jueves, 23 de enero de 2025

Un nuevo mesías.

Donald Trump, en el discurso de toma de posesión, dijo que estaba convencido de que dios lo salvo del atentado que sufrió, para que llegara a la Presidencia e hiciera de su pais un gran pais. La historia está llena de personas que en algún momento dado se sintieron escogidas y salvadas por dios para llevar a cabo una misión divina. Y es precisamente esta convicción lo que los llevo a lograr cosas que antes de ese momento no se hubiesen sentido capaces de hacer. El problema, claro está, es cuando ese sentido mesiánico los hace perder contacto con la realidad.

Es importante anotar que no todos los elegidos devienen en mal. Charles de Gaulle, que salió ileso del frente de batalla y de varios atentados contra su vida, jamás perdió contacto con la realidad y eso le permitió reconstruir Francia y retirarse con decoro del poder. Hitler, que llevaba mensajes de un lado del frente a otro y que vio morir a todos los que hacían lo mismo que él, estaba convencido de que la razón por la que salió ileso es porque él era el mesías ario del que hablaba la profecía; Mussolini y Franco estaban convencidos de que la razón por la que se salvaron de las balas enemigas es porque dios los había elegido para que edificaran una nación obsecuente a los mandatos de dios.
 

Amasar la realidad.
Todos amasamos la realidad con nuestros cerebros, lo que hace que todo en nuestra vida sea una ficción (Fictio: formar, crear). Creamos la ficción del amor, la familia, el éxito y muchas más. Las ficciones son indispensables para vivir, no obstante, el que una persona se sienta elegida por dios, puede hacer que su fictio trabaje en sentido contrario. En lugar de que amasen la realidad con su cerebro para crearse una ficción, lo que hacen es que su ficción amasa la realidad para que esta obedezca a su ficción.

La realidad existe más allá de que nuestros sentidos y cerebro la reconozcan, pero cuando lo que buscamos es que sea nuestra ficción la que haga que la realidad se adecue a lo que está en nuestro cerebro, es cuando tenemos un problema. Y si este se lo hacemos extensivo a los demás, peor.

La realidad social es un delirio consensuado.
Me queda claro que el respeto a las ficciones ajenas es la paz…, y no hay nada más ficticio que el yo, pero la ficción del yo mesiánico puede, con mucha facilidad, rebasar los límites de la cordura. Y eso es lo que la hace muy peligrosa. Una muestra de estos excesos es que una de las primera medidas del yo mesiánico de Trump, fue indultar a todos los que asaltaron el capitolio para defender su fallida elección.

Lo que llama la atención, más allá del mensaje que le manda a la sociedad y al mundo, es que solo el sindicato de policías se haya manifestado en contra del indulto, argumentando que el mensaje que manda a la sociedad es de impunidad… Puede ser que la no reacción del resto de la sociedad se deba a una resignación pasiva que los lleva a centrarse en su propio quehacer, dejando a un lado lo público mientras este no les afecte, pero también puede ser que no reaccionen por compartir el mismo delirio consensuado. Si la no reacción se debe a esta última, entonces tenemos un problema.
  

Todas las ficciones son mentiras, pero no todas las mentiras son ficciones.
Hay ficciones que producen verdades transitorias o parciales que nos hacen la vida más amable. Cierto que las ficciones van mutando con la edad hasta que llega el momento en que desaparecen casi todas, no obstante, la utilidad de estas es que nos ayudan a defendernos de la mentira. La diferencia estriba en que esta se construye de manera racional y consciente. Y se desvela cuando los datos que provienen de la realidad la desmienten, sin embargo, para aquel que se siente elegido por dios, no hay un solo dato que desmienta su verdad, ya que cuando estos no coinciden con su ficción, los descalifica, haciendo que su base los elimine y ataque.    

La realidad como límite.
Estados Unidos es el principal productor de petróleo del mundo, el segundo es Rusia. Estados Unidos exporta diez millones de barriles diarios e importa 8.5 millones para satisfacer el consumo nacional. Trump va a forzar la demanda del exterior condicionado apoyos en función de ventas. Entre mayor sea la compra de la Unión Europea, mayor serán los apoyos que Estados Unidos les brinde. No obstante, para exportar más necesita producir y comprar más.

La Edad de oro que Trump le promete a sus conciudadanos está basada en el petróleo, en primer lugar, y en el desarrollo tecnológico, en segundo lugar. Ya libero las restricciones para extraer petróleo de Alaska y va a empujar al máximo para lograr que Groenlandia sea un Estado Asociado (como Puerto Rico), lo que le permitiría extraer recursos del pais. Por otro lado, va a presionar a Canadá, a quien le compra 5.5 millones de barriles al día para lograr un mejor precio a cambio de unos aranceles más amigables (si es que eso es posible). Y lo mismo va a hacer con México, a quien le compra 3.5 millones de barriles, solo que en este caso la agenda se complica por temas de seguridad y narcotráfico. 
El petróleo que vende a la Unión Europea es un 16% más caro del que le compra a Canadá y México.  
 

Alianzas encubiertas.
Amén de lo ya mencionado es posible que realice una alianza disfrazada de paz a favor del segundo productor de petróleo del mundo (Rusia), lo que obligaría a Ucrania a aceptar un acuerdo de paz que ni por equivocación consideraría antes de que las tendencias electorales pusieran a Trump a la cabeza.

Otra alianza encubierta seria con Venezuela, el pais con las mayores reservas de petróleo del mundo, sin embargo, es posible que esta se lleva a cabo solo si complica la alianza con Rusia. China es otra de las potencias que están en la mira de Trump para llegar a acuerdos. Trump hará todo lo posible por no entrar a una guerra arancelaria con China, sin embargo, la posibilidad de llegar a acuerdos con este pais es un poco más frágil que los acuerdos que pueda establecer con Rusia.

Medio Oriente.
Por último están las limitantes de Medio Oriente. Los países árabes esperan que Trump acepte la existencia de Palestina como Estado. Lograr esto lo posicionaría como el gran unificador y pacifista del mundo, algo que iría muy de la mano con su yo mesiánico. Sin embargo, el motor principal de su gestión va a ser el económico, acentuando más lo petrolero que lo tecnológico, ya que este demanda de más tiempo para empezar a genera la bonanza que prometió. Bonanza que necesita para poder posicionar el Trumpismo más allá de su gestión.
 

Los riesgos más fuertes que va a enfrentar son dentro de Estados Unidos. Los bloques de presión del exterior (Unión Europea; Rusia; Inglaterra; Ucrania; Irán) están muy debilitados, con ellos puede negociar desde una posición de fuerza. Con China tiene que negociar casi en calidad de pares, sin embargo, la presión más fuerte que va a enfrentar es interna, tanto de los grupos de poder (empresas petroleras y tecnológicas), como de su gabinete y de su electorado. 

El que los resultados económicos sean excelentes, le permitirá minimizar presiones y fortalecer su proyecto dinástico. Si el electorado siente que no se está logrando la época dorada que prometió, es muy posible que lo que veamos sea al hombre mesiánico y no al pragmático. 

La historia se ira desvelando, pero demanda que estemos atenta a ella, no por lo que haga Trump, sino por la forma en sus acciones beneficien o afecten nuestra estabilidad y economía.  

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

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