martes, 22 de octubre de 2024

La familia: extraño e incierto futuro.

Cada vez es más frecuente toparme con jóvenes que no contemplan en su horizonte la posibilidad de formar una familia. Se ven acompañados por una pareja, pero sin hijos. De hecho, son pocos los que consideran que la relación de pareja sea un tema de larga data. A algunos les gustaría que fuera así, pero no están cerrados a cambiar de pareja si las cosas no marchan bien o si los planes de carrera de uno u otros los impelen a tomar horizontes diferentes.

La relación de pareja la ven más como un acompañamiento que como un compromiso. De hecho, la gran mayoría considera que la vida adulta es algo que empieza entre los 35 y 40, de tal suerte que en sus primeros y segundos cuarentas es cuando se convertirían en mayores, es decir, adultos que empezarían a considerar el futuro como una realidad y no como una abstracción que está ahí, pero distante.

Este fenómeno ha propiciado que la tasa de natalidad descienda en todo Occidente, lo que obviamente generará fuertes problemas sociales en muchas naciones, ya que la única fuente de mano de obra que tendrán es la de los migrantes. Los cuales lenta y progresivamente se convertirán en la mayoría votante de los países en los que están.

La trascendencia.
Las generaciones pasadas crecieron con el sentido de la trascendencia. Los individuos buscaban, a través de su ser y hacer, trascender en tiempo y espacio. Era un fenómeno que se daba en todos los estratos sociales, de tal suerte que la persona, sin importar el puesto o función que desempeñaba, buscaba que su conducta y su trabajo le ayudarán a trascender, tanto para sí mismo como por los suyos.  

Los padres de esas generaciones preparaban a sus hijos para el futuro, educándolos en casa en todo lo concerniente al ser (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y en la escuela en las cosas del hacer (capacitación y adiestramiento). Esa generación creció consciente de que sus sueños los realizarían en la jubilación, no antes.

Poco a poco fuimos perdiendo el rumbo, al grado de que fue más importante el saber hacer que la forma de ser. Lo que importaba es que el individuo tuviera los conocimientos y herramientas que necesitaba para competir y la disposición para abrirse camino en un mundo en donde la cuantía del resultado disculpaba la forma.  

Las generaciones emanadas de ese proceso le dieron otra vuelta a la tuerca al proceso educativo, de tal suerte a muchos de los jóvenes que recién han terminado sus estudios o que están por terminar, se les ha preparado más para perseguir sus sueños que para enfrentar el futuro. Esto los ha llevado a una deslocalización laboral mayúscula, ya que cuando llegan a la realidad, descubren que esta nada tiene que ver con sus sueños, lo que los impele a renunciar una y otra vez para perseguir esa otra posición en la que tal vez encuentren su sueños.

En las generaciones anteriores, lo sustancialmente importante era cumplir con las responsabilidades primarias de la familia (educación y sustento) y ya cuando se terminaba con estas se dedicaban a eso que tanto les gustaba. Para algunos era un oficio, para otros el estudio, los viajes, el deporte, las artes plásticas y una sin fin de etcéteras más.

Esta inversión del orden de las cosas es lo que esta generando que muchos de los jóvenes de hoy no deseen tener hijos, ya que la manutención y educación de estos atenta contra el nivel de libertad y bienestar que aspiran tener.

El problema que veo a futuro es que cuando estos llegan a esa edad en la que por obvias razones se reduce el círculo social y el horizonte de posibilidad, van a enfrentar una vacuidad que no experimentó ninguna de las generaciones anteriores.

Me queda claro que no pueden extrañar lo que no conocen. Saben lo que es tener padres, pero no lo que es tener hijos. Si estas generaciones tuvieran la oportunidad de preguntarles a sus padres y abuelos sobre aquellas cosas que consideran sus logros trascendentales, descubrirían que muy pocos sustentarían uno ajeno a los hijos.

Podrán haber viajado por todo el mundo, conquistado las cimas del poder político, económico, profesional o empresarial y, aun así, lo más seguro es que los logros trascendentales que enuncien sean sus hijos, sin importar si estos están en la genialidad, en la medianía o debajo de ella.

Recién tuve oportunidad de ver el video de una ejecutiva con la que he tenido la oportunidad de interactuar desde sus inicios hasta hoy que ocupa la posición vértice de la empresa en la trabaja. Su devenir profesional ha sido encomiable y lleno de logros, no obstante, jamás la había visto como la vi en el video en el que festejaba que su hijo había ganado el primer lugar en una competición de atletismo en donde además marco una nueva marca de velocidad. Este, junto con los logros de su hija son, por la expresión que hizo de ellos, los logros más importantes de toda su vida.

Comento esta anécdota por lo siguiente: los hijos no solo son la única oportunidad que tenemos de inmortalizar nuestro potencial genético, sino que son, más allá de su capacidad y posibilidad, el único aporte que los seres humanos le hacemos a la vida.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

miércoles, 25 de septiembre de 2024

El dique de contención.

Andrés Manuel López Obrador, quien está a escasos días de terminar su periodo presidencial, es un fenómeno de la política que no se había dado en 90 años (el anterior fue Lázaro Cárdenas del Río). De ese entonces a la fecha, ningún presidente había logrado una popularidad como la de Andrés Manuel. Cierto que Salinas de Gortari tuvo su momento, pero nunca como el de López Obrador.

El problema, no obstante, los avances y los muy onerosos yerros que deja su gobierno no son las oportunidades perdidas, ni los dislates económicos (cancelación del aeropuerto, tren maya, dos bocas, aduanas, aeropuerto Felipe Ángeles y demás etcéteras), ni los dislates políticos (suprema corte, guardia nacional, eliminación del seguro popular y etcéteras). No, el problema real es que él ya no va a estar, por lo menos no al frente del gobierno ni de los medios de comunicación.

López Obrador, con todos los yerros y desatinos que usted le desee agregar, se convirtió en un dique de contención para millones de personas que encontraron en él a un hombre que se interesaba por ellos. Él era uno de ellos. Uno que podía hablarle de tú a los poderosos, a los lideres de potencias extranjeras y a las grandes elites políticas y económicas del mundo. En otras palabras, un hombre que podía hacer lo que ellos no podían hacer.

A esos millones de mexicanos que lo siguen e idolatran, no les importa si miente, roba o permite que los suyos se enriquezcan. Eso es algo que dan por hecho, ya que han sido bastos los sexenios en que los políticos del PRI, PAN, PRD, PT, Verde y demás, lo han hecho. Lo que les importa es que él es el primer presidente que les hacia llegar unos recursos que ningún otro político les entrego.

Ellos no se detienen a pensar si eso que les da es mucho menos que lo que antes recibían en especie (guarderías, seguro popular, medicamentos y demás etcéteras), lo que les importa es que tienen en efectivo un dinero que les ayuda a pagar algunos mínimos que antes no podían pagar. Aunado a esto hay que considerar que es el único Presidente que hablaba con ellos todos los días.

Las mañaneras no se diseñaron para hablar con los lideres de otras potencias, ni con los inversionistas, críticos o clases altas o medias de la sociedad, se diseñaron para hablar con las clases económicas menos pudientes del pais, es decir, con esas clases que los políticos atendían solo en tiempo de elecciones. Cosa que no pasaba con López Obrador, ya que él hablaba con ellos todos los días. No les importaba si lo que decía eran mentiras o inexactitudes, lo que les importaba es que hablaba con ellos como uno de ellos.

Era el hombre que le podía cobrar facturas a esos otros hombres de poder o dinero que ninguno de ellos podría cobrar. Si el cobro era imaginario o improcedente, les tenía sin cuidado. Lo importante es que les dijera todo eso que por décadas querían decir y que no podían. Y él no solo lo hacía con un nivel de desparpajo sin igual, sino que además lo hacía en el lenguaje de ellos.

Reitero, el problema real, sin animo de desestimar todos los desatinos de su gestión (que son muchos), es que ya se va.

Los intelectuales, críticos y partidos de oposición, pensaban, erróneamente, que bastaba con demostrar que todo lo que él decía era mentira. Fatal error. No supieron leer lo que la gente veía en él. Tan grave fue la lectura que no solo arraso en el 2018, sino que se consolido en el 2024. Usted puede argumentar fraude, compra de votos, manipulación y muchas cosas más y créame, tiene razón, sin embargo, el problema no es ese.

El problema es que veían que sexenio tras sexenio le iba muy bien a ciertos segmentos del poder económico y político, pero que nada de lo que esa gente ganaba se derramaba en ellos. En otras palabras, la gente no voto por AMLO porque estuvieran ciertos de que este iba a combatir la corrupción, el nepotismo y favoritismo de sexenios anteriores. Votaron por él porque sabían que él les iba a repartir unas migajas que antes no tenían.

Votaron por él porque veían en él a uno de ellos. El que AMLO llegara al poder equivalía a que todos ellos llegaban con él.

Así, pues el problema que nos debe ocupar en este momento no son los grandes yerros económicos y políticos que está dejando y que van a demandar de más de dos generaciones de trabajo duro para salir de ellos. No, lo que nos debe preocupar es que él ya no va a estar.  

Carlos Salinas de Gortari decía que era muy fácil dejar de tener contacto con la realidad. Que todos los días al despertar lo saludaban con el toque de diana. A los cuatro años, decía Salinas de Gortari, ya sientes que te lo mereces. A los seis, lo vez como lo más natural. Ahora imagínese a un pueblo que por seis años tuvo un dialogo directo e indirecto con el Presidente, cuando por décadas sus antecesores no solo se mantuvieron alejados de ellos, sino que literalmente los ignoraban.

Ese dialogo se convirtió en un dique que contenía todas esas frustraciones acumuladas que ningún político atendió, el problema pues, es que ese dique ya no va a estar.

¿Qué va a pasar con todo ese cúmulo de frustraciones que van a empezar a salir por todo el pais, en calidad de revueltas, protestas y paros? ¿Quién los va a contener?

¿Tendrá la nueva gobernante o alguien de su equipo el carisma, la paciencia y el cariño que la gente le tenía a él?  

Lo que probablemente siga en el combés de los social, va a ser que veamos el periodo de López Obrador como un sexenio de paz y certidumbre. Todo indica que lo que viene en lo social va a ser tan oneroso como lo que viene en lo político y económico.

Esperemos que mi lectura sea errónea y que todo salga bien…Nos leemos en el siguiente artículo.    

martes, 3 de septiembre de 2024

México: posibles y lamentables escenarios.

Nosotros descendemos de cobardes. Los valientes y los osados llegaron al cementerio antes que los cobardes, por lo que tuvieron más tiempo para reproducirse. A los valientes los vemos en los libros de historia, pero lo más probable es que hayan tenido menos oportunidades de reproducción. Así es que gracias a nuestros temerosos ancestros es que hoy tenemos en nuestra genética una mayor capacidad para identificar la adversidad que la oportunidad, lo malo que lo bueno.

Sirva esto para explicar el objetivo de este artículo, el cual no tiene otro fin más que poner en la palestra los posibles y lamentables escenarios que se ven para México. Escenarios que padecimos hace décadas y que hoy regresan con más fuerza que nunca.

Las reformas que están por aprobarse ponen en riesgo la seguridad jurídica de individuos, empresas e inversionistas, pero también ponen en riesgo la propiedad privada y el desarrollo económico de las nuevas generaciones, las cuales van a enfrentar un mercado laboral, profesional y económico seriamente disminuido.

Lo paradójico es que en este momento el 80% de nuestra facturación como pais es a nuestro vecino pais del norte. Y si bien es cierto que este no va a retirar sus bienes de capital de un día para otro, también lo es que no invertirá hasta que tenga la certeza jurídica de sus inversiones.

El país registró, en el segundo trimestre del año, una salida de 8 mil 233 millones de dólares de inversión extranjera de cartera (instrumentos de deuda y acciones en México), lo cual afecto poco, pero si perdemos la calificación de inversión por las reformas que el gobierno desea aprobar y que violan la equidad en cuanto a competencia y a la certeza jurídica de las inversiones y de la propiedad, corremos el riesgo de que los poco más de 105 mil millones de dólares que hay en este momento en inversión de cartera, salgan del país.

Ante esta eventualidad, se está analizando la posibilidad de modificar constitucionalmente la operatividad del Banco Central, lo que le permitiría al Gobierno hacer uso de las reservas para pagar los instrumentos de deuda y acciones que salgan del pais y para poder mantener los estímulos sociales que lo consoliden en el poder (pensiones, becas y demás prestaciones sociales). Cierto que las reservas no están en México, sin embargo, eso no impediría disponer de ellas.

De ocurrir esto, la moneda sufriría una fuerte devaluación (oscilando entre los 25 y 30 pesos por dólar), amén de una inflación que mermaría seriamente el nivel de vida de los mexicanos. Es importante anotar que en el sexenio que está por terminar tuvimos un decrecimiento neto del PIB del 0.5% (tenemos menos dinero del que teníamos en el 2018), sin embargo, este decrecimiento nos parecería la gloria comparado con lo que viene.

El gobierno entrante no tiene dinero en las arcas, pero si muchas obligaciones de carácter social (becas, pensiones y dadivas) y muchos compromisos pecuniarios (fuerzas armadas y marina) que no puede omitir, por las consecuencias que ello implica. El dinero lo van a sacar de dos fuentes: una nueva y mayor cantidad de impuestos y, si esto no les alcanza, de las reservas del Banco Central.

Veo factible lo primero, difícil lo segundo, pero si el gobierno entrante no llega a un acuerdo con el de sus socios comerciales para trabajar de la mano en temas que competen al TMEC, la posibilidad de que recurran a la segunda alternativa es muy alta y con ella una serio retroceso político, económico y social en el pais.

Hay quienes dicen que el fenómeno de la “relocalización” que necesita y está haciendo Estados Unidos, es lo que haría que el acuerdo comercial se sostenga, no obstante, y sin demeritar lo anterior, la realidad es que le veo poca probabilidad, ya que México es un pais que no pierde la oportunidad de perder una oportunidad, tan es así que hoy producimos un 26% menos de electricidad, agua y gas que la que producíamos en 2018 (fuente: INEGI).

Las plantas que se relocalizaran en el pais demandarían un nivel de electricidad, agua, gas y vivienda que no podemos garantizar, tanto que muchas de ellas se están instalando en Vietnam y Texas, pero no en México.

De nuevo, nada me daría más gusto que estar equivocado y espero que los próximos meses así lo demuestren.


Nos leemos en el siguiente artículo.

sábado, 24 de agosto de 2024

Tribulación y tranquilidad.

La tribulación y la tranquilidad son propias de la edad, la inocencia y, en la gran mayoría de los casos, de la ignorancia. Las personas que ya tuvieron la oportunidad de constatar las consecuencias de las decisiones erráticas de sus gobiernos y de ellos mismos, se atribulan ante ciertos aconteceres de una forma que resulta inexplicable para quien no han vivido lo que ellos visualizan que podrá acaecer.

Cierto que el grado de tribulación de estás personas está subordinado a su carácter, conocimiento y herramientas. Una persona puede ser atribulada por natura y, sin embargo, haber desarrollado el conocimiento y las herramientas que le permitan salir adelante ante lo que el devenir le anuncia. Otros, aun con herramientas, se centrarán solo en lo malo, mientras que los más, es decir, esos que por edad y experiencia no han vivido nada similar, verán el futuro con ojos de oportunidad y hasta con optimismo.

Sirva esto para explicar lo que esta aconteciendo en México. El partido en el poder logro tener mayoría calificada en la cámara de diputados y se quedo a dos votos de lograrla en la de senadores. Dos votos que se pueden comprar coercitiva o económicamente, lo que le permitirá modificar la constitución y formas de gobierno sin obstáculo real de la oposición y de la sociedad.

Lo que esto anuncia es la posibilidad de que lleguemos a tener un gobierno que podrá tener control de las elecciones, de las leyes y de los juzgadores. De tal suerte que no solo podrá perpetuarse en el poder, sino que además el ciudadano, el empresario y el inversionista no podrán contar con un marco legal de certidumbre que los proteja ante cualquier atropello de sus gobernantes.

Justo es reconocer que llegamos a esta situación por las urnas, es decir, el voto popular le brindo al partido en el poder un nivel de fuerza y de legitimidad que le permitirá hacer lo que desee, más allá de lo que el inocente votante pudiera llegar a fantasear o especular.  

Pero si la voluntad del pueblo es que se deje de tener en cuenta la voluntad del pueblo, qué líder va a poder actuar en contra de su voluntad o abrirles los ojos para que vean que una cosa es el resultado de sus decisiones y otra las consecuencias. El resultado, que se festejó a bombo y platillo, es que ganaron las elecciones. Las consecuencias, apenas las van a conocer. El problema es que cuando las conozcan y padezcan ya no habrá nada que hacer.

Se requerirá del paso de una a tres generaciones para cambiar el orden que la inocencia y la ignorancia estableció. Lo paradójico es que precisamente los que los llevaron al poder serán los que hartos de las consecuencias prendan la mecha para que la generación que sigue busque regresar a lo que ya tenían: estabilidad y certeza jurídica.

En el matrimonio hombre y mujer están en el mismo equipo, pero no juegan con las mismas reglas. Lo mismo acaece entre ciudadanos y gobierno, juegan en el mismo equipo, pero no con las mismas reglas. El problema es que con esta mayoría que el voto inocente e ignorante le dio a partido en el poder, lo que va a descubrir es que él y su partido están en la misma cancha, pero no en el mismo equipo y con unas reglas que solo benefician al partido, pero no al ciudadano.

Lo que habrá de venir esta por escribirse, pero de algo podemos estar seguros, a Estados Unidos esto no le afecta. Le beneficia. No porque ellos busquen propiamente que el pais pase por un agudo estado de inestabilidad, sino porque está en su ADN sacar provecho de la inestabilidad de sus socios. Entre más inestabilidad tengan sus socios (Unión Europea, Ucrania y Medio oriente), mejor les va a ellos. Esto lo comento no como crítica, nadie critica al gato por maullar, está en su naturaleza. Lo comento porque hay quienes con una perversa ingenuidad creen que Estados Unidos va a poner orden en México.

El orden que va a poner es el que le convenga a su país, no al nuestro. Lo cual no es criticable. Ellos ven por su pais tanto como nosotros debiéramos ver por el nuestro. En síntesis, lo que está acaeciendo en México lo tenemos que arreglar nosotros y seguramente lo vamos a hacer, pero para ello va a ser menester que los que los llevaron al poder vivan las consecuencias de su decisión y esto es algo que probablemente requiera de mucho tiempo.

Ya nos dirá el devenir que es lo que viene, pero confieso que nada deseo más que estar equivocado en mis apreciaciones.

Nos leemos en el siguiente artículo.    

jueves, 15 de agosto de 2024

Resignación o renuncia.

La cortesía, para con uno mismo y con los demás, nos lleva a ser tolerantes con el disfraz de las palabras de los demás y de nosotros mismos. Disfraz que no nos ayuda a tomar conciencia de lo que pensamos y sentimos respecto a las personas y circunstancias con las que interactuamos y vivimos, sobre todo en aquellos ámbitos donde la ambigüedad nos embarga (deseo, pero no quiero; quiero, pero temo).

Esto viene a colación debido a una plática que sostuve con un inversionista, el cual me aseguraba que ya había renunciado a la no realización de un proyecto deseado, pero no logrado. Ante la disonancia cognitiva que me genero su decir (si lo tienes que decir es porque no es), me atreví a preguntarle si había renunciado o si se había resignado, ya que una cosa es la renuncia y otra la resignación.

Respondió, con un poco de enojo, que su renuncia era total y que no le iba a dedicar ni un minuto más de su tiempo al tema (aunque estuviera hablando de él). Le comenté que mi objetivo no era incomodar, sino ayudarle a clarificar si era una u otra, ya que la paz viene con la renuncia. El incordio y la lucha, con la resignación.

Te resignas porque nos has encontrado la forma de coronar lo que pretendes, pero eso no quiere decir que has renunciado. La diferencia entre una y otra es la ausencia o presencia de la voluntad.

En la renuncia hay ausencia de voluntad. Dejas de desear, querer o ambicionar determinadas cosas, personas o proyectos. En donde lo paradójico de este dejar de querer, es que genera paz. Una paz que hace que no pienses ni hables más de ello…, pero si eso a lo que crees que has renunciado sigue en tu mente y en tu boca, entonces estás en un estado de resignación, pero no de renuncia.

En la resignación la voluntad no desaparece. Esta en estado latente y presta a activarse en cuanto encuentre la forma de conseguir lo que se propone. En la resignación lo que hay es una lucha con uno mismo, no con lo deseado. Por eso es muy importante distinguir si lo que hemos hecho es una renuncia que nos ha permitido alcanzar la paz o un estadio de resignación, que no es otra cosa más que una pausa que hace la voluntad en el inter de que encuentra la forma de lograr lo que se propone.

La resignación nos incita al incordio, a la lucha, pero no a la paz. En la resignación, por sintetizarlo arbitrariamente en una sola palabra, lo que hay es dolor. Tan es así que nos vemos en la necesidad de hablar de ello, ya sea con uno mismo o con los demás. Ya que lo que estamos haciendo al hablarlo es educir los medios para lograrlo o los medios para sacarlo de nuestro sistema y enterrarlo.

En el inter de que lo logramos o enterramos, adoptamos un cierto grado de tolerancia (disfraz elegante del desdén) primero con nosotros mismos y después con la idea, proyecto o sujeto deseado. Tolerancia que desaparecerá en el momento en que encontramos la forma de conseguir lo que queremos… O que se agudizará en el momento en que nos demos cuenta de que nada podemos hacer para lograrlo.

Cuando sucede esto último se inicia en nuestro interior un lento proceso de minimización del objeto deseado. Proceso que lleva un tiempo, pero que nos ayuda a convertirlo en una anécdota (en el mejor de los casos) o en un recuerdo (en el peor de ellos). Justo en ese momento llega la renuncia y con ella, la paz.

Nos leemos en el siguiente artículo.

domingo, 11 de agosto de 2024

El ente maldito (Un seductor nato).

En la Abstracción tenemos un compañero al que de cariño llamamos el: “Ente maldito”. Epíteto que no tiene nada que ver con la ausencia de cualidades, sino con un dejo de admiración (disfraz elegante de la envidia) por sus innatas cualidades de seducción.

En estricto sentido, un seductor es aquel que tiene la habilidad de identificar y atender las necesidades del seducido. Esta pequeña diferencia es sustancial, ya que la gran mayoría de los seres humanos poseemos la habilidad de identificar las necesidades del seducido, pero no la disposición de atenderlas. Diferencia que marca, valga la redundancia, todas las diferencias.

La capacidad para identificar las necesidades del otro puede ser innata (en la gran mayoría de las mujeres) o adquirida (hombres), no obstante, esta demanda de un arduo trabajo de observación escucha y memoria, ya que no es el conocimiento sino la comprensión de lo aprendido lo que permite hacer uso de ello.

Para el seductor lo más importante es la indagación, es decir, no ser él o ella la persona que hable, sino la que escucha, analiza y guarda en la memoria lo que mañana habrá de reforzar o rectificar. Y lo hará plenamente consciente de que lo más natural es tergiversar lo observado a su favor, es decir, ver y oír lo que no está ahí (loco es aquel que espera encontrar en la vida lo que no está en la vida).

Este proceso de ajuste o adecuación de lo observado se hace a través de una larga y paciente indagación, en donde lo más importante es hacer las preguntas correctas. Preguntas que no solo inviten al otro a responder, sino a dejar ver en su lenguaje corporal, las emociones, miedos y ambiciones que oculta.    

Es importante saber distinguir entre el seductor y el Don Juan. El Seductor entiende de manera innata o adquirida que la seducción se sustenta en dos variables; la primera es que el poder de la seducción no está en la seducción sino en la(s) carencia(s) del otro; y la segunda en que la seducción requiere tiempo de incubación.

El Don Juan, por el contrario, está convencido de que la seducción depende de él, de su gracia, encantos y capacidades, lo que le hace suponer que, por el solo hecho de ser lo que es, va a hacer que el otro u otra se rinda sus pies.

Esta por demás anotar que, a menor nivel de carencias psíquicas, menor necesidad de validación o seducción requerirá la persona de nuestro interés, por lo que será menester un mayor horizonte de observación, escucha, análisis, atención y tiempo, ya que no hay un solo ser humano que no tenga una necesidad sin atención o sin la cota de atención que necesita y demanda. Lo que cambia entre uno y otro es el grado de necesidad. Entre más completa la persona, más difícil será la seducción, pero no imposible.

El ente maldito.
Lo que distingue al Ente Maldito de la abstracción de los demás miembros de ella y de la gran mayoría de los hombres, es que este no solo identifica las necesidades, sino que además está dispuesto a atenderlas, sin importar si estas son triviales o sustanciales. Él siempre está ahí para lo que necesitan esos otros que si son sus otros (pareja, hijos, amigos).

Sirva, como ejemplo, el servicio de Uber. Sus hijos (dos mujeres y un hombre que ya viven solos), pueden hablarle para que les haga el favor de pasar por ellos al aeropuerto o a la salida de un evento sin importar si la hora es de vigía o sueño. Lo mismo acontece con su mujer. Esta puede, sin reparo alguno, tomar para ella el tiempo de él a sabiendas de que este jamás se lo negará, ya que para él lo más importante es lograr que su relación tenga significado, conexión y dirección.

Yo, por desviación de oficio, estoy expuesto directa e indirectamente a una gran cantidad de personas, lo que me ha permitido observar, analizar y guardar en memoria lo que mañana habré de reforzar o rectificar de las personas que me interesan como objeto de estudio. A él no lo mueve el estudio de los demás. Lo que lo mueve es lograr que los demás encuentren en él significado, conexión y dirección. Y lo hace porque para él es de suma importancia lograr lo mismo con ellos.

Le llamamos el Ente Maldito debido a que ninguno de los miembros de la abstracción (salvo un servidor que vive solo), le platica a su pareja o amigas sobre el ser y hacer de este cofrade, ya que ello propiciaría de inmediato un nivel de exigencia que ninguno esta dispuesto a ofrecer.

El hombre, huelga decirlo, es tan egotista y egoísta como la mujer, solo que el egoísmo del hombre esta más centrado en el no hacer, mientras que el de la mujer está centrado en el ser, lo que le genera un egotismo diferente al del hombre. La mujer no concibe que él no gire en torna a ella y sus necesidades, mientras que él no concibe que la mujer no entienda y acepte su enorme necesidad de no hacer. Tan es así que cuando el hombre tiene un tiempo libre, su mujer ve un lienzo en blanco y como tal, habrá de llenarlo.

El objetivo de anotar esto es explicar el porque ninguno de ellos platica sobre él. Hacerlo les exigiría de parte de ellas un nivel de entrega que no están dispuestos a ofrecer, ya que esa entrega les exime de lo más preciado para ellos: Tiempo para no hacer. Recuerde que a nada tiende más el ser humano que al confort, pero el hombre, género masculino, es el rey del confort (las mujeres lo llamarían de otra forma).

Así pues, hablamos de él entre nosotros y con él. Algunos en grado de incredulidad…, lo que lo hace más paradójico, ya que todos ellos son Abstractos, y, otros en forma de reclamo. Y los más, con extraña curiosidad. A él, huelga decirlo, le divierte en grado sumo la estupefacción que genera en sus cofrades. Lo importante de todo esto es que ya se le aviso que, de seguir sí, puede llevar a todos sus congéneres a la extinción, ya que son pocas las mujeres que aceptarían algo menor (como si estuviéramos los Abstractos en edad de atraer mujeres).

En el inter de que decidimos como neutralizar tan nefasta influencia, les dejo estas letras para su análisis y diversión.

Nos leemos en el siguiente artículo.

jueves, 8 de agosto de 2024

Una nueva dinámica poblacional.

El tema que nos ocupa en este artículo son los cambios que se han venido gestando desde hace tres generaciones (60 años) y que modificaran el balance de poder de las naciones. El poder siempre ha mutado de geografía y lo más probable es que los ciudadanos de aquellos epicentros de poder vieran con preocupación la progresiva e inevitable decadencia del imperio, aun cuando ninguno de ellos tuviera la oportunidad de llegar a ser testigo de esa caída terminal que imaginaban y conceptualizaban, ya que la coronación o pérdida del poder no solo es gradual, sino que toma muchas generaciones.

España fue el eje del poder en los siglos XIV y XV. Francia en el XVI y XVII. Inglaterra en el XVIII y XIX… Y Estados Unidos de Norteamérica en el XX y XXI. Obviamente las líneas divisoras se traslapan entre uno y otro, tan es así que Inglaterra, a través de la City ha podido incidir (cada vez menos) en el acontecer del entorno mundial. No sucede así con Francia. Esta nación que fue el epicentro de poder hace varios siglos, no es hoy ni la sombra de lo que fue…, y de España, ni hablar. Es un estado más de la Unión, pero nada más.  

En la actualidad el poder está centrado en Estados Unidos, sin embargo, al analizar su dinámica poblacional, uno no puede más que constatar una lenta e irreversible pérdida de poder. En algunos momentos gradual, en algunos otros, acelerada. Pudieran, si cambian su dinámica, ralentizar su pérdida de influencia, pero si lo que desean es extender su poder más allá del siglo XXI, tendrían que hacer cambios drásticos en su estructura social (una mayor presencia de la familia patrilineal), laboral (estimular el desarrollo de las ingenierías y plantas productivas) y económica (guardar un equilibrio entre el sector secundario y terciario).

El tema es que mientras esos cambios no se den, vamos a vivir una lenta transición del eje del poder de Estados Unidos a Asía y con él, el inexorable ocaso de la Europa que conocimos y el cada vez mayor debilitamiento de la Unión Europea como Unión. El poder económico de Occidente es financiero. En este momento Estados Unidos y Europa no producen más del 30% de los productos manufacturados del mundo, el resto se producen principalmente en Asía y en el Sudeste asiático.

Esto va a generar en el tránsito de una generación, un conflicto bélico totalmente ajeno a la geopolítica, a las ideologías o doctrinas políticas. El conflicto no va a ser por el poder económico, va a ser por el poder financiero. El 80% de la riqueza de Occidente viene de la especulación financiera, no de la manufactura. En otras palabras, lo que principalmente genera Occidente es una riqueza basada en la especulación, no en la producción. Produce y ofrece poco (30%), sin embargo, para especular es menester que exista una base productiva que genere el dinero sobre el que se va a especular. De no ser así lo que ofrece es aire, es decir, riqueza sin sustento.

Si Estados Unidos no hace lo que tiene que hacer en lo social, laboral y económico en los siguientes veinte años, va a depender de aquellos países que sean dueños de la ingeniería y de la producción. Países que inevitablemente marcaran la pauta del acontecer mundial.

Un ejemplo de debilidad son las medidas proteccionistas (aranceles) que están adoptando en Estados Unidos y en la Unión Europea, las cuales no solo atentan contra su ciudadanía (que es la que los paga), sino contra su industria, ya que esta, al estar protegida por los aranceles, no se ve en la necesidad de hacer más eficiente sus plantas productivas.

Lo que pase en Estados Unidos los siguientes dos periodos presidenciales, nos dejará ver lo que está por venir: el cambio de rumbo o el conflicto bélico.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

jueves, 1 de agosto de 2024

Habitar las palabras.

Es poca la gente que habita sus palabras, pero a todos los habitan sus palabras. Esto que parece más un juego de palabras que un aforismo, determina nuestro ser y hacer mucho más allá de lo que nuestra mente es capaz de asimilar y dirigir. No porque la mente sea débil, sino porque la hemos hecho débil. Y si usted se pregunta cómo es que podemos debilitar algo tan poderoso como la mente, le diré que la respuesta está en su boca, es decir, en las palabras que usa.

Hace un tiempo una persona a la que estimo en mucho, me comentó que me faltaba barrio. Esto debido a algo que me dijo y que no entendí. Mi respuesta fue que no me interesaba el barrio. No porque tenga algo contra el barrio (de ahí venimos todos), sino porque lo que menos deseo es regresar a él. El problema es, como enuncie al principio de este artículo, que son muy pocas las personas que habitan sus palabras, pero las palabras que usamos nos habitan a todos. Usar las palabras del barrio va a ayudar a que este me habite a mí.   

Habitar las palabras no es otra cosa más que usar palabras que realmente obedezcan a lo que intrínsecamente queremos ser y no al momento en sí. Lo invito a que escuche detenidamente el lenguaje que usa para hablar con usted y con los demás, tanto en lo trivial como en lo sustancial. Y ya una vez que tenga claro el lenguaje que le habita, pregúntese a donde lo va a llevar ese lenguaje. Y si ese es el lugar en el que desea estar, felicidades. Ya llego a donde quería llegar.

Ahora bien, si el paisaje y paisanaje al que lo llevan sus palabras no es el que quiere para usted, cambie su lenguaje. Si usted desea relacionarse y asociarse (en lo sentimental, filial o empresarial) con personas que posean un mejor horizonte socio cultural que el suyo, deberá usar el lenguaje y las formas de estos. Para poder hacerlo va a ser menester que habite ese lenguaje, tanto en forma (tono) como en fondo (significado) y hacerlo de tal forma en que llegue el momento en que estas expresen a ese otro ser en el que se ha transformado. Su esencia no va a cambiar, lo que va a cambiar es la forma de expresarla.

Al hablar nos traicionamos, porque al hablar nos transparentamos.
Nuestra forma de hablar le deja ver a los otros la tribu a la que pertenecemos. Uno es el lenguaje del artesano y otro el del artista, aunque ambos se dediquen a lo mismo. Solo que uno en calidad de artesano y el otro en calidad de artista. Uno es el lenguaje del operario y otro el del transformador. Ambos hacen lo mismo, solo que uno con la visión y alcance del operario y el otro con la visión y alcance del transformador. Lo que nos sitúa a cada uno de nosotros en una determinada tribu es el lenguaje, no el uniforme.

Es de suma importancia que evaluemos si el paisaje y paisanaje en el que estamos es en el que deseamos estar. Y si no lo es, prepararnos tanto en forma como en fondo para formar parte de ese otro al que deseamos pertenecer.   

El proceso de cambio es lento, pero notorio. Lo primero que va a cambiar es su forma de hablar (vocabulario, tonos y formas) y con ello su forma de ver e interpretar el mundo, así como sus relaciones y asociaciones. Lo segundo es que muchas personas y cosas que antes le interesaban van a pasar a un estadio de ocasión, pero ya no de pertenencia. La tercera es que lenta y gradualmente va a empezar a rodearse de personas y cosas que expresan ese nuevo ser que usted es.

En otras palabras, usted, sin perder su esencia, se expresará acorde a las nuevas circunstancias que construyo para usted.

Es importante anotar que no hay un paisaje y paisanaje mejor que otro. Todos tienen posibilidades y limitaciones. Lo importante es definir cual obedece más a su esencia, talentos y posibilidades, que ahí es donde podrá expresar y desarrollar lo mejor de usted.

Nos leemos en el siguiente artículo.

viernes, 26 de julio de 2024

Un frágil equilibrio (crisis de futuro).

En el artículo anterior (crisis de futuro) hablamos de lo inmanente y cambiante del ser humano. En este vamos a explorar algunos de los fenómenos sociales que explican esos cambios. Es importante anotar que no es nuestra intención cualificar cual es mejor en relación con los otros. Los cambios son parte del proceso evolutivo de la sociedad y nos va a llevar de dos a tres generaciones de procesos intensos y convulsos hasta que encontremos un punto medio que nos ayude a ser mejores como individuos y como sociedad.

Los seres humanos nos movemos en un frágil equilibrio biológico y emocional, en donde todo lo que hagamos o dejemos de hacer, tiene consecuencias. Algunas de las cosas que hacemos, dada su inmediatez, las podemos vislumbrar sin problema, pero hay otras en las que nos menester analizarlas ya una vez que sucedieron.

Lo individual incide en lo social y lo social en lo individual. Nosotros creamos nuestro entorno al tiempo que este nos crea a nosotros. Esto quiere decir que tenemos la posibilidad de crear un microentorno que nos permita desarrollar la individualidad que deseamos aun cuando el entorno en general sea diferente o adverso al nuestro.

Como humanidad hemos vivido cambios comunicacionales que han incido en nuestra forma de ver, interpretar y operar el mundo, cambios que su vez han incidido en nuestra forma de ser. El primero de ellos es la imprenta.

La imprenta permitió que el conocimiento saliera de la esfera de la iglesia y se popularizara entre el pueblo. Cierto que tomo muchos años, pero fue el cambio que gesto mucho de lo que hoy somos. Después de la imprenta llegaron los periódicos y con estos los mentideros sociales (cafés). En estos se debatían las diferentes interpretaciones que los individuos hacían del acontecer de su entorno. El siguiente cambio fue la radio y tiempo después la radio que se ve (televisión), en donde la sociedad podía debatir hasta en la mesa de la cocina las diferentes interpretaciones que del acontecer mundial hacían los miembros de una misma familia. El ultimo de los cambios comunicacionales fue el de las redes sociales, que dio cauce a la creación de redes y grupos identitarios en los que el individuo se identifica más con su grupo identitario que con su familia o pais.

Gracias a todos estos cambios la alfabetización avanzo lenta pero consistentemente en todos las naciones. Y si algo nos ha demostrado la historia es que cuando en una nación la población alfabetizada es igual o mayor al 50%, se gestan movimientos estructurales que cambian el sistema de gobierno del pais (revoluciones, caída de monarquías o establecimiento de monarquías parlamentarias y demás mutaciones en la estructura del poder). Esto genera tiempos revueltos, ya que lo que el pueblo busca es ocupar el puesto de las elites, para lo cual es menester derrocarlas. El problema, claro está, es que estas son las que tienen el saber del gobierno. 

En su primera etapa los cambios en el sistema de gobierno dejaron incólumes los de la familia. Estas seguían siendo patrilineales (jerárquicas, autoritarias, conservadoras, religiosas, monolíticas y masculinas). Los cambios en la estructura de las familias se dan cuando en una nación alfabetizada en 50% o más, logra que el 25% de la población estudiantil obtenga una titulación profesional.

En este momento empieza el lento debilitamiento de la familia patrilineal. Se cuestiona la autoridad para dar paso a individualidad de sus miembros. En estas familias la mujer va tomando poco a poco un papel predominante dentro de casa y fuera de ella (la sociedad), amén de que la familia se hace más comunitaria (se debaten las ideas y las normas de autoridad, estableciendo, por decirlo así, una democracia familiar en donde lo importante son los individuos y sus creencias).

Este avance que representa cosas muy positivas para la sociedad y los individuos, sufre, como contraparte, una lenta pero progresiva caída en la religiosidad de los individuos y de la sociedad. Por ejemplo, en las familias patrilineales es de suma importancia asistir los domingos al templo, así como el matrimonio por la iglesia, el bautizo y demás ritos sacros, amén de que las relaciones sexuales tienen un combés de sacralidad que las hace únicas y cuasi exclusivas.
     

En las familias patrilineales blandas, formadas en una sociedad altamente alfabetizada y con un 25% de la población estudiantil titulada, se deja de asistir al templo los domingos, pero se respeta el bautizo como rito social. Los matrimonios por la iglesia merman poco a poco, compartiendo espacio con aquellos que se hacen por lo civil y/o por unión libre, pero no se contempla en ningún modo el matrimonio entre miembros del mismo sexo.

Las familias individuales o liberales se gestan en sociedades altamente alfabetizadas (50% o más) y con una población estudiantil titulada mayor al 35% en donde son más las mujeres que se titulan que los hombres. En estas familias se asiste al tempo solo por excepción (defunción de un familiar o boda de un amigo extraviado). La unión de parejas es por voluntad, sin requerir la intervención de la iglesia o de la autoridad civil y las relaciones sexuales son parte del proceso de prueba error en la selección de pareja hasta que dan con esa con la que empatan y entienden más. La unión entre parejas del mismo sexo y la relaciones entre parejas del mismo sexo se ve normal y la gestación, en la gran mayoría de los casos, es por encargo (vientre subrogado). Ucrania representaba antes de la guerra el 25% de las Gestaciones por encargo del mundo.

El único estrato social en el que no se ven cambios tan radicales es en las elites (1% de la población). Estas siguen asistiendo a misa y cumpliendo con todos los ritos sacros que el cristianismo protestante o católico comandan. Las parejas se casan por la iglesia, y se espera que las mujeres se embaracen cuantas veces puedan, ya que es menester tener a quien legar los bienes. En este estrato se espera que las personas que se decantan por personas de su mismo sexo se mantengan célibes o se casen y tengan hijos, ya que legar los bienes a los miembros de la familia está por encima de las individualidades.

Para no extender más esto, podemos concluir aceptando que el avance de la sociedad, con lo bueno y lo malo que tenga, es inexorable, pero también es cierto que uno puede crear un entorno propio en donde exista un frágil pero necesario equilibrio entre el concepto patrilineal (que asegura la continuidad) y el liberal (que asegura el desarrollo de la comunidad).

No podemos sustraernos del mundo, pero si crear nuestro propio mundo.

Nos leemos en el siguiente artículo.

miércoles, 24 de julio de 2024

Crisis de futuro.

En la sesión de la Abstracción que se llevó a cabo esta semana, hablamos de lo inmanente y de lo cambiante en el ser humano, por lo que nos fue menester analizar ambas variables desde campos tan diversos como la antropología, filosofía, sociología y psicología.

Huelga decir que la filosofía y la antropología se centran más en lo inmanente que en lo mutante. Y si bien es cierto que estudian esto último, también lo es que esta parte, que por esencia es mudable e inconsistente, compete más a la sociología y psicología. Disciplinas que ineludiblemente están subordinadas al entorno y a las circunstancias de los individuos.

En lo inmanente analizamos la relación hombre mujer y el cómo está, sin haber dejado de ser lo que es, ha priorizado la relación más hacia los intereses del individuo que de la especie. Los fenómenos sociales y psicológicos que explican esto son más que evidentes (41.7% menos matrimonios que en el 2000 y una tasa de natalidad del 1.6%, cuando la de remplazo es 2.1%), no obstante, y dado que nuestra capacidad de anticipación es muy limitada, el precio que vamos a pagar como especie es muy alto, amén claro está, de los cambios socio estructurales que esto va a traer en un futuro que ya se empieza a vislumbrar.

Las generaciones pasadas crecieron en un entorno y con unas circunstancias que los impelía trabajar pensando en un futuro modélico que se venía repitiendo por generaciones: casarse, tener hijos y construir un hogar con roles y responsabilidades muy definidas, en donde el objetivo de los padres era construir un escenario económico, cultural y social que le permitiera a sus hijos empezar desde una plataforma mejor que la que ellos tuvieron.   

Hoy el entorno y las circunstancias son otras. En México país, la gran mayoría de las parejas se casan (36.9%) o viven en unión libre (17.8%) entre los 30 y 40 años, permaneciendo solteros solo un 33.1% de ese segmento etario, amén de que son muy raras las parejas que logran estar juntas más de 17 años.

En estás relaciones es más importante el acompañamiento que la relación en sí. Poco o nada piensan en tener hijos, no obstante, es justo reconocer que los hijos que llegan a tener obedecen más a una decisión que a un accidente.

Lo que también ha mutado es el significado de la relación sexual. Esta ha perdido la sacralidad que en el pasado poseía para pasar a hacer algo que tiene que ver más con la biología que con una vinculación sexo afectiva que une y suelda a las parejas. Esto lo menciono debido a que ese 33.1% que permanecen solteros mantienen relaciones intermitentes con parejas del sexo opuesto o del mismo, sin que represente para ellos un vínculo afectivo emocional.  

Este sentimiento de libertad absoluta en donde la relación es más un acompañamiento o una intermitencia ha desasociado a las nuevas generaciones del sentido del compromiso. Con esto no quiero afirmar que carecen de compromiso, lo tienen, pero no necesariamente en la construcción de una familia. Su compromiso tiene que ver más con sus proyectos profesionales y económicos que de pareja o familia.

Uno de los tantos cambios en el entorno que los ha llevado a esto es el alto costo de la vida. El progreso ha representado para todos una mayor oportunidad de desarrollo laboral y profesional, pero no necesariamente económico, por lo menos no en la forma en que lo fue para sus padres.

Hoy las parejas perciben un mayor nivel de dificultad para lograr el nivel de vida que desean, tanto que muchas de ellas piensan que antes era más fácil, ya que con el trabajo de uno o de ambos padres habían logrado un nivel de bienestar que hoy lo ven cada vez más remoto.

No dudo que las circunstancias hayan cambiado (costo de la vida y mayor competencia laboral), pero también ha cambiado el nivel de sacrificio que están dispuestos a hacer. Una muestra de ello es la forma en que sus padres vivieron su etapa escolar y laboral. Lo más probable es que muy pocos de ellos tuvieran el dinero y la oportunidad de gastar socialmente (restaurantes, bares, eventos y demás etcéteras) y de viajar como lo hacen los jóvenes de hoy. Sus padres tenían que limitar el gasto para poder subsanar los costos de manutención y educación.

Lo que distingue a estas generaciones, sin demeritar lo agudo de las circunstancias económicas y laborales que enfrentan, es que poseen una visión de futuro de muy corto plazo y un nivel de inmediatez que les impide ver más allá de sí mismos y de lo que van a enfrentar al paso del tiempo.

Están subordinando sus ideas (forma de vida – el bien ser) a sus intereses (nivel socio económico – el bien estar) en lugar de subordinar los intereses a las ideas. Esto, que no pueden o no quieren visualizar y entender en sus últimas consecuencias, les está generando un nivel de individualidad y liberalismo que no solo va en detrimento de ellos, sino de la sociedad en sí.

Pero de esto hablaremos en el siguiente artículo.

miércoles, 10 de julio de 2024

Realidad y fe.

Los seres humanos nos movemos en dos dimensiones de la realidad: una realidad objetiva (lo que la cosa es) y una subjetiva (lo que en el sujeto la cosa es). La realidad objetiva es simple, lineal y no demanda de nosotros más que comprensión y aceptación. Cierto que podemos y debemos reflexionar sobre ella, ya que en ella está el saber científico, procesal y mecánico de las cosas, sin embargo, por mucha reflexión que de ella hagamos, está siempre será poca comparada con la que nos demanda la siempre fluida y cambiante realidad subjetiva.

En una tertulia puedo afirmar que esta lloviendo y mis contertulios lo único que necesitan hacer es validar que efectivamente este lloviendo, sin embargo, si lo que afirmo es que estamos viviendo tiempos revolucionarios, mi afirmación deberá sujetarse al infinito de valoraciones y opiniones de mis contertulios, los cuales emitirán, desde su circunstancia socioeconómica y cultural, un juicio que podrá respaldar o negar mi afirmación. Este intercambio de puntos de vista y opiniones se basa en un proceso reflexivo que nada tiene que ver con la realidad objetiva.

En este espacio de subjetividad es donde entra la fe, que no es otra cosa más que esa enorme necesidad que tenemos los seres humanos de que las cosas sean ciertas, aun cuando no tengan un ápice de realidad o sustento. En donde más impera el reino de la fe, sin ánimo de caer en la tautología, es en el combés de las creencias, de lo intangible y de las relaciones humanas.
   

Para no herir susceptibilidades innecesarias, me circunscribe al ámbito de las relaciones humanas, donde hasta el más lógico, sarcástico, irónico y racional de mis cofrades (y vaya que tengo algunos) se verán en la necesidad de aceptar que la fe es el hilo que anuda y sostiene las relaciones humanas.

El motor de nuestros primeros veinte años de vida es el conocimiento. Las siguientes dos décadas nos movemos entre el conocimiento y la voluntad (más conocimiento que voluntad). En la tercera veintena se da un frágil equilibrio entre conocimiento y voluntad, en donde poco a poco la voluntad va ganando terreno, hasta que llegamos a la cuarta veintena, donde lo que impera es la voluntad. No significa que dejemos de buscar el conocimiento. Al contrario, este se hace más selectivo, pero cierto es que, aunque tengamos el conocimiento, la voluntad de hacer las cosas ya no es la misma.

Es importante entender esto, ya que podemos estar cien por cien ciertos de nuestras herramientas y conocimientos técnicos para hacer las cosas, sin embargo, todo el conocimiento del mundo entra al mundo de lo subjetivo (fe), en cuanto roza la piel del otro, ya que es la voluntad y no el conocimiento la que genera la gran mayoría de las acciones humanas.

Hay acciones innatas que no requieren ni conocimiento ni voluntad (instintivas), pero fuera de ellas, todas demandan de esta dupla. Usted, por ejemplo, puede ser un experto en naturaleza humana (si es que existen expertos en eso), sin embargo, al iniciar una relación sentimental, de amistad o de negocios con una persona, el éxito de esta depende más de la voluntad del otro que de su propio conocimiento. Y ese estar subordinado a la voluntad del otro, demanda fe, mucha fe.

Usted, sin duda alguna, pondrá lo mejor de usted (conocimiento, voluntad y paciencia) para lograr que la relación fructifique, sin embargo, la decisión final siempre estará subordinada a la muy natural ambivalencia del querer (voluntad) del otro. Querer que, a su vez, hará titubear el propio. Y es precisamente en este errático y no siempre claro andar, donde se mueve el hacer humano. Un hacer que demanda, en muchas ocasiones, mas fe que conocimiento.

Nos leemos en el siguiente artículo.

viernes, 5 de julio de 2024

La soledad: el mal del siglo XXI

La obesidad y las enfermedades que de esta emanan, van a representar un alto costo económico, social y político en las estructuras de salud pública de las naciones Occidentales. No obstante, lo que más preocupa a los expertos en geopolítica y dinámica poblacional, es el alto costo que está representando y que va a representar el mal de la soledad. Al grado que se estima que va a ser el mal del siglo XXI.

La tasa de natalidad en Occidente no solo decrece año a año, sino que además cada vez son más los individuos que optan por vivir sin compañía humana, pero con una o dos mascotas que por mucho que interactúan con sus dueños, no pueden remplazar la riqueza intelectual que se da en el intercambio dialógico entre dos o más entes pensantes. Esto, que en este momento no se ve preocupante, aun cuando ya hay serias señales del deterioro cognitivo de los individuos, terminara afectando no solo su capacidad intelectual, sino también la emocional, ya que perderán la habilidad de entender y dirigir sus emociones y las de los demás.

Tal vez las personas que opten por vivir solos sin tener la capacidad de resistirse a sí mismos, no se den cuenta de lo que les está aconteciendo, debido a que la edad o el trabajo les permite un cierto grado de interacción social que les ayuda a paliar su soledad, no obstante, al paso de los años la interacción social no solo se hace más electiva, sino que, además, se reduce a mínimos, lo que hace que la persona enfrente mayores espacios de tedio o, en el mejor de los casos, de soledad.

En los países donde la pirámide poblacional se ha invertido, el sentimiento de irrealización y frustración de las personas que viven solas se ha ido haciendo patente en los estudios de dinámica poblacional. Muchos de ellos argumentan que la soledad les empezó a llegar en el tránsito de la tercera a la cuarta década de su vida, la cual se hace intolerablemente acérrima en las décadas subsiguientes.  

Interpretaciones puede haber muchas, no obstante, me voy a detener en una sola de ellas: la necesidad de los otros es inversamente proporcional a la capacidad de estar consigo mismo. Entre más a gusto se encuentra una persona consigo misma, menos necesidad tiene de los demás.

Antes del nacimiento de las redes sociales (2008) le gente iba a los Mentideros sociales (cafés) a interactuar dialógicamente con sus iguales. Nunca mejor dicho, ya que la calidad del intercambio dialógico depende de la calidad de los contertulios. No obstante, aun cuando la calidad intelectual no fuera diga de encomio, las personas tenían que afilar su agudeza mental para escuchar, entender y replicar. Hoy ya no sucede así, los mentideros sociales se convirtieron en oficinas. La gente va a ellos a trabajar.

Lo que priva hoy en Occidente en la gran mayoría de los adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos es el tedio. El cual no solo está en las antípodas del ocio, sino que además es improductivo.

El tedio es común en aquellas personas que no tienen la capacidad de resistirse a sí mismas. Lo que los lleva, en aras de paliar su hastió, a dividir su tiempo entre las redes sociales (Instagram; TikTok; YouTube) y las plataformas de contenido de medios, solazándose a través de películas y series infinitas que les permiten estar pacientemente clorofilando.  

El ocio, como contraparte, es cien por cien productivo. Demanda una alta capacidad de resistirse a si mismo y de desarrollo neuronal. El ocio crea, ya sea pintura, letras, obras de arte, desarrollo tecnológico y abstracción en general. Cuando usted se entrevista con una persona que vive inmersa en el tedio, descubre que su capacidad neuronal no le da para más. No solo no le interesa saber nada de nada, sino que además esta conforme con ello. Sus platicas nunca van a ir más allá de la superficie (lo que alcanzan a percibir sus ojos) y de los eventos del momento en las redes y plataformas.

En cambio, los que viven inmersos en el ocio, por fortuna, retiro o decisión, poseen un intercambio dialógico que va mucho más allá de la mirada y de lo eventos del momento. Estas personas nos enriquecen. Nos abren una ventana al conocimiento que nos permite ver, analizar y entender esa otra parte del mundo que no habíamos alcanzado a ver. Ya sea porque estábamos inmersos en nuestra respectiva parcela de abstracción (arte, pintura, escultura, filosofía, letras, etcétera) o por miopía intelectual.

Lo cierto, para no extenderme más, es que el tedio esta siendo y va a ser el mal del siglo XXI en occidente. No se extrañe usted de encontrar cada vez más personas a las que no solo se les lea en el rostro su insatisfacción, sino que además expresen de viva voz una falta de sentido que solo compete a ellos.

En el intertanto vamos a ver un serio incremento de síntomas depresivos, de abandono de sí mismos y de suicidios. Fenómenos, todos, que van a ser capitalizados por lideres populistas de derecha e izquierda que con sus propuestas de solución inoperante e irreales, van a sumar al mundo en un caos de inestabilidad los siguientes veinte años.

Pasados esos veinte años (que es lo que se tarda una generación en darse cuenta de sus errores y cambiar el rumbo), regresaremos difícil, dolorosa y lentamente, a construir un nuevo tipo de estabilidad. En el intertanto, preocúpese usted por lo que pasa en su casa, para que no sea usted parte del caos.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

miércoles, 1 de mayo de 2024

Daño colateral.

Se dice que el famoso aforismo: "Conócete a ti mismo", estaba inscrito en el pronaos del Templo de Apolo en Delfos. No obstante, la realidad es que poco caso le hemos hecho. Somos, antropológicamente, seres de sentimientos profundos y entendimientos cortos, lo que nos impele a preocuparnos más por lo que acaece fuera que dentro de nosotros.

Recién me invitaron al corte del listón inaugural del séptimo restaurante de un amigo. Este es un joven emprendedor que está en sus tempranos cuarenta y que cuenta en su haber una cadena de restaurantes y una procesadora de alimentos. Es un hombre inteligente, agradable y de trato fácil, amén de una sonrisa que pareciera ser parte de su rostro, ya que pocas veces le he visto sin ella.  

Él, como la gran mayoría de nosotros, vive más hacia afuera que hacia adentro. Este estar constante viviendo hacia el exterior, lo llevo a establecer una relación con una mujer de extraordinaria belleza interior y exterior. Una mujer que lo amo (tuve oportunidad de conocerla y de convivir con ambos) como pocas veces he visto que ame una mujer a un hombre.

Está lo único que quería es estar con él. Cierto que había un alto nivel de exigencia de parte de ella (no hay mujer que no lo haga), pero su exigencia era más cualitativa que cuantitativa, es decir, para ella era más valioso el tiempo que pasaban juntos que todos los bienes y regalos que este le pudiera dar.

El caso es que ella estuvo ausente en la inauguración del restaurante, lo cual no dejo de extrañar a propios y extraños. Días después el empresario en cuestión me invito a comer para ver unos temas de inversión y al terminar de analizar estos, me preguntó qué cómo andaba de tiempo para platicar un tema personal de relevante importancia. Le hice ver que disponía de tiempo y que encantado escuchaba su decir y, por la cara que tenía (había perdido su sonrisa), su pesar.

El tema es que después de tres años decidió terminar con ella. Lo peor del caso, argumentaba él, es que es la mujer más maravillosa que he tenido en mi vida. Y, sin embargo, el animal que soy, me empujo a terminar con ella. Pensé, y sigo pensando, que no hay nada como la soledad. Mi trabajo demanda un muy alto nivel de contacto humano, de tal suerte que nada deseo más cuando llego a casa que tener tiempo para mí. Y eso, precisamente, fue lo que me llevo a terminar con ella.

El problema, me dice, es que demanda tanto mi atención que poco tiempo me queda para revisar el acontecer de mis negocios, que es lo que me permite definir el proceder del día, semana o mes. Cierto que disfruto su compañía, pero me encantaría que esta fuera espaciada e intermitente y no permanente. Cuando hable con ella al respecto, me dijo que las cosas no son así. Que en la vida puedes tener casi todo lo que deseas, pero no todo al mismo tiempo. Que tenía que decidir y decidí.

El caso es que me saturo muy rápido de los demás. Cosa que no afecta en mi trabajo, ya que la interacción es variada y de momentos, pero habitar el día a día con una persona es abrumador. Al término de su exposición me preguntó: ¿se puede amar tanto a una mujer y vivir sin ella?

El problema real, le contesté, es la ausencia de amor. En los negocios como en el amor, hay que aprender a restar antes que sumar. En los negocios tienes que restar beneficios en socios y colaboradores. En el amor, lo que restas es tiempo e individualidad y lo restas en ella y en los hijos. Ellas restan mucho más que nosotros, pero lo hacen en los hijos y ocasionalmente en ellos.

Los hombres se satisfacen con poco. Ellas, no. Estás exigen tanto, porque dan tanto. Poco a ti, mucho a los hijos. Y, en ausencia de estos, a la idea que tienen de sí mismas y de la relación de pareja. Y si no te hace sentido, revisa tu guardarropa y el de ella, que estos no son más que el reflejo de uno y otro. Para ellas, como buenas centrípetas, nada es suficiente. Demandan atención constante y permanente dado que todo gira y debe girar en torno a ellas. Cosa que no acaece con el hombre. Este, como todo centrífugo, demandan poco de ellas y lo poco que demanda lo demanda poco.

Le comenté lo que líneas arriba mencioné: que los seres humanos somos entes de sentimientos profundos y entendimientos cortos. Lo que ineluctablemente hace que nos preocupemos y ocupemos más de lo que acaece fuera que dentro de nosotros.

Cuando te sientas profundamente atraído por una mujer, concédete el permiso de convivir lo más que puedas con ella, tanto para conocerla, como para descubrir si la resta te pesa. Si no te pesa, ahí es, pero si te pesa, no te quedes, que el daño colateral va a ser mayor cuanto más tiempo prolongues la relación.

Nos leemos en el siguiente artículo.

sábado, 20 de abril de 2024

Siete años después.

En el libro Puente de otoño de Takashi Matsuoka hay una frase que encierra la totalidad del acontecer humano: Éramos felices y no lo sabíamos.

La felicidad es una suma de instantes, no obstante, hay ocasiones que esa felicidad se prolonga en un espacio tiempo que va más allá del instante. Y es justo en esos momentos en los que la felicidad extendida forma parte de nuestra vida que se nos hace fácil tomar decisiones que no tomaríamos en otras circunstancias. El problema, huelga decirlo, es que cuando la realidad nos alcanza, ya no hay forma de recuperar eso que teníamos y es cuando cabe la frase de Takashi Matsuoka: Éramos felices y no lo sabíamos.

Otro tema que influye en las personas a la hora de tomar decisiones es la estructura antropológica de estas, es decir, si en un Primus o un Secundus.

El Primus tiene una alta necesidad de control y de seguridad. Le es de suma importancia que todo y todos los que están a su alrededor estén en sintonía con lo que desea y espera de cada uno de ellos. Batalla de sobremanera con la ambigüedad y con la aparente indecisión que acompaña a esta. Y con la gente que en intensidad y forma no le da lo que quiere y necesita, tanto en el combés de lo sentimental como en el de lo material.

La insuficiencia prima en su persona. Nada, por mucho que sea, le es suficiente. Su necesidad de seguridad, certeza y control es, sobre todo y sobre todos, infinita. Especialmente en aquellos que están sentimentalmente vinculados a su persona. Su suspicacia le hace ver riesgos donde no los hay. Al grado que en ocasiones su inconsciente provoca aquello que teme, en aras de demostrar que tenía razón.

El problema del Primus es que cuando siente que el otro ya no está a su nivel o que ya no le puede dar esa ingente e infinita necesidad de cariño, atención, viajes y bienes materiales, buscará en terceras personas lo que siente que ya no encuentra en su pareja. Esto no quiere decir que incurrirá directamente en un cambio de personas y escenarios, pero si se abrirá a explorar nuevas posibilidades, a las que siempre verá con mejores ojos, no porque lo sean, sino porque en ese momento tiene todo resuelto.   

El Secundus, por el contrario, piensa que todo cabe en lo humano (lo bueno, lo malo, lo espectacular y espectral). Lo que hace de él un ser flexible y tolerante en cuanto a las múltiples formas del ser, no obstante, es menester anotar que, a pesar de ello, tiende a mostrarse agudo y sarcástico ante aquellos que muestran una intolerancia monolítica en la forma de ser.

Está cierto de que no hay ley o dogma que brinde certeza en el quehacer humano. Lo que lo impele a ver y vivir el mundo como lo que es: una hipótesis. Es decir, como algo que siempre está sujeto a comprobación, en especial, lo humano.

La hipótesis es la teoría sin la prueba explicita. Así pues, esta cierto de que no hay seguridad en nada de lo que se decida o emprenda, por lo que es menester apostar por aquello que se ha decidido aun cuando no se esté cierto de que va a funcionar.

El Secundus está consciente que el acto de elegir pareja, carrera u oficio es, en sí mismo, una hipótesis, es decir, algo que siempre está en constante construcción. En donde lo hecho ayer no tiene nada que ver con lo que ha de hacer hoy o lo que hará mañana. Este estar consciente de que todo es una hipótesis lo lleva a trabajar consigo mismo, con la pareja, carrera u oficio que elige en aras de reducir lo más posible la probabilidad de error. No obstante, cuando el error se presenta lo vive como lo que es, un instante y no una constante.

De los dos, el Primus es el que paga el más alto precio en la redención. El Secundus lo paga, pero de manera muy breve. Es tan alta su capacidad para enterrar las cosas, que el dolor de la redención es breve y transitorio.

La relación de pareja pasa por cinco estadios: Descubrimiento; Conquista: Colonización; Independencia y Redención.

La pareja, ya una vez que te descubre, te conquista y en la conquista sienta las bases de lo que será su colonización, ya que entre más logre colonizarte (poblar todos tus espacios físicos y mentales), más difícil te será la independencia.

La colonización del Primus es intensa y total. Entre más logre este que te mimetices con su pensar y querer, mejor será su colonización y por ende su sentimiento de felicidad.

Para el Secundus la colonización estriba en aprender a vivir con lo que eres, ya que da por sentado que entre más puedas expresar tu ser (ser tú mismo), menos ganas tendrás de irte (independencia).

Por lo general, la independencia en el Primus obedece a él, en el Secundus, al otro. Ya sea porque el Primus lo dejo o porque se haya cansado de tanto nivel de acotamiento y control.  

Cuando el Primus se independiza en aras de lograr más de lo que tiene, piensa que su felicidad se extenderá a partir de la que ya tiene, sin embargo, lo normal es que esta decaiga a través de los años hasta que llega el estadio de la redención. Momento en el que ya no le queda más que la añoranza o dolor de la felicidad perdida.
  

Cuando la redención se da en el Secundus, se da en cuestión de semanas y en una forma tan amable, que este rápido entierra el pasado para construir un nuevo futuro.

El Secundus lleva la felicidad en él; el Primus, en los otros. Para estos, más que para los otros, es donde cabe la frase de Takashi Matsuoka: Éramos felices y no lo sabíamos.

Nos leemos en el siguiente artículo.

miércoles, 10 de abril de 2024

La importancia del dinero en el amor.

Recién tuve la oportunidad de platicar con una joven ejecutiva a la que tengo en alta estima personal y empresarial. Es una mujer inteligente y con un nivel de fuerza y empuje que hace de ella el epitome del Hacedor. No para nunca y nada le desespera más que ver al otro sin hacer nada, y más si ese otro u otros son o están en su coto de influencia. Entendiendo que el significado de nada es todo aquello que la gente de su coto hace sin que sea por o para ella (de esto, las mujeres saben mucho).

La idea que esta joven ejecutiva tiene del amor es una contradicción funcional. Es romántica en el amor y pragmática en la vida. El amor, me decía, debe ser romántico y funcional. Él puede ser inteligente, atento, caballeroso y educado, pero si no tiene la capacidad de resolver lo económico, no funciona. Ese hombre será mi amigo, pero no mi pareja. El amor en nosotras se sustenta en un romanticismo realista, cosa que no sucede con los hombres. Ustedes son idealistas por definición y realistas por excepción.

Al concluir la plática me comentó que ella jamás podría estar con un hombre carente de recursos, no por los recursos en sí, sino porque la ausencia de estos, le hacía ver que en ese hombre carece del coraje necesario para salir adelante, amén de un exagerado nivel de conformismo.

Confieso que la conversación me dejo más dudas que certezas, ya que el Resorte – Motor de las personas define lo que es importante para estás y no todos nos interesamos por las mismas cosas. Por ejemplo, para aquel que su Resorte – Motor está en el
logro y el tener, realizara conquistas totalmente ajenas a las que realizara una persona que tenga su Resorte – Motor en la afiliación y el hacer. Los dos necesitaran dinero, solo que uno de ellos lo necesitara en grado sumo y el otro, no.

El Resorte (Afiliación; Logro; Poder) nos genera los impulsos, pero no el rumbo. La dirección de vida de un ser humano la genera el Motor. Este es el que define los objetivos intrínsecos de la persona (Ser; Hacer; Tener).

Truman Streckfus Persons, mejor conocido como Truman Capote, fue un escritor al que su Resorte - Motor (
afiliación – ser), lo llevo a brillar en lo más alto de la sociedad. En su Motor no estaba el Tener. Tan no estaba que no solo dilapido todo el dinero que gano con sus libros, sino que además vivió toda su vida arrimado en la casa de un amigo. Cuando la sociedad lo castigo y le retiro su apoyo por los chismes que publico de la alta sociedad, siguió escribiendo y vendiendo libros, pero en un ostracismo social que lo llevo a la tumba.  

Cuestión de géneros.
Las dudas que me genero la plática con la joven arriba mencionada, me llevo a indagar las percepciones que hombres y mujeres tienen sobre el dinero y el amor. A los encuestados se les planteo el siguiente escenario y pregunta: conoces a alguien que reúne todos los requisitos cualitativos que buscas en una persona para establecer una relación, pero está carece de recursos, es decir, es pobre: ¿te darías la oportunidad de establecer una relación con esa persona?

El cien por cien de los hombres respondió que sí. El 92% de las mujeres respondió que no.

La muestra de esta indagación se hizo entre personas que oscilan entre los 40 y 60 años, por lo que es posible que las respuestas cambien en función del segmento etario. El objetivo al enfocarnos en este segmento fue escoger personas con responsabilidad económica a cuestas, sin importar si vivían solas o con hijos.

Las razones que argumentaron las mujeres fueron muy parecidas a las que me dio la ejecutiva en cuestión. Le otorgaron un alto valor al tema económico. Lo que definió la intensidad del más o del menos de cada una de ellas, fue su respectivo Resorte – Motor.

Algunas decían que los viajes, las casas, los carros (todo en plural) y forma de vida eran requisitos no negociables. Otras se centraban en que fuera un hombre capaz de proveer lo que ella y sus hijos necesitaban, amén de una casa confortable y una renta para la vejez y para los imprevistos (salud). Ninguna cuestiono el trato, ya que todas daban por sentado que el hombre las tenía que tratar como princesas, al grado que algunas de ellas me dijeron: puede ser lo que sea con los demás, pero a mí…, o me trata como princesa o se va.

A ellos el tema económico no les preocupo, pero si la pobreza mental. Le daban un alto valor al hecho de que fuera una mujer que más que
tener más, quisiera ser más. Que al ser ella más, serían más ellos. Al preguntarles si esto no iba de la mano con la inteligencia y el dinero, respondieron que no, ya que puedes ganar mucho dinero y ser un idiota. La inteligencia, argumentaban, tiene que ver más con la forma en que llevas tu vida, que con el dinero que ganas.

La diferencia entre hombres y mujeres es abisal. El hombre busca dar lo que puede su capacidad. La mujer no. Ella siempre va a exigir más allá de la capacidad. La mujer construye el mundo; el hombre, lo opera.

En síntesis, la ambición y el hambre de progreso está en ambos, pero en ellas está en grado muy superior al de los hombres. La mujer va a estirar la liga hasta donde sea posible. El hombre, no. Éste tenderá a instalarse en lo que tiene y a buscar el más por excepción. Excepción que, por lo general, suele ser una mujer, ya sea pareja, la hija o la madre, pero siempre una mujer.

Nos leemos en el siguiente artículo.  

jueves, 4 de abril de 2024

El rayo (la fuerza de la atracción).

Recién sostuve una platica con un joven empresario al que conozco desde hace casi cuatro lustros. El joven en cuestión inició una relación de pareja desde su época de bachillerato y, en mi calidad de mentor, he tenido y tengo la oportunidad de ser testigo de su proceso personal y de pareja desde sus inicios. La relación de noviazgo se prolongo por diez años y en la actualidad llevan poco más de cuatro años viviendo juntos.

En lo personal me parecía y parece un joven excepcional en el combés de lo intelectual (ha publicado dos libros), de lo empresarial y, de manera muy especial en el de pareja. Un hombre atento, educado al que jamás vi faltarle el respeto a su pareja. Era y es, desde mi óptica, un joven digno de emular.

Todo esto viene a colación para entender lo que le acaeció. Regresando él de un viaje de negocios, me habla y me dice que necesita platicar de un tema delicado. Al vernos me comenta que un día, al acudir a uno de los cafés en los que se sienta a escribir con libreta en mano, llego una joven, coetánea a él, que armada con una sonrisa se sentó a su lado y se presentó.

Le preguntó sobre lo que hacía y él le contesto que solía ir a ese lugar a escribir. Estuvieron platicando cerca de una hora y se despidieron debido a un evento que él tenía más tarde. Por azares de la vida volvieron a coincidir en lugares en los que era poco viable que lo hicieran (un banco, en una conferencia que impartió y en la presentación de un libro).

El tema es que las coincidencias continuaron de la manera más azarosa. Él tuvo que ir a la ciudad de México a cerrar un negocio y ella había ido con sus padres a visitar unos parientes. Cuando él llega a la sala de espera para tomar su vuelo de regreso, la ve ahí, la saluda con un movimiento de cabeza y ella se para y va por él. Lo presenta a sus padres y se sientan a un lado a platicar.

Al abordar el avión ella le pide al pasajero adjunto a él que le cambie el lugar, lo que le permitió hacer el vuelo de regreso sentada junto a él. Le hace saber que no ha dejado de pensar en él y que le gustaría verlo más. Él le dice que tiene pareja y que no está en posibilidad de hacer lo que ella quiere, a lo que ella contesta que tal vez él no esté en posibilidad, pero si en el ánimo y que puede esperar.

 El cerebro es libre, las personas, no.
Cuando termino de exponer la situación, le pregunte si se sentía atraído por ella. Me contesto que sí. Que la atracción es tan fuerte que no ha dejado de pensar en ella desde el día uno, y que no entiende qué es lo que le está pasando, ya que siente un fuerte impulso de estar con ella, pero sabe que no es correcto.

Le hice ver que lo que le está pasando es lo que se conoce como el Rayo, un fenómeno biológico con una fuerza de atracción que nubla la razón y que, si no se gobierna (cosa de suyo difícil), se convierte en obsesión. Es algo que le sucede a muy poca gente en la vida (conozco solo dos casos) y que nunca sucede más de una vez. El amor, le comenté al joven, es un ejercicio en el que el depredador sigue a su presa y está a su depredador. El dilema, para la gran mayoría de las parejas, es saber quién es quién, pero en el caso que me platicas, la presa eres tú y ella el depredador.

Le recomendé que pusiera todo en pausa y que invente un viaje o un retiro de tres a cuatro días en un lugar en el que pueda estar totalmente solo para que sea él el que ordene su mente y no su mente la que lo ordene a él.

Le hice ver que el cerebro es libre, las personas no. Nosotros tenemos que conquistar la libertad y la única forma de hacerlo es poniendo en orden nuestra mente. Y más cuando la biología nos impele a hacer algo que no estamos del todo ciertos que debemos hacer.

El Rayo es un fenómeno biológico que posee una fuerza de atracción inconmensurable y que posee dos características: llega para quedarse o se va como llego. Por ello es muy importante poner en orden nuestra mente para aceptarlo y dirigirlo o para rechazarlo y enterrarlo. De lo contrario, las consecuencias van a estar fuera de nuestro control.

No sé qué va a hacer el joven en cuestión, pero lo que si sé es que nosotros somos las historias que nos contamos a nosotros, no las que les contamos a los otros. Por eso es muy importante el que ordenemos nuestra mente para poder contarnos las historias correctas, conscientes de que el resultado de estas, tienen consecuencias inmediatas y futuras.

Nos leemos en el siguiente artículo.