miércoles, 27 de agosto de 2025

Esperando a Caronte.

La función de Caronte en la mitología griega era la de transportar las almas de los difuntos a través del río Estigia para que estas fueran juzgadas y así encontrar su lugar en el reino de Hades.

Al morir te ponían una moneda en cado ojo o una de equivalente valor en la boca y con ella pagabas a Caronte para que te transportara a través del Estigia. Las monedas simbolizaban el trabajo de una vida y el costo de morir. Si no tenías con que pagar, te quedabas en un limbo pantanoso de odio y dolor, simbolizando con ello que ni en la muerte ibas a encontrar descanso.

Por cuestiones de oficio me he topado con muchos hombres que al ser defenestrados de su empleo por reestructuras organizacionales y/o generacionales (jubilación), sufren en el devenir de un par de años, un notorio deterioro mental y físico. Situación que no se ve en las mujeres. Estas, cuando los hijos se independizan o cuando ellas se retiran del quehacer laboral, entran a lo que muchas de ellas podrían describir como un proceso de liberación. No solo son más sabias, sino que ya no tienen, en teoría, responsabilidades que las acoten.

Los hombres, educados desde la infancia a darse valor por lo que hacen y aportan, no saben cómo reinventarse cuando pierden ese hacer rutinario que los salvaba de sí mismos. Al grado que al retirarse del quehacer laboral experimentan una pérdida de identidad, en cuanto a utilidad y valor funcional, con el que no saben lidiar. Algunos se asoman el abismo (vicios) para descubrir que el abismo es el que los mira ellos.

El hombre es, en sí mismo, un hacedor pasivo. Hace lo que tiene que hacer y ya una vez que termina su hacer, se deja llevar por una inamovilidad que lo conforta y salva. Esta pasividad es la que le permite apoltronarse frente a un televisor para ver una ristra de capítulos de su serie favorita o frente a una pantalla en la que se sumerge por horas en el desplazamiento de contenido de las redes sociales (otro tipo de abismo).

El problema es que cuando en el retiro se deja llevar por esa inacción mental y física que le embarga el ser, empieza a perder, sin estar consciente de ello, ese querer saber y querer hacer que le distinguía años atrás. Y es justo en ese tránsito del dinamismo a la holganza en el que el deterioro va tomando lugar.

Cuando la inteligencia huelga, la voluntad reposa.
Es importante anotar que el deterioro biológico es inevitable y que al paso de los años vamos a perder interés en muchas cosas que antaño nos preocupaban. Ya sea porque la vida nos va preparando para que sea más fácil despedirnos de ella, o porque al paso del tiempo nos damos cuenta de que muchas de las cosas que antiguamente nos habitaban son o han dejado de ser relevantes. No obstante, cuando nos dejamos envolver por la holganza, la inteligencia deja de retarse y la voluntad de accionarse. El deterioro, pues…, se hace inevitable.

Recién me tope con un hombre que creció en un entorno privilegiado en cuanto a exposición, cultura y economía. Su devenir académico lo realizo en las mejores escuelas de Estados Unidos, desde High School hasta su Master´s Degree. Dirigió las empresas de su familia en dicho país y después tomo las riendas de las empresas en México. A los pocos años de asumir la dirección del grupo, recibieron una oferta de compra que los llevo a vender sus empresas con muy buen redito para la familia.

Con dinero, pero sin la estructura de los activos operativos que validaba su saber hacer, incurrió en una serie de decisiones que lo llevaron de un revés a otro, al grado que en un intervalo de pocos años perdió todo su capital, sumergiéndose en una espiral a la baja en la que lleva poco más de dos lustros y de la que no ha podido salir. Hoy, abandonado por casi todos no es, ni mental ni físicamente, la sombra de lo que fue.

El problema en sí no es la espiral a la baja, ni la pérdida de identidad, valor y utilidad que se experimenta en ella. El problema es que cuando esta en ella es muy difícil pensar con claridad para tomar las decisiones y renuncias (la voluntad reposa) que se requieren para salir de esta. La espiral a la baja es un pantano del que, si no te escapas a tiempo, te será muy difícil salir. Tan es así que muchos de los que han prolongado su estadio en lo más bajo de ella, ven la llegada de Caronte como un alivio. La persona que menciono líneas arriba me comentó que ya lo único que estaba esperando es que Caronte llegará por él.

Sirva, para ilustrar lo contrario, el caso de un cofrade de la abstracción. Este era y es tan bueno en el saber y hacer de su oficio, que frecuentemente le buscaban de distintas latitudes del globo (América; Asia; Europa del este y Oriente Medio), para el ejercicio de su profesión, lo cual no obsta para que no experimentará una espiral a la baja. La diferencia con el caso anterior es que este, en cuanto entro en ella, se aboco de inmediato a cerrar el capítulo, dejar todo atrás y empezar de cero. Lo que lo llevo a reposicionarse, intelectual y físicamente, en un mucho mejor nivel.

Ya superada la espiral a la baja, analizó lo que le paso a su mente y a su cuerpo en ese estadio de perdida de sentido y valor. Introyectado esto, y consciente de que un día se iba a tener que retirar, elaboró un plan de acción para darle valor a su ser y hacer cuando ya no tuviera nada que hacer.

Hoy, que ya está retirado, dedica gran parte de su tiempo a viajar para explorar culturas en donde el ser y hacer de sus habitantes enriquezca el propio y a cultivar relaciones en donde el querer saber sea la norma.

La otra cara del triángulo la conforman esos hombres a los que su saber hacer les permitió ganar un espacio funcional en el ser de los demás, al grado que no se permiten el retiro por temor a perder esa funcionalidad. También he visto a otros que al retirarse se asomaron al abismo para buscar en el vació de la ludopatía, el reto y la adrenalina que antaño les proporciono el mundo laboral, para descubrir, al final del camino, que lo único que lograron es una interminable caída del vació en el vació.

Todos, sin importar la edad que tengan, han experimentado o experimentaran una espiral a la baja, lo importante, no obstante, es no dejar de trabajar la voluntad del querer saber para que, cuando llegue Caronte, nos encuentre satisfechos y vivos.

Me despido con una anécdota de Sócrates. Cuando a este lo condenan a beber la cicuta, dedica los días previos al acto, a aprender una melodía a flauta. Su carcelero le preguntó que para que se afanaba tanto si en un par de días iba a morir, a lo que este contesto: para que cuando me muera…, me muera sabiéndola.

Nos leemos en el siguiente artículo.

 

miércoles, 6 de agosto de 2025

Un frágil equilibrio.

Recién me vi en la necesidad de hacer un análisis del entorno mundial para un grupo de inversionistas de alto espectro. Estos, inquietos por lo que aparenta ser un alógico proceder del presidente de Estados Unidos y por la contradictoria y confusa información de los medios, decidieron parar todas sus inversiones hasta tener un panorama más claro del acontecer mundial.

La inquietud en el combés de lo global está centrada en la posibilidad de un conflicto bélico que involucre la participación de Estados Unidos y la Unión Europea. En el de lo nacional: los aranceles y el T-MEC.

El equilibrio es el preludio del caos.
Nada puede ser y no ser al mismo tiempo. Todo lo que se fuerza a ser y no ser al mismo tiempo se mantiene en un interregno de indefinición que sitúa a las partes en un frágil equilibrio, es decir, en el preludio del caos… La incertidumbre está en el equilibrio, nunca en la definición.

Lo global.
Es importante entender que los seres humanos siempre hemos vivido en la indefinición. Al principio porque no sabíamos si regresaríamos a casa con una presa que no solo sirviera de alimento, sino que nos daba la posibilidad de vivir un día más. Después, conforme avanzaba la formación de las ciudades, de los estados y de los imperios, por el constante proceso de reestructuración y reacomodos de las distintas fuerzas de poder y de comercio. Reacomodos en los que no necesariamente coincidían todos.

Reacomodos del siglo XX y XXI.
Del fin de la Segunda Guerra Mundial a la desaparición de la URSS, el mundo vivió una intensa guerra fría que en más de una ocasión nos aproximó a un conflicto bélico de relevancia global. De la caída de la URSS al 2008, todos los países del orbe parecían coincidir en un solo objetivo: la prosperidad global. Periodo en el que Estados Unidos fungió como líder económico y político del mundo.

En el intervalo arriba mencionado, los países de Occidente se centraron tanto en el desarrollo del comercio y en la maximización de las utilidades, que no repararon en que esos polos geográficos que ayudaron a desarrollar…, y que eran y son inmunes a la cultura Occidental, les competirían después.

La movilidad social de Occidente se detuvo con la crisis de las hipotecas subprime (2007 – 2010). En esta crisis los países desarrollados entendieron que cuando el mercado se regula solo, se equivoca.

Los agentes del mercado (empresas) tienen dos responsabilidades indeclinables:
1. Maximizar el valor de las utilidades (foco en el corto plazo) y;
2. Maximizar el valor de la empresa en el tiempo (la atención al largo plazo).

En la vida, todo lo que hagas o dejes de hacer, tiene consecuencias.
La ausencia de regulación y control permitió que empresas y accionistas se olvidaran del largo plazo, es decir, de fortalecer el valor de la empresa en el tiempo. El objetivo en esa fase de gran prosperidad fue: maximizar utilidades. Para lograr esto fue menester que los empresarios se llevaran su saber hacer a otras geografías en las que las materias primas y la mano de obra eran más baratas. En otras palabras, dejaron de invertir en la geografía de su país y en el saber hacer de su nación. Esto, treinta y cinco años después, les traería graves consecuencias.

Cambio de rumbo.
Es difícil marcar una línea divisoria entre el ayer y el hoy, no obstante, la crisis de las hipotecas subprime que Barack Obama heredo de su antecesor, nos permite marcar esa línea divisoria, ya que fue justo en ese momento en el que la movilidad social (progreso económico) se empezó a ralentizar.

Obama, obligado por la crisis financiera y por los desequilibrios de poder en los que incurrió George Bush, se volcó más hacia el acontecer nacional que el internacional. Ocasionando con ello, el que Estados Unidos perdiera presencia e influencia en la Unión Europea, en Medio Oriente, Rusia, China y el sureste asiático. Las cosas no cambiaron con la llegada de Trump. Al contrario, se acentuaron. Sin embargo, la perdida más fuerte se dio en el periodo de Joe Biden.

El regreso de Trump a la Casa Blanca agravo más la distancia de Estados Unidos con el resto del mundo. No obstante, es menester reconocer que, sin importar el Presidente que llegara a la Casa Blanca, el margen de maniobra del inquilino de esta sería el mismo. Lo que cambiaría con otro presidente serían las formas, no la sustancia.

Estados Unidos, consciente de lo que le depara el futuro, está empezando a hacer lo que China inicio hace veinticinco años: invertir en las materias primas y en la tecnología que se está usando y usará en todo el siglo XXI. Lleva pues, veinticinco años de retraso. La Unión Europa, que ni siquiera lo ha llegado a considerar, se quedará estacionada en siglo XX, con una industria muy sólida…, del siglo XX.

La otra geografía de conflicto es Rusia. Para este país, la geografía de Ucrania es existencial. Es la barrera geográfica que le ayudaría a hacerle frente a una invasión. El problema para Occidente y para el mundo, es que no se ve una solución en la que Ucrania no ceda los territorios que ya ocupo Rusia. Y si bien es cierto que la Unión Europea piensa que la muy debilitada Rusia los pudiera atacar, también lo es el que Rusia esta sola en este conflicto.

El eje bélico formado por Rusia; Irán; Irak, Pakistán, Corea del Norte y China, no le asegura a Rusia que estos se sumen al conflicto si esta decidiera atacar a Europa. Le brindarían equipo militar, pero no más que ello. Cosa que, huelga decirlo, Rusia sabe. Occidente tiene que llegar a un acuerdo con Rusia, aun cuando no sea el acuerdo que espera Ucrania o la Unión Europea.

China – Taiwán.
Los analistas más prestigiosos de la geopolítica y los medios más respetados del mundo han estado anunciando desde 1960, la inminente invasión de China a Taiwán. No obstante, si nos apegamos a los hechos, lo que es más probable que suceda es que China siga invirtiendo y haciendo negocios con Taiwán, hasta que llegue el momento en que la economía de ambos se complemente de tal forma, que la fruta caiga sola.  

México.
En lo que respecta a los aranceles y el T-MEC, es importante anotar que los aranceles se reducirán en cuanto el pais deje de comerciar con China. Si hacemos a un lado el ruido que han generado los aranceles, descubriremos que el problema real es que Estados Unidos y la Unión Europea no buscan competir con China. Lo que buscan es frenarla. Sin embargo, está, que su visión de corto plazo es de cien años, inicio hace más de tres décadas la construcción de una red de abastecimiento de materias primas estratégicas y de comercio, con países que Occidente descuido (América del Sur, África y Eurasia).

En cuanto a México, lo más probable es que el T-MEC se extienda un periodo más. No obstante, es posible que lo que realmente este buscando Estados Unidos es firmar un Acuerdo Aduanero con México. Es decir, que ambos países sean un solo en cuanto al comercio exterior. Esto invalidaría todos los acuerdos que México tiene con otras naciones, pero también le generaría grandes beneficios de aquí al 2050.
 

Estados Unidos no busca desestabilizar al partido en el poder en México. Lo que busca es poner orden y que este deje de asociarse y/o trabajar con el crimen organizado y con los países que ellos ven como enemigos (China; Rusia; Brasil; Venezuela; Cuba y demás etcéteras).

Esto implicaría, además de un reordenamiento del partido en el poder, el romper con algunos esquemas del pasado inmediato, pero eso le permitiría asegurar su permanencia en el poder.

México es y va a seguir siendo un bastión de seguridad nacional y comercial para Estados Unidos. Cuestión de que esperemos de seis a ocho meses para empezar a ver proyectos de inversión.

Nos leemos en el siguiente artículo.