martes, 11 de febrero de 2025

El héroe vencedor y la trascendencia.

El modelo del héroe vencedor habla de cómo los seres humanos nos enfocamos tanto en nuestros objetivos, que no nos damos cuenta de esas personas que nos han escogido como modelo a seguir en una o varias esferas de su vida. Este no ver a esas personas que están a la vera de nuestro andar, es lo que nos impele a gastar energía y tiempo en la construcción de alianzas con personas que no nos hacen en el mapa o que nos ven como adversarios o competidores, cuando las alianzas más fructíferas que podemos hacer son con esos otros que nos han escogido como marco de referencia para su hacer biográfico y que de alguna manera u otra nos lo han dejado ver.  

Poblar la mente.
Las razones por las cuales nos toman o tomamos como modelo a determinadas personas, pueden ser múltiples y variadas, no obstante, la más relevante es por la capacidad que tengamos de poblar la mente del otro o por la capacidad que este tenga de poblar la nuestra.

Lo más sorprendente del modelo es que nuestra natura, consciente de su finitud, nos impele a buscar la o las formas que nos permitan trascender más allá de nuestro espacio tiempo. Lo irónico de esta humana necesidad, es que más allá del romántico sentido y vestido con el que hemos adornado la falacia de la “trascendencia” y de los mil y un haceres que desarrollemos o ejerzamos para alcanzar su siempre efímera realización…, esta solo se consigue cuando logras ocupar un espacio en la mente de los demás. Y es algo a lo que poca o nula atención le ponemos.

Algunos buscamos trascender a través de un emprendimiento que hable de nosotros, otros por medio de un desempeño extraordinario de nuestro hacer profesional. Otros por medio de la filantropía, de la catedra o de la socialización (cosa que hacemos para no morir), no obstante, y sin ánimo de ser reiterativos, trascendemos solo cuando logramos poblar la mente del otro. Ya sea de por vida, por la constante y reiterada relación, o de manera intermitente y anecdótica por lo infrecuente de esta.

Es menester anotar que, si bien es cierto que no hay nada más difícil que poblar la mente del otro, también lo es el que ese otro puebla su mente de la misma forma que nosotros: con muy pocas cosas útiles y muchas inútiles.

Revise, por dar un ejemplo, su agenda de contactos. Cuántas de esas personas han dejado en usted una impronta que le permita visualizar su rostro, recordar su voz, su forma, olor o movimiento. Cuantos por la forma en que le trataron o por algo que le dijeron, ya sea que ese algo fue lo que usted necesitaba escuchar en ese momento o por que le revelo eso que no había visto o reflexionado.

De la misma manera encontrara que hay muchos nombres que no le dicen nada. Son personas con las que sostuvo un encuentro mercantil, laboral o social que no dejo huella ni recuerdo, es decir, son nombres que, si no están, no pasa nada. Lo mismo acaece en todos los ámbitos de la vida. Usted interactúa en un año con muchas más personas que las que sus abuelos conocieron en vida. Pero cuantas de esas han logrado ocupar un espacio permanente o intermitente en su mente. Esas son las que estarán mañana en el archivo de su memoria.

Otra de las grandes paradojas del modelo del héroe vencedor es el innegable hecho de que hay personas que están en su mente, aun cuando ellas no estén conscientes de ese privilegio, ya que ese espacio de mente que ocupan en usted equivale a acariciar por un breve espacio de tiempo la tan ansiada inmortalidad.

Tome en cuenta que el hombre no tiene miedo a morir. Tiene miedo a desaparecer…, y desaparecemos cuando dejamos de estar en la mente de los demás.  

De la misma forma le sucede a usted. Habita un espacio en la mente de personas en las que dejo una huella permanente o anecdótica, de la que muy probablemente no este consciente debido precisamente a que su energía, mente y mirada está dirigida ese objetivo o proyecto que desea coronar. El cual le sería más fácil de lograr si se rodea de aquellos que desean sumar fuerzas y talentos con usted.
 

Es la mente y no la obra lo que le hará trascender.
Esto, aunque le parezca un sin sentido, es la única forma en que logramos trascender. Cierto que la obra habla por nosotros, pero lo hace por muy poco tiempo. Cuando la obra pasa a ser del dominio público, es, lo que esta ofrece, lo que perdura en el tiempo. Su nombre como creador será un dato anecdótico. Lo importante para los usuarios no será usted, sino la forma en que evoluciona el producto o servicio. Esto aplica incluso aquellos que han trascendido hacia el mal. La posteridad habla más del sistema o exterminio que causaron que de ellos.

Por el contrario, cuando logra sembrar una frase, aforismo o anécdota que ilustre al otro la importancia de una situación o de una reflexión, es altamente probable que sus palabras se repitan una y otra vez al paso de las generaciones. Algunas veces desde el anonimato y otras desde su antónimo. Y será justo en ese momento en el que acceda a ese breve espacio de inmortalidad…

No sé cuál sea su objetivo o proyecto, pero sí sé que intrínsecamente desea que este lo trascienda. Y seguramente lo va a lograr, pero le va a hacer más fácil si puebla la mente y hace sinergia con esos que le han escogido como marco de referencia de su quehacer biográfico.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

 

 

1 comentario:

  1. Creo que queda intrínseco que sí trasciende es que fue relevante. Pienso que va primero hacerlo relevante y por ende trascender.

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