martes, 7 de febrero de 2017

La arteriosclerosis del poder.

Blanca es una mujer de 75 años de edad. Se muestra fuerte, lucida y obstinada. Con una obstinación que obedece a la edad y a la personalidad. Recuerde usted que la personalidad es progresiva y mortal. Los atributos de la personalidad no desaparecen con la edad, se acrecientan. De tal suerte que el que de joven es obstinado, de viejo lo será más.  

No obstante la edad de Blanca, sus movimientos son agiles y rápidos. Pertenece a esa generación que no se podía divorciar, por lo que la única opción que tenían era la del divorcio a la italiana, que no es otra cosa más que esperar o propiciar la muerte del conyugue para recuperar su libertad.

Encantadoramente inútil.
Gonzalo, el esposo de Blanca, era el vivo encanto de la inutilidad. Su papá murió cuando él tenía treinta años, lo que lo llevo a una orfandad que no pudo superar.

Renuncio al banco en el que trabajaba y de ahí en adelante no hizo otra cosa más que dolerse de su orfandad, por lo que Blanca se vio en la necesidad de generar los ingresos que requerían para vivir, así como los que requerían para construir la plataforma patrimonial que los soportaría en la vejez.

Gonzalo era alto, apuesto y encantadoramente inútil. Exigía con la fuerza y el ímpetu de los que no aportan. Por lo que Blanca tenía que trabajar jornadas extraordinarias para mantener el golf, la copa y el gusto por la buena mesa de Gonzalo.

Dos años ante de morir le pidió a Blanca que lo dejara manejar las cuentas bursátiles que ella tenía. La poca experiencia que tenía él era en banco por lo que ella accedió. Gonzalo se hizo cargo de ellas y logro dejar las cuentas en ceros en poco más de un año, lo cual no era fácil, ya que los montos que Blanca había logrado generar, ascendían a varios cientos de millones.

Blanca se dio cuenta del primer fallo, no obstante le dio un voto de confianza a Gonzalo dejándolo al frente de las otras cuentas. Esto lo hizo al tiempo de que ella iniciaba un proceso contra la casa de Bolsa para recuperar la perdida que su marido había autorizado.

Blanca me busca, me presenta el caso, lo estudio y le hago saber que no hay nada que hacer. Que los movimientos fueron autorizados por Gonzalo y por ende la Casa de Bolsa no era responsable del fallo. Le recomendé que liberara a Gonzalo de la responsabilidad de las cuentas, ya que lo más probable es que terminara perdiendo lo que tantos años le había costado.

No acepto mi diagnóstico, por lo que busco otras opciones las cuales coincidieron con mi análisis, y así siguió hasta que encontró una que le dio la razón. De ese momento a la fecha han pasado muchos meses sin lograr resultado alguno, salvo el pago de los honorarios del despacho que lleva el caso.

A los pocos meses del primer fallo. Gonzalo volvió autorizar otra compra venta de acciones, con las cuales se iba a resarcir de la perdida. Para tal efecto giro instrucciones de que se vendieran acciones que a juicio de él ya habían alcanzado su máximo, para invertir en acciones en las que tenía plena certeza de que iban a subir.

Su compañero de golf y propietario de la empresa de la que compro acciones, le había dicho que estas iban a subir debido a que estaban en pláticas para comprar a la competencia y que esto se concretaría de un momento a otro.

Blanca me consulta, le recomiendo que no autorice la compra venta. Le llama al corredor de bolsa y éste le recomienda lo mismo, no obstante Gonzalo la convence y esta termina autorizando la transacción. La pérdida fue fatal. Las cuentas terminaron en cero y sin reservas para vivir.

Gonzalo decide retirarse de todo tipo de actividad. Deja de ir al golf y de salir con los amigos. Opto por aislarse del mundo para no sufrir el escarnio de sus amigos y así estuvo hasta que murió, lo cual aconteció meses después del último fallo.

Blanca y Gonzalo no tuvieron hijos, por lo que Blanca se dedicó de lleno a los negocios y a poner en orden su patrimonio familiar. Descubre con azoro que la liquidez que posee en las cuentas bamncarias le va a servir para un par de meses, por lo cual se aboca a promover la venta de una parte de sus bienes raíces, los cuales le ayudaran a sortear el problema de liquidez y a invertir en el desarrollo de un proyecto turístico de dimensiones colosales. 

Me llama a mis oficinas. Acordamos una cita y viajo a Monterrey para revisar su portafolio y escoger la mejor opción, ya que el proyecto que desea desarrollar asciende a varios cientos de millones.

El bien inmueble elegido posee una ubicación inmejorable, no obstante es un bien difícil de colocar. El mercado al que va dirigido es sustancialmente pequeño, amén de que es sumamente especializado. La operación de compra venta de dicho bien es muy compleja y demanda de un arduo trabajo de ingeniería fiscal y financiera, tanto de parte del vendedor (Blanca) como de parte del comprador.

Por si esto fuera poco, Blanca consigue que uno de los peritos valuadores le compre sus ideas sobre el valor del terreno, ideas que no están erradas, pero que hacen más difícil la colocación. El perito en cuestión emite un valor avaluó que complica más las cosas, ya que ese mismo terreno en la acera de enfrente vale una décima parte de lo que indica el avaluó del suyo.

Decidimos tomar la opción y trabajamos intensamente en la colocación del inmueble. En el devenir del proceso, conseguimos varios compradores, los cuales transitaron desde ofertas ridículas hasta una que ofreció pagar el valor avaluó. Lo que hicimos fue prepararle al comprador una ingeniería financiera y un proyecto de negocio en el que la compra del terreno era de suma importancia para lo que venía después. El comprador hace la oferta, se la presentamos a Blanca y la rechaza.

Arteriosclerosis del poder.
La arteriosclerosis del poder es un endurecimiento de las formas y de la razón. Es muy común en personas a las que les cuesta trabajo entender y adaptarse a las nuevas formas del mundo.

Es importante no confundir la arteriosclerosis del poder con la nostalgia del poder. La nostalgia del poder es algo que ineluctablemente vamos a padecer en algún momento de la vida, sin embargo la nostalgia no tiene que ver con la edad sino la función.

En artículos anteriores hemos explicado lo que son los impulsos antropológicos, así como la calificación que estos tienen en nuestro ser y quehacer. No vamos a hablar de ellos en este momento, no obstante me es menester mencionar dos de los cinco impulsos para poder explicar la arterioesclerosis del poder.

Impulsos antropológicos.
Sexo 10 – 9.
El sexo es una constante en el ser humano. Es el motor más grande de nuestra especie. El sexo está presente en todos nuestros actos. Al hablar, al escuchar al otro. Al caminar, al pararnos, al movernos. Al elegir nuestra ropa, nuestras compras, comidas y demás etcéteras del hacer humano.

El sexo está en todas nuestras actividades, hasta en las religiosas. Revise usted las imágenes religiosas y descubrirá que casi todas son eróticas. El muslo de San Francisco es tan seductor como el busto desdibujado de María. Es por ello que el sexo está implícito en toda publicidad, ya que de lo contrario no nos detendríamos en ella.

El sexo es el impulso más grande de los seres humanos y el más natural, lo paradójico es que es el más castigado y penado por las religiones y por la sociedad en sí. El sexo tiene una calificación de 10 -9. Diez en la primera mitad de la vida, nueve en la segunda mitad. Es decir, que en la primera mitad te casas por poder y en la segunda mitad te divorcias por no poder.

Poder  9 – 10.
El poder es el segundo motor de los seres humanos. El poder lo persiguen todos los seres humanos sin importar edad, nivel socio económico o cultural. Este, junto el sexo, está en todo lo que hacemos y define todo nuestro comportamiento.

El poder está en él bebe que le arrebata el biberón a su hermano, el infante que no comparte sus juguetes o que los condiciona, el adolescente que busca destacar en deportes o en la academia, al adulto en lo profesional o patrimonial, la esposa en su coto de poder y el esposo en sus condicionamientos económicos, psicológicos o morales.

El poder ha sido, como el sexo, una constante en el devenir humano. Tanto que este recibe una calificación de 9 – 10. Nueve en la primera mitad de la vida y diez en la segunda mitad.  

Para poder explicar la arterioesclerosis del poder me va a ser menester hacer una pequeña disgregación…

En la vida son más los sustos que los males. Sustos hay muchos, males muy pocos.
Los males antropológicos son tres:
La enfermedad que nos hace inútiles y dependientes.
Darnos cuenta de que no somos lo que pensamos.
Que los nuestros se den cuenta de que no somos lo que decimos.   


Todos las demás cosas son sustos pero no males. Y los sustos pasan con el tiempo, los males no. Estos no solo se quedan en nosotros, sino que además mellan nuestra autoestima y aprecio en los demás.

Dentro de esos males, la pérdida de poder es el principal causante de nuestra pérdida de valor, tanto con nosotros mismos como con los demás.

Si usted quiere saber cuánto sabe una persona, vea cuanto puede hacer.
El saber que no tiene poder no es saber. Es un saber teorético, no pragmático.
Es por ello que los académicos, idealistas y teoréticos viven perenemente frustrados, ya que están conscientes de la superioridad de su saber y de la inferioridad de su poder.

Hay que saber distinguir entre lo que hemos aprendido y lo que sabemos repetir.
La gran mayoría de nuestro saber es un falso saber. Es un saber de oídas. Es un saber que repite con la autoridad del que no sabe lo que repiten los demás… Unos demás que a su vez lo escucharon de los demás. Lo que ineluctablemente hace que nos convirtamos en sabios de segunda mano, es decir, en dueños de un saber que no es utilitario.

La arterioesclerosis del poder es en sí mismo una pérdida de poder.
La persona tiene el control pero no el poder. Es decir, es dueña de las cosas, pero ya no tiene el poder de hacer que las cosas sucedan. Se aferra a un hacer que perdió vigencia, que obstaculiza y entorpece el trabajo de los demás.

La arterioesclerosis del poder la padecen aquellas personas que se niegan a actualizarse. Personas que sin lugar a dudas fueron muy exitosas en su tiempo, ya que su hacer era el hacer de ese tiempo. Sin embargo son personas a las que la dinámica del cambio las fue dejando atrás, pero no se dan cuenta de ello debido a que viven de la inercia de lo creado, lo cual les hace más difícil el proceso de cambio.

El caso de Blanca.
Blanca fue una empresaria muy exitosa. Acumulo una fortuna considerable, amén de que realizo inversiones inmobiliarias muy acertadas. No obstante los últimos diez años estuvo viviendo de sus rentas, ya que sus nuevos emprendimientos estaban lejos de la dinámica del mercado.

Sus emprendimientos eran loables, pero inoperantes. Uso una buena parte de su fortuna en comprar empresas en estado de gestación. Incubadas, la gran mayoría de ellas, por personas que estaban entrando a la cuarta edad, personas que, como ella, estaban alejadas de la dinámica del mercado.

Su asesor de cabecera fue Gonzalo. Este le acercaba gente que tenía ideas pero no recursos. Ideas que obedecían al ideal más no a la realidad. Invirtió, por ejemplo, en un proyecto para darle trabajo a todas las comunidades indígenas del país, con la finalidad de que estos dejaran de ser indígenas. Fracaso.

Blanca llega a mí después de varios descalabros. Me pide ayuda con el tema de Gonzalo. Ella, en su arteriosclerosis del poder, está convencida de que la única responsable de su descalabro bursátil fue la Casa de bolsa, ya que esta debió haberle impedido que Gonzalo hiciera lo que hizo.

Líneas arriba comenté que en aras de ayudarle seleccionamos un terreno de su propiedad de gran valor pero de reducido mercado. Logramos colocar el terreno en el valor que indica el avaluó, sin embargo no pudimos cerrar la operación debido a que Blanca quería que este se cerrara con sus condiciones. Lo cual no tiene nada de extraño, no obstante estas eran improcedentes.

Sus condiciones para vender, aun a sabiendas de que ya no tenía un centavo de liquidez, eran las siguientes: no pagar comisión al despacho que coloco la venta, no pagar impuestos porque el gobierno se los roba y que el nuevo comprador le diera un anticipo del 50% en el inter de que ella arreglaba escrituras y demás papeles.

La operación se canceló, no obstante es fecha de que Blanca, dueña de una gran cantidad de bienes inmuebles, no puede vender un solo de sus terrenos, debido a que los despachos de venta le quieren cobrar comisiones y el gobierno impuestos.

Mantengo contacto con ella, ya que más allá de su arterioesclerosis del poder, es una buena persona. Difícil en sus formas pero buena persona. En ella no hay maldad ni ausencia de ganas. Lo que ya no hay es entendimiento de las nuevas formas. Tiene el control, pero no el poder de hacer que las cosas sucedan.

Es difícil ayudar a una persona así. No porque no se dejen ayudar, sino porque creen que están en lo correcto. Están convencidos de que todos los demás están mal, menos ellos.

Combatir la arteriosclerosis del poder.
La mejor forma de evitar la arterioesclerosis del poder es rodearse de gente joven. Gente que tiene el dominio de las formas, pero no la experiencia. Esta gente se alimentara de nuestra sapiencia y nosotros de sus formas. No obstante es menester estar abierto a las nuevas formas.

Recién me comento un joven emprendedor que se había asociado con un pariente entrado en años para manejar los negocios de este. El joven en cuestión hizo un diagnostico operativo de los negocios y se dio cuenta de que podrían ampliar significativamente su base de mercado y sus utilidades al vender vía internet.

Preparo el modelo, hizo las corridas financieras y se las presento a su pariente. Este quedó impactado ante el crecimiento que reflejaban los números, y más debido a que la estructura de costos se reducía más allá de lo que él hubiese podido hacer.

Todo iba muy bien hasta que el pariente le preguntó que él (el joven) que iba a hacer. Este le dijo que su responsabilidad era hacer que las cosas pasaran y que a eso se iba a abocar. El pariente le preguntó si iba a estar físicamente con los clientes, a lo que este respondió que no, salvo que fuera necesario, ya que la base de mercado a la que van a migar, es totalmente diferente a la actual.

El pariente se arremolina en su silla y le dice que no está de acuerdo. Que el creció bajo el modelo del trabajo operativo. Ese que lo mantenía día a día con el cliente y con el colaborador, que cómo iba a ser posible que él ganara dinero sin trabajar.

Entiendo a la perfección a la persona arriba mencionada, no obstante ese es otro ejemplo de cómo nos negamos a evolucionar. Tenemos el control, pero ya no el poder de hacer que las cosas sucedan.

Lo que tenemos que hacer es mantenernos vigentes. Investigar cuales son las nuevas formas y explorarlas. Que no se nos olvide que el ser humano es un explorador experto de caminos inexplorados.

Las tablas nos las da el escenario, y entre más expuestos estemos a diferentes escenarios, más tablas desarrollaremos y más vigentes nos mantendremos.


Nos leemos en el siguiente artículo.   

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