lunes, 29 de mayo de 2023

Perfiles Antropológicos: Una aproximación II

En el artículo anterior decíamos que la esencia no cambia, lo que cambia es su manifestación, por lo que es normal encontrar mutaciones nimias o trascendentales en función de las circunstancias y retos que la persona enfrenta en el momento en que se elabora o reelabora el perfil.

Una persona que se ha mantenido en el mismo puesto de tres a más años mostrara cambios mínimos en su perfil, salvo que esta se haya fijado retos intelectuales, patrimoniales o personales que demanden de él una actividad mental más allá de la cotidianidad laboral. En ese caso mostrara cambios en función de los retos. Por ejemplo, si el reto es patrimonial o de emprendimiento, mostrara cambios en su capacidad de riesgo, así como en sus resortes y motores. Si por el contrario su meta es consolidar y administrar lo ya lo logrado, mostrara una mayor inclinación a la estabilidad que al riesgo y una mutación en sus resortes y motores.     

Sirva de ejemplo el siguiente marco de referencia. Las personas que tienen una alta adicción a las redes sociales y en especial a los videos cortos, muestran una muy baja capacidad de atención, concentración y abstracción. Se les dificulta tanto la comprensión de lo que leen o escuchan, que su capacidad para razonar, argumentar o contra argumentar se ve sensiblemente disminuida.

Lo mismo acaece con los jubilados o retirados que no se han fijado ningún tipo de meta intelectual, cultural, económica o física. El tiempo pasivo que le dedican a los videos cortos y a las redes es tal, que cuando te sientas con ellos a discutir un tema de negocios, de economía o de entorno político, social o cultural, de inmediato te das cuenta de que su otrora capacidad para analizar, argumentar y contra argumentar está adormecida. Con los jóvenes pasa algo similar, salvo que a estos les afecta en más estadios de la vida, ya que se les dificulta todo lo que no sea visual y corto. La esencia ahí está, pero adormecida y, en algunos casos, perdida.  

La esencia, amén de lo ya expuesto, se manifestará en más o menos en función de lo poco o mucho que el individuo la trabaje. Esta se puede manifestar de una manera creativa (visionario, innovador, revolucionario) u operativa (continuidad, estabilidad, seguimiento y apego a normas). Aunado a esto hay que considerar el núcleo de su esencia, ya que una será la manifestación del Contemplativo, otra la del Transformador y otra más la del Especulador.

Contemplativo (apartarse es preferirse).
El Contemplativo creativo es el epítome de la soledad. La frase que mejor lo distingue es: uno es suficiente; dos, bastante; tres, multitud.

El Contemplativo se abstrae de todo y de todos. Muestra un perfil retraído, con exigua o nula interacción social. Su círculo social, cuando lo llega a tener, es extremadamente reducido. Estos se sienten y se desenvuelven mejor solos que en grupo. El silencio y la soledad son la materia prima de su creación. Cuando llega a interactuar con un grupo, lo hace con poca o nula sutileza e inteligencia social. Esto debido a que para él los otros son materia de estudio, no de interacción. No obstante, interactúa muy bien en los grupos donde el intercambio dialógico tiene que ver con el conocimiento, análisis y comprensión de las cosas, pero nula en aquellos donde la interacción es meramente social. Dentro de los Contemplativos podemos encontrar a los creadores de arte, ciencia, filosofía, sociología, pensamiento, literatura y demás oficios de la mente. Es importante anotar que más allá de lo que estudian, lo que les distingue es lo que crean.   

La contraparte de este es el Contemplativo operativo. Este es un reformador. Analiza y desmenuza hasta sus últimas partes lo estudiado para rediseñar mejores formas de acción. Posee un mayor nivel de interacción social que el creativo, amén de una sutileza que no posee el otro. No se distingue por su diplomacia, pero es menos burdo e imprudente que el creativo. Los grupos de estos son ligeramente más amplios que los del creativo, pero, aun así, reducidos. A estos se les encuentra en áreas como auditoria, control de calidad, ingeniería de procesos, diseño, catedra universitaria, revisión de textos y demás áreas donde lo importante no es crear ni revolucionar nada, sino mejorar lo ya hecho. Son personas de ritmo lento, con baja capacidad de respuesta y con poca o nula tolerancia a los cambios, urgencias o imprevistos. Son rencorosos pasivos. No olvidan las ofensas de las que fueron sujetos, pero no actúan en contra de ellas. Lo que piensan y sienten de la persona que los ofendió es personal y rara vez lo extienden más allá de sí mismos.  

Transformador (revolución, revolución, revolución).
Lo que distingue al Transformador creativo es su poca o nula capacidad para subordinarse a persona alguna, ya sea padres, pareja o superior inmediato. Acatan lo que se les ordena, pero siempre pensando en cómo demostrar que, lo que ellos piensan o pueden hacer supera en mucho lo que se les comando. 

Son rebeldes de oficio, lo que les impele a cuestionar todo lo que se les dice, ven u oyen. Les agrede aceptar y hacer las cosas como se las comandan o como están establecidas. Lo peor que le puedes decir a un Transformador creativo es que las cosas así se han hecho siempre y que así es como se deben hacer. Basta que se le diga eso o que se le diga que lo que quiere y propone no se puede hacer, para que su mente lógico procesal busque nuevas y mejores formas de hacer lo que todos creen que no se puede hacer. No obstante, es menester anotar que su rebeldía es inteligente, lo que lo lleva a escoger sus batallas y pelear única y exclusivamente aquellas que estén íntimamente ligadas a sus objetivos. Las insustanciales, las deja pasar.   

El transformador creativo es tan soberbio como el Especulador creativo, salvo que manifiesta su soberbia de diferente forma. Este no necesita que su ser y hacer este a la vista de todos, pero si a la vista de aquellos con los que compite e interactúa. Piensa que, si dios lo hubiese invitado a la creación, hubiese hecho valiosas aportaciones. Tiene una idea muy alta de sí mismo y vive conforme a ella. A estos se les encuentra al frente de sus negocios o en las direcciones generales de las empresas. Su mente lógico procesal los hace excelente en el análisis de problemas y toma de decisiones. Cuando estos están en direcciones o gerencias de área, extienden su ámbito de influencia a áreas ajenas a las suyas con el fin de garantizar que el trabajo de estas no ralentice u obstaculice el propio. Lo suyo no son las relaciones sociales, no obstante, posee una inteligencia social que le permite convivir racional y selectivamente con los demás. Su área gris o talón de Aquiles es su muy baja capacidad para lidiar con emociones y chantajes, llevando de inmediato la interacción al análisis de los hechos, la lógica y la solución de los problemas, lo que hace que algunos lo perciban como una persona fría y presuntuosa, cuando en la realidad lo que impera en ellos son la lógica y los hechos.   

El transformador operativo es garantía de continuidad. Su mente lógico, procesal operativa los lleva a buscar la eficiencia y eficacia en todo lo que hacen. Son excelentes sistematizadores con una habilidad extraordinaria para institucionalizar procesos, métodos y formas dentro de la empresa. No se distinguen por su rebeldía, pero si por su ingente necesidad de asegurarse de que las cosas tengan orden, método y utilidad. Se les encuentra en áreas como ingeniería de procesos, contabilidad, sistemas y operación en general. Son francos al hablar y en ocasiones algo burdos, pero no hay en ellos la intención de ofender, sino de enunciar la realidad tal como la ven.

El Especulador creativo (oportunidad, oportunidad, oportunidad). 
El especulador creativo crea negocio donde nadie había visto oportunidad de negocio. Posee un alto sentido de oportunidad que lo materializa creando negocios de larga data. Es un seductor al que le interesa más la seducción comercial y empresarial que la humana. No le preocupa la conquista del otro, lo que le preocupa y ocupa es que su creación conquiste al otro. Poseen una irreverencia cordial que les permite romper paradigmas sin violentar a la sociedad, no obstante, su objetivo prioritario es el mercado, por lo que trabajara intensa y arduamente en crear distingos que nadie más pueda igualar. Constantemente está buscando nuevas y mejores oportunidades comerciales y empresariales. Nada les mueve más que el lograr que sus creaciones comerciales y de negocio trasciendan más allá de su propio espacio tiempo de vida. Buscan que sus productos e innovaciones comerciales sean las que les den la popularidad e inmortalidad que desean. Sin embargo, en el combés de lo personal, pueden mostrarse ajenos y distantes al otro. En otras palabras, no les interesa la seducción personal, lo que les interesa es la trascendencia comercial y empresarial de sus creaciones y emprendimientos.  

El especulador operativo es el epítome de la seducción.
Posee un alto sentido de oportunidad, sin embargo, este lo que busca son negocios de ocasión, no de permanencia. Para este es más importante la conquista del otro que trascender creando negocios que excedan su espacio tiempo.

Estos son seductores natos, infieles, conquistadores, simpáticos y dicharacheros. Para ellos es de suma importancia la opinión que los demás tienen de ellos. Son los que más se mueven en una falsa moral y los que más importancia le dan a que los demás crean que ellos son excelentes personas. Poseen una habilidad innata para las relaciones humanas y una capacidad extraordinaria para detectar las necesidades del otro, lo que los hace excelentes en ventas, relaciones públicas, gubernamentales o de negocio.
  

Es importante anotar que no existe el perfil puro. Hay un perfil dominante y uno secundario. El Perfil Antropológico busca identificar cual o cuales de las tres manifestaciones del ser son las que predominan en la persona, así como la forma en que este se combina con la manifestación secundaria.

Otro dato de suma importancia es definir si la manifestación es propia de un estadio creativo u operativo, así como identificar si la persona con la que usted habla es creativa u operativa.

Los operativos, en cualesquiera de las tres manifestaciones, hablan mucho de sí mismos, de lo que hacen y de cómo casi todo depende de ellos, amén de que son los que más instalados están en las creencias extrínsecas, es decir, en todas esas cosas que creen que creen, pero que no se encuentran en sus actos. 

Los creativos, por el contrario, poco o nada hablan de sí mismos y de lo que hacen. Dejan que su actos sean los que hablan por ellos, amén de que poco les ocupa el decir de los demás.  

Continuamos en el siguiente artículo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios y sugerencias