La gran
mayoría de nosotros somos sabios de segunda mano. Casi todo lo que sabemos, lo
sabemos de oídas. Pocas cosas hemos presenciado, pocas testificado. No obstante
hablamos de las cosas con una autoridad moral que no poseemos, ya que nuestro
saber es aparente, pero no real. Carece de fundamento. Nuestras fuentes de
información son inocuas, estériles. Nos alimentamos de la opinión pública, de
los medios y del aparente saber de los expertos.
La
realidad es que somos repetidores de repetidores. Repetimos lo que nos dicen u
oímos de otros que a su vez están repitiendo lo que oyeron o les dijeron otros
que su vez les paso lo mismo y así sucesivamente. En ningún momento nos damos
el tiempo para analizar lo que nos dicen, su lógica, sustento, posibilidad y
probabilidad.
Casi nada
de lo que creemos saber es cierto. Lo que tenemos es la ilusión del saber.
Ilusión que extendemos a todos los ámbitos del hacer humano.
Radio,
Prensa y televisión.
Sirva
para ilustrar lo anterior el tema de los medios. Como bien sabemos la Prensa
explica, la televisión muestra y la Radio informa, no obstante la Prensa
explica lo que quiere explicar, la Televisión muestra lo que quiere mostrar y
la Radio informa lo que quiere informar.
Los
medios no ganan dinero por lo que explican muestran o informan. Ganan por lo
que no explican, lo que no muestran y lo que no informan. Esto quiere decir que
la libertad de los medios (Radio, Prensa y Televisión) es una ilusión. Las
empresas están subordinadas al mercado. Este es el que dicta lo que quiere y lo
que está dispuesto a pagar y los medios no son la excepción.
Una
empresa que no obedezca al mercado está condenada a perecer. Luego, como puede
la Masa llegar a creer que lo que lee, ve y escucha es cierto. Si todo lo que
ve, lee y escucha esta pagado por alguien.
Política
y el Poder.
Lo mismo
acontece en el combés de la política. Lo común es que la Masa opine con una
vehemencia que solo puede tener dos fuentes: la ignorancia o el conocimiento. Y
la realidad nos ha demostrado que el que realmente sabe, no opina. No opina
debido a que sabe que la verdad no es para todos. Lo es en cuanto a frase y
mito, pero no en la vida real. Por lo que podemos deducir que el que opina es
porque no sabe y si de algo no sabemos nada es de política.
Nos es menester entender que
la democracia es un sistema político, en donde el elector goza del sagrado
privilegio de votar por un candidato elegido por una minoría selecta, para que
gobierne con ellos en nombre de una mayoría anónima.
Así pues,
la democracia, como tal, es un mito. No importa quien llegue al poder. No
importa si es de centro, derechas o izquierdas. Lo que importa es que el que
llegue, para poder gobernar, se tendrá que sentar a negociar con los grupos de
poder para poder gobernar, de lo contrario su ejercicio de gobierno será una
ficción. Generará retroceso o en el en el mejor de los casos estancamiento,
pero no desarrollo y progreso, que al final es lo único que a la gente le
importa.
En el
poder queremos a alguien que nos haga prosperar. No importa si es pirata o
bandido, pero que nos haga prosperar. De nada nos sirve un santón, si este no
tiene la capacidad de llegar acuerdos con los grupos de poder.
Recién
participe en una serie de reuniones en las que se buscaba llegar a una toma de
acuerdos entre políticos y empresarios de diferentes países. El objetivo de las
reuniones era definir quién o quiénes serían los responsables de construir un
proyecto de gran envergadura en un determinado país.
El
desarrollo de las juntas fue de lo más interesante. Que si tal empresa lo
haría, pero solo si esta contaba con la venia del Presidente de tal país, el
que a su vez lo debería acordar con el Presidente de otro país, amén de tener
que llegar a un acuerdo con empresarios de ese país y de otros dos más que no
estaban citados pero que tenían interés en el proyecto, ya que estos podrían
representar un grupo de choque en sus diferentes países, causándoles fuertes
problemas de imagen a sus respectivos Presidentes, ya que varios de ellos eran
además dueños de diferentes medios de comunicación en diferentes países.
En el
devenir de la junta vi desfilar rostros que frecuentemente se ven en los medios
y otros que por su relevancia e importancia, se ven muy poco. Lo que escuche y
vi en esas juntas me hizo pensar en lo poco que sabemos del acontecer político
y empresarial, lo cual, estoy seguro, se extiende a muchos ámbitos del quehacer
social.
En esa
serie de reuniones me quedo claro que lo que la Masa cree saber del ejercicio
empresarial, de las finanzas, de la democracia, política, ética y demás
etcéteras, es un saber teorético que poco tiene que ver con la realidad. Lo
mismo aplica a lo que enseñan en las universidades. Estas instruyen y forman a
los ejecutivos y empleados de los actores políticos, financieros y
empresariales, pero no a sus actores.
Poco
mercado tendrían las Universidades si estas dejan de crearle a la Masa la
ilusión de obtener un título que les permita lograr una mejor colocación en las
instituciones públicas y privadas de su país, al tiempo que les hacen creer que
ellos con su trabajo, entrega, ética y dedicación, ayudan a construir una mejor
democracia, sociedad, empresa y país.
Por
supuesto que el trabajo de todos suma y aporta al quehacer biográfico, patrimonial
y social del individuo, no obstante el grado de aportación, aunque importante,
rara vez se extiende más allá de uno mismo. Tanto porque no tenemos acceso a la
realidad, como por el hecho de que muchos de nosotros no sabríamos que hacer
con ella.
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