viernes, 29 de mayo de 2015

Entrevista antropológica. Tercera parte.

El otro nunca te miente, te mientes respecto al otro.
En la primera parte de la entrevista antropológica comentamos que el objetivo de la misma es explorar el ser del otro. En la segunda parte hicimos énfasis en identificar quienes han sido los centros de influencia o modelos de éxito del entrevistado, así como la influencia que estos tienen en su acontecer biográfico.

En esta ocasión vamos a explorar los motores del candidato. Pecado viene del hebreo Jattá'th,  que significa errar en el blanco. Si no conoces los motores del candidato, estarás perennemente errando en el blanco, ya que nunca sabrás que es lo que realmente le mueve. 

Antes de continuar con los motores, voy a hacer una pequeña disgregación para explicar brevemente la Entrevista Antropológica.

Es importante anotar que en este tipo de entrevista el candidato sabe que lo están evaluando, pero no sabe qué es lo que le están evaluando. Sale de la entrevista sin tener idea del cumulo de información que nos proporciono y que nos será de suma utilidad en la selección, ubicación, formación y dirección del entrevistado.

La entrevista antropologica parte de tres premisas: 
1. El otro nunca te miente, te mientes respecto al otro. 
El otro, hasta cuando miente nos deja ver parte de la verdad, la que él quiere mostrar. 
Es importante entender que el entrevistado se esta vendiendo y la venta lo llevará a magnificar unas cosas y a minimizar otras. Considerar que esto no es así, nos pone en riesgo de tergiversar la realidad, viendo al candidato como lo que no es.

2. El entrevistado sabe que lo están evaluando, pero no sabe qué es lo que le están evaluando.
No podemos esperar que el otro responda nuestras preguntas con total honestidad, por lo que es menester hacerle preguntas antropológicas en donde sus respuestas, aunque antropológicas, tienen un significado que él desconoce.

3. La entrevista antropológica se sustenta en el uso de las palabras.
Las palabras no se articulan solas, las tienes que expulsar. 
Nadie dice las cosas sin quererlas decir. Las dicen porque están ahí adentro. Las palabras son ecos del pensamiento y signos del alma. Ecos y signos que nos aproximan a sus creencias, valores y motores. Y todo esto sin que él este consciente de ello.

Motores.
En la entrevista exploramos los tres motores del entrevistado: el Ser, Hacer y Tener. 

Esta claro que no podemos preguntarle cual de esos tres son los que lo mueven a la acción, ya que este responderá lo que él cree que deseamos escuchar, por lo que nos es menester preguntarle por sus motores sin que él se de cuenta de ello. 

Esto es muy importante, ya que si a una persona le mueve el Ser, este será el motor en el que nos debemos apoyar para moverlo a la acción. Las personas a las que les mueve el Ser, le dan un alto valor a la familia, cónyuge, hijos, etc. 

Un reconocimiento familiar, una atención a los suyos, interesarse por la familia, son cosas a las que les da mucho valor. Podemos motivarle vía recursos y retos, no obstante lo que en realidad le mueve es el Ser. Este es el botón que los lleva a la acción

Hay personas para las cuales el Ser no representa algo significativo. A estas personas les mueve el Hacer o el Tener. 

Si a una persona que le mueve es el Tener, le ofrecemos un reconocimiento familiar, un diploma, etc., no vamos a lograr nada. Tampoco si les ofrecemos un reto o un reconocimiento a su tarea. A estas personas las tenemos que compensar, ya sea vía prestaciones, concesiones o dinero. Para este tipo personas el estatus y los símbolos de poder son de vital importancia. Necesitan que los demás vean que tienen y pueden. 

Si a una persona le mueve el Hacer, nos es menester ofrecerle retos. Hacerle ver que a nuestros ojos él es el único que puede hacer eso que nadie más puede hacer. Lo más probable es que esta persona se aboque a hacer lo que se le pide, siempre y cuando usted se asegure de que esa tarea sea algo que en verdad represente un reto, una dificultad. A estas personas no las puedes motivar a través del Ser o del Tener. No están en ellos los botones que los llevan a la acción. Para ellos el Ser y el Tener son complemento y resultado, pero no motor. 

La entrevista antropológica nos desvela los motores del otro y con ellos las llaves del querer ajeno. 

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