Sentido de Dirección.
Las personas son como las palabras, detentan su
poder al dar significado a las cosas que enuncian.
Veamos algunos ejemplos históricos que ilustran lo
arriba mencionado:
·
Lo mejor que le pudo pasar al país, es que su destino
coincidiera con el mío. Carlos Salinas de Gortari.
·
No te preocupes por las circunstancias: yo soy la
circunstancia. Napoleón Bonaparte.
·
¿Francia? Yo soy Francia. Charle De Gaulle.
·
La única razón por la cual no compito con nadie, es
porque no tengo rivales. Alejandro Magno.
·
La historia va a ser amable conmigo. Yo voy a
escribirla. Winston Churchill.
Pocas son
las personas que le dan significado a las cosas que enuncian. Una de las
razones por las cuales no pueden significar las cosas que dicen es debido a que
la gran mayoría de la gente tiene una idea muy pobre de sí misma, de tal suerte
que les es muy difícil comprometerse a lograr algo que en apariencia excede lo que
hasta hoy han logrado.
La
identidad de un ser humano no la define su pasado. La define su futuro.
Una
persona que posee una visión magnánima de su futuro, creará una identidad
acorde a lo que ya sabe que va a lograr, debido a que su querer es mayor que
cualquier óbice o contratiempo que se le presente. Por el contrario, una
persona que posee una visión pobre de sí mismo, creará una identidad y un campo
de acción, tan limitado como su propia visión.
La
realidad es que la gran mayoría de la gente carece del Sentido de Dirección.
Este emana de la Visión, y si no tienen una visión de futuro de lo que será su
vida, mucho menos una dirección.
La gran
mayoría de la gente vive inmersa en una rutina que les da seguridad y tranquilidad,
amén de que les hace sentir que su vida tiene una dirección. No obstante lo
cierto es que esa dirección no es más que un diario quehacer que se repite un
día sí y otro también. Quehacer que, en la gran mayoría de los casos, no
depende de ellos sino de lo que terceras personas les han asignado como
función.
Napoleón
decía que el liderazgo es un enorme teatro, donde los actores hacen sus papeles,
confiados, sin saber a dónde les llevará el director.
Esto que
decía Napoleón es cierto hasta un grado, ya que los actores inmediatos al líder
saben, porque así se los hace saber el líder, qué es lo que se quiere lograr y
a donde se quiere llegar. No obstante la realidad es que la intención primera y
última del accionar del Director, solo la conoce él, razón por la cual Napoleón
lo expreso así.
Como ya
mencionamos, el sentido de dirección emana de la visión o idea que si tiene de sí
mismo. Entre más grande es la visión o idea de sí mismo, más ambiciosa será la dirección.
El
sentido de dirección implica tener la capacidad de elegir un futuro y llegar a
él.
Para
lograr esto es menester tener claro dónde estamos y a donde queremos llegar,
amén de conducir a los actores que nos acompañan en nuestro viaje a un
escenario en el que cada uno de ellos pueda desarrollar al máximo su carácter,
así como sus capacidades intelectuales y empresariales.
El
Sentido de Dirección conlleva la grave responsabilidad de brindarle un destino
a la organización, conscientes de que en esa elección de destino, habrá algunos
que nos quieran acompañar, otros a los que haya que llevar y otros más a los
que tengamos que dejar atrás.
Los
problemas humanos son tres: saber, poder y querer. Cuando la persona no sabe,
enséñale. Cuando no puede, ayúdale, pero cuando no quiere, dale las gracias y
déjalo ir.
Por otro lado es importante entender que cuando
alguien se queja de que no hay rumbo en la empresa, lo que te está diciendo es
que no encuentra su rumbo en la organización.
Él no puede saber el rumbo de la empresa, eso
es algo que solo conoce el Hombre Vértice. Los demás tienen una idea del rumbo,
no obstante la realidad es que este va tomando forma en la mente de los demás, conforme
la empresa va logrando sus objetivos.
Líneas arriba decíamos que el Sentido de
Dirección es una elección de futuro. Esto que en letras se lee tan fácil, es, en
la vida real, algo difícil de lograr. La razón por la cual la gente no puede
concebir el futuro, es porque no piensan en él. Esto se debe a que la gran mayoría
de nosotros hacemos del futuro un presente continuado. Dando por sentado que
todo seguirá más menos igual. Que no habrá cambios, sorpresas o avatares que
nos lleven por un camino distinto.
La elección de futuro es una tarea que demanda
intensas horas de reflexión y análisis, amén de una determinación y un carácter
que exigirá lo mejor de nosotros mismos.
La elección de futuro es un faro que nos
muestra el camino y que nos ofrece un abanico de oportunidades reales e
imaginarias que nos pueden acercar o desviar de él. Para llegar a él nos es
menester apegarnos a él sin dejar de evaluar las alternativas complementarias
que se presenten en el camino, ya que el mundo es oblicuo y como tal nos puede
presentar coyunturas o desviaciones que deberemos evaluar y resolver.
Usted posee Sentido de Dirección cuando:
Tiene la capacidad de
llegar allí, donde por lo adverso del entorno, nadie cree que sea posible
llegar.
Cuando tiene la
capacidad de hacer que la gente logre lo que jamás pensó que podía lograr.
Cuando posee la
capacidad de hacer que la gente subordine su logro al logro de usted.
Veamos algunos ejemplos
del Sentido de Dirección:
·
Vamos
a ser una empresa con ventas de 125 billones de dólares en el año 2000
(Walmart, 1990).
·
Vamos
a destronar a R.J. Reynolds como tabacalera No. 1 del mundo (Philip Morris,
1950).
·
Vamos
a lograr que Adidas sea una marca más. En 30 años la gente solo va a pensar en
Nike (Nike, 1960).
·
Nos
vamos a convertir en el Nike de las bicicletas (Giro Sport, 1986).
·
Vamos
a ser el Harvard del Oeste (Stanford University, 1940).
·
Vamos
a ser el número 1 - 2 en todos nuestros mercados y revolucionar nuestra
compañía, teniendo la fuerza de una corporación y la agilidad de una pequeña
empresa (General Electric, 1980).
·
Mi
automóvil será tan económico que todo ser humano con un salario decente podrá
adquirirlo y disfrutar con su familia la bendición de pasar horas en el campo
con la naturaleza. Cuando yo termine mi tarea, todo el mundo podrá poseer un
automóvil y lo tendrá en nuestras calles y carreteras. No habrá más caballos.
El automóvil será lo más normal. Como consecuencia, ofreceremos buenos empleos
a miles de personas (Henry Ford, 1900).
·
Vamos
a durar hasta que se acabe el mundo, y cuando llegue ese día, cubriremos la
noticia y cantaremos: Más cerca mi Dios de Ti. Y luego echaremos el cierre (Ted
Turner. CNN.)
Sentido
de Negocio.
Si el trasero de tu ropa se desgasta más rápido
que la suela de tus zapatos, es porque estás haciendo negocios en el lugar
equivocado.
No cabe duda que tratar de hacer negocios
leyendo teoría empresarial, es tan útil como hacer el amor por correo. Se aprende
a hacer haciendo. La teoría empresarial es más una hipótesis que una teoría. La
realidad es que los negocios tienen poco que ver con lo que los libros dicen.
Los negocios demandan de una alta conjugación
del sentido común y del sentido de la oportunidad. No obstante estos por si
solos no garantizan nada. Si estos no van acompañados de una alta capacidad de riesgo
y de una alta capacidad e enfoque, para lo único que le van a servir es para
identificar las oportunidades y dejarlas ir.
No obstante lo anterior nos vamos a centrar en
uno solo de los atributos arriba mencionados, ya que este nos va a ser de suma utilidad,
más allá de que seamos empresarios, coempresarios o empleados.
Se dice y se dice bien, que el cementerio
está lleno de gente que se consideraba imprescindible, y es cierto, el panteón
no sería lo mismo sin ellos. Mucha gente se cree indispensable en la empresa en la
que trabaja, cuando la realidad es que muy pocos lo son.
Una
pregunta obligada que usted se tiene que hacer como empresario, es: ¿qué
porcentaje de su nómina incide de manera directa en el resultado de su empresa?
En mis devenires como consultor de negocios conocí una empresa en donde el
director de finanzas generaba el 20% de las utilidades de la empresa.
Los
demás, aunque importantes, eran reemplazables. Sin embargo el director de
finanzas era clave. Si éste se iba de la empresa, esta se vería afectada nada
más en el 20% de los resultados de la empresa. Ni que decir que esta persona tenía
un trato preferencial en la empresa, ya que no todos somos iguales y justo es
reconocer las diferencias.
El
problema con el sentido de negocios es que muy pocos tienen clara la diferencia
entre lo que hacen y lo que logran. Hacemos muchas cosas, logramos pocas.
La gente
lo que quiere es trabajar, no ganar dinero.
Recién
realice un experimento, en el que invite a un buen número de personas a
invertir en un negocio que en apariencia se percibe de alto riesgo. Tanto por
lo novedoso del tema (un tema que la mayoría de ellos desconocían), como por la
incertidumbre que este les generaba.
Recordemos
que la gente lo que quiere es trabajar, no ganar dinero. Cuando se les invita a
un negocio en el que tienen que invertir para ganar dinero sin trabajar en una
rutina en la que hay horarios, responsabilidades operativas, días de trabajo y
descanso, lo perciben como algo dudoso o engañoso.
Me queda
claro que toda su experiencia está en el quehacer operativo. A esta gente se le
dificulta tomar el rol de un inversionista y mucho menos el de un especulador.
Un
inversionista es inversionistas debido a que no le gusta operar, no obstante
esto no quiere decir que no trabaje. El análisis de la inversión, la revisión
de los resultados y la definición de rumbo que deberá tomar el director
operativo, es una tarea que compete al inversor.
Lo mismo
pasa con el especulador. Este, amén de investigar, estudiar, analizar toda la
información del mercado, del entorno, de la empresa, de los directores
operativos y de la competencia, debe decir si compra o no acciones de dicha
empresa o si invierte en operaciones de riesgo ante una posible venta o fusión.
Esto, que
no se ve como trabajo operativo, hace que mucha gente no tome oportunidades por
el solo hecho de que operan en formas diferentes a las que están acostumbradas.
Regresemos
al experimento… A todos los que se les invito, se les hizo saber que la venta
del producto que tenían que comprar era segura. La incertidumbre estaba en el tiempo
de respuesta, ya que yo no me podía comprometer a una fecha de pago.
Lo único a
lo que me podía comprometer es a reconocerles el porcentaje de utilidad acordado.
Porcentaje que se les respetaría a mes a mes. De tal suerte que si la utilidad
de un mes era del 2%, y la operación se llevaba tres meses, la utilidad que
ellos recibirían seria de 6%.
Muchos de
los considerados optaron por declinar la invitación, para continuar su diario
quehacer, inmersos en una rutina llena de actividades, horarios, reglas y
procedimientos. Lo cual está muy bien, pero difícilmente los va a sacar del
lugar donde están.
Son
personas que nunca se preguntan: ¿qué aporto, de manera clara, precisa y
concisa, a los resultados del negocio? ¿Lo que aporto hace de mí un elemento reemplazable
o un elemento clave? ¿Lo que hago me va a servir para construir la plataforma patrimonial
que los míos necesitan para el futuro?
El
sentido de negocio demanda una alta capacidad de enfoque. Tal vez usted no tenga
la madera de inversionista o de especulador, no obstante si usted
constantemente cuestiona la utilidad de lo que está haciendo, podrá delegar lo
que aporta poco para centrarse en lo que aporto mucho, mejorando con ello su
posición dentro de la organización empresarial en la que labore y con ella su
posibilidad de construir un futuro mejor.
Veamos
algunos ejemplos del enfoque de negocios.
John D.
Rockefeller.
Hijo de
un hombre que vivía de engañar a la gente y que poco o nada se ocupó de él, se
dedicaba de niño a recolectar piedras, las cuales pulía, pintaba y vendía a sus
compañeros. Llego a juntar $50 USD, los cuales se los presto a un amigo de su
padre al 7% anual, llevando un registro de sus ganancias así como del dinero
que colocaba a préstamo.
A los 16
años de edad consiguió un empleo como corredor de granos y contador, con un
sueldo semanal de 4 dólares. Detallaba los movimientos de la compañía en el
libro mayor y en la noche los estudiaba para buscar oportunidades en el precio
de compra y venta que se le hayan pasado en el momento.
Esto, que
para todos los demás es un simple registro del Debe y del Haber, lo llevo a ver
en los números el Debiera Haber del negocio, captando así las complejidades y
oportunidades de lo que hacía en su calidad de corredor de granos.
Jhon
Pierpont Morgan.
Toma posesión de la dirección general del banco a los
19 años de edad, creando con su dirección un nuevo orden mundial. Es el
artífice de la globalización de las finanzas. En lugar de centrarse en las
operaciones tradicionales de la banca, se aboco a estudiar las oportunidades
que esta ofrecería en el ámbito internacional.
Lo que le
llevo a crear algo impensable para la época. Es el creador de las fusiones empresariales.
Llevando a cabo fusiones empresariales en Europa, India, África y América.
J.P.
Morgan fue el primero en organizar conferencias y sindicatos empresariales,
patrocinando el costo de los mismos con la intención de crear una cultura
industrial que contemple el largo plazo como concepto de riqueza.
Crea la
General Electric en 1891, la Federal Steel Company, la Corporación de Acero de
Estados Unidos y la International Mercantil Marine.
Se
especializo en comprar empresas con problemas, tanto en Europa como en los
Estados Unidos. Las compraba no para venderlas, sino para hacerlas rentables a
través del rediseño de sus procesos operativos, administrativos y financieros.
Lo que significa que compraba los pesos a centavos.
En la
quiebra de Estados Unidos, le vende la idea al Presidente de crear un sindicato
privado en Wall Street, prestándole a la nación el 65% de las reservas de oro
que el país necesitaba para la emisión de Bonos, culminado esto con la creación
de FED (Sistema de Reserva Federal).
Muchos
antes y después de él, han tenido bajo su responsabilidad la dirección de un
banco, circunscribiéndose la gran mayoría de ellos a las transacciones
financieras. Él, sin descuidar lo anterior, se enfocó en algo más que eso, en
desarrollar una política económica que
sigue vigente hasta nuestros días.
Henry
Ford.
Ford abandona su casa a los 16 años de edad para
iniciar como aprendiz de mecánico en Detroit. A los 15 gozaba fama de relojero.
Podía armar, desarmar y mejorar cualquier reloj que le pusieran enfrente.
Creo tres empresas y las tres las llevo a la quiebra,
ya que para él era más importante mejorar las unidades que venderlas.
Su objetivo era crear un carro sin caballos que
pudiera comprar todo el mundo. La libertad de movimiento que lo hizo salir de
casa y no conservar ningún empleo, fue la misma que quería darles a todos los
demás.
La investigación de mercado le decía que lo que la
gente querría eran caballos más veloces. Ford ignoro lo que le pedía el mercado
y concentro todas sus energías a desarrollar un carro sin caballos que
revolucionara al mercado y a la sociedad.
Charles
Merril.
Merril se inició como corredor de valores a los 22
años de edad. Oficio en el que se requerían tres cosas que él no tenía: apellido,
relaciones y contactos.
Esta carencia, en conjunto con su antropología, lo
llevo a buscar otros mercados; así, cuando los demás corredores de bolsa veían
solo el mercado de la gente con dinero, Merril se enfocó única y exclusivamente
al enorme mercado de la gente sin dinero.
Esto le permitió
convertirse en la segunda casa de corretaje más grande de Estados Unidos.
Walter
Elías Disney.
Disney creció
en un entorno de extremada violencia. Con un padre que lo golpeaba y trataba
peor que a un esclavo. Este entorno comando en él y en sus hermanos diferentes
reacciones.
Los
hermanos mayores de Walter huyeron de casa al tiempo que él se refugiaba en su
imaginación, construyendo una realidad alterna a través de garabatos en los que
caricaturizaba los animales con los que jugaba.
Lo álgido
de su entorno combinado con su estructura antropológica, lo llevo a crear un
mundo nuevo.
Muchos
antes y después de él han vivido en ambientes sumamente hostiles, y muchos
otros han tenido que trabajar en su propia casa como peones de granja,
durmiendo con los animales que cuidaban, no obstante él tuvo la capacidad de evadirse
de la realidad creando una nueva realidad a través de la fantasía, pero sin
vivir en ella.
Elías Disney vio en esto
una oportunidad, al entender que todos tienen necesidad de evadirse
intermitentemente de la realidad a través de la fantasía. Se enfocó en ella y
gracias a ello es que hoy los niños de casi todo el mundo disfrutan de las películas
y personajes de Disney.
Nos vemos la siguiente
semana con un tema de carácter antropológico.
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