sábado, 25 de julio de 2020

Las redes sociales.


La coincidencia es el último refugio de la negación.
La pandemia ha generado una serie de oportunidades y descalabros. Algunos de los descalabros no son coincidencia, es decir, no son obsecuentes a la pandemia. Son la manifestación de algo que ya estaba mal. Y una de las cosas que no estaban bien y que se hicieron evidentes con la pandemia, es el nivel de abstracción (capacidad de entender y aplicar) de la gente en general.

El conocimiento es el combustible; el acto de comprender, el motor.
Si usted observa a su alrededor descubrirá que leer es algo que va en franca caída (5% de la gente lee). A la generalidad de la gente se le dificulta leer y más aún, entender lo que leen. Así, el motor del desarrollo (comprender lo que se lee, ve y escucha) se va circunscribiendo a un círculo cada vez más estrecho, lo que, en una o dos generaciones, marcará serias desigualdades. Por supuesto que esas desigualdades las atribuiremos a otras causas y no al hecho de que voluntariamente hayamos renunciado al desarrollo de la abstracción.

Por regla general, la Masa tiende a mitificar el pasado y a desacreditar el futuro. No obstante, la realidad es que solo mitifica el pasado, el que no tiene futuro. La Masa, en un falso sentido de la practicidad, piensa (si a eso se le puede llamar pensar) que, si el futuro es tan hostil, lo mejor es aceptarlo, no cambiarlo.

Este artículo pretende ser un punto de inflexión que nos ayude a entender, decidir y construir el entorno que queremos para nosotros y los nuestros…. Empecemos.

Estamos inmersos en una cultura en donde lo visual es la norma. Esto, que facilita en mucho la transmisión de las ideas, nos aleja de la letra escrita y del inherente ejercicio de abstracción que esta demanda, lo que ha mermado nuestra capacidad de discernimiento, haciendo que poco a poco seamos más crédulos. Un ejemplo de esto es la Masa. Esta da por cierto casi todo lo que ve en las redes sociales. No lo piensan, no lo razonan. Si está en la red, es.

La creación de la irrealidad siempre ha sido el arte más oscuro del ejercicio del poder, y que mejor lugar que las redes sociales para ejercer este arte.

El Premio Nobel de Literatura (1948) Thomas Stearns Eliot, nos dejó unas preguntas que vale la pena retomar:
¿Dónde está la Vida que hemos perdido viviendo?
¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en información?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?

Quisiera agregar una cuarta pregunta que carece de la profundidad de las tres primeras:
¿Son las redes sociales parte de la causa - raíz de lo que amablemente nos cuestiona el insigne T. S Eliot? 

Las redes sociales han proliferado y en proporción exponencial se observa la proliferación de entes que reflejan una “creación de la irrealidad” que se vive a través de las redes sociales...

Ambas realidades (entes y redes) se entienden, se aprecian y se explican como causa/efecto de sus propias inercias, sin satanizar a una y exaltar a otra. Simplemente son parte de la fenomenología presente y actuante, que reflejan de alguna manera la metamorfosis de la dinámica de encuentros y desencuentros del ser humano frente a sus realidades intrínsecas y extrínsecas, endógenas/exógenas, inducidas desde el exterior o asumidas desde el interior.

Valdría la pena acotar que las redes, estrictamente hablando, no son sociales; son empresas privadas dedicadas a determinadas prácticas relacionales que han atraído nuestra atención, olvidándonos de que son, ante todo, un negocio… Son empresas que han hecho de nuestras emociones, un negocio. Y todo parece indicar que muy rentable.

Podríamos decir que a estas se les llama redes, valga la redundancia, porque sirven para pescar nuestros datos y nuestra atención... La primera pesca es de orden geopolítico y la tecnología 5G es el mejor ejemplo.

La segunda es uno de los retos más relevantes que vertebran nuestros insumos "informativos" y nos dan rumbo en patrones de comportamiento, consumo e imagen del bien ser, tener, querer y poder; porque tienen un impacto determinante de cómo nos estamos (des) entrenando a vivir la plenitud del tiempo y en el modo de vivir el presente y situarnos ante él.   

No es tan lejana la "certeza" de que estas redes sociales, a cambio de un uso "gratuito" nos estén espiando... Continuamente transferimos nuestros datos gratis para que los procesen y nos los devuelvan en forma de estímulos y propuestas que nosotros mismos asumimos y que, con frecuencia, operan por debajo de nuestro nivel de conciencia.

Todos nuestros datos, nuestra huella digital, construye nuestra identidad, pero no aquella con la que nosotros nos identificamos, sino aquella con la que se nos identifica y desde la cual modelan, refuerzan y encapsulan nuestra supuesta identidad.   

En este mundo digital que se está configurando, la tecnología permite que la inteligencia se separe paulatinamente de la conciencia. Y no estamos siendo conscientes de lo siguiente: hoy, los que toman las grandes decisiones que nos afectarán y que definirán nuestro futuro no han sido votados por nadie.

Las líneas de investigación en Biotecnología, Inteligencia Artificial (Elon Musk afirma que les teme más a estos aspectos que a la carencia del agua en el mediano plazo) dependen, para bien y para mal, de Corporaciones y núcleos de poder ajenos a cualquier transparencia y rendición de cuentas públicas.

Y estos, que no venos y no consideramos, son los que inciden e incidirán en nuestros comportamientos y en nosotros mismos como seres vivos, incluidas las consecuencias no previstas o no queridas de las decisiones que hayan tomado...   

Las redes sociales no solo pescan nuestros datos, también pescan nuestra atención, la orientan, la configuran..., ajenas a nuestras voluntades y prioridades esenciales/vitales.

Entonces, lo que escuchamos como "vivir el presente" en una huida de un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, es una protección ante lo desconocido, una sustitución de la comunidad por los contactos virtuales (mientras estemos enajenados en las pantallas de la PC, Celular, TV, Ipad, Ordenadores, Tabletas, Móviles o como se les llame...), es un vivir inducido...   

Y para quienes extrañamos respuestas más reflexionadas, análisis más completos, expresiones con mayor contenido, con mayor capacidad para meditar o entrar a procesos de atención - escucha y contemplación..., lo que se opone a estos procesos no es tanto la vida activa, sino la vida dispersa.

En nuestra época, abordar el tema de un uso pleno y productivo del tiempo se convierte cada vez más en algo incomprensible, a causa de una carencia creciente de una infraestructura que le es propia a la humanidad y que le resulta imprescindible: la calidad y capacidad de atención.

Todas esas herramientas "inteligentes" en realidad son tecnologías de la interrupción, porque no solo provocan interrupciones constantes, sino que su verdadero triunfo es el lograr que una de nuestras actividades más habituales sean las auto interrupciones, lo que se manifiesta en esa pretenciosa y engañosa habilidad de llegar a dominar la multitarea.

Pero en realidad esta no existe como una cualidad o habilidad desarrollada. Lo que existe es una habilidad para permanecer saltando continuamente de micro tarea en micro tarea, con frecuencia tan aceleradas y sucesivas en el tiempo que confundimos esta sucesión con la simultaneidad, donde la única constante es la dispersión de la atención.

A través de los enlaces que proveen estas herramientas inteligentes (PC, Celular, TV, Ipad, Ordenadores, Tabletas, Móviles) y que propician una atención saltarina, nos convierten en seres incapaces de sostener un proceso de atención, análisis, reflexión lineal y sucesivo hasta el final... "Nos acaban " sometiendo a la inmediatez, que con frecuencia se confunde con "la actualidad"    

Ante estas inercias que en la actualidad la Sociedad padece como con un Virus aún sin vacuna, nos podemos dar cuenta que no hace falta la neurociencia para concluir que el uso compulsivo de las redes activa los mecanismos propios de las adicciones... Quizá hoy, además de una dieta baja en calorías, nos haría falta una dieta baja en estímulos de las redes sociales.

Creo que lo que está en juego hoy, atenidos a las preguntas de T. S Eliot, es la calidad del tiempo y la atención en el tiempo... En un HOY donde ocurren fenómenos de la globalización de la indiferencia y la globalización de la superficialidad.

Un daño colateral de esta globalización es el rol de los educadores y sus tareas para habilitar a saber mirar, hablar, escribir, pensar y escuchar (a propósito de las mismas preguntas iniciales de T. S. Eliot, sobre la vida, la sabiduría y el conocimiento).

Pero, es necesario aclarar que esta reflexión no va encaminada a denostar a las redes sociales, porque el problema no son las tecnologías; el problema o la dificultad es crecer como persona a través de estos cinco verbos: escuchar (así inicia el ser humano la secuencia de el despertar), mirar, hablar, escribir, pensar.

Activar y desarrollar la capacidad de escuchar y de una mirada atenta es una condición de posibilidad previa a toda apertura a la plenitud del tiempo (como experiencia y como lenguaje).

La mirada atenta es lo que permite ir transformando a lo largo del tiempo, una manera de proceder que vaya más allá de una vida auto concentrada (riesgo de llegar a ser indiferente) y una vida dispersa (riesgo de expresarnos de manera superficial).

Para concluir, quisiera expresar un buen y esperanzado deseo...
Diría que, si no fuera por nuestros prejuicios, sería bueno reconstruir a la altura de nuestro tiempo la recomendación de alguna de tantas tradiciones de sabiduría según la cual hacer ayuno y/o abstinencia de las "herramientas inteligentes/redes sociales" es indispensable para la salud personal, del cuerpo y del espíritu...

Y seguramente encontraríamos ese "DÓNDE" que T. S. Eliot anota en sus preguntas...  

Nos leemos en el siguiente artículo.

2 comentarios:

  1. Estimado Jaime. Nos podria compartir por favor su opinion sobre el concepto de colapso social? De antemano muchas gracias por su generosidad

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  2. Publicado esta...

    Causas y fenómenos.

    Saludos.

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Comentarios y sugerencias