lunes, 1 de diciembre de 2025

La burbuja que viene.

Si en el año 2000 usted hubiese invertido un dólar en la Bolsa de Valores de España, hoy (veinticinco años después) estaría obteniendo un rendimiento nominal de $1.30 USD. Si lo hubiese invertido en la Bolsa de Valores de Japón, el rendimiento nominal sería de $2.80 USD y en la de Estados Unidos, $4.70 USD.

Esto no solo nos habla de la importancia cuantitativa y cualitativa de los empresarios de dichos países y del tamaño de la inversión que estos hacen para expandir sus mercados y obtener mayores beneficios, sino también de la productividad de sus empresas.

Financieramente hemos pasado por muchas crisis y pasaremos por muchas más. Y cada una de estas presenta oportunidades para aquellos que tienen una parte de sus ahorros en dinero líquido, ya que les permitirá comprar a precios de oportunidad algunas acciones que al paso del tiempo generarán un rendimiento muy atractivo.

Cuando estallo la burbuja Punto.com, la caída del mercado ofreció oportunidades únicas de inversión. Lo mismo acaeció cuando devino la crisis de la burbuja inmobiliaria.

Ambas crisis generaron caos, la segunda mucho mayor que la primera debido a que esta no tenía los elementos de apalancamiento y subsidio gubernamental de la segunda, pero ambas generaron oportunidades de compra cuando las Bolsas cayeron. Compras que a largo plazo fueron muy rentables.

El múltiplo que en la actualidad los inversionistas están dispuestos a pagar por los activos es sensiblemente menor que el que se pagaba antes de que estallara la burbuja inmobiliaria, pero aun así es muy alto, lo que hace que el nivel de inversión requiera no solo de dinero líquido, sino también de mucha resiliencia y tolerancia a la frustración para resistir los vaivenes del mercado.  

Hoy estamos ante varios factores de volatilidad y nerviosismo que pueden cambiar de un día a otro lo que está pasando en los mercados bursátiles… Y si hay un indicador que debemos considerar en el gran mercado que es la Bolsa de Valores de Estados Unidos, es el de los puestos sin cubrir en el mercado laboral.

Por ejemplo, en el año 2000 había 5.5 millones de puestos sin cubrir. Lo cual significa que en ese entonces la economía iba muy bien. Se incrementaban las vacantes laborales, subían los salarios, el consumo y la economía, lo que justificaba el múltiplo que los inversionistas estaban dispuestos a pagar por el precio de un activo.

Lo que hoy inquieta es que normalmente el múltiplo que los inversionistas están dispuestos a pagar por un activo va de la mano con el número de puestos sin cubrir del mercado laboral. Sube este (síntoma de que la economía va bien), sube el múltiplo. El tema que nos inquieta es que el múltiplo sigue subiendo aun cuando la curva es inversa a la de los puestos por cubrir.

La tendencia de los puestos sin cubrir en el mercado laboral de EE. UU ha ido a la baja desde su pico máximo de 11 millones en 2022 a 7.2 millones en 2025 (-35%), mientras que el múltiplo (Ratio Precio-Beneficio) ha subido de 17 en 2022 a 23 en 2025 (+35%). En otras palabras, tenemos una curva inversa que el mercado está minimizando en aras de unos beneficios que la Inteligencia Artificial va a generar en un futuro no determinado.  

Fragilidad del Mercado.
Aunado a esto es menester considerar la ignorada fragilidad del mercado. A principios de este siglo la empresa líder del mercado era General Motors. La capitalización de esta representaba el 3% del PIB de Estados Unidos. Hoy la empresa líder es Nvidia y la capitalización de esta representa el 15% del PIB de EE. UU. En otras palabras, si los resultados de General Motors no cumplían con las expectativas del mercado, el impacto en estos era, aunque importante, manejable, ya que la empresa no representaba más del 3% del PIB de pais.

Hoy, si los resultados de Nvidia no cumplen las expectativas del mercado o si las ventas no son las estimadas dado que sus clientes primarios (empresas tecnológicas) no tienen la demanda que esperaban, debido a que el uso de la Inteligencia Artificial no crece a la velocidad que ellos estimaron, los resultados se sentirían en toda la economía, dado que la capitalización de esta equivale al 15% del PIB.

Cierto que los ingresos netos de Nvidia no han hecho más que crecer, pasando de $9.75 mil millones de dólares en 2022 a $72.88 mil millones en 2025 (647%), debido a que las empresas tecnológicas están invirtiendo fuertemente en el desarrollo de su Inteligencia Artificial y centro de datos… Lo que se prevé es que sus ingresos netos sigan creciendo los siguientes tres años con una dinámica ligeramente menor, sin embargo, el riesgo de que se rompa la tendencia o surja un competidor es muy alta y se acentuará en el trienio mencionado.

Para entender mejor lo que pasaría si estallara la burbuja de la Inteligencia Artificial, es menester que regresemos la mirada a lo que paso en las anteriores burbujas.

La burbuja Punto.com tuvo un componente tecnológico que no afecto al mercado inmobiliario, ni al crediticio ni al gubernamental. Esta creció con dinero de los inversionistas, sin apalancamiento de crédito y sin apoyos, ayudas o incentivos del gobierno. En otras palabras, el mercado accionario era lo más parecido a una montaña rusa con subidas y bajadas, pero sin afectar el patrimonio de la población en general ni la economía en lo sustancial. El impacto de esta se concentró en el mercado de capital, es decir, los accionistas.

La del ciclo inmobiliario no tuvo un componente tecnológico, pero sí tuvo un alto componente inmobiliario y uno muy grave en el crediticio (el cien por cien del crecimiento fue con dinero prestado), amén de un alto subsidio gubernamental para la titulación de las hipotecas (la vivienda es un renglón que siempre genera votos). En esta burbuja se endeudaron los hogares, las empresas e incluso los mismos bancos, amén claro está, del subsidio gubernamental (déficit y deuda).

La burbuja de la Inteligencia Artificial sería, de ocurrir, la más impactante de todas… Esta tiene un fuerte componente tecnológico que se suma a un componente inmobiliario de gran envergadura debido a la construcción de los centros de datos y la red energética que estos demandan, amén del apalancamiento bancario que el desarrollo de estos requiere, al grado que en este momento están comprometidos créditos de alrededor de un trillón de dólares. A esto, hay que sumarle el estratégico e indispensable involucramiento del Gobierno con las empresas que la están desarrollando (Nvidia; Amazon; Meta; Microsoft; Google; Andropic) para apoyarlas y no dejarlas caer, ya que le son esenciales para poder competir con China.

Obviamente estas empresas aprendieron de lo que paso en la crisis inmobiliaria. De tal suerte que para no poner en riesgo los balances de sus empresas, crearon subsidiarias en las que invirtieron algo de capital y a través de las cuales consiguieron el apalancamiento que necesitan de los Bancos, Fondos de Inversión e Inversionistas privados.

Amazon se comprometió a invertir $100 mil millones de dólares; Microsoft $80 mil; Google $78 mil; META $75 mil y Andropic $55 mil. Sin embargo, los ingresos que estas empresa generan en este momento con el negocio de la Inteligencia Artificial no representan ni el 3% de lo que se está invirtiendo en ella.

No hay duda de que a futuro cuando la IA sea la norma en los gobiernos, empresas y hogares, los ingresos serán sorprendentes, pero en este momento no lo son. Es decir, el apalancamiento de todos estos miles de millones de dólares esta soportado por una promesa de futuro que no sabemos cuándo llegará.  

Otra variable por considerar de esta nueva economía es que la obsolescencia es de muy corto plazo. En otras palabras, la necesidad de apalancamiento va a ir a más y lo harán en el ánimo de seguir invirtiendo para lograr una Dominancia que en estricto sentido puede variar de un día a otro. Esto quiere decir que el apalancamiento y el apoyo gubernamental no harán más que crecer y lo harán en aras de algo que en un futuro no determinado les va a generar altos rendimientos a las empresas y posiciones de poder al pais respecto a China, quien, obviamente, también está haciendo lo suyo.

Un último punto por considerar es que la revolución tecnológica y la geopolítica van de la mano. Sin lugar a dudas la geografía de un territorio es determinante en la geopolítica, sin embargo, la nueva realidad nos indica que por muy importante que sea la geografía de un país, si esta no va acompañada de una revolución tecnológica que le permita competir en la nueva economía, su influencia en el concierto de las naciones estará circunscrita al sector primario de la economía (extractivo).

En síntesis, la posibilidad de que la burbuja de la Inteligencia Artificial estalle en un momento dado, debido a que a los ingresos de las empresas en ese rubro no llegan ni al 3% de los miles de millones de dólares que se está invirtiendo en ella y que tampoco se tiene claro cuando llegarán a sustentar su inversión, es muy alta…

La pregunta, no obstante, es cuando. Pregunta que está subordinada al tiempo que los Bancos, Fondos de Inversión, Inversionistas privados y Gobierno puedan soportar antes de que esta financieramente se sustente o estalle.

Nos queda claro que, si bien es cierto que en este momento está en una posición de alto riesgo, también lo es que los gobiernos no la van a dejar caer, no en los siguientes tres años, por lo que es posible que de aquí a ese entonces lo que veamos son fuertes inyecciones de capital y crecimiento de la bolsa, con sus respectivas subidas y bajadas, pero crecimiento al fin. 

Nos leemos en el siguiente artículo.