miércoles, 12 de agosto de 2015

Qué tipo de matrimonio tiene usted: conveniente, social o trascendente.

¿Qué es lo natural en los seres humanos, la poligamia o la monogamia?
¿La monogamia es un mito, un ideal, una excepción o una constante en nuestra realidad?
¿Si no es una constante, porque nos empeñamos tanto en ella? 

Antes de responder estas interrogantes, es menester que medite las preguntas desde lo que el ser humano es… Analice cual ha sido el comportamiento de la especie humana en el devenir de los siglos. Por cuál de los dos estados nos hemos decantado: por la poligamia o la monogamia.

Cuál ha sido el comportamiento de hombres y mujeres al paso del tiempo. Voltee a ver a sus familiares, amigos y conocidos…

¿Qué le dicen los hechos?

Polígamos y/o Monógamos.
Los especialistas afirman que somos polígamos por naturaleza y monógamos por cultura.

Antropólogos connotados sostienen que la poligamia es el estado natural del ser, no obstante y sin demeritar lo que estos dicen, nos es menester reconocer que la monogamia ha ocupado un espacio preponderante en los últimos dos mil años de la historia de la humanidad.

Yo pienso que la naturaleza no se equivoca. Hay, como en todo, desviaciones a la norma. Desviaciones que mueren de muerte natural. La naturaleza siempre juega a su favor y nuestra especie, vista desde la más pura ortodoxia, no es ajena a esto… En otras palabras, la naturaleza, en lo que a nosotros respecta, también juega a su favor.

Mi hipótesis es que la naturaleza nos hizo polígamos y monógamos al mismo tiempo. Polígamos por norma y monógamos por excepción.

La naturaleza no podía correr riesgos. Necesitaba (y necesita) asegurar la perpetuación y consolidación de la especie, y esto solo lo podía (y puede) lograr a través de la dualidad, razón por la cual nos hizo polígamos y monógamos a un mismo tiempo.

Esta dualidad es la que nos ha permitido adaptarnos y sobreponernos al entorno. De tal suerte que cuando el entorno presenta altos niveles de riesgo para la supervivencia, la poligamia se exacerbaba como estrategia de supervivencia. Por el contrario, cuando el entorno presenta variables de bajo riesgo para la supervivencia, la poligamia desaparece para dar paso a la monogamia.

Observe por favor el devenir de la historia. Cuando el entorno ha presentado variables de riesgo para la supervivencia (hambrunas, pestes, guerras, sequías…), la poligamia es la que predomina. Cuando estas desaparecen, la monogamia sienta sus reales.  

Así pues, hemos pasado como especie de la poligamia a la monogamia, no obstante este transitar es circunstancial, no genético, ya que en nuestros genes están ambos estados, y estos se manifestarán a más o a menos en función de lo que les demande el entorno.

El entorno y la cultura que emana de este nos ha hecho optar por la monogamia, no obstante nos es menester reconocer que la poligamia intermitente es un hecho recurrente en ambos géneros, cosa que trataremos de explicar.

La poligamia masculina (poliginia) es un tema que socialmente se da por sentado. Se puede hablar de esta en foros, reuniones familiares y sociales sin que la gente se sienta mal. El tema se ha tratado tantas veces en el devenir de los siglos, que cada vez es menos la gente que se siente incómoda cuando se habla de la infidelidad masculina, cosa que no acontece con la poligamia intermitente de la mujer (14%)… Si bien es cierto que cada vez hay un poco más apertura, también lo es el hecho de que aún nos es común ver mentes incomodas cuando el tema de la infidelidad femenina se ventila en público.

Tal vez nos cueste trabajo aceptar que ambos estados del ser están en nuestros genes, sobre todo porque las sociedades han evolucionado hacia una monogamia aparente, en la que la poligamia intermitente es cada vez más aceptada. No obstante esta debe estar disfrazada de monogamia sucesiva (varios matrimonios) para que no sea repudiada.

Es importante anotar que culturalmente hablando, la monogamia es un invento de la mujer, así como el matrimonio es un invento del hombre. La mujer invento la monogamia (enfocarse para no dispersarse), tanto porque obedece a sus genes como por el hecho de que le permite al ser humano ser más productivo.

El hombre invento la institución del matrimonio con el fin de asegurarse que la dinastía que mantiene y hereda es la de él. No me extenderé en este tema, ya que lo expusimos ampliamente en el artículo intitulado: La evolución del matrimonio. Pareja o matrimonio.   

Regresando al tema que nos compete… El hombre, género masculino, es por naturaleza mucho más proclive a la poligamia que la mujer. El hombre produce millones de células reproductivas cada mes. Células que le impelen a la reproducción por la reproducción misma (instinto puro).

La mujer produce una sola célula reproductiva al mes, célula que le impele a ser extraordinariamente selectiva, lo cual es palpable en todos los ámbitos de su ser. La mujer, desde la cuna, se muestra mucho más discrecional y selectiva que el hombre. El hecho de que su naturaleza produzca una sola célula reproductiva al mes, la hacer ser mucho más cauta y prudente que el hombre.

El comportamiento del hombre es diametralmente opuesto al de la mujer, sobre todo en la primera mitad de su vida, que es cuando las hormonas están al máximo de su producción. 

Los primeros veinte años de vida del hombre gravitaran en actividades físicas con un nivel de riesgo que no correría una mujer. De los 20 a los 40 sentirá un enorme impulso por reproducirse con cuanta mujer vea. Por supuesto que la mente no lo registra así. Lo registra como impulso y deseo sexual y uno que otro desajustado de la mente, como amor.

La realidad es que el amor aquí no tiene nada que ver. Es el instinto de reproducción el que le hará voltear a ver a cuanta mujer posea las células que sus genes necesitan para lograr engendrar un ser con una combinación genética mejor que la que él posee, sin detenerse a pensar en ningún momento si las ama o no. Eso es harina de otro costal.

La mujer lo procesa de otra manera. Sus genes le impelen a voltear a ver a ese hombre que posee una suma de características genéticas que completan y complementan las suyas. Pero como ella produce una sola célula reproductiva al mes, su selección es mucho más inteligente y discrecional.

La mujer escoge, porque el instinto de protección así se lo comanda, a ese hombre que no solo posee los genes que sus células necesitan para lograr una mejor combinación genética, sino que además sea un hombre sobre el cual pueda tener ascendencia moral para hacer que este le ayude a cuidar y desarrollar la especie. Esto, obviamente, genera una visión de largo plazo que no tiene el hombre, amén de un comportamiento mucho más electivo.

Genéticamente para el hombre todo es más fácil. Si se equivoca no pasa nada. Expele en cada eyaculación 250 millones de células reproductivas. Éste, ya una vez que eyaculó, volverá a sentir al máximo el impulso sexual tres días después de la anterior eyaculación. Esto no quiere decir que no pueda tener relaciones previas, sino que estas las sentirá al máximo tres días después de la última eyaculación.

El hombre, porque así se lo comandan sus células, se mostrará impulsivo, imprudente e intempestivo. Corriendo riesgos innecesarios en todos los ámbitos del ser. Un ejemplo de ello son los deportes extremos. En ellos hay más hombres que mujeres, y las mujeres que están en ellos son por otras razones, las cuales comentaremos en otro artículo.

En el hombre casi todo se circunscribe a lo sexual, sobre todo en la primera mitad de la vida. En la mujer no. El instinto, en lo referente a la relación de pareja, se centra en tres pilares: la Reproducción de la especie; la Mejora de la especie y la Conservación de la especie.

Los motores que la llevan a relacionarse con un hombre son distintos a los del hombre. A este lo que le apremia es el de la Reproducción. A la mujer le apremian otras cosas. Ella es la que la que tiene que llevar a cabo la Mejora y Conservación de la especie. No quiere decir que él no aporte a esta tarea, sino que ella es la carga una mucha mayor responsabilidad en esto.

Toda esta suma de causas llevo a la mujer a crear la monogamia, ya que esta le brinda mayores seguridades que la poligamia.

La monogamia hace que ambos se centren más en lo importante (conservación y mejora de la especie), amén de que hace a la pareja más rentable y productiva.

La realidad es que las personas y sociedades monógamas (enfocadas) son mucho más rentables y productivas que las polígamas (dispersas).

Causas de la infidelidad.
Los seres humanos somos el producto de una suma de causas. No existe la causa-causa, no obstante mencionaremos las principales razones de la infidelidad, razones que tienen un sustento genético, cultural y racional.

La interpretación que se le da a la infidelidad está subordinada a la cultura y al tipo de matrimonio que existe en la pareja: matrimonio conveniente, social o trascendente, no obstante lo que deseamos enfatizar es que más allá de la genética y de la cultura, la monogamia es algo que se da de manera natural cuando dos que son… se encuentran.

Un matrimonio conveniente es aquel en el que el otro no es la parte que nos completa y complementa.

El otro es un ser humano con valores, tradiciones y costumbres similares a las nuestras y que por ende nos hacen más fácil la cohabitación y convivencia en pareja. En estos matrimonios es más importante el concepto de matrimonio y de familia que la pareja en sí.

En una ocasión conocí a una joven ejecutiva que me dijo que su sueño era casarse en la catedral. Le hice ver que ella no era católica, a lo que de inmediato me respondió: No importa. Lo que quiero es que me vean todas mis amigas, y si él esta guapo, mejor.
En este caso lo importante era el concepto, no el novio, no el matrimonio.

En el matrimonio conveniente hay algo de instinto y mucho de razón. El instinto tiene su parte, sobre todo en lo referente a la combinación genética, no obstante la razón es la que termina influyendo en la selección de pareja.

En estos matrimonios el objetivo no es que el otro sea la parte que nos completa y complementa. Lo que se busca es que sea una buena persona, que tenga valores, tradiciones y costumbres afines a las nuestras, lo que seguramente nos ayudará a construir un matrimonio y una familia socialmente aceptada….
El amor, como dirían las madres de antaño a sus hijas, llegará después.  

En estos matrimonios la familia extensa es de suma importancia, razón por la cual la convivencia con los abuelos, tíos, primos y parientes se continúa en el día a día, y de manera muy especial en los días de asueto, fines de semana y vacaciones.

En estos matrimonios la infidelidad es intermitente y se da con una alta carga moral y sentido de culpa, si la persona tiene una alta carga religiosa… O con un alto sentido de dispersión y catarsis, si la persona no lo es.

La infidelidad se debe, principalmente, al hecho de que el otro no Es.

Un matrimonio social es aquel en donde es más importante el apellido que la persona. 
En estos matrimonios lo importante no es el otro, sino lo que rodea al otro: apellido, patrimonio, relaciones y algunos etcéteras más.

En estos matrimonios los símbolos de poder, la apariencia y el boato son determinantes ya que estos confirman la posición social. 

En estos matrimonios todo es público. No por la necesidad de hacer públicas las cosas, sino por la ingente necedad de estar constantemente reafirmando la posición social.

Por supuesto que en estos matrimonios la boda es importante, pero es mucho más importante el lugar, los invitados y magnificencia de la boda que la boda misma. Lo mismo aplica para el bautizo, comuniones, graduaciones, funerales y demás etcéteras sociales en las que esta gente está inmersa.

Por ejemplo, es mucho más importante el nombre de la escuela que la educación que van a recibir. El peso social, político y económico de los Padrinos que la fe y ejemplo que estas les puedan dar a los ahijados. El lugar al que viajaron que lo que en el aprendieron.

En estos matrimonios es más importante la boda que el novio, el bautizo que el infante, el funeral que el muerto. En otras palabras, es más importante el accidente que la sustancia, por lo que la infidelidad es una constante.

En estos matrimonios la infidelidad es mayúscula. Se da en ambos géneros, obviamente que mucho más en ellos que en ellas, pero se da y de manera alta. No obstante cabe aclarar que no es una infidelidad cualquiera…

El nombre, estatus y posición socio económica del otro es de suma importancia. La infidelidad es hacia arriba, raramente entre iguales y por excepción hacia abajo.

El matrimonio trascendente es aquel en donde lo más importante es el otro. Todo gira y gravita en función de ese otro que nos completa y complementa.

En estos matrimonios los hijos, familia, patrimonio, relaciones y demás etcéteras de la pareja son una resultante de lo que la pareja es. Lo que queremos decir con esto es que los hijos, familia, patrimonio y relaciones son muy importantes, pero no más que la pareja.

En estos matrimonios la pareja Es.
La infidelidad tiene pocas, nulas posibilidades de ser. El otro nos completa y complementa de tal forma que no cabe la posibilidad de que exista algo más allá de ese universo que el otro es.  

Estos matrimonios se dan de manera súbita. Cierto que el instinto hace lo suyo y que el ojo quiere su parte, pero cierto es también que la piel atrae la mirada pero no la retiene. En estos matrimonios el continente es tan importante como el contenido.

La fusión en estos matrimonios es súbita. Es el encuentro de dos que son. Cuando estos dos se encuentran, se reconocen y se son. En ese momento se borran historias, creencias, valores (usos sociales) y de más bases o principios del pasado. Cuando estos dos se encuentran se da una creación de futuro en donde ser y estar en el otro es.

En estos matrimonios la infidelidad es infrecuente o nula. El otro nos completa y complementa de tal forma que no hay cabida en nosotros para nadie más que para ese otro que nos es.

La naturaleza se mueve violentamente hacia su lugar y lentamente en su lugar.
Cuando la pareja no Es, la persona tenderá, aun cuando no esté consciente de ello, a buscar a la que sí Es. Lo que ineluctablemente hará que la persona mantenga la mente dispuesta y los ojos abiertos a nuevas posibilidades.

La posibilidad de error en estos casos es muy alta ya que la búsqueda, aunque impulsada por el instinto, es dirigida por la razón, y la razón, lo sabemos bien, tiende a crear mil y un razones para darle razón a nuestra razón. En otras palabras, la razón lo que hace es crear pretextos razonables que nos sirvan para justificar nuestro errático accionar.

Lo que es, Es. No necesita de juegos, citas, romances y salidas. Cuando el otro Es, la persona siente un irrefrenable impulso a gravitar sobre ella, al grado de que no hay forma de no saber si es o no es.

Cuando el otro Es, desaparece de inmediato ese sentimiento de vacuidad que le lleva a mantener la mente dispuesta y los ojos abiertos. La persona se sentirá plena, conforme. Su naturaleza le hará sentir que ya llego a su lugar, que no necesita moverse. Que ya está donde debe de estar. La posibilidad de la infidelidad es cero o casi cero. No hay cupo para nadie más.

Causas de razón de la infidelidad.
Como hemos dicho en otros artículos, la razón de la razón es descubrir lo irracional de la razón.

El cerebro no está hecho para pensar. El cerebro está hecho para adaptarse y sobrevivir.
Al cerebro hay que enseñarle a pensar, de lo contrario corremos el riesgo de que piense por sí mismo (cosa que hace todos los días), y cuando el cerebro piensa pos sí mismo, piensa puras tonterías.

La realidad es que la infidelidad, más allá del cúmulo de pretextos razonables que tengamos, obedece a una parte natural, otra racional y una más que tiene que ver con la espiritual y que no necesariamente cae en la infidelidad.

La natural tiene que ver con los genes.
Cuando el otro no es, nuestros genes, ineluctablemente nos llevarán a buscar al que sí es. Esto no quiere decir que estamos condenados a ser infieles, sino que sentiremos un impulso irrefrenable de voltear a ver a ese otro que aun cuando no estemos conscientes del porqué, posee los genes que nos completan y complementan.

De ahí a que nos involucremos con ellos, hay una gran diferencia y esta no tiene que ver con los genes, sino con la razón.

La racional.
Esta tiene que ver con las razones que le damos a nuestra razón. No obstante la realidad es que las cosas se explican, no se justifican.  

Veamos algunos ejemplos que esgrime la gente para explicar su infidelidad:
Es que me siento frustrada / frustrado;
Es una buena persona, pero nada más;
Es una buena madre / buen padre, pero ni me entiende ni me atiende.
Él / Ella sabía que me case con ella /con él, a sabiendas de que no era el amor de mi vida.
Me siento sexualmente insatisfecho (a)…

Este tipo de argumentos son razones que crea nuestra razón para justificar nuestro errático accionar. Lo inteligente sería enfrentar la realidad y hablar abiertamente con el otro. Explicar lo que está pasando en nuestro interior y trabajar juntos para buscar la mejor solución. Ya sea esta una separación o una convivencia racional e inteligente.

Expliquémonos. La infidelidad también tiene un sustento cultural. En Francia, por ejemplo, el tema erótico es de lo más normal, como normal es que la pareja experimente nuevas sensaciones y formas con otra persona, siempre y cuando lo hable con su pareja. La infidelidad es cuando esto se hace sin el conocimiento de la pareja.

En Asia la infidelidad tiene otro matiz. La cultura asiática separa en tres ámbitos la relación hombre – mujer. Para ellos una cosa es la almohada (placer), otra el matrimonio y otra muy distinta el amor.

Una persona puede tener relaciones con otra para experimentar cuanta forma de placer se puedan dar. El placer erótico, está comprobado, crea nuevas y mejores conexiones sinápticas en el cerebro, mejorando en mucho la auto estima y seguridad psíquica de los actores. No obstante este está condicionado al nivel cultural de los actores. Entre más culta es una persona, más erótica es. Así pues, la cama te asciende o te desciende, pero no te deja igual.

Estos no se involucran con cualquier persona. Son muy electivos y lo que buscan es aprender del otro. No solo el tema del erotismo, sino de la elegancia, trato, dicción, cultura y demás formas del desarrollo humano. Este tipo de relaciones suelen durar mucho tiempo, sin embargo ninguno de los actores espera que el otro deje a su pareja para casarse con él. La relación es cien por cien erótica y nada más.

El matrimonio en ellos es una alianza. Un contrato y en esto la fidelidad que se exige para cumplir el contrato es mayúscula. Al grado que la tasa de divorcio en Asia es menor al 2%. Si una de los actores incumple con su responsabilidad será tachado de infiel y como una persona en la que no se puede confiar, lo que terminara afectándole en otros ámbitos del ser.

El amor para ellos es algo sacro.
Es algo que sucede como consecuencia de muchos años de atención o es algo que acaece por algo que ellos llaman el hado (destino). Este acaece solo cuando esos dos que son..., se encuentran… Y la probabilidad de que esto suceda es muy baja.     

Regresando a nuestro entorno y cultura.
Lo arriba mencionado tiene como fin explicar los matices que la infidelidad tiene en diferentes culturas. No obstante debemos tener en cuenta que desde el más estricto sentido de la antropología, la infidelidad que siempre estará latente cuando el otro no es.

El reto para la pareja es definir qué tipo de matrimonio desean tener y más importante aún, que tipo de matrimonio pueden tener.

Esto debido a que lo que no es, no tiene probabilidad  de ser. Podrán comprometerse a edificar un matrimonio conveniente y hacer que este, al paso del tiempo, se convierta por atención y dedicación de ambas partes, en un matrimonio trascendente, pero necesitara forzosamente del compromiso de ambos actores.

Conclusión:
Si bien es cierto que como estrategia de sobrevivencia la naturaleza nos hizo polígamos y monógamos al mismo tiempo, también lo es el hecho de que el entorno en el que vivimos hoy propicia la monogamia, no la poligamia.

A nosotros nos toca hacer de y con nuestra pareja, si hay un verdadero compromiso de las partes, un matrimonio trascendente. En este la infidelidad tiene pocos nulas posibilidades de ser.


Nos vemos en la siguiente entrega con un artículo de diferente naturaleza.

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