La vida es oblicua, el hombre, lineal… Y es precisamente
esta linealidad la que no nos deja ver lo que está más allá de la curva (la
oblicuidad), amén de que poco o nada hacemos por verlo.
Valga el comentario para ilustrar el hecho de que en la
vida todo lo que hagas o dejes de hacer tiene consecuencias… Lo interesante de
esto es que, dada nuestra linealidad, lo que esperamos de las
decisiones tomadas es obtener el resultado que motivaron dichas decisiones,
sin considerar jamás las otras posibles acciones que la contraparte pudiera generar.
Ante cualquier problema, tú mejor estrategia es hacer todo
aquello que el otro no te cree capaz de hacer. Estados
Unidos le impuso una serie de aranceles y barreras marítimas a China con la
intención de limitar sus exportaciones al mercado consumidor más grande del
mundo. La respuesta que Estados Unidos esperaba del gigante asiático es que
este, tratando de no perder tan importante cuota de mercado, se aviniera a
negociar en mejores condiciones… Y lo que paso, fue todo lo contrario.
China, registro en el mes de septiembre un incremento del 8% de sus exportaciones, concentrando el fuerte de estas en Hong Kong y Vietnam (actúan como un importante hub de reexportación hacia otros destinos) y en Japón; Corea del Sur; Unión Europea; África y América Latina.
En otras palabras, China reestructuro la geografía de su
mercado no solo para sacarle la vuelta a las decisiones de Estados Unidos, sino
para definir lo que será su zona de influencia, ya que si bien es cierto que en
este momento el mercado consumidor más grande del mundo es el americano (347
millones de habitantes), también lo es que el mercado que va a tener el mayor potencial
de crecimiento es el del sureste asiático y asía pacifico (3,700 millones de
habitantes).
En la economía, como en la vida, las cosas tardan más en suceder de lo que uno
se imagina…, y luego suceden más rápido de lo que uno piensa… Ambas potencias
se están viendo en la necesidad de definir sus zonas de influencia.
China tiene fuerte presencia en Brasil (infraestructura, energía,
agroindustria), Chile (minería-cobre); Perú (infraestructura -terminal
portuario), y Argentina (agroindustria e infraestructura energética-litio). Es
el principal inversor y socio comercial de estos países, cosa que Estados
Unidos va a hacer todo lo necesario para revertir o atenuar, debido a que, por
razones de seguridad nacional y comercial, necesita posicionar todo el
continente americano como su zona de influencia.
En este momento China es el principal proveedor del 66% de los países del mundo. Así, pues, el tema no es el cómo China pudo sortear los aranceles y barreras de Donal Trump, sino la forma en que se va a ordenar la geografía del mundo en cuanto a seguridad nacional y comercial de ambas potencias.
China va a hacer hasta lo imposible por posicionarse en el Sureste Asiático, Asía Pacifico y la Unión Europea, al tiempo que EE. UU, va a buscar posicionarse en todo el continente americano. Y lo hará sin dejar de presionar a la Unión Europea y a sus socios comerciales en Asia (Japón y Corea del Sur), pero será América Latina el bastión geográfico hacia el que se volcará, sin importar quien suceda a Donald Trump en la Casa Blanca.
América Latina es y se va a convertir en la zona geográfica más importante para la seguridad nacional de EE. UU. No solo por los enorme descubrimientos de reservas petroleras y gasísticas de Brasil, Argentina, Guyana y Surinam, sino también por la manufactura y el abastecimiento de materias primas. Y una pequeña muestra de lo importante que es y va a ser América Latina para Estados Unidos es el reciente triunfo de Javier Gerardo Milei en Argentina. Donald Trump condiciono la ayuda económica al resultado de las elecciones, amén de que es la primera vez en la historia de dicho país, que el Tesoro interviene directamente en el rescate de otro país.
Estados Unidos va a hacer todo lo que sea menester para lograr que América
Latina migre hacia el libre mercado, incidiendo directa o indirectamente en las
sucesiones presidenciales de los países que la conforman, con la intención de
formar un bloque político – comercial que le permita competir con China en el
presente y con India en el futuro.
Así, pues, pasamos del WASP (presidente blanco, anglo, sajón y protestante) de
la Doctrina Monroe (James Monroe, diciembre 2, 1823) al WASC de Donald Trump. Si
bien es cierto que el ejército y el poderío económico de Estados Unidos era casi
inexistente cuando James Monroe le hizo saber al viejo continente que cualquier
intervención europea en el continente americano sería considerada como una
invasión, también lo es que hoy las cosas son diferentes y que lo que vamos a
ver es una muy fuerte presión por imponer la nueva doctrina WASC (presidente blanco,
anglo, sajón y cristiano) en la Casa Blanca y el América para los americanos en
todo el continente.
Este proceso que deberá quedar consolidado a más tardar en el 2050 va a generar fuertes turbulencias políticas y económicas en todo el mundo, en especial, en nuestro continente.
Las dos grandes conflictos del siglo XX se debieron al
choque entre la nación reinante (Inglaterra) y la emergente (Alemania).
Inglaterra quería que en el continente europeo reinara el equilibrio y en el
resto del mundo, Inglaterra. Alemania quería que en el resto del mundo reinara
el equilibrio y en Europa, Alemania. El conflicto fue, como todos los que ha
habido en la historia, una lucha por los mercados (cuando los productos no
cruzan las fronteras, las cruzan los soldados).
Hoy las circunstancias son parecidas, pero no iguales. Lo más probable es que
si se llega a dar un conflicto no sea entre las grandes potencias, sino entre
potencias débiles y no necesariamente auspiciado por las grandes, sino porque
las débiles no tendrían otra forma de competir, es decir, de asegurar el
abastecimiento de materias y primas y la mano de obra que necesitan para no
desaparecer.
En el inter de que este reacomodo geográfico de mercados
se define, vamos a enfrentar un fuerte periodo de inestabilidad financiera y
política, por lo que las empresas deberán enfocarse hoy más que nunca en
mejorar su productividad, y los hogares, su capacidad de ahorro e inversión.
En lo que va del siglo, la productividad en México ha
crecido un 0.2% anual, la de Latinoamérica un 0.8%, la África 1.1%, la de EE.
UU, 3% y la de China, 8%.
Amén de la productividad, que es extraordinariamente baja, las empresas deberán rediseñar sus procesos y con ellos sus organigramas… Y entre más automatizados estén sus procesos, mejor. Estadísticamente, el negocio descansa en no más del 7 % de la nómina, de tal suerte que, si en tiempos de certidumbre es importante tener identificado ese 7%, lo es y será mucho más en lo que resta de esta década y las dos que siguen.
Cierro con la frase arriba mencionada: En la economía, como en la vida, las cosas tardan más en suceder de lo que uno se imagina…, y luego suceden más rápido de lo que uno piensa. Sería atinente que cuando estas sucedan ya estemos listos, tanto en las empresas como en los hogares…
Nos leemos en el siguiente artículo.
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