Blanca
es una mujer de 75 años de edad. Se muestra fuerte, lucida y obstinada. Con una
obstinación que obedece a la edad y a la personalidad. Recuerde usted que la
personalidad es progresiva y mortal. Los atributos de la personalidad no
desaparecen con la edad, se acrecientan. De tal suerte que el que de joven es obstinado,
de viejo lo será más.
No
obstante la edad de Blanca, sus movimientos son agiles y rápidos. Pertenece a
esa generación que no se podía divorciar, por lo que la única opción que tenían
era la del divorcio a la italiana, que no es otra cosa más que esperar o
propiciar la muerte del conyugue para recuperar su libertad.
Encantadoramente
inútil.
Gonzalo,
el esposo de Blanca, era el vivo encanto de la inutilidad. Su papá murió cuando
él tenía treinta años, lo que lo llevo a una orfandad que no pudo superar.
Renuncio
al banco en el que trabajaba y de ahí en adelante no hizo otra cosa más que
dolerse de su orfandad, por lo que Blanca se vio en la necesidad de generar los
ingresos que requerían para vivir, así como los que requerían para construir la
plataforma patrimonial que los soportaría en la vejez.
Gonzalo
era alto, apuesto y encantadoramente inútil. Exigía con la fuerza y el ímpetu
de los que no aportan. Por lo que Blanca tenía que trabajar jornadas
extraordinarias para mantener el golf, la copa y el gusto por la buena mesa de Gonzalo.
Dos
años ante de morir le pidió a Blanca que lo dejara manejar las cuentas
bursátiles que ella tenía. La poca experiencia que tenía él era en banco por lo
que ella accedió. Gonzalo se hizo cargo de ellas y logro dejar las cuentas en
ceros en poco más de un año, lo cual no era fácil, ya que los montos que Blanca
había logrado generar, ascendían a varios cientos de millones.
Blanca
se dio cuenta del primer fallo, no obstante le dio un voto de confianza a Gonzalo
dejándolo al frente de las otras cuentas. Esto lo hizo al tiempo de que ella iniciaba
un proceso contra la casa de Bolsa para recuperar la perdida que su marido
había autorizado.
Blanca
me busca, me presenta el caso, lo estudio y le hago saber que no hay nada que
hacer. Que los movimientos fueron autorizados por Gonzalo y por ende la Casa de
Bolsa no era responsable del fallo. Le recomendé que liberara a Gonzalo de la
responsabilidad de las cuentas, ya que lo más probable es que terminara
perdiendo lo que tantos años le había costado.
No
acepto mi diagnóstico, por lo que busco otras opciones las cuales coincidieron
con mi análisis, y así siguió hasta que encontró una que le dio la razón. De
ese momento a la fecha han pasado muchos meses sin lograr resultado alguno,
salvo el pago de los honorarios del despacho que lleva el caso.
A
los pocos meses del primer fallo. Gonzalo volvió autorizar otra compra venta de
acciones, con las cuales se iba a resarcir de la perdida. Para tal efecto giro
instrucciones de que se vendieran acciones que a juicio de él ya habían
alcanzado su máximo, para invertir en acciones en las que tenía plena certeza
de que iban a subir.
Su
compañero de golf y propietario de la empresa de la que compro acciones, le
había dicho que estas iban a subir debido a que estaban en pláticas para
comprar a la competencia y que esto se concretaría de un momento a otro.
Blanca
me consulta, le recomiendo que no autorice la compra venta. Le llama al
corredor de bolsa y éste le recomienda lo mismo, no obstante Gonzalo la
convence y esta termina autorizando la transacción. La pérdida fue fatal. Las
cuentas terminaron en cero y sin reservas para vivir.
Gonzalo
decide retirarse de todo tipo de actividad. Deja de ir al golf y de salir con
los amigos. Opto por aislarse del mundo para no sufrir el escarnio de sus
amigos y así estuvo hasta que murió, lo cual aconteció meses después del último
fallo.
Blanca
y Gonzalo no tuvieron hijos, por lo que Blanca se dedicó de lleno a los
negocios y a poner en orden su patrimonio familiar. Descubre con azoro que la
liquidez que posee en las cuentas bamncarias le va a servir para un par de
meses, por lo cual se aboca a promover la venta de una parte de sus bienes
raíces, los cuales le ayudaran a sortear el problema de liquidez y a invertir
en el desarrollo de un proyecto turístico de dimensiones colosales.
Me
llama a mis oficinas. Acordamos una cita y viajo a Monterrey para revisar su
portafolio y escoger la mejor opción, ya que el proyecto que desea desarrollar
asciende a varios cientos de millones.
El
bien inmueble elegido posee una ubicación inmejorable, no obstante es un bien
difícil de colocar. El mercado al que va dirigido es sustancialmente pequeño,
amén de que es sumamente especializado. La operación de compra venta de dicho
bien es muy compleja y demanda de un arduo trabajo de ingeniería fiscal y
financiera, tanto de parte del vendedor (Blanca) como de parte del comprador.
Por
si esto fuera poco, Blanca consigue que uno de los peritos valuadores le compre
sus ideas sobre el valor del terreno, ideas que no están erradas, pero que
hacen más difícil la colocación. El perito en cuestión emite un valor avaluó
que complica más las cosas, ya que ese mismo terreno en la acera de enfrente
vale una décima parte de lo que indica el avaluó del suyo.
Decidimos
tomar la opción y trabajamos intensamente en la colocación del inmueble. En el
devenir del proceso, conseguimos varios compradores, los cuales transitaron
desde ofertas ridículas hasta una que ofreció pagar el valor avaluó. Lo que
hicimos fue prepararle al comprador una ingeniería financiera y un proyecto de
negocio en el que la compra del terreno era de suma importancia para lo que venía
después. El comprador hace la oferta, se la presentamos a Blanca y la rechaza.
Arteriosclerosis del poder.
La arteriosclerosis del poder es un endurecimiento
de las formas y de la razón. Es muy común en personas a las que les
cuesta trabajo entender y adaptarse a las nuevas formas del mundo.
Es importante no confundir la arteriosclerosis del poder con la nostalgia del poder. La nostalgia del poder es algo que ineluctablemente vamos a padecer en algún momento de la vida, sin embargo la nostalgia no tiene que ver con la edad sino la función.
Es importante no confundir la arteriosclerosis del poder con la nostalgia del poder. La nostalgia del poder es algo que ineluctablemente vamos a padecer en algún momento de la vida, sin embargo la nostalgia no tiene que ver con la edad sino la función.
En artículos
anteriores hemos explicado lo que son los impulsos antropológicos, así como la
calificación que estos tienen en nuestro ser y quehacer. No vamos a hablar de
ellos en este momento, no obstante me es menester mencionar dos de los cinco
impulsos para poder explicar la arterioesclerosis del poder.
Impulsos
antropológicos.
Sexo 10 – 9.
El sexo es una
constante en el ser humano. Es el motor más grande de nuestra especie. El sexo
está presente en todos nuestros actos. Al hablar, al escuchar al otro. Al caminar,
al pararnos, al movernos. Al elegir nuestra ropa, nuestras compras, comidas y
demás etcéteras del hacer humano.
El sexo está en
todas nuestras actividades, hasta en las religiosas. Revise usted las imágenes
religiosas y descubrirá que casi todas son eróticas. El muslo de San Francisco
es tan seductor como el busto desdibujado de María. Es por ello que el sexo
está implícito en toda publicidad, ya que de lo contrario no nos detendríamos
en ella.
El sexo es el impulso más grande de los seres humanos y el más natural, lo paradójico es que es el más castigado y penado por las religiones y por la sociedad en sí. El sexo tiene una calificación de 10 -9. Diez en la primera mitad de la vida, nueve en la segunda mitad. Es decir, que en la primera mitad te casas por poder y en la segunda mitad te divorcias por no poder.
El sexo es el impulso más grande de los seres humanos y el más natural, lo paradójico es que es el más castigado y penado por las religiones y por la sociedad en sí. El sexo tiene una calificación de 10 -9. Diez en la primera mitad de la vida, nueve en la segunda mitad. Es decir, que en la primera mitad te casas por poder y en la segunda mitad te divorcias por no poder.
Poder 9 – 10.
El poder es el
segundo motor de los seres humanos. El poder lo persiguen todos los seres
humanos sin importar edad, nivel socio económico o cultural. Este, junto el
sexo, está en todo lo que hacemos y define todo nuestro comportamiento.
El poder está en
él bebe que le arrebata el biberón a su hermano, el infante que no comparte sus
juguetes o que los condiciona, el adolescente que busca destacar en deportes o
en la academia, al adulto en lo profesional o patrimonial, la esposa en su coto
de poder y el esposo en sus condicionamientos económicos, psicológicos o
morales.
El poder ha
sido, como el sexo, una constante en el devenir humano. Tanto que este recibe
una calificación de 9 – 10. Nueve en la primera mitad de la vida y diez en la segunda
mitad.
Para poder
explicar la arterioesclerosis del poder me va a ser menester hacer una pequeña disgregación…
En la vida son
más los sustos que los males. Sustos hay muchos, males muy pocos.
Los males
antropológicos son tres:
La enfermedad
que nos hace inútiles y dependientes.
Darnos cuenta de
que no somos lo que pensamos.
Que los nuestros
se den cuenta de que no somos lo que decimos.
Todos las demás
cosas son sustos pero no males. Y los sustos pasan con el tiempo, los males no.
Estos no solo se quedan en nosotros, sino que además mellan nuestra autoestima
y aprecio en los demás.
Dentro de esos
males, la pérdida de poder es el principal causante de nuestra pérdida de
valor, tanto con nosotros mismos como con los demás.
Si usted quiere saber cuánto sabe una persona, vea cuanto puede hacer.
El saber que no
tiene poder no es saber. Es un saber teorético, no pragmático.
Es por ello que
los académicos, idealistas y teoréticos viven perenemente frustrados, ya que están
conscientes de la superioridad de su saber y de la inferioridad de su poder.
Hay que saber
distinguir entre lo que hemos aprendido y lo que sabemos repetir.
La gran mayoría
de nuestro saber es un falso saber. Es un saber de oídas. Es un saber que repite
con la autoridad del que no sabe lo que repiten los demás… Unos demás que a su
vez lo escucharon de los demás. Lo que ineluctablemente hace que nos
convirtamos en sabios de segunda mano, es decir, en dueños de un saber que no
es utilitario.
La arterioesclerosis
del poder es en sí mismo una pérdida de poder.
La persona tiene
el control pero no el poder. Es decir, es dueña de las cosas, pero ya no tiene
el poder de hacer que las cosas sucedan. Se aferra a un hacer que perdió vigencia,
que obstaculiza y entorpece el trabajo de los demás.
La arterioesclerosis
del poder la padecen aquellas personas que se niegan a actualizarse. Personas
que sin lugar a dudas fueron muy exitosas en su tiempo, ya que su hacer era el
hacer de ese tiempo. Sin embargo son personas a las que la dinámica del cambio
las fue dejando atrás, pero no se dan cuenta de ello debido a que viven de la inercia
de lo creado, lo cual les hace más difícil el proceso de cambio.
El caso de Blanca.
Blanca fue una
empresaria muy exitosa. Acumulo una fortuna considerable, amén de que realizo
inversiones inmobiliarias muy acertadas. No obstante los últimos diez años
estuvo viviendo de sus rentas, ya que sus nuevos emprendimientos estaban lejos
de la dinámica del mercado.
Sus
emprendimientos eran loables, pero inoperantes. Uso una buena parte de su fortuna
en comprar empresas en estado de gestación. Incubadas, la gran mayoría de
ellas, por personas que estaban entrando a la cuarta edad, personas que, como
ella, estaban alejadas de la dinámica del mercado.
Su asesor de
cabecera fue Gonzalo. Este le acercaba gente que tenía ideas pero no recursos.
Ideas que obedecían al ideal más no a la realidad. Invirtió, por ejemplo, en un
proyecto para darle trabajo a todas las comunidades indígenas del país, con la
finalidad de que estos dejaran de ser indígenas. Fracaso.
Blanca llega a mí
después de varios descalabros. Me pide ayuda con el tema de Gonzalo. Ella, en
su arteriosclerosis del poder, está convencida de que la única responsable de
su descalabro bursátil fue la Casa de bolsa, ya que esta debió haberle impedido
que Gonzalo hiciera lo que hizo.
Líneas arriba
comenté que en aras de ayudarle seleccionamos un terreno de su propiedad de
gran valor pero de reducido mercado. Logramos colocar el terreno en el valor
que indica el avaluó, sin embargo no pudimos cerrar la operación debido a que Blanca
quería que este se cerrara con sus condiciones. Lo cual no tiene nada de
extraño, no obstante estas eran improcedentes.
Sus condiciones
para vender, aun a sabiendas de que ya no tenía un centavo de liquidez, eran
las siguientes: no pagar comisión al despacho que coloco la venta, no pagar
impuestos porque el gobierno se los roba y que el nuevo comprador le diera un
anticipo del 50% en el inter de que ella arreglaba escrituras y demás papeles.
La operación se canceló,
no obstante es fecha de que Blanca, dueña de una gran cantidad de bienes
inmuebles, no puede vender un solo de sus terrenos, debido a que los despachos
de venta le quieren cobrar comisiones y el gobierno impuestos.
Mantengo contacto con ella, ya que más allá de su arterioesclerosis del poder, es una buena persona. Difícil en sus formas pero buena persona. En ella no hay maldad ni ausencia de ganas. Lo que ya no hay es entendimiento de las nuevas formas. Tiene el control, pero no el poder de hacer que las cosas sucedan.
Mantengo contacto con ella, ya que más allá de su arterioesclerosis del poder, es una buena persona. Difícil en sus formas pero buena persona. En ella no hay maldad ni ausencia de ganas. Lo que ya no hay es entendimiento de las nuevas formas. Tiene el control, pero no el poder de hacer que las cosas sucedan.
Es difícil ayudar
a una persona así. No porque no se dejen ayudar, sino porque creen que están en
lo correcto. Están convencidos de que todos los demás están mal, menos ellos.
Combatir la arteriosclerosis
del poder.
La mejor forma de
evitar la arterioesclerosis del poder es rodearse de gente joven. Gente que
tiene el dominio de las formas, pero no la experiencia. Esta gente se alimentara
de nuestra sapiencia y nosotros de sus formas. No obstante es menester estar
abierto a las nuevas formas.
Recién me
comento un joven emprendedor que se había asociado con un pariente entrado en años
para manejar los negocios de este. El joven en cuestión hizo un diagnostico
operativo de los negocios y se dio cuenta de que podrían ampliar
significativamente su base de mercado y sus utilidades al vender vía internet.
Preparo el modelo,
hizo las corridas financieras y se las presento a su pariente. Este quedó
impactado ante el crecimiento que reflejaban los números, y más debido a que la
estructura de costos se reducía más allá de lo que él hubiese podido hacer.
Todo iba muy
bien hasta que el pariente le preguntó que él (el joven) que iba a hacer. Este
le dijo que su responsabilidad era hacer que las cosas pasaran y que a eso se
iba a abocar. El pariente le preguntó si iba a estar físicamente con los clientes,
a lo que este respondió que no, salvo que fuera necesario, ya que la base de
mercado a la que van a migar, es totalmente diferente a la actual.
El pariente se
arremolina en su silla y le dice que no está de acuerdo. Que el creció bajo el
modelo del trabajo operativo. Ese que lo mantenía día a día con el cliente y
con el colaborador, que cómo iba a ser posible que él ganara dinero sin
trabajar.
Entiendo a la
perfección a la persona arriba mencionada, no obstante ese es otro ejemplo de cómo
nos negamos a evolucionar. Tenemos el control, pero ya no el poder de hacer que
las cosas sucedan.
Lo que tenemos
que hacer es mantenernos vigentes. Investigar cuales son las nuevas formas y
explorarlas. Que no se nos olvide que el ser humano es un explorador experto de
caminos inexplorados.
Las tablas nos
las da el escenario, y entre más expuestos estemos a diferentes escenarios, más
tablas desarrollaremos y más vigentes nos mantendremos.
Nos leemos en el
siguiente artículo.
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