domingo, 16 de octubre de 2022

500 palabras.

El idioma español cuenta con más de cien mil palabras. Un universitario promedio usa no más de 500 palabras para comunicarse. Su léxico, aunque limitado (0.5% del total), es superior al de todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de asistir a una universidad.

El idioma ha venido sufriendo una degradación de inconmensurables consecuencias, tanto por lo que el lenguaje hace en la mente del hablante, como por la inteligencia en sí. Tome en cuenta que nosotros somos las historias que nos contamos, no las que les contamos a los demás.

En artículos anteriores he explicado que los seres humanos hablamos todo el día, poco con los demás, mucho con nosotros mismos. La paradoja de esta realidad es que aun cuando somos al actor principal de nuestro dialogo y de que no hay nada más sacro que nuestra mente, cuidamos en más lo que les decimos a los otros que lo que nos decimos a nosotros.

Dialogue con las personas que están a su alrededor. Descubrirá que la inteligencia de estas personas esta íntimamente ligada a la extensión de su vocabulario. Una persona que posea un vocabulario amplio y atinente al significado de las palabras mostrara un mayor nivel de inteligencia y capacidad para abstraerse y abstraer la esencia de la realidad que le rodea.

En estas personas poca prominencia tiene el imperio de la imagen. Este es propio de esos hombres o mujeres a los que les es más dable expresarse con emojis que con letras, desarrollando con ello una pereza mental que ineluctablemente extenderán a todos los ámbitos de su vida. Y en ningún lado se refleja más esto que en la lectura.

Recién lleve a cabo un experimento de comunicación con personas de distintos segmentos etarios. Unos a través de la palabra hablada, otros a través de mensajes escritos y algunos más compartiendo párrafos extraídos de libros o artículos que les recomiendo.

Todos los involucrados en este arbitrario, pero bien intencionado ejercicio, poseen estudios universitarios y en algunos casos, maestría terminada. No obstante, la gran mayoría de los involucrados (98%) se vieron en la necesidad de leer varias veces la frase o de pedir una explicación que les ayudara a comprender lo expuesto.

Todos ellos se han convertido, gracias a esta falta de comprensión, en operadores de lo que estudiaron. No crean, repiten. Los saltos cuánticos de su profesión se deben a otras personas, pero no a ellos. Personas que tal vez no sean las mejores para comunicarse vía emojis o para perderse en el imperio de la imagen, pero si para construir el mundo donde vivimos todos los demás.

Lo exhorto a que trabaje en la mejora de su léxico. Empezando por omitir el uso de las malas dicciones (maldiciones). Usando, en lugar de estas, las palabras que, en su acepción correcta, expresan mejor lo que usted quiere decir.

Mi segunda recomendación es que sea extremadamente correcto en el uso del lenguaje que usa para hablar con usted mismo. Esto, que en apariencia se lee muy fácil, no lo es, ya que se tiende a ser más permisivo consigo que con los demás.

Conclusión.
Es de suma importancia comprender que lo que mas incide en nuestra forma de ser y lo que con nuestro ser podemos hacer, es lo que nos decimos a nosotros mismos, es decir, las historias que nos contamos.

Si usted, para hablar consigo mismo usa las palabras en su acepción correcta para decirse lo que se tiene que decir, mejorará la comprensión y dirección de sus resortes (lo que lo saca de sí) y de sus motores (lo que lo impele a la acción). Y con ello, su marco de decisión y acción.

Cambia su lenguaje; cambia su ser.

Nos leemos en el siguiente artículo.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, un gusto estar de vuelta por aquí. Bendecido Otoño.

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Comentarios y sugerencias