lunes, 19 de febrero de 2018

La persona y el personaje.


Una es la persona y otra el personaje que esta ha creado para sí misma y para los demás. Esto, que primera instancia pareciera aberrante, es lo más común del mundo., Usted nunca se muestra tal como es, salvo contadas ocasiones y cuando lo hace lo hace sin darse cuenta, por lo menos no hasta que se lo hacen evidente. Por lo general muestra una faceta de su personaje, tanto con la pareja, como con los hijos, amigos socios y colaboradores.

Por supuesto que el personaje lo usamos tanto en lo público como lo privado, no obstante el privado va perdiendo vigencia con el tiempo, ya que la familiaridad sorprende o reafirma, pero desmitifica. Los suyos (pareja e hijos) poco a poco van ignorando al personaje para centrarse en la persona. Esa persona que tal vez usted ya olvido y que ha sido el principal obstáculo de su desarrollo.

Me obligo a trabajar para parecerme a lo que de mí dijeron.
Imagine por un momento que su cabeza es un triángulo perfecto, con sus tres caras visibles y mutables en función de las circunstancias y de sus necesidades. Usted, consciente o no de ello, usa cada una de esas caras en función de la circunstancia, ya sea para el diario vivir, para le venta de usted mismo o para ocultar lo que es.

La Máscara Diaria.
Una cara del triángulo corresponde a su máscara diaria.
Esta está conformada por todas aquellas cosas de su personalidad que usted ha aprendido al paso del tiempo, que si sale a la calle con ellas no pasa nada, ya que son conductas socialmente aceptadas.

Esta mascara la usa desde que abre los ojos hasta que los cierra y la dosifica en función de las circunstancias y del entorno. La Máscara diaria no solo es la que más usa, sino que es la única que le enseñaron a usar. Esta mascara contiene algunos aspectos de su personalidad, específicamente los que tienen que ver con la interacción social. No obstante usted no es su máscara social, esta solo representa una pequeña parte de usted.

Cierto es que al paso del tiempo usted puede creer que es lo que la máscara representa, sin embargo no es así. Esta máscara se va construyendo poco a poco y si bien es cierto que conserva en esencia mucho de lo que le enseñaron en casa, también lo es que esta se va formando conforme usted avanza en edad y en exposición social.

Por supuesto que los demás se formaran una idea de usted en función de su máscara social, sin embargo usted no es ese que los demás ven, es tan solo una parte de lo que ven. Lo mismo pasa con usted. Cuando usted juzga se norma una opinión de otra persona, lo hace desde sus prejuicios y desde lo que ve en él, sin embargo es persona es más de que usted ve.

Dios no juega a los dados, pero la imagen que las personas tienen de sí mismas, si lo que hacen.
La segunda cara del triángulo es la máscara motivacional. La más peligrosa e irreal de todas, pero las más divertida y compleja.

La Máscara Motivacional.
Esta está conformada por todas aquellas cosas que al paso del tiempo ha aprendido que los demás compran de usted. Ya sea sus atributos, su sonrisa, ocurrencias, genialidad, arrojo, templanza, paciencia y cuantos etcéteras se le ocurran. Hay tantos atributos como personas hay.

Ya sea que usted aprendió que lo que más valoraban de usted era su destreza y capacidad física, lo que, sin estar consciente del todo, le llevará a hacer todo lo posible por destacar en todas aquellas actividades que demandan del correcto uso del cuerpo.

Puede ser que los demás valoraban en mucho su atención y cortesía, lo que ineluctablemente hará de usted una persona educada y siempre cortes y atenta a los demás.

Aquel que fue valorado por su arrojo, terminara siendo más osado que audaz. El que fue valorado por ser un niño quieto y bien portado, terminara mostrándose como una persona sedentaria, tranquila y predecible. Aquel que fue valorado por su ingenio, nunca dejará de sorprendernos con sus ocurrencias. El que fue valorado por su capacidad para hacernos reír, siempre tendrá algo jocoso que decir, pero en todos los casos, la persona no es lo que muestra, por lo menos no al grado en que lo muestra, ya que la Máscara Motivacional lo que hace es sobre enfatizar aquello que los demás compran.

La Máscara Motivacional es, por decirlo de alguna manera, la parte comercial de nuestra personalidad. Es la que usamos cuando nos estamos vendiendo, ya sea social, laboral o sentimentalmente (por eso digo que el matrimonio debiera empezar por el divorcio, ya que ahí se muestra la persona tal como es).

La Máscara Motivacional muestra lo que consideramos es la mejor parte de nosotros, o por lo menos lo que los demás nos han demostrado que valoran como nuestra mejor parte.

Esta máscara es que la usamos para crear el personaje de nosotros mismos. Es nuestra parte mítica, lo cual no está mal, lo que está mal es que se nos olvide que no somos ese que nos hemos inventado para vendernos en la sociedad. Olvidar esto nos va a llevar a desarrollar una personalidad esquizoide (des-asociación de la realidad), lo que nos impedirá potencializar al máximo nuestras posibilidades, en aras de potencializar las del personaje, aun cuando este no tenga un sustrato real.

A mi edad, con doce lustros encima, he visto a un sinfín de personajes que olvidaron lo que son como personas, y que sin poder lograr lo que el personaje pretende, se quedaron sin lograr lo que la persona es.

En alguna ocasión le comentaba a un grupo de inversionistas noveles que si no podían logran lo que querían, tenían que aprender a querer lo que lograban, ya que la dicotomía entre lo que quiero y puedo, es el principal causante de la irrealización personal.

Entre más grande sea la brecha entre la persona y el personaje, más difícil será la realización personal. Las fronteras, lo sabemos bien, son psicológicas no físicas. Por lo que una y otra se alejan generando un desarraigo en la persona y un arraigo en el personaje. El problema es que el personaje no es la persona, o por lo menos no si esta ha construido un personaje que no obedece a su realidad.

El pasado es otro país. Ahí todo se hace de modo distinto.
Un conocido que en este momento está en sus últimos sesentas, ocupó en el pasado diversos puestos de principal relevancia. Todos en el área de finanzas, tanto en la parte pública como en la privada. Me consta que le toco desempeñar puestos críticos en el ejercicio de gobierno, en donde su sapiencia fue clave para poder resolver asuntos de trascendencia nacional.

No obstante de ese momento a la fecha han pasado muchos lustros y las cosas han cambiado. Llegaron a la palestra nuevas personas, nuevas corrientes y nuevas circunstancias, en las cuales sus haberes instrumentales ya no eran requeridos. Él, no obstante, se quedó en el personaje. En ese que fue y que ya no es. No porque no tenga los haberes, los tiene y muy fundamentados, sino porque sus haberes ya no aplican el mundo de hoy.

Cambio el mundo y con él la forma de hacer negocios en el mundo. Hoy la dinámica financiera del mundo es tal, que lo vigente de ayer no es necesariamente lo que aplica hoy.

La persona en cuestión es, no obstante, una enciclopedia ambulante en muchos temas de orden económico, bancario, fiscal y aduanal. Es una persona de referencia obligada, sobre todo en aquellos negocios en los que uno no posee los saberes instrumentales de este señor. Sin embargo, aun cuando es una autoridad en finanzas, no ha podido concretar los negocios que lleva en curso. Pasan los meses, los años y sigue con la esperanza de concretar el negocio de la vida. Ese negocio que lo va a volver a posicionar en los niveles que tenía antaño.

¿Por qué un hombre con esa capacidad no puede lograr sus objetivos? La razón por la cual no los logra, por lo menos no hasta el cierre de este artículo, es porque los objetivos obedecen al personaje y no a la persona.

La autocrítica está muy bien, mientras no tenga que ver con uno mismo.
Si mi critican soy sordo, me decía la persona arriba mencionada. Esto lo decía cuando sus socios, amigos y familiares le recriminaban su dispersión y fantasía. Debo reconocer, no obstante, que los negocios que traen entre manos son reales y con alta probabilidad de lograrse, sin embargo son negocios tan complejos que estos se pueden tomar años en cerrar. Y la razón por la cual no toma otros de menor relevancia, es porque estos otros no obedecen a la idea que él tiene de sí mismo.

¿Es ilógico? Sí. Lo es, pero sucede más de lo que usted cree.

Tengo otro caso muy cercano a mí. Un amigo con el que me une una relación afectiva, más no necesariamente estrecha. Este amigo ocupo puestos de primer nivel en el sector privado, tanto en México como en Estados Unidos. Y en todos hizo muy buen papel. No obstante, como en todo, llegaron los nuevos tiempos y con ellos las nuevas formas de hacer negocios. Formas que no necesariamente encajaban con él, ya que en el pasado, lugar donde todo se hacía de forma distinta, era el hombre vértice que entendía mejor que nadie la dinámica del ayer, más no necesariamente la de hoy.

Hoy las cosas han cambiado. Las personas con las que se asocia en los distintos proyectos que trae, son personas a las que jamás hubiese considerado en el pasado, ya sea por su edad, por su falta de abolengo o por su visión de las cosas… Sin embargo, la necesidad crea el culto y hoy cultiva otras cosas.

Él, no obstante, lleva varios años sin poder coronar ninguno de sus objetivos. Ha logrado, es cierto, cerrar algunas operaciones que le han ayudado en lo cotidiano, pero son operaciones que toma por necesidad y no por gusto, ya que las operaciones que él desea cerrar son las que obedecen a la idea que tiene de sí mismos más no lo que él es como persona.

He sido testigo fiel de operaciones muy importantes que se le han ido de las manos porque estas no obedecían a los términos de cierre que él deseaba, aun cuando estas hubiesen sido la punta de lanza lo que lo hubiese catapultado a las esferas que desea. La razón por las cuales no las tomo, es porque estas no cumplían las necesidades del personaje.

Entre más grande es el abismo entre la persona y el personaje, más difícil es la realización de ambos.

Me toco conocer, en los casos arriba mencionados, a algunos de sus asociados o socios de negocios. Todos, curiosamente, con el mismo patrón.

Los socios eran personas que estaban viviendo la vida de su personaje y no la de su persona. Lo que ineluctablemente hacia que la fantasía de uno sirviera de base de cultivo para alimentar y potencializar la fantasía del otro, y así subsecuentemente hasta que todos los involucrados flotaban en una nube que no tenía un ápice de probabilidad, no porque la idea fuera mala, sino porque ninguno de ellos mantenía contacto estrecho con la persona que moraba dentro de ellos, todos eran el personaje pero no la persona.

Sonados son los casos en los que el personaje ha tomado tal posesión de la persona, que esta no puede hacer lo que debe, porque hacer eso iría contra el personaje. En estos casos el qué dirán pesa más que el qué comerán.

Más abundan los que me cuentan sus penas que los que quieren oír las mías.
La otra cara del triángulo es la de la Máscara Oculta. Esa que no solo no queremos reconocer sino que muchas veces cuando la vemos ante el espejo, nos asusta y disgusta.

La Máscara Real u Oculta.
Esta se conforma por una parte de la máscara diaria, otra parte de la motivacional y muy particularmente por una gran parte de la real. Esta máscara es habitada principalmente por ese monstruo que mora en nuestro interior y que pocas veces dejamos salir.

La Máscara real u Oculta son todas aquellas cosas de nuestra personalidad que hemos aprendido a ocultar, ya que si los demás las ven nos generan problemas con ellos y con nosotros mismos. Este no querer tener problemas con los demás nos lleva a atemperar todas esas cosas que sabemos que no son socialmente aceptadas y que el entorno castiga y aísla.

En esta mascara hacemos de la falta de autoestima la medición agresiva de los demás. No obstante es en esta máscara donde está el aprovechamiento crítico de lo que no queremos advertir de nosotros mismos pero que si aprendemos s identificar, aceptar y dirigir, nos puede abrir muchos horizontes hasta ahora poco o nada explorados.

La sobrevivencia mide la realidad cada veinticuatro horas.
Siempre será preferible ser lo que sé es que instalarnos en aquello que quisiéramos ser. Cierto es que todos construimos un personaje, de lo contrario nos sería muy difícil la interacción con los demás, no obstante el problema en si no es el personaje, sino la distancia que este tiene con la persona.  

Recuerdo esa anécdota de un gobernador panista que a ojos de todo el mundo se presentaba como un político culto (lo que de suyo es una contradicción) y ávido lector, sin embargo el personaje no obedecía a la persona, de tal suerte que cuando un reportero le pregunta que qué libro era el que estaba leyendo en ese momento, respondió que no estaba leyendo debido a que se había cambiado de casa y que esto le había hecho guardar todos sus libros en cajas. Al preguntarle el reportero que cuando se había cambiado de casa, contesto de inmediato: hace ocho años.

Si la sobrevivencia de esa persona dependiera del número de libros que lee, está por demás confirmar que esta sería endeble. El personaje en cuestión tiene en su haber un grupo de académicos que lo apoyan y soportan en campaña. Terminada esta, regresa a la persona para transar y gobernar. Ya que esta cierto de que su sobrevivencia no depende del personaje, sino de la persona. El personaje es un artículo de venta, no una instalación perenne.

Siempre están los convencidos de que la realidad más real es la suya.
El problema de instalarse permanentemente en el personaje es que se puede perder contacto con la realidad, aun cuando usted este convencido de que la realidad más real es la suya. Esto le llevará de descalabro en descalabro, perdiendo gradual pero lentamente la fe en sus capacidades, olvidando que esas capacidades no son del todo reales.

No es mi oficio inaugurar continentes de explicación antropológica; lo mío es mucho más modesto. Me limito a señalar un fragmento del ser que por obvio pasamos por alto. No obstante esto que a primera vista se antoja difícil de creer es más común de lo que uno piensa. Recuerdo a ese señor de avanzada edad (en sus primeros ochentas) que cuando iba por él para tomar un café y sacarlo de su aislacionismo, salía de casa, se paraba en la acera, volteaba a ver a ambos lado de la calle y me preguntaba: ¿será que todas estas casas son mías?

La historia también está hecha de derrotas.
Conforme se avanza en la vida se aprende que la historia también está hecha de derrotas y que a fuerza de errar acotamos el acierto. No obstante para lograr esto no es menester hacer una seria autocritica que nos ayude a dejar al margen al personaje para regresar a la persona. En la persona están todas esas cosas que no nos gustan y que nos llevaron a construir una imagen de nosotros que no obedece a nuestra realidad.

Es por ello que con frecuencia nos topamos con personas que de lo único que nos hablan es de lo que fueron, no de lo que son. Estas personas, no obstante, tienen futuro, y mucho, pero para construir ese futuro les va a ser menester renunciar al personaje para instalarse en la persona. Cierto estoy que va a ser una tarea asaz difícil, no obstante es una tarea que pueden hacer en silencio, sin decir nada y sin anunciarlo a los demás, ya bastante doloroso será el proceso como para tener que expiar públicamente el abandono de ese ser imaginario que les acompañó toda la vida.   

No se preocupe por los demás. Todos lo van aceptar de muy buen grado. Tal vez haya uno que otro imprudente que le haga ver lo positivo del cambio, pero los demás solo lo acatarán y le ayudarán en su proceso, ya que todos, al final del día, necesitan más de la realidad que de la fantasía para poder sobrevivir, pues como mencionamos líneas arriba, la sobrevivencia mide la realidad cada veinticuatro horas.
Nos leemos en el siguiente artículo.

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