sábado, 28 de noviembre de 2015

La ilusión del conocimiento.

La gran mayoría de nosotros somos sabios de segunda mano. Casi todo lo que sabemos, lo sabemos de oídas. Pocas cosas hemos presenciado, pocas testificado. No obstante hablamos de las cosas con una autoridad moral que no poseemos, ya que nuestro saber es aparente, pero no real. Carece de fundamento. Nuestras fuentes de información son inocuas, estériles. Nos alimentamos de la opinión pública, de los medios y del aparente saber de los expertos.

La realidad es que somos repetidores de repetidores. Repetimos lo que nos dicen u oímos de otros que a su vez están repitiendo lo que oyeron o les dijeron otros que su vez les paso lo mismo y así sucesivamente. En ningún momento nos damos el tiempo para analizar lo que nos dicen, su lógica, sustento, posibilidad y probabilidad.

Casi nada de lo que creemos saber es cierto. Lo que tenemos es la ilusión del saber. Ilusión que extendemos a todos los ámbitos del hacer humano.

Radio, Prensa y televisión.
Sirva para ilustrar lo anterior el tema de los medios. Como bien sabemos la Prensa explica, la televisión muestra y la Radio informa, no obstante la Prensa explica lo que quiere explicar, la Televisión muestra lo que quiere mostrar y la Radio informa lo que quiere informar.

Los medios no ganan dinero por lo que explican muestran o informan. Ganan por lo que no explican, lo que no muestran y lo que no informan. Esto quiere decir que la libertad de los medios (Radio, Prensa y Televisión) es una ilusión. Las empresas están subordinadas al mercado. Este es el que dicta lo que quiere y lo que está dispuesto a pagar y los medios no son la excepción.

Una empresa que no obedezca al mercado está condenada a perecer. Luego, como puede la Masa llegar a creer que lo que lee, ve y escucha es cierto. Si todo lo que ve, lee y escucha esta pagado por alguien.

Política y el Poder.
Lo mismo acontece en el combés de la política. Lo común es que la Masa opine con una vehemencia que solo puede tener dos fuentes: la ignorancia o el conocimiento. Y la realidad nos ha demostrado que el que realmente sabe, no opina. No opina debido a que sabe que la verdad no es para todos. Lo es en cuanto a frase y mito, pero no en la vida real. Por lo que podemos deducir que el que opina es porque no sabe y si de algo no sabemos nada es de política.

Nos es menester entender que la democracia es un sistema político, en donde el elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato elegido por una minoría selecta, para que gobierne con ellos en nombre de una mayoría anónima.

Así pues, la democracia, como tal, es un mito. No importa quien llegue al poder. No importa si es de centro, derechas o izquierdas. Lo que importa es que el que llegue, para poder gobernar, se tendrá que sentar a negociar con los grupos de poder para poder gobernar, de lo contrario su ejercicio de gobierno será una ficción. Generará retroceso o en el en el mejor de los casos estancamiento, pero no desarrollo y progreso, que al final es lo único que a la gente le importa.

En el poder queremos a alguien que nos haga prosperar. No importa si es pirata o bandido, pero que nos haga prosperar. De nada nos sirve un santón, si este no tiene la capacidad de llegar acuerdos con los grupos de poder.

Recién participe en una serie de reuniones en las que se buscaba llegar a una toma de acuerdos entre políticos y empresarios de diferentes países. El objetivo de las reuniones era definir quién o quiénes serían los responsables de construir un proyecto de gran envergadura en un determinado país.

El desarrollo de las juntas fue de lo más interesante. Que si tal empresa lo haría, pero solo si esta contaba con la venia del Presidente de tal país, el que a su vez lo debería acordar con el Presidente de otro país, amén de tener que llegar a un acuerdo con empresarios de ese país y de otros dos más que no estaban citados pero que tenían interés en el proyecto, ya que estos podrían representar un grupo de choque en sus diferentes países, causándoles fuertes problemas de imagen a sus respectivos Presidentes, ya que varios de ellos eran además dueños de diferentes medios de comunicación en diferentes países.

En el devenir de la junta vi desfilar rostros que frecuentemente se ven en los medios y otros que por su relevancia e importancia, se ven muy poco. Lo que escuche y vi en esas juntas me hizo pensar en lo poco que sabemos del acontecer político y empresarial, lo cual, estoy seguro, se extiende a muchos ámbitos del quehacer social.

En esa serie de reuniones me quedo claro que lo que la Masa cree saber del ejercicio empresarial, de las finanzas, de la democracia, política, ética y demás etcéteras, es un saber teorético que poco tiene que ver con la realidad. Lo mismo aplica a lo que enseñan en las universidades. Estas instruyen y forman a los ejecutivos y empleados de los actores políticos, financieros y empresariales, pero no a sus actores.

Poco mercado tendrían las Universidades si estas dejan de crearle a la Masa la ilusión de obtener un título que les permita lograr una mejor colocación en las instituciones públicas y privadas de su país, al tiempo que les hacen creer que ellos con su trabajo, entrega, ética y dedicación, ayudan a construir una mejor democracia, sociedad, empresa y país.

Por supuesto que el trabajo de todos suma y aporta al quehacer biográfico, patrimonial y social del individuo, no obstante el grado de aportación, aunque importante, rara vez se extiende más allá de uno mismo. Tanto porque no tenemos acceso a la realidad, como por el hecho de que muchos de nosotros no sabríamos que hacer con ella.

La realidad es que sabemos poco de la vida y sus aconteceres. Vivimos más en la ilusión del conocimiento que en el conocimiento en sí. Claro que esto no es nuevo. Siempre ha sido así y siempre será así… Es la forma en que funciona el mundo y funciona bien. 

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