miércoles, 5 de febrero de 2025

Festina lente.

Los cambios fundamentales del mundo están íntimamente ligados al cambio en los sistemas comunicacionales. Hasta antes del nacimiento de la imprenta (invento Chino), los cambios en la forma de vida se daban cuando surgía algún evento climático que cambiara las circunstancias de los habitantes, viéndose estos obligados a mudar de lugar o de formas. Más allá de ello, no había cambios. Ibas a vivir tal como habían vivido tus ancestros, sin importar que tan atrás viajaras en el tiempo.

La falacia de la división del trabajo.
No existe la división del trabajo, lo que existe es la división del conocimiento, tan es así que cuando tienes una vacante, no contratas a cualquiera, sino al que tiene el conocimiento que necesitas para hacer lo que se necesita.

La división del conocimiento empezó con la llegada de la imprenta.
Gutenberg fue un inventor alemán que alcanzó la fama por sus contribuciones a la tecnología de la imprenta. Gracias a él es que el conocimiento sale de la esfera de las iglesias para llegar al gran pueblo. La imprenta facilitó la divulgación de nuevas ideas e interpretaciones de la biblia y del mundo, lo que a su vez creo una serie de ajustes que crearon nuevas oportunidades, entre ellas: “La Ilustración”.

Así nos mantuvimos un par de siglos hasta que aparecieron los periódicos. Gracias a este cambio comunicacional es que la gente se podía enterar de lo que acontecía en otras partes de Europa, lo que les permita comparar su propio acontecer con el de los demás países. La prensa generó, como todo cambio, una serie de ajustes que crearon nuevas oportunidades: los mentideros sociales (cafés). Lugares donde la gente iba a discutir y debatir lo que se debería hacer en su comunidad, región o pais, lo que a su vez genero ajustes en la dinámica social, con revueltas y revoluciones que fraccionaron las monarquías, creando ajustes en los sistemas de gobierno.

El Tercer cambio comunicacional fueron los Mass Media (radio y televisión). La radio, caja mágica de la que inexplicablemente salían voces que te informaban de lo que sucedía casi al momento, creo nuevas formas en el quehacer individual y en el entramado social. Los divertimentos pasaron de la contemplación de la naturaleza a la escucha de noticias, música y radio novelas (nace la industria del entretenimiento). Tiempo después llego lo que se conoció como: la radio que se ve (televisión), que no solo informaba, sino que además mostraba el acontecer local y mundial. Generando nuevos ajustes en el entramado social, amén de crear múltiples y variadas formas de entretenimiento visual y auditivo (el ascenso de las Masas; sociedad de consumo).

Cada uno de estos cambios crearon ajustes en la dinámica individual, social política y económica. Los cambios que antaño necesitaban del tránsito de varias generaciones pasaron de centurias a décadas, años, meses, semanas, días y momentos. La velocidad del cambio se volvió la norma no solo en los sistemas comunicacionales, sino también en nuestra forma de vida (una vida lenta empezó a ser mal vista).

Tiempo después llego el internet, lo que no solo permitió la conexión global al instante, sino que acelero la dinámica de cambio al grado que en ese entonces se pensaba que el mundo cambiaba un cien por cien cada dos años, es decir, que tu saber y hacer de dos años atrás, perdía competitividad y vigencia el paso de dos años más. El internet genero nuevos ajustes, entre ellos el nacimiento de las redes sociales, lo que a su vez creo nuevas formas en la dinámica individual, tecnológica, social y empresarial, creando con ello un fenómeno que, si bien es cierto que se venía acentuando en cada proceso, se exacerbo con las redes sociales: el de la inmediatez y con este, el de la gratificación instantánea.

La gratificación instantánea es un fenómeno que se ve en todos los segmentos etarios y entre más joven sea la persona, más notorio es. Es algo que se está extendiendo a todos los ámbitos de la vida, lo que ha hecho que se demerite todo acto, relación, trabajo o negocio que demore la satisfacción en el momento. 

Con las redes sociales se aceleró de tal forma nuestra forma de vida, que perdimos la capacidad de disfrutar un amanecer, un atardecer, el canto de un pájaro o el llanto de un niño. Hoy todo es y debe ser inmediato. Si el otro o lo otro no posee la capacidad de producir una expedita satisfacción, desaparece de nuestra esfera de atención. Todo es y debe ser al instante. Tan es así que ahora, en el amor, se empieza por el postre… Y si este satisface lo que solo existe en el imaginario de esos dos que se ven, pero que no se conocen, se pasa al plato principal: la relación. Que es lo que nutre y da sentido al amor. Lo mismo acaece en los demás ámbitos de la vida.

Este afán por la inmediatez está generando un sentimiento de vacuidad y de soledad que ha ayudado a fortalecer la economía de muchos gurús, amén de que ha incidido en un acusado aumento en el consumo de grasas, azucares, alcohol y enervantes en un desmedido afán de obtener, a través de agentes externos de rápida absorción y de corta duración, la satisfacción que intrínsecamente no se posee.

El problema, no obstante, está en el enfoque. Ya que, en estricto sentido, todas las cosas que valen la pena y que generan una satisfacción intrínseca de larga data, son aquellas que se hacen lenta y pausadamente (
festina lente = apresúrate lentamente).

Hacer el amor con la persona que uno ama; degustar un buen plato, una buena charla y una excelente compañía, son cosas que demandan delicadeza y tiempo. Son situaciones en donde lo que más se desea es que el reloj demore su andar para disfrutar lo más que se pueda eso que tanto gusta, nutre y satisface.

 Los objetos como los sujetos tienen su tiempo y su momento.
En la vida puedes tener casi todo lo que tú quieres, pero no todo al mismo tiempo. Para lograr lo que quieres es menester dejar el carro, salir a caminar, leer un libro, llevar un diario en donde podamos plasmar tropiezos, buena venturas, reflexiones y aprendizajes. Amén de rodearnos de personas inteligentes con la que podamos establecer un intercambio dialógico que nos permita nutrirnos de su ser y saber, pero esto no solo requiere tiempo y reiteración, demanda también del espacio necesario para procesar, digerir y hacer propio lo aprendido, que es con lo que vamos a logar eso que buscamos.  

Nada de esto se hace de prisa. Se necesita voluntad, pero, sobre todo, disciplina y decisión para alejarse de la inmediatez y sembrar la semilla del tiempo que nos permitirá cosechar logros trascendentales para nuestro yo interior, que son los únicos que, en el archivo de la memoria, recordaremos con agrado.

Nos leemos en el siguiente artículo.

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