios y como Sacerdote. Como Sacerdote presentaba incienso y especies. Las depositaba en el altar y después caminaba al otro lado del altar y las recibía en su calidad de Dios.

El líder, en cuanto tal, está más allá del nivel de estudios, del entorno socio económico en el que haya crecido, de las oportunidades que se le brinden, del nivel cultural y del ejemplo que le hayan dado sus padres. De hecho la gran mayoría de ellos provienen de un entorno hostil en todos los aspectos. No nos damos cuenta de ello debido a que ya una vez que triunfan reeditan su biografía, se asocian con gente de otros estratos sociales, se preparan, instruyen y educan. Razón por la cual nos hacemos una idea equivocada de sus características y atributos antropológicos.

Responsabilidades del líder.
Antes de describir las características antropológicas que hacen que una persona sea líder, nos abocaremos a explicar las responsabilidades que éste tiene, para que el análisis de estas nos ayuden a fundamentar las características que a continuación enunciaremos.

De natura el líder posee cuatro capacidades que no tienen los demás, y la realidad es que por mucho que los otros trabajan para desarrollarlas, mantendrán una gran distancia de aquel que las posee por natura. Estas capacidades natas que posee el líder son las que lo llevan a asumir la responsabilidad de ejecutarlas, ya que así se lo comanda su naturaleza.

Son cuatro las capacidades natas del líder y tres los sentidos que le distinguen:
Capacidad de definir, El Rumbo, el Ritmo, el Mando y el Modo.
Sentidos que distinguen al líder: Sentido de Misión, de Dirección y de Negocio.

En estas capacidades y sentidos descansa la esencia del líder. A primera instancia es posible que no se perciba la trascendencia de las mismas y el porqué de los diferendos con el que no las posee de natura, no obstante si ahondamos en ellas nos quedara claro por qué hay una acusada diferencia entre el que las posee de natura y el que no, así como la trascendencia a importancia de las mismas.

Definir el Rumbo.
Una de las grandes diferencias entre el líder y el que no lo es, es la capacidad que tiene el líder de crear trabajo. La gran mayoría de las personas cuando se quedan sin trabajo, se abocan de inmediato a buscar otro, mientras que el líder, al perder un negocio, se aboca de inmediato a crear otro. Uno lo crea y el otro lo busca.

El preámbulo anterior sirve como base para explicar la capacidad que nos ocupa, la de Definir el Rumbo.

El líder, ante cualquier circunstancia, tiene la responsabilidad de definir el rumbo de la organización, proyecto o equipo. Es el que define con toda claridad el Qué de la empresa y de la gente. Es el que crea las cosas. El que las define. Los demás se sumaran al Qué del líder. Algunos con mayor o menor intensidad, pero todos se sumaran al Qué que este definió.

Las personas que se suman al Qué del líder, están subordinando su futuro y el de su familia a la lucidez y capacidad mental del líder. Esta subordinación es un reconocimiento tácito a la capacidad que tiene el líder para crear un Qué que ellos no pueden crear, ya que de tener esa capacidad, difícilmente se sumarían al Qué de otro.

Para poder definir el Rumbo es menester poseer una combinación genética que le hace estar constantemente creando soluciones que siempre van más allá del momento. El líder no busca reparar algo. Lo que busca es crear algo que repare ese algo y que genera un algo más. El líder siempre está viendo más allá del momento. Amén de que ese ver esta conjugado con otros qué´s, que está corriendo en paralelo.

Definir el Rumbo demanda una alta capacidad de re-flexión (volcarse sobre sí mismo).
El líder es ante todo un pensador. Constantemente está pensando. Es un pensador crítico que se exige mucho a sí mismo. Su mente siempre está en activo. No importa si está socializando, jugando o trabajando. Su mente está creando ideas, proyectos y alternativas de acción que le permiten definir un rumbo que los demás no pueden crear.

Definir el Ritmo.
El ritmo tiene que ver con el sentido de urgencia, y si algo distingue al líder es su nivel de urgencia. El líder está bien cierto de que no le va a alcanzar la vida para hacer todo lo que quiere hacer. 

Sabe que cada noche es una muerte en pequeño y cada día una resurrección, razón por la cual se despierta cada mañana con la clara intención de conquistar el día, el pan y las mentes, pues no sabe si al acostarse se vaya a levantar. Claro que la estadística dice que si se va a levantar, pero eso decía la estadística de los que no se levantaron.

Por otro lado el líder esta cierto de que si a algo tiende el ser humanos es al confort. No estamos hechos para la lucha constante. Estamos hechos para atacar y huir y para pasar el resto del tiempo descansando.

Somos nosotros los que hemos construido una vida en donde el descanso es la excepción y el trabajo la norma. No obstante lo cierto es que antropológicamente estamos hechos para hacer poco y descansar mucho. De hecho somos los únicos mamíferos de la creación que poseen este intenso nivel de ritmo. Los demás atacan cuando tienen que comer o corren cuando tienen que huir, pero ya una vez que comen o huyen, descansan para recuperarse de ese intenso momento de acción.

Así pues el líder esta cierto de que si a algo tiende el ser humano es al confort, razón por la cual le es menester imprimirle un Ritmo acelerado a todo lo que hace. Los líderes natos nacen con el motor prendido. Son extraordinariamente inquietos, amén de que poseen un nivel de energía que les permite trabajar más de doce horas al día, con una jornada que se extiende de lunes a domingo.

Definir el Mando.
Hay un principio antropológico que rige todo el quehacer humano: En la vida nadie quiere lo que tú quieres y el que quiere lo que tú quieres, no lo quiere como tú lo quieres.

Pretender que el otro quiera lo que nosotros queremos y que lo quiera en la forma en que lo queremos, es una estulticia. No solo es una tontería, sino que además es contra natura. Así como no hay dos seres iguales, no hay dos querencias iguales.

La realidad es que la gente no quiere trabajar. Tienen que trabajar, pero no está en sus genes el querer trabajar. El trabajo es en nosotros una segunda naturaleza. Es algo que hemos sobrepuesto a nuestra natura, pero no nos es natural.

Esto quiere decir que el líder debe mover a la gente y la debe mover contar su voluntad, ya que lo natural es que la gente no quiera hacer las cosas. Por supuesto que esto no aplica a los dos o tres lectores que tengo, pero si aplica para todos los demás.

Imagínese que por un azar del destino, sus vecinos, amigos y familiares se vuelven multimillonarios. ¿En verdad cree usted que estos se seguirían levantándose temprano, desplazándose de su casa a la oficina para trabajar largas e intensa horas de trabajo para poder cerrar un negocio que les permita ganar un dinero que ya no necesitan?

Lo más probable es que el confort y la buena vida sea lo que prime en ellos. Desparecida la necesidad del ataque (ganar el sustento), lo que comandaría su vida sería el confort. Con esto lo que pretendo explicar es que el trabajo no está en nosotros. Lo que está en nosotros es el confort. Así pues, el líder debe mover a la gente y lo debe hacer contra su voluntad, y para esto se requiere una gran dosis de Mando.

Definir el Modo.
El modo tiene que ver con la ética, con la cultura, con la forma en que se hacen las cosas.  El líder debe tener la capacidad de manejar una doble moral y un doble discurso. Una cara es la que mostrara con su círculo íntimo y otra la que le mostrará a la Masa que con él trabaja. Lo mismo aplica al discurso. Una cosa es lo que le dirá y exigirá a sus inmediatos, y otra la que promoverá con sus empleados y colaboradores.

Esta dicotomía entre lo que es y lo que vende, es lo que crea el ruido y confusión dentro de las organizaciones, ya que una cosa es lo que reza en la Misión, Visión y Filosofía de la empresa, y otra lo que la gente palpa en el diario quehacer.

Esta dicotomía incordia a la Masa, pero no al líder. Este sabe que el Modo ético es que debe promover y vender con sus empleados y colaboradores, mientras que con sus socios y accionistas lo que prima es ganar. Y ético es lo que funciona.

Una solución ética es aquella que soluciona un problema sin crear otro igual o mayor que el soluciono.

En una ocasión se acercaron a mí un Consejero de una empresa cervecera, un directivo de la misma y un miembro del Consejo ciudadano. Me presentaron un modelo de ética que iban a promover en las universidades de los estados en los que tenían presencia, debido a que sentían que la ética cada vez estaba más lejos del deber ser de la gente…

Les comenté que el modelo estaba bien y que yo recomendaba que lo promovieran, siempre y cuando estuvieran ciertos de que no servía para nada. Que lo estaban haciendo solo para crear una ficción y un relato en la mente de los universitarios. Ficción y relato que no tenía otro fin que el de evitar que estos, cuando lleguen al mercado laboral, se extralimiten o incurran en actividades que perjudiquen a la empresa…

Se indignaron y me reclamaron mi falta de sensibilidad social. A lo que de inmediato les pregunte si ellos en realidad creían en lo que iban  promover. Su respuesta fue contundente: Sí, si lo creemos y si lo vamos a hacer…

Ante ello les hice una sola pregunta: ¿esto quiere decir que plenamente conscientes de que la cerveza ha destruido más hogares y ha creado más muertes que la droga, ustedes van a dejar de vender cerveza para ser congruentes con lo que dicen? El silencio fue sepulcral. Al final el Consejero me dijo: ya entendí, tienes razón. Lo vamos a hacer como imagen social.

Una cosa es lo que se le dice a la Masa y otra lo que se tiene que hacer para lograr las cosas, en la inteligencia de que ética es lo que funciona, lo que crea una solución que no genera un problema igual o mayor que al que soluciono.


En el siguiente artículo hablaremos de los tres sentidos del líder: el de Misión, Dirección y Negocio. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios y sugerencias