En el artículo
intitulado “Antropología del Poder”, diseccionamos el poder desde un punto de
vista antropológico. En el explicamos que la lealtad es un mito, ya que el ser
humano es fiel a sí mismo y leal a los otros. La lealtad está subordinada a
las circunstancias, cambian las circunstancias, cambian las lealtades.
El tema
que nos ocupa hoy es el de Liderazgo Antropológico. Tema que complementa al de
“Antropología del Poder” y que seguramente resultará igual de polémico, no
obstante el objetivo no es la polémica en sí, sino exponer las características
antropológicas que distinguen a los líderes.
Lo que
es, Es.
¿El líder,
nace o se hace? La discusión entre académicos e intelectuales ha sido amplia y
de larga duración. Unos sostienen que el líder nace y otros que se hace. No
obstante si nos apegamos a la más estricta realidad, veremos que el líder, en cuanto
a amplitud y significación, es cien por cien nato.
Cierto es
el que las habilidades de liderazgo se pueden desarrollar, no obstante estas
serán habilidades administrativas, gerenciales u operativas, pero no necesariamente
de liderazgo. El liderazgo tiene que ver más con la definición del Qué que con la instrumentación del Cómo. Y las habilidades arriba
mencionadas pertenecen cien por cien al Cómo.
Y el cómo siempre es operativo, no directivo.
Es digno
de aplauso el que una persona se aboque a enriquecer lo que es, desarrollando
las habilidades de liderazgo, no obstante es menester aclarar que la diferencia
con el líder nato será abisal. Una cosa es crear inercias, otra cambiar inercias
y una más administrar y continuar inercias. Y el líder, por natura, es un
creador de inercias.
Sirva
para ilustrar lo anterior, la diferencia entre el pintor nato y el pintor académico. Rembrandt
era un pintor nato. Los pintores académicos pueden, con dedicación y empeño, dedicar
muchos años de su vida a estudiar la obra de Rembrandt, su técnica, manejo de
sombras y colores. Incluso pueden hacer excelentes réplicas de su obra, pero
nunca podrán crear obras que marquen un hito en la historia de la pintura.
Lo mismo
pasa con el líder nato. Cuando en una obra baja el telón, el público se va a su
casa con un más o un menos de emoción, pero en esencia su vida sigue igual. No
pasa lo mismo cuando cae el telón en la vida de un líder. La gente ya no es
igual. Su vida es un antes y un después del hacer del líder.
Características
antropológicas del líder.
Sobre el
líder se ha dicho mucho y casi todo lo que se ha dicho obedece al mito, es
decir, a la ficción y al relato que los académicos, intelectuales y románticos han
definido como el deber ser del líder y del liderazgo.
Por
ejemplo el mito nos dice que el líder debe ser carismático, cuando la realidad
es que poco los son…
Que debe ser
amable… Y lo son, pero solo en aquello que no tiene que ver con la esencia del
liderazgo…
Que debe
ser ético, lo cual está muy lejos de la realidad, pues como ya vimos en el
artículo de Antropología del Poder, el líder debe tener la capacidad de manejar
una doble ética y un doble discurso, teniendo la capacidad de reprobar en
público lo que profesa en privado. De tal suerte que una cosa es lo que le dirá
a la Masa y otra la que fomentará y exigirá a sus colaboradores inmediatos...
Nos han
dicho que el líder debe ser humilde, lo cual de suyo es una contradicción. El
humilde sirve para servir, no para mandar…
Que debe
tener clara su Misión y Visión… Y la realidad es que si la tienen, pero jamás
la comparten.
La misión y visión que se ve colgada en las paredes o en los
escritorios de los ejecutivos y empleados de la empresa, tiene que ver más con
la ficción y el relato que la Masa necesita que con la misión y visión del
líder. Esta intrínseca, personal… Y lo íntimo, por definición, jamás se comparte,
jamás se hace público.
La lista
de atributos que supuestamente debe tener un líder está conformada por muchos
etcéteras. La gran mayoría de ellos irreales e inoperantes. El líder es el
resultado de una combinación genética que inevitablemente hará que la persona
se manifieste desde temprana edad como líder.
Sirva
como ejemplo para ilustrar lo anterior, el caso de Alejandro Magno. Este tenía
seis años de edad cuando Aristóteles se hace responsable de su formación. Lo
primero que encontró Aristóteles es que Alejandro Magno tenía en su habitación
un altar en el que oficiaba como Dios y como Sacerdote. Como Sacerdote
presentaba incienso y especies. Las depositaba en el altar y después caminaba al otro lado del altar y las recibía en su calidad de Dios.
El líder,
en cuanto tal, está más allá del nivel de estudios, del entorno socio económico en el que haya crecido, de las oportunidades que se le brinden, del nivel
cultural y del ejemplo que le hayan dado sus padres. De hecho la gran mayoría
de ellos provienen de un entorno hostil en todos los aspectos. No nos damos
cuenta de ello debido a que ya una vez que triunfan reeditan su biografía, se
asocian con gente de otros estratos sociales, se preparan, instruyen y educan.
Razón por la cual nos hacemos una idea equivocada de sus características y
atributos antropológicos.
Responsabilidades
del líder.
Antes de
describir las características antropológicas que hacen que una persona sea líder,
nos abocaremos a explicar las responsabilidades que éste tiene, para que el
análisis de estas nos ayuden a fundamentar las características que a
continuación enunciaremos.
De natura
el líder posee cuatro capacidades que no tienen los demás, y la realidad es que
por mucho que los otros trabajan para desarrollarlas, mantendrán una gran
distancia de aquel que las posee por natura. Estas capacidades natas que posee
el líder son las que lo llevan a asumir la responsabilidad de ejecutarlas, ya
que así se lo comanda su naturaleza.
Son cuatro
las capacidades natas del líder y tres los sentidos que le distinguen:
Capacidad
de definir, El Rumbo, el Ritmo, el Mando y el Modo.
Sentidos
que distinguen al líder: Sentido de Misión, de Dirección y de Negocio.
En estas
capacidades y sentidos descansa la esencia del líder. A primera instancia es
posible que no se perciba la trascendencia de las mismas y el porqué de los
diferendos con el que no las posee de natura, no obstante si ahondamos en ellas
nos quedara claro por qué hay una acusada diferencia entre el que las posee de natura
y el que no, así como la trascendencia a importancia de las mismas.
Definir
el Rumbo.
Una de
las grandes diferencias entre el líder y el que no lo es, es la capacidad que
tiene el líder de crear trabajo. La gran mayoría de las personas cuando se
quedan sin trabajo, se abocan de inmediato a buscar otro, mientras que el
líder, al perder un negocio, se aboca de inmediato a crear otro. Uno lo crea y
el otro lo busca.
El
preámbulo anterior sirve como base para explicar la capacidad que nos ocupa, la
de Definir el Rumbo.
El líder,
ante cualquier circunstancia, tiene la responsabilidad de definir el rumbo de
la organización, proyecto o equipo. Es el que define con toda claridad el Qué de la empresa y de la gente. Es el
que crea las cosas. El que las define. Los demás se sumaran al Qué del líder. Algunos con mayor o menor
intensidad, pero todos se sumaran al Qué
que este definió.
Las
personas que se suman al Qué del
líder, están subordinando su futuro y el de su familia a la lucidez y capacidad
mental del líder. Esta subordinación es un reconocimiento tácito a la capacidad
que tiene el líder para crear un Qué
que ellos no pueden crear, ya que de tener esa capacidad, difícilmente se sumarían al Qué de otro.
Para
poder definir el Rumbo es menester poseer una combinación genética que le hace
estar constantemente creando soluciones que siempre van más allá del momento.
El líder no busca reparar algo. Lo que busca es crear algo que repare ese algo
y que genera un algo más. El líder siempre está viendo más allá del momento.
Amén de que ese ver esta conjugado con otros qué´s, que está corriendo en paralelo.
Definir
el Rumbo demanda una alta capacidad de re-flexión (volcarse sobre sí mismo).
El líder
es ante todo un pensador. Constantemente está pensando. Es un pensador crítico
que se exige mucho a sí mismo. Su mente siempre está en activo. No importa si
está socializando, jugando o trabajando. Su mente está creando ideas, proyectos
y alternativas de acción que le permiten definir un rumbo que los demás no
pueden crear.
Definir
el Ritmo.
El ritmo
tiene que ver con el sentido de urgencia, y si algo distingue al líder es su
nivel de urgencia. El líder está bien cierto de que no le va a alcanzar la vida
para hacer todo lo que quiere hacer.
Sabe que cada noche es una muerte en
pequeño y cada día una resurrección, razón por la cual se despierta cada mañana con la clara intención de conquistar el día, el pan y las mentes, pues no sabe si al
acostarse se vaya a levantar. Claro que la estadística dice que si se va a
levantar, pero eso decía la estadística de los que no se levantaron.
Por otro
lado el líder esta cierto de que si a algo tiende el ser humanos es al confort.
No estamos hechos para la lucha constante. Estamos hechos para atacar y huir y
para pasar el resto del tiempo descansando.
Somos nosotros
los que hemos construido una vida en donde el descanso es la excepción y el
trabajo la norma. No obstante lo cierto es que antropológicamente estamos
hechos para hacer poco y descansar mucho. De hecho somos los únicos mamíferos
de la creación que poseen este intenso nivel de ritmo. Los demás atacan cuando
tienen que comer o corren cuando tienen que huir, pero ya una vez que comen o
huyen, descansan para recuperarse de ese intenso momento de acción.
Así pues
el líder esta cierto de que si a algo tiende el ser humano es al confort, razón
por la cual le es menester imprimirle un Ritmo acelerado a todo lo que hace. Los
líderes natos nacen con el motor prendido. Son extraordinariamente inquietos,
amén de que poseen un nivel de energía que les permite trabajar más de doce
horas al día, con una jornada que se extiende de lunes a domingo.
Definir
el Mando.
Hay un
principio antropológico que rige todo el quehacer humano: En la vida nadie
quiere lo que tú quieres y el que quiere lo que tú quieres, no lo quiere como
tú lo quieres.
Pretender
que el otro quiera lo que nosotros queremos y que lo quiera en la forma en que
lo queremos, es una estulticia. No solo es una tontería, sino que además es
contra natura. Así como no hay dos seres iguales, no hay dos querencias
iguales.
La
realidad es que la gente no quiere trabajar. Tienen que trabajar, pero no está
en sus genes el querer trabajar. El trabajo es en nosotros una segunda naturaleza.
Es algo que hemos sobrepuesto a nuestra natura, pero no nos es natural.
Esto
quiere decir que el líder debe mover a la gente y la debe mover contar su
voluntad, ya que lo natural es que la gente no quiera hacer las cosas. Por
supuesto que esto no aplica a los dos o tres lectores que tengo, pero si aplica para todos los demás.
Imagínese
que por un azar del destino, sus vecinos, amigos y familiares se vuelven
multimillonarios. ¿En verdad cree usted que estos se seguirían levantándose
temprano, desplazándose de su casa a la oficina para trabajar largas e intensa
horas de trabajo para poder cerrar un negocio que les permita ganar un dinero
que ya no necesitan?
Lo más
probable es que el confort y la buena vida sea lo que prime en ellos.
Desparecida la necesidad del ataque (ganar el sustento), lo que comandaría su
vida sería el confort. Con esto lo que pretendo explicar es que el trabajo no
está en nosotros. Lo que está en nosotros es el confort. Así pues, el líder
debe mover a la gente y lo debe hacer contra su voluntad, y para esto se
requiere una gran dosis de Mando.
Definir
el Modo.
El modo
tiene que ver con la ética, con la cultura, con la forma en que se hacen las
cosas. El líder debe tener la capacidad
de manejar una doble moral y un doble discurso. Una cara es la que mostrara con
su círculo íntimo y otra la que le mostrará a la Masa que con él trabaja. Lo
mismo aplica al discurso. Una cosa es lo que le dirá y exigirá a sus inmediatos,
y otra la que promoverá con sus empleados y colaboradores.
Esta dicotomía entre lo que es y lo que vende, es lo que crea el ruido y confusión dentro de
las organizaciones, ya que una cosa es lo que reza en la Misión, Visión y
Filosofía de la empresa, y otra lo que la gente palpa en el diario quehacer.
Esta dicotomía incordia a la Masa, pero no al líder. Este sabe que el Modo ético es que debe
promover y vender con sus empleados y colaboradores, mientras que con sus
socios y accionistas lo que prima es ganar. Y ético es lo que funciona.
Una
solución ética es aquella que soluciona un problema sin crear otro igual o mayor
que el soluciono.
En una
ocasión se acercaron a mí un Consejero de una empresa cervecera, un directivo
de la misma y un miembro del Consejo ciudadano. Me presentaron un modelo de
ética que iban a promover en las universidades de los estados en los que tenían
presencia, debido a que sentían que la ética cada vez estaba más lejos del
deber ser de la gente…
Les
comenté que el modelo estaba bien y que yo recomendaba que lo promovieran,
siempre y cuando estuvieran ciertos de que no servía para nada. Que lo
estaban haciendo solo para crear una ficción y un relato en la mente de los universitarios.
Ficción y relato que no tenía otro fin que el de evitar que estos, cuando
lleguen al mercado laboral, se extralimiten o incurran en actividades que
perjudiquen a la empresa…
Se
indignaron y me reclamaron mi falta de sensibilidad social. A lo que de
inmediato les pregunte si ellos en realidad creían en lo que iban promover. Su respuesta fue contundente: Sí,
si lo creemos y si lo vamos a hacer…
Ante ello
les hice una sola pregunta: ¿esto quiere decir que plenamente conscientes de
que la cerveza ha destruido más hogares y ha creado más muertes que la droga,
ustedes van a dejar de vender cerveza para ser congruentes con lo que dicen? El
silencio fue sepulcral. Al final el Consejero me dijo: ya entendí, tienes razón.
Lo vamos a hacer como imagen social.
Una cosa
es lo que se le dice a la Masa y otra lo que se tiene que hacer para lograr las
cosas, en la inteligencia de que ética es lo que funciona, lo que crea una solución
que no genera un problema igual o mayor que al que soluciono.
En el
siguiente artículo hablaremos de los tres sentidos del líder: el de Misión, Dirección
y Negocio.
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