sábado, 24 de junio de 2023

Hijos de su tiempo.

Todos somos hijos de nuestro tiempo. La economía, los fenómenos sociales y el avance de la tecnología inciden en nuestra visión, comprensión y operación del mundo. Al cambiar la economía (los negocios y la forma de hacer negocios) cambia la idea del trabajo y de la forma en que este se debe llevar a cabo.

Los fenómenos sociales (guerras, crímenes, revoluciones y demás etcéteras), determinan la forma de relacionarnos e interactuar con los demás. Los avances tecnológicos cambian nuestros gustos, divertimentos y formas de vida. Uno seria nuestro hacer y vivir sin computadoras, teléfonos móviles e inteligencia artificial y otro el que tenemos hoy.

Conscientes o no de ello, el entorno económico, social y tecnológico inciden en nosotros más allá de lo que pensamos, al grado que poco o nada nos detenemos a evaluar que del entorno es lo que debo hacer propio y hasta donde.  

Sirva esta divagación para explicar lo siguiente. Tuve la oportunidad de reunirme con jóvenes recién egresados de las universidades privadas más caras del país. Una parte de ellos le da más valor al tiempo para sí mismo que al dinero que puedan ganar, mientras que los otros le dan más valor al dinero que puedan ganar que al tiempo libre que tengan para sí.

Podríamos erróneamente concluir que los primeros se inclinan a cosechar primero sin saber lo que tendrán que pagar después, mientras que los otros prefieren pagar el precio del tener para vivir mejor en la vejez. La lógica de la vida es la que nos hace concluir lo ya expresado, aunque lo justo es reconocer que no es más que la impresión del momento, ya que el devenir de estos recién empieza.   

Otro punto para considerar es el hecho de que las respuestas obtenidas están subordinadas a la cuna, ya que estos jóvenes cuentan con un respaldo familiar y económico que poca gente puede tener (no más del 2% de la población).

Extendí mi investigación con otros egresados de las mismas universidades, encontrando que los que venían de la clase media o media alta, son los que más valor le daban al tiempo para sí mismos, mientras que los que venían de la clase alta, son los que más valor le daban al dinero. Visión y valoración que, sin lugar a duda, responde a su entorno.

Otro tema que llamo mi atención es el hecho de que menos del 40% de ellos pensaban vivir en México. Los que se inclinan por México son los jóvenes de la clase alta, ya que aquí es donde están las empresas de la familia, aunque una buena parte de ellos piensa extender el negocio a otras latitudes del mundo, por lo que lo normal para ellos sería vivir en esos países.

Los de la clase media o media alta tienen su mira en otros países. Lo cual se entiende, ya que ellos crecieron con la globalización a su máxima expresión, haciendo que vieran el mundo como su casa. Lo más importante de este fenómeno es el hecho de que muy pocos de ellos tienen una genuina preocupación por lo que pasa en México. No por apatía e indiferencia, sino porque ya dejo de ser su país. Es el país de sus padres, pero no el de ellos.

Esto, sin duda alguna, se va a ver reflejado en la elección presidencial. Los partidos deberán hacer un esfuerzo creativo e inteligente para lograr que los jóvenes de la clase media salgan a votar. Para ellos, lo que pasa aquí, es visto como algo ajeno, distante. Como un problema, pero no de ellos.

Es muy posible que varios de ellos logren con becas y/o con el apoyo de sus familias, hacer una especialización en aquellos países en los que desean hacer una carrera profesional, pero también es cierto que las posibilidades de desarrollo profesional que presente el fenómeno del nearshoring, cambie en mediano plazo la óptica de algunos de estos, logrando con ello una mayor involucración en los problemas de su pais.

La dinámica socio cultural de las nuevas generaciones representa un retro mayúsculo para la sociedad en si y para los partidos políticos de todo el mundo.

Si los partidos políticos no encuentran la forma de llevar su mensaje a las nuevas generaciones, el mundo va a enfrentar una serie de retrocesos, debido a que los populistas de izquierda y de derecha encuentran respaldo en una generación que ya no trabaja y que vota por ellos en aras de obtener beneficios que ya no pueden lograr por cuenta propia y que estos lideres prometen.

Nos corresponde a nosotros en particular y a los partidos en general, lograr que los jóvenes, hijos de su tiempo, salgan a hacer algo que no está en ellos: votar…

En otras palabras, lo que sigue para el mundo queda más en nosotros que en ellos.

Nos leemos en el siguiente artículo.  

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