jueves, 11 de junio de 2015

Los estadios del amor...

Por la misma razón que llegas a una persona, la dejas…

Qué siente por su pareja: ilusión, enamoramiento o amor.

No hay tema más complejo y difícil de discernir que el del amor. Todos somos expertos en él, aunque no todos lo podemos explicar antropológica e intelectualmente. Se requiere mantener una cierta distancia del amor para estudiarlo, diseccionarlo. Para analizar cada una de sus partes como un todo y cada una de estas en relación al todo. 

Y sucede que los que más observan, estudian y diseccionan el amor, son los menos aptos para hablar de él, pues son los que menos lo conocen. Estos son como el cirujano, analizan y diseccionan con el bisturí de su intelecto los pormenores del amor. Lo que cual de suyo les hace difícil la experimentación biográfica del mismo. Identifican plenamente cada una de las etapas y con ellas el devenir de la siguiente. Es como si asistieran a una película que ya vieron muchas veces. 

Afortunadamente para nosotros, este tipo de personas nos son de suma utilidad, ya que nos hacen evidente lo que es el amor, sin la necesidad de tener que llevarlo a cerebro. Todo lo que llevas al cerebro se muere. Y el amor, cuando lo racionalizas, deja de ser amor. Se extingue, se va. El amor, en cuanto amor, es irracional, psicótico. Ni puedes, ni debes racionalizarlo. En cuanto lo racionalizas deja de ser amor. 

Antes de explicar los estadios o etapas por las que transita el amor, es importante comentar que la base o cimiento de cada una de ellas es el instinto. El instinto nos hace voltear a ver a aquel que genéticamente posee lo que necesitamos para mejorar la especie. 

El instinto es un golpe genético. Nada tiene que ver aquí la mente, cultura, educación y demás atributos de la persona. Son sus genes los que le impelen a ver y buscar a ese otro que posee los genes que necesita para engendrar un ser con mayores y mejores probabilidades que las de sus progenitores. 

El instinto es el que hace que el hombre voltee a ver a esa mujer que posee caderas para engendrar y busto para amamantar. No importa si el hombre ya no esta en edad reproductiva. Sus genes no saben eso. Saben que ella posee la mezcla genética que necesitan, y sus caderas y busto lo confirman. Esta es la razón por la cual las mujeres dicen que los hombres mayores son viejos rabo verdes… Ya que estos, aun cuando no estén en edad de reproducirse, voltearan a ver esa mujer obedeciendo a sus genes.

Me permito argumentar en defensa de los hombres, que el problema de color es una cuestión de tiempo. Si usted pinta una pared de azul, esta, al paso de las décadas, se degradará tomando un color verdoso. A los hombres nos pasa igual, empezamos como Príncipe Azul y al paso de las décadas terminamos como Viejos Rabo Verdes. Es decir, se nos degrada el color...

De igual manera, es el instinto el que hace que la mujer voltee a ver a ese hombre que posee una espalda triangular, una cintura pequeña y unos glúteos y piernas fuertes… Claro que ya estoy oyendo las protestas de las mujeres… ¿Glúteos fuertes? ¿Cuáles, donde? Lo que pasa es que las mujeres tienen las caderas rotadas hacia adentro, lo que les permite cargar al bebe durante el embarazo. Los hombres las tienen rotadas hacia afuera, lo que les permite correr más distancias y más rápido.

Unas caderas rotadas hacia adentro hacen que los glúteos sean más prominentes. Las caderas rotadas hacia afuera hace que el glúteo sea menos pronunciado, y que en algunos casos no llegue más que aun ligero esbozo de glúteo. No obstante la mujer se sentirá atraída por ese hombre que posea esos todos o algunos de los atributos arriba mencionados.

Esta atracción va mutando con el tiempo. Muta en función de la edad, preparación y cultura del otro. No quiere decir que deje de existir, sino que se dirige de otra manera.

El amor pasa por tres estadios: la Ilusión, el Enamoramiento y el Amor.

Ilusión.
La Ilusión sucede cuando entramos a un lugar y encontramos ahí a una persona que nos arrebata, que nos encanta. Sentimos que se nos va el audio. Dejamos de oír los sonidos del lugar, percibiéndolos como ruidos lejanos, remotos que llegan a nuestros oídos como algo difuso. Nuestra mente esta extasiada en la contemplación del otro. Nos sentimos arrobados, como en pausa. Nada atrapa más nuestra atención que la presencia del otro.

En ese instante sentimos que esa persona es la que estábamos buscando. Nuestro sistema así nos lo indica. Ellas dirán que sienten mariposas en el estómago. Es probable que nosotros no lo expresemos tan poéticamente, pero la sensación es parecida.

La ilusión, no obstante, es efímera. Cuando la persona o nosotros salimos del lugar en el que esta está y nos enrolamos en las otras cosas que tenemos que hacer, descubrimos que esa persona que ocupo tan intensamente nuestra mente y emociones, ya no está ahí… se esfumo. Ya nos acordamos de su existencia…

Cierto que nos va a volver a pasar los mismo cuando coincidamos de nuevo, pero también es cierto de que la volveremos a olvidar minutos después de que la dejemos de ver. Esto no es enamoramiento y mucho menos amor. Es solo una bella y hermosa ilusión.

Enamoramiento.
El enamoramiento es una ilusión prolongada. Pasa por un proceso similar al anterior. La diferencia estriba en que la ilusión se mantiene aun sin la presencia del otro. Esto ya es enamoramiento. Es lo que nos impele a regresar al lugar donde la vimos para ver si la volvemos a ver. 

Es lo que nos lleva a mantenernos alerta para identificar con la mirada a ese otro que nos arrobo y que no hemos podido olvidar. Lo buscamos por todas partes. No hay lugar al que vayamos que no sea sujeto del escrutinio de nuestra mirada. El objetivo es verle. Coincidir para poder hacer lo que no hicimos la primera vez… Hacernos presentes en el otro.

El enamoramiento nos lleva al otro. Nos impulsa a acercarnos a él para verle, oírle, respirarle, tocarle y, si nos va bien, gustarle.

El enamoramiento nos hace hacer cosas que normalmente no haríamos. El ridículo se nos da bien en esta etapa. Es tal nuestra necesidad de captar su atención que hacemos cosas impropias. Cosas de las que después nos reiremos por ilógicas y evidentes.  

El enamoramiento es una imbecilidad transitoria, que nos hace ver preferentemente a un individuo sobre los demás individuos. Cierto que en algunos casos la imbecilidad es permanente, pero esta se debe a otras cosas.

La imbecilidad de la que somos sujetos, hace que no veamos al otro como el otro es. Es por ello que se dice que el amor es ciego pero los vecinos no. El enamoramiento tiene una curva que al paso del tiempo va bajando, lo cual nos permite desvelar poco a poco lo que el otro es. Ya no lo vemos como lo veíamos, pero tampoco lo vemos tal como es. El velo que nubla la mirada del enamorado, se adelgaza, pero no desaparece.

El enamoramiento es lo que hace que muchos años después, cuando te vuelves a encontrar a esa persona de la que creías estar plenamente enamorada, la veas, te asombres y te preguntes… ¿cómo pude andar con esa cosa? Claro que también es probable que esa cosa piense lo mismo de nosotros.

Amor.
El amor es algo totalmente distinto al enamoramiento. El enamoramiento es emoción, el amor es sentimiento.

El amor es una entrega univoca hacia una sola persona. 
El amor se alimenta de lo que el otro es, de sus límites (defectos) y de sus potencias (virtudes). Al otro se le ama por lo que es, no por lo que pretende ser o por lo que queremos que sea. Es una aceptación plena del otro. Aceptación que no implica conformismo. Al contrario, implica lucha, progreso, desarrollo.

El amor es el principal motor de los seres humanos. 
El amor que se le tiene al otro, es lo que nos lleva a acotar nuestros defectos y maximizar nuestras virtudes. Es lo que nos hace querer ser mejores personas. Querer ser dignos al ojo del otro, ya sea la pareja, los hijos,, padres...

El amor en la pareja se alimenta del otro, de su presencia y esencia. 
El amor en cuanto amor, no disminuye por la ausencia física del otro. Todo lo contrario. Esta tan interiorizado en nosotros que aun en la ausencia se siente su presencia. Es como si estuviera a un lado de nosotros. Acompañándonos, hablándonos al oído, diciéndonos todas esas cosas que nos hacían reír, pensar, llorar, corregir, construir…

El amor demanda y exige lo mejor de nosotros. Nos impele a construir una nueva estatua de nosotros mismos. Nos motiva a alcanzar nuevas alturas. Nos conforta en la derrota, nos salva, nos cura y nos vuelve a exponer. Nos impulsa a luchar, a no darnos por vencido. El amor nos lleva a fundir nuestra alma en el alma del otro.

Si esto es así, porque entonces se da tanto divorcio.  
El divorcio se da debido a que la razón por la que llegamos al otro, es misma que nos hace dejarlo. 

Si llegamos al otro por instinto, lo dejaremos por instinto.
El instinto, ya una vez que se satisface, desaparece. El instinto es un impulso intermitente que se puede sentir por varias personas. Son nuestros genes identificando los genes de todos esos otros con los que nos podemos reproducir para crear una nueva y mejor carga genética.

La gran mayoría de los hombres y mujeres forman una relación, donde no hay nada más que instinto. Y este no es univoco. Es amplio, universal. Se puede satisfacer con más de una persona, mientras que el amor no. Las relaciones sustentadas en el instinto están condenadas a perecer.

Otra buena parte de hombres y mujeres llegan a la relación como producto del enamoramiento. Y la curva de este nunca es mayor a dos años. A los dos años empiezas a ver con claridad al otro, y si ese otro no es la mejor expresión de ti, entonces lo vas a ver como carga, como obstáculo, como un compromiso que te obliga a estar ahí aun cuando no quieres estar ahí… El rompimiento es inevitable.

En el amor lo que te lleva a estar con el otro es lo que el otro es. Eso que te impele a ser mejor, a luchar, a construirte como mejor persona. 

El amor no es carga. Es devoción. Es entrega. El amor se construye en el día a día, en las derrotas y en los aciertos. Se duelen, se festejan, se necesitan, se son.

El amor es una entrega de cuerpo y alma. 
No se puede entregar el cuerpo sin entregar el alma, y el alma sin entregar el cuerpo. 
El amor es una atracción hacia una sola persona. Esa persona que nos hace sentir vulnerables, pero que al fundirnos con ella nos encontramos, nos reconocemos en él, ese otro que nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos… que nos da la fuerza y el coraje para salir adelante...

Y usted, porque esta con su pareja: instinto, enamoramiento o amor. 

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