viernes, 3 de abril de 2015

¿Qué es la verdad?

¿Qué es la verdad? ¿Quien o quienes son poseedores de la verdad?

Desde el punto de vista antropológico la verdad no es más que un conjunto de mentiras repetidas hasta el infinito por un conjunto de generaciones, hasta que poco a poco va surgiendo otro conjunto de mentiras que será repetido hasta el infinito por otro conjunto de generaciones y así sucesivamente...

La verdad de ayer es la mentira de hoy, así como la verdad de hoy será la mentira de mañana. ¿Porqué entonces nos genera tanto problema el tema de la verdad? ¿Porqué nos es tan difícil entender la relatividad de nuestra posición respecto al absoluto?

En la vida nada es relativo. Todo es absoluto. El problema es que a nosotros nos es imposible acceder al absoluto. Nadie puede ver una naranja completa. Nos es menester darle vuelta para ver una cara de ella justo en el momento en que dejamos de ver la otra. La naranja en sí es absoluta, pero nuestra posición respecto a ella es relativa. Esto quiere decir que nadie, tiene la verdad absoluta, solo una parte de ella, no obstante nos afanamos en hacer de nuestra relatividad, un absoluto.

Desde el punto de vista de la antropología podemos dividir a la humanidad en dos segmentos: aquellos que ven el universo como un lugar de respuestas, y aquellos que lo ven como un lugar de preguntas.

Los que lo ven el universo como un lugar de respuestas no tienen necesidad de investigar, preguntar, explorar o abrir su mente a nuevas formas, culturas y personas. Para ellos todo esta dado. Lo único que tienen que hacer es acatar las respuestas, lo que les ayudará a vivir una vida sin problemas, angustias e incertidumbres. Para ellos esta muy claro el mal y quienes lo representan.

Los que ven el universo como un lugar de preguntas tienen la enorme necesidad de investigar, preguntar, explorar y abrir su mente a nuevas formas, culturas y personas. Para ellos casi nada esta dado. Tienen una ingente necesidad de preguntar, preguntarse. Investigar, buscar respuestas y sujetarlas al tamiz de la realidad. A estos les esta claro que el otro y lo otro son parte esencial de las respuestas. No las pueden encontrar sin ellos. El otro posee una parte de la verdad y lo otro una parte de la realidad. Ambas son necesarias. No se pueden cerrar a ninguna de ellas.

Los primeros, los que ven el universo como un lugar de respuestas, tienden a ser firmes, cerrados, poco tolerantes. Seguros de su verdad. De si mismos. Son los que le dan continuidad al mundo. Le dan un alto valor a la moral, a la tradición y al orden establecido. No obstante son mas propensos al error. A equivocarse. A causar daño en sus relaciones. No es algo que hagan de manera intencional. Lo hacen defendiendo sus convicciones, sus creencias. 

Los segundos, los que ven el universo como un lugar de preguntas, son abiertos, flexibles, tolerantes. Seguros de sí. De la búsqueda. Son los que hacen avanzar el mundo. Los que se atreven. Los que innovan. Le dan un alto valor a la oportunidad. Quieren conocer, probar. Se dan el premiso de equivocarse y volver a empezar cuantas veces sea necesario. Son abiertos en sus relaciones. Respetan lo que el otro es. Poseen, como los otros, creencias y convicciones, no obstante estas emanan de un doloroso proceso de prueba error, no obstante sus creencias y convicciones las refrendan en el día a día. Cuando una de ellas prueba su ineficacia, de inmediato se abocan a buscar los datos, la información y el conocimiento que necesitan para actualizar y enriquecer sus creencias. 

Unos y otros poseen una parte de la verdad, para que entonces hacer de nuestra relatividad un absoluto. Lo que debiéramos hace es centrarnos en los hechos. Alimentar nuestra parcialidad con la parcialidad del otro. Gano yo, gana el otro.

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