domingo, 24 de diciembre de 2023

Pareja: expectativa, deseo y responsabilidad.

Hablar de la elección de pareja es un tema difícil y de poca audiencia. Mucho es lo que se ha escrito al respecto, poco lo que se ha diseccionado. Amén de que el día a día nos hace sentir que sabemos mucho de ello. Nada más lejos de la realidad.

Observe su entorno, descubrirá que la gran mayoría de las parejas están formadas por un Yo que no se conoce y que elije, para conocerse, a otro Yo que tampoco se conoce. Lo que une a estas parejas es el desconocimiento de sí mismos y la necesidad de definir su identidad a través de la identidad del otro, lo que convierte al otro en una necesidad, no en una pareja. El problema, amén del ya mencionado, es que este no conocerse genera en las partes expectativas y deseos que están más allá de la intrínseca realidad y posibilidad de las partes. Ni él va a poder cumplir las fantasiosas expectativas de ella, ni ella, los irreales deseos de él.  

Este desconocimiento de lo que son, quieren y pueden, hace que la pareja se sustente en el intercambio y no en el amor. Tan es así que en su yo interior, consideran que el otro es el responsable de cumplir sus respectivas expectativas y deseos. Estas, huelga decirlo, o se diluyen con el tiempo, dando paso a la resignación (es lo que me toco), o se evaporan en cuestión de días, semanas o meses, dando paso a la terminación (no era lo que pensaba).

En este tipo de relaciones la pareja no tiene otro objetivo más que la de compensar las carencias del ser a través del ser de la otra persona. Lo que hace que la identidad y rol de las partes no sea otra más que el ser la esposa de o el esposo de. Situación que deja a los involucrados en una posición muy frágil, ya que cuando la relación llegue a la etapa de la resignación, la frustración y el autoengaño serán la norma; y, si llega a término, la decepción y el luto interior, ya que en un solo acto habrán perdido pareja, identidad y rol.

Es importante entender que si usted es una persona que está bien consigo misma, que es responsable de lo que piensa, de lo que siente y de su propia felicidad, aparecerá en su entorno una pareja similar a usted. Lo que hará que ambos se puedan acompañar, conscientes de que cada uno es responsable única y exclusivamente de su propia felicidad. En estos casos al otro se le ve como lo que es: un compañero de viaje con el cual quiero y deseo compartir mi felicidad, y que me comparta la suya, por todo el tiempo que pueda y esté dispuesta a ello, pero no el responsable de ella. 

Por el contrario, si usted no está bien consigo mismo y piensa que los demás tienen un cierto grado de responsabilidad en lo referente a la satisfacción de sus necesidades, deseos y bienestar emocional, saldrá a la calle a buscar a ese ser especial que vive en su imaginario y que tendrá la suerte y oportunidad de ser el único responsable de que usted sea feliz, ya que tendrá todas las cualidades que busca- Proporcionándole, para tal efecto, el cien por cien de su atención y tiempo, sin descuidar, claro está, el bienestar material que usted visualiza y desea. Lo lamentable de estos casos es que lo único que va a encontrar es a ese otro u otra que sale a la calle a buscar exactamente lo mismo que usted, sin tomar en cuenta que las carencias de ambos se terminan de potencializar.

Las relaciones auténticas son aquellas que aparecen cuando la persona está haciendo lo que le realiza, lo que le hace feliz, no cuando sale a buscar a ese otro u otra que le va a hacer feliz. Paradójicamente, la relación de pareja tiene que ver más con la responsabilidad que con toda esa horda de falacias que nos venden en las películas y novelas de amor.

La responsabilidad es, más que con la pareja, con uno mismo. Lo que implica aceptar que uno es el responsable de sus expectativas, deseos y bienestar emocional. El otro no tiene nada que ver con ello.

Con la pareja lo que hay es propósito y compromiso. Propósito de vida y compromiso de caminar a la par, ya que las relaciones no son estáticas, son dinámicas. El propósito cambia cuando una de las partes crece y se desarrolla más que la otra, o cuando ya no siente la necesidad de transitar la misma senda, porque, así como cambiamos día a día, nuestros intereses lo hacen también.

Es importante entender que el que creció aún no ha llegado a su nivel, lo que le motivara a seguir trabajando en el desarrollo de su ser y saber, pero también es importante entender que el que en apariencia se quedó atrás, no falló ni en el propósito ni en el compromiso. Simplemente, alcanzó su nivel, lo que hace que ya no sienta la necesidad ni el impulso del primero. El viaje, como pareja, ha terminado, pero muchos ni se dan cuenta y otros lo tratan de sobre extender.

Esto explica los intentos de pareja en el devenir de su vida. Cada uno de los intentos que ha tenido, han sido las que en ese momento necesitaba. Personas que le mostraron lo que tenía que aprender de usted mismo.

El secreto de una buena pareja está más en uno mismo que en el otro. Entre más trabaje y desarrolle su personalidad, más atrayente será para los demás, tanto para los que trabajan en el desarrollo de su ser como para los que ven en usted a ese ser imaginario que va a satisfacer todas sus expectativas y deseos.

Cierto que a muchos de estos nos los va a ver, pero habrá otros que por su belleza o forma atrapen momentáneamente su atención. Su responsabilidad, más allá de la atracción física, de la emoción y del sentimiento, es entender que, de todos sus oferentes, solo uno tendrá la capacidad de construir una vida caminando a la par de usted.

Nos leemos en el siguiente artículo.

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