sábado, 25 de marzo de 2023

Una transición difícil.

El sol, la tierra y todo lo que esta en ella se rige por ciclos, y la historia, palabra con la que nominamos los hechos de los hombres, no es la excepción.

En cada siglo transitamos de la Crisis de las Instituciones (del año 1 al 25 del siglo) a la Crisis de la Crisis (del año 26 al 50 del siglo). Después de esto llega la Crisis de la Estabilidad (año 51 -75) que se distingue de las demás por la tensa calma que impera en ella, hasta que llegamos al Dispendio de lo Inútil (año 76 al 00 del siglo) en el que el sistema se afana por demostrar que funciona a pesar de su compleja irracionalidad.

Los fenómenos de cada ciclo son los mismos. No los alcanzamos a identificar como tales debido a que las manifestaciones son diferentes a las anteriores, lo cual es lógico, ya que las circunstancias lo son también.

Estamos por terminar el primer ciclo del siglo (01 - 25). Ciclo en el que las instituciones se muestran incapaces de brindar las certezas y soluciones del pasado. No olvidemos que el diseño de estas obedece a hechos diametralmente opuestos a los actuales.

Este momento de transición en el que nos encontramos, se distingue por ser un intervalo en el que la población romantiza con una nostalgia irracional, la vida que tenía en el periodo del Dispendio de lo Inútil (76 - 00). Lo que hace que le den oídos a personas de ideas blandas y cabezas duras que prometen un regreso a un pasado imposible de lograr (la historia no camina hacia atrás).

Esta transición se distingue por el imperio de las emociones. El problema es que las emociones que no se llevan a la razón nos conducen al fracaso. No estaremos conscientes de a donde nos llevan, debido a que, entre más emocionales sean sus seguidores, más tiempo necesitaran para darse cuenta de la magnitud del fracaso al que se encaminan. Esta por demás decir que solo hasta que la audiencia llegue a ese fracaso es que estará dispuesta a cambiar de rumbo.

Las ideas se debaten; las ideologías, se imponen.
Los autócratas (personas de muy bajo cociente intelectual y de muy alto nivel emocional) se distinguen por su capacidad para vender sueños y exaltar emociones. Esto es importante entenderlo, debido a que estamos padeciendo en varias partes del globo la presencia de autócratas que nos venden un mañana (lugar donde los deseos se estrellan con la realidad) con resultados no deseados, ni entre las personas ni entre las naciones.

Ante esto, que va a durar varios años, lo único que podemos hacer es centrarnos en nosotros mismos. No esperar nada de estos mesías del manicomio. Recuerde que los sueños son el hueco de la acción ausente. El hacer de esta gente es un decir, no un hacer.

No trate de hacerle ver lo que esta pasando a los demás. Lo único que va a lograr son enemistades. Déjelos que descubran por sí mismos la realidad. En ese inter, trabaje e invierta todo lo que pueda, aunque sea en pequeña escala, pero invierta. Que cuanto todo fracase, usted va a estará mejor que todos esos que oscilaron entre la idealización y la ensoñación.  

Nos leemos en el siguiente artículo. 

2 comentarios:

  1. Excente artículo, muchas gracias.

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  2. Sería interesante entender qué dicen ahora aquellos ideólogos de la educación "buenista" que viene de finales del siglo pasado en inicios del presente (no regañar a los niños, darles medallas por participar, etc) después de ver las consecuencias de dichoas ideas en la sociedad del hoy.

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