jueves, 8 de agosto de 2024

Una nueva dinámica poblacional.

El tema que nos ocupa en este artículo son los cambios que se han venido gestando desde hace tres generaciones (60 años) y que modificaran el balance de poder de las naciones. El poder siempre ha mutado de geografía y lo más probable es que los ciudadanos de aquellos epicentros de poder vieran con preocupación la progresiva e inevitable decadencia del imperio, aun cuando ninguno de ellos tuviera la oportunidad de llegar a ser testigo de esa caída terminal que imaginaban y conceptualizaban, ya que la coronación o pérdida del poder no solo es gradual, sino que toma muchas generaciones.

España fue el eje del poder en los siglos XIV y XV. Francia en el XVI y XVII. Inglaterra en el XVIII y XIX… Y Estados Unidos de Norteamérica en el XX y XXI. Obviamente las líneas divisoras se traslapan entre uno y otro, tan es así que Inglaterra, a través de la City ha podido incidir (cada vez menos) en el acontecer del entorno mundial. No sucede así con Francia. Esta nación que fue el epicentro de poder hace varios siglos, no es hoy ni la sombra de lo que fue…, y de España, ni hablar. Es un estado más de la Unión, pero nada más.  

En la actualidad el poder está centrado en Estados Unidos, sin embargo, al analizar su dinámica poblacional, uno no puede más que constatar una lenta e irreversible pérdida de poder. En algunos momentos gradual, en algunos otros, acelerada. Pudieran, si cambian su dinámica, ralentizar su pérdida de influencia, pero si lo que desean es extender su poder más allá del siglo XXI, tendrían que hacer cambios drásticos en su estructura social (una mayor presencia de la familia patrilineal), laboral (estimular el desarrollo de las ingenierías y plantas productivas) y económica (guardar un equilibrio entre el sector secundario y terciario).

El tema es que mientras esos cambios no se den, vamos a vivir una lenta transición del eje del poder de Estados Unidos a Asía y con él, el inexorable ocaso de la Europa que conocimos y el cada vez mayor debilitamiento de la Unión Europea como Unión. El poder económico de Occidente es financiero. En este momento Estados Unidos y Europa no producen más del 30% de los productos manufacturados del mundo, el resto se producen principalmente en Asía y en el Sudeste asiático.

Esto va a generar en el tránsito de una generación, un conflicto bélico totalmente ajeno a la geopolítica, a las ideologías o doctrinas políticas. El conflicto no va a ser por el poder económico, va a ser por el poder financiero. El 80% de la riqueza de Occidente viene de la especulación financiera, no de la manufactura. En otras palabras, lo que principalmente genera Occidente es una riqueza basada en la especulación, no en la producción. Produce y ofrece poco (30%), sin embargo, para especular es menester que exista una base productiva que genere el dinero sobre el que se va a especular. De no ser así lo que ofrece es aire, es decir, riqueza sin sustento.

Si Estados Unidos no hace lo que tiene que hacer en lo social, laboral y económico en los siguientes veinte años, va a depender de aquellos países que sean dueños de la ingeniería y de la producción. Países que inevitablemente marcaran la pauta del acontecer mundial.

Un ejemplo de debilidad son las medidas proteccionistas (aranceles) que están adoptando en Estados Unidos y en la Unión Europea, las cuales no solo atentan contra su ciudadanía (que es la que los paga), sino contra su industria, ya que esta, al estar protegida por los aranceles, no se ve en la necesidad de hacer más eficiente sus plantas productivas.

Lo que pase en Estados Unidos los siguientes dos periodos presidenciales, nos dejará ver lo que está por venir: el cambio de rumbo o el conflicto bélico.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios y sugerencias