domingo, 5 de abril de 2015

El derecho de conquista.

¿Quien es más injusto, aquel que te da más de lo que mereces o aquel que te da menos de lo que mereces? Comparta la pregunta con sus familiares, amigos, socios y colaboradores. Se sorprenderá con las respuestas. Descubrirá que estas son autobiográficas, por lo que las respuestas que obtenga le darán mucha información sobre las personas que las emiten.

Tal vez si replanteamos la pregunta nos sea más fácil aducir la respuesta: ¿Quien daña más al otro, el que le da más o el que le da menos de lo que merece?

Analicemos la pregunta desde una perspectiva antropológica, para lo cual nos es menester tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

I) A nada tiende más el ser humano que al confort.
Observe lo que hacen los suyos el fin de semana. Lo mas probable es que se pasen el fin de semana inmersos en un experimento científico de expansión celular. Para tal efecto les será menester permanecer sentados frente al televisor, el Ipad, la computadora, etc., ingiriendo tal cantidad de comida chatarra para que las células adiposas, siempre agradecidas, puedan hacer su trabajo alrededor de la cintura, de tal suerte que el lunes sentirán con orgullo que la ropa les queda un poco más justa.

El confort es inherente al ser humano. Aprovechamos cualquier oportunidad, por mínima que esta sea, para meternos a una zona de confort mental y física donde nos sintamos bien. Es muy común encontrar en la casa, escuela o trabajo a gente que tiene tal economía de movimientos que cualquiera pudiera pensar que están pacientemente clorofilando. Razón por la cual el líder se ve en la penosa necesidad de tener que instrumentar un sin fin de herramientas, teorías y conceptos que le ayuden a mover a la gente, ya que lo que más trabajo le va a costar, es lograr que estos quieran salir de sus zonas de confort.

Recuerdo ese trabajador del rancho que cuando le pedía que hiciera algo me contestaba: no patrón, saco vacío... párelo usted. Le daba de comer y ya una vez que este había terminado le pedía que hiciera sus deberes, a lo que de inmediato me contestaba: no patrón, saco lleno doblelo usted.

Más allá de lo poco ilustrativo que sea la anécdota, la realidad es que nada nos cuesta más trabajo que dejar nuestras zonas de confort.

II) Es de naturaleza humana estimar en poco lo que cuesta poco.
En calidad de padres, líderes o formadores podemos abrogarnos muchos derechos, menos el de privar a los nuestros del derecho de conquista.

Tenemos que darle a los nuestros la oportunidad de conquistar las cosas. Es parte esencial de su realización, de su seguridad y satisfacción personal. Amén de que les estaremos desarrollando la capacidad de logro -la más baja en el ser humano. Así, al otro, sin importar quien sea, lo tenemos que formar para cuando no estemos, no solo para lograr que no nos necesite, sino para que éste nos supere y pueda formar a otros como nosotros lo formamos a él.

Cuando al otro le das más de lo que merece, sentirá que le das menos de lo que puedes. 
La gente valora y agradece más lo que esta por recibir que lo recibido. Lo obtenido recibido esta. Ya es de él, aun cuando no lo haya ganado. Pero lo otro aun no lo es. Esta y estará a la espera de ello. Así pues lo justo no es darle más de lo que merece. Es darle solo lo que se gano, lo que se acordó. No más, no menos.

Partiendo de estas dos premisas antropológicas, podemos concluir dos cosas:
1) El dinero no es el motor de la gente. Es el motor de los ricos, pero no el de la Masa. Si el dinero fuera el motor de la gente, no habría pobres. La gente hace las cosas no por necesidad, sino por que no les queda de otra. Y solo hacen lo mínimo indispensable. La Masa lo que quiere es gastar dinero, no ganar dinero.

Por otro lado esta el hecho de que no nos educaron para generar riqueza. Fuimos educados para obtener trabajo, no para crearlo. Es por ello que una persona cuando pierde su empleo se aboca a buscar otro. No piensa en crear trabajo para él y para otros. Lo que piensa es en conseguir trabajo. La gran mayoría de nosotros hemos educado merecedores, no conquistadores.

2) Dado que es de naturaleza humana estimar en poco lo que cuesta poco, podemos afirmar que siempre le hará más daño al otro el que le da más de lo que merece, ya que lo estará privando del derecho de conquista, amén de que le estará inhibiendo su capacidad de logro. Una baja capacidad de logro va a acompañada de una baja necesidad. Una alta capacidad de logro va a acompañada de una alta necesidad.

Lo que tenemos que hacer es crearles necesidades y darles lo justo. No más, no menos. Y dejar que ellos sean los que decidan cuales de esas necesidades toman como propias y cuales dejan pasar. 

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